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Las locuras mías [🍎Kardia x Asmita📿]

- ¿Puedo ayudarte en algo, Kardia?

- Bueno...

Llevaba meses aprovechando cualquier mínima oportunidad para acercarse al custodio de Virgo. Ese hombre tenía algo que lo atraía como una abeja a la miel, después de que lo interceptara hablando con Sasha hace varios meses, poco después de que volvieran de su escape a Nueva España.

- ¿Y bien?- Cuestionó con una sonrisa confiada el blondo.- ¿Me dirás el porqué de tu visita, o te comió la lengua el ratón?

- Nada de eso, Virgo.- Sonrió de vuelta el peli-violeta.- En realidad, solo venía de paso.

- ¿Sísifo ya sabe que otra vez te vas a sabrán los dioses dónde?- Rió Asmita ligeramente.- No ha pasado ni un año desde que casi te murieras junto a Athena en Nueva España, y ya es la séptima vez que estás por aquí para irte de viaje sin avisar.

- En primer lugar, ya te dije que en ese entonces no sabía que Sasha era Athena.

- Y por supuesto que llevarte al otro lado del mundo a una niña que encontraste es lo que cualquier persona adulta razonable haría.

- Eres odioso.

- Pero ¿tengo razón?

Kardia esbozó una sonrisa, acercándose al contrario, quedando a escasos centímetros de su rostro.

- Bien, acepto que tienes un punto.- Admitió su derrota, observando a detalle las facciones de Asmita.- ¿Qué te parece si me acompañas para evitar que haga otra locura?

- ¿Me estás coqueteando acaso, Escorpio?

- Sí, desde hace casi un año.- Confirmó el peli-violeta con una pequeña risa.- Gracias por al fin notarlo.

Asmita mantuvo la sonrisa orgullosa que lo caracterizaba, antes de en un rápido giro acorralar a Kardia contra una pared cercana. Acelerando el corazón del octavo custodio, y que sus mejillas se encendieran ligeramente por el inesperado movimiento.

- Entonces, ¿me estás invitando a salir?

- Quizás...- Canturreó.- ¿Aceptas?

- De acuerdo.- Sonrió Virgo.- Solo te advierto que yo no soy tan piadoso cómo Athena, y no te voy a salvar el trasero si terminas secuestrado de nuevo.

Kardia sonrió con satisfacción ante su victoria, y estuvo por decir algo, cuando escuchó una voz conocida a lo lejos.

- Ay, no...- Murmuró al escuchar cómo cierta niña lo llamaba.

- ¿Qué esa no es-

- ¡Corre!- Interrumpirlo al rubio, tomándolo de la mano para emprender la carrera fuera del templo.- Si nos alcanza, no vamos a poder quitarnosla de encima nunca.

Escuchó a Asmita reírse, pero no sé resistió, corriendo de igual forma, sin soltar su mano. Atravesando todos los templos restantes, ante las curiosas miradas de los custodios presentes, hasta llegar a las afueras de Rodorio, donde finalmente se detuvieron para recuperar el aliento.

Los dos estaban agitados, con el corazón latiendoles a mil por hora, y las piernas temblando ligeramente por todo el recorrido. Pero nada de eso les impidió reírse por la locura que acababan de hacer.

Sísifo definitivamente se iba a enterar de todo, y no se iban a salvar de algún llamado de atención por el arquero. Además de que seguramente más de uno de sus compañeros los vería raro durante largo tiempo. Pero lo hecho, hecho estaba. Además de que ninguno se arrepentía.

- Menos mal que Sasha no corre tan rápido.- Rió Kardia, mientras se asomaba desde su pequeño escondite tras una barrera de piedra.- La perdimos en Cáncer... Pobre de Manigoldo, ahora es problema suyo.

- ¿Siempre haces esto?- Interrogó Asmita, después de controlar su risa.

- Solo cuando Sasha se entera que saldré del Santuario.- Se encogió de hombros el peli-violeta.- Es más terca que una mula. No acepta un "no" por respuesta.

- Mira quién lo dice...- Rió el indio.- En fin... ¿Qué hacemos ahora?

Kardia rió bajo. Asmita tenía razón, después de todo, era innegable su naturaleza rebelde y algo testaruda, y todos eran conocedores de ello, no podía señalar a Sasha.

- Ahora, correr al puerto antes de que Sasha recupere el aliento.- Sonrió, acercándose al invidente.- ¿O ya te arrepentiste?

Asmita mostró una sonrisa confiada, antes de tomar la mano de Kardia con decisión.

- Guíame.- Respondió.- ¿O no te crees capaz de controlarme?

- ¿Me estás retando acaso?

- Tómalo cómo quieras.- Sonrió Asmita.- Solo espero que no me decepciones.

En cuanto terminó de pronunciar esas palabras, sintió los labios de Asmita ejerciendo una ligera presión sobre los suyos, haciéndolo abrir los ojos con incredulidad. Sin embargo, no puso resistencia, aceptando el beso con gusto, disfrutandolo y dejándose embriagar por la serie de sensaciones agradables, hasta que se separaron después de un par de minutos.

- ¿Y eso?

- Los dos sabemos que llevabas meses queriéndolo.- Respondió Asmita con una ligera risa.- ¿O me equivoco?

- Para nada.- Admitió riendo.- No besas nada mal.

- Que mi armadura represente un concepto tan puritano cómo una virgen, no significa que yo lo sea también, ¿sabes?

De nuevo, Asmita lo acorraló contra la pared de roca antes de que lo notara. Pero lejos de desagradarle, le fascinaba esa actitud del rubio. Era incluso excitante la sensación de sentirse atrapado en los brazos del rubio, sin escapatoria de sus labios, aunque, no era como si fuera a hacer siquiera un mísero intento de huir.

No dudó en aceptar un nuevo beso, atrayendo a Asmita por el cuello, sintiendo los brazos de Virgo rodeando su cintura.

- Oye, oye... Al menos dame unas flores antes.- Rió al sentir la mano de Asmita en su cadera, acariciando su trasero.- Aunque... Podría dejarte saltar todas las formalidades.

- Es una oferta tentadora.

Una sonrisa expectante se dibujó en los labios de Kardia al imaginar todos los escenarios posibles. Vaya que su plan había resultado muchísimo mejor de lo que esperaba.

No dudó en tomar la mano de Asmita, y correr a su lado hasta llegar al puerto, dónde el barco ya estaba listo para zarpar, logrando subir justo a tiempo. Kardia se escapaba con tanta frecuencia del Santuario, que el capitán del barco ya lo conocía e incluso bromeaban un poco, tanto que el hombre señaló a su nuevo acompañante, preguntando si a ese también lo había encontrado en el camino.

- No, este lo traje de las doce casas.- Bromeó el peli-violeta, sujetando por los hombros a Asmita.- Asmita de Virgo.

- ¿Otro santo dorado?. Vaya, al único que Kardia había logrado arrastrar hasta ahora era a Manigoldo.

- No me gusta alardear, pero así es.- Se presentó Asmita.- Vengo para evitar que Kardia termine secuestrado otra vez.

El capitán rió junto a Asmita al escuchar eso, Kardia solo mostró una sonrisa nerviosa. El hombre y la tripulación entera ya sabían aquella anécdota, ya era una broma local entre ellos.

- Buena suerte, chico. Porque es más fácil cazar una ballena que adiestrar a alguien como Kardia. A este hombre le dices rojo y responde azúl.

- Me alegra escuchar eso, porque no me gustan las cosas fáciles que cualquiera puede hacer.

- Me agradas, tienes actitud.- Le sonrió el anciano.- Bienvenido a bordo, marinero.

Así comenzó su travesía por alta mar, hasta llegar al reino de España, dónde volvieron a embarcarse solo unas horas después, hasta unos días después, arribar a su destino al otro lado del mar.

Durante toda su improvisada aventura, Kardia no perdió oportunidad de mostrarle a Asmita una nueva cara del mundo, incitándolo a probar sabores de otras tierras, invitándolo a dejarse llevar por los pequeños regalos de la vida, e impresionarse por las pequeñas maravillas que sucedían todo el tiempo.

Desde probar algo de comida de España, hasta sentir la brisa marina acariciar sus mejillas al asomarse un poco por la borda del barco. Incluso aceptar un desafío para ver quién lograba resistir la mayor cantidad de licor, dónde sorpresivamente, Asmita resultó ganador.

En su viaje por tierra en Nueva España, para llegar con la amiga de Kardia, tampoco desaprovecharon las pequeñas oportunidades que se les presentaron. Kardia estaba ya un poco familiarizado con la gastronomía de aquella colonia española, sabía que aunque tenía muchos sabores, el predominante por excelencia era el picante, y no dudó en aprovechar la primera oportunidad para jugarle una pequeña broma a Asmita.

Pero al final, el sorprendido fue él, cuando Asmita dijo que aquel sabor se parecía un poco al de varios platillos de su tierra natal, y no se inmutó. Incluso terminó pidiendo más. Si el Patriarca viera todo lo que se comió, ni siquiera creería que era el mismo Asmita melindroso que con suerte comía una vez al día.

En ese viaje, Asmita incluso terminó atreviéndose a conversar un poco con los nativos de esa tierra, con quiénes Kardia ya tenía algo de relación por todas las veces que se fugó del Santuario, que aunque el chico no dominaba el idioma, no dudaron en recibirlo con los brazos abiertos como a Kardia.

- ¿Todo en orden?- Preguntó Kardia al notarlo algo pensativo mientras iban a caballo.

- Sí, solo pensaba.- Suspiró con una ligera sonrisa el rubio.- He pasado toda mi vida en las sombras, sintiendo el dolor en el mundo, cuestionandome porqué los dioses lo permiten. Porqué Athena se esfuerza en proteger un mundo así... Si acaso estamos del lado correcto.- Admitió, acariciando la cabeza del caballo en el que galopaba.- No esperaba que este viaje improvisado fuera a terminar siendo tan enriquecedor, es todo.

- ¿Qué quieres decir?- Cuestionó con curiosidad el escorpión celestial.

Asmita volteó en su dirección, mostrándole una sonrisa, y después alzó su rostro en dirección de las estrellas. Aún si no era capaz de percibirlas.

- Quiero decir... Que acepté venir contigo solo por aburrimiento y querer quitarme a Athena de encima unos días. Y también por querer que pasara algo más entre nosotros, no te voy a mentir.- Confesó con una pequeña risa.- Pero, terminé consiguiendo algo mejor.

- ¿Estás diciendo que veniste solo para que me metiera contigo?

- Era el plan original.- Bromeó Asmita.- Pero ahora creo que eso sería solo un extra. Gracias por haberme traído, Kardia.

Al verlo sonreír de una forma tan dulce y sincera, el guardián de Escorpio sintió un pequeño rubor en las mejillas, acompañado de un agradable calor en su pecho.

- Ey, no fue nada realmente.- Sonrió el peli-violeta.- Tienes una linda sonrisa cuando no estás siendo un perfecto hijo de perra.

- Lo sé, me han dicho muchas veces que tengo una sonrisa hermosa.- Bromeó Asmita.- Pero debo darte crédito por ser el más original hasta ahora. Aunque bastante impulsivo, eres agradable y es divertido pasar tiempo contigo.

- Pues gracias por el cumplido.

Ambos intercambiaron una sonrisa y continuaron el resto del camino en un agradable silencio, hasta que llegaron a su destino. En una casa a la que Kardia siempre iba en sus visitas a Nueva España.

La dueña lo reconoció apenas lo vió, y al notar que iba acompañado, no dudó en saludar al custodio de Virgo, que correspondió sonriente a la amable y cálida bienvenida.

- ¿Qué tal estuvo el viaje, Asmita?

- Tan bien como podría al lado de Kardia, señorita Calvera.- Respondió a la pregunta de la chica, mientras le daba un trago a la bebida que le había ofrecido.- Me enseñó algo de castellano en el camino, pero no hablo mucho.

- Para no saber, hablas con bastante fluidez.- Halagó la azabache.- Parece que aprendes rápido.

- Continúa inflandole el ego al güero y después no va a haber quién se lo baje.- Bromeó Kardia, solo buscando fastidiar un poco al rubio.

Asmita solo sonrió, negando con la cabeza, para después terminar el contenido de su vaso de un solo trago.

- ¿Quieres una revancha bebiendo tequila, Kardia?

- Buen intento, Virgo, pero no caigo dos veces en la misma trampa.

- ¿Miedo de que vuelvas a perder miserablemente y tenga que terminar cargandote hasta la cama?

- Bien, tú ganas.- Rió el peli-violeta.- Acepto tu reto. Pero el que pierda, paga la cuenta.

Calvera accedió a ser la mediadora, sirviendo ambos vasos con el licor, y llevar la cuenta de cuántos bebía cada uno.

Las primeras cinco rondas estuvieron muy parejas, pero a partir de la sexta, Kardia comenzó a perder el ritmo. Bastaron tres más para que Asmita se alzara con la victoria.

- ¿Decías?

- Cierra el pico.- Murmuró el peli-violeta medio dormido.- Quiero dormir.

Asmita y Calvera solo sonrieron negando. ¿Por qué no les sorprendía de Kardia?

Calvera les permitió quedarse en una de las habitaciones, dónde Kardia solía quedarse cada que iba de visita. Asmita se ofreció a pagar la deuda, pero Calvera se negó, diciendo que era cortesía de la casa por ser su primera vez en Nueva España.

El rubio agradeció el gesto, y procedió a cargar a un adormilado Kardia escaleras arriba, que no dudó en acurrucarse en sus brazos en el camino.

Al llegar, lo dejó sobre la cama, para después tratar de arroparlo, cuando en menos de un parpadeo terminó siendo abrazado cuál muñeco de felpa.

- ¿Fingiste solo para que te trajera cargando?- Cuestionó con una sonrisa, acariciando los cabellos violaceos.

- Tal vez...- Sonrió Kardia, acurrucándose en su pecho.

- Bien, me engañaste.- Rió Asmita, aceptando su derrota.

Abrazó de vuelta a Kardia, sintiendo el aroma al alcohol que ambos habían ingerido, mezclado con un sutil toque de manzana, la fruta favorita del peli-violeta y que comía todo el tiempo.

- ¿Ni siquiera un beso para tratar de romper el hechizo?- Sonrió Kardia, alzando la cabeza lo suficiente para mirar a Asmita.

El guardián de Virgo sonrió, antes de atraer por el cuello y la cintura al contrario, devorando sus labios con intensidad, hasta dejarlo sin aliento. Con las mejillas rojizas, la respiración agitada y el corazón acelerado.

- Los que quieras.- Sonrió, acariciando la mejilla de Kardia.- No me gustan esos cuentos infantiles, pero con gusto aceptaría ser uno de esos príncipes si tú eres quien necesita ser rescatado.

- ¿Aceptarías un "vivieron felices por siempre" conmigo?

- Podemos intentarlo.- Respondió Asmita.- Cuando recién te conocí, no creí que diría esto algún día, pero, me gustas.

- Lo mismo digo, Asmita.

Ambos sabían que la guerra santa estaba a la vuelta de la esquina. Sus probabilidades de sobrevivir eran nulas, encariñarse demás podría salirles caro, pero ¿qué podían perder realmente?

Kardia creía que era mejor aprovechar cada minuto como si fuera el último. Ya que solo se vivía una vez, debía vivirse al máximo y hacer que valiera la pena. Sabía bien que Asmita era alguien difícil de comprender, tan sabio y tan testarudo a la vez... El guardián de Virgo era un montón de contradicciones, que increíblemente, juntas tenían sentido. Entender a alguien así sería difícil para cualquiera, un verdadero reto amar a alguien que parecía vivir en otro plano espiritual... Pero ¿desde cuándo Kardia de Escorpio se intimidaba ante los retos?

Asmita, después de pasar toda su vida tratando de encontrar una razón al sufrimiento, había llegado a la conclusión de que eso era lo que le daba sentido a la vida. Si dolía perder a alguien, era porque se había amado con toda el alma y corazón a esa persona. Solo aprecias los momentos felices cuando están ausentes. Los momentos más felices eran efímeros, por eso era importante atesorarlos. Kardia era la prueba viviente de que incluso en el sufrimiento era posible hallar felicidad, de que era posible perder completamente el miedo a la muerte y disfrutar la vida con todos sus defectos incluidos.

Dos polos a simple vista opuestos, pero que en realidad eran complementarios. Uno siendo la calma que el otro necesitaba en su alocada vida para recordarle parar de vez en cuando, y el otro siendo esa dosis de locura que el otro necesitaba para aventurarse a tomar riesgos y apreciar los regalos pequeños de la vida.

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Y después de casi dos meses sin subir nada aquí por andar ocupada con los eventos de Octubre, estoy de vuelta.

Ya 109 shots en este libro... Wow, parece que fue apenas ayer que lo comencé. Qué rápido vuela el tiempo...

En fin, después de meditarlo un poco, creo que es hora de cerrar esta colección de shots, pero no se preocupen. Planeo hacer otro, es solo que este ya está demasiado largo y no quiero llegar al límite de 150 partes XD

Gracias por haber estado presentes en este libro 🤍
Fue realmente lindo, pero es hora de dar paso a uno nuevo. Así que, oficialmente, dejo pedidos abiertos para shots en el nuevo libro. (Que espero lograr sacar antes de que se termine el año, pero no se sorprendan si termina saliendo a inicios del siguiente, porque me conozco.)

Siéntanse libres de dejar sus pedidos o sugerencias.

Lauren fuera 🍀

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