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La stella piu fragile dell'universo [🦀Manigoldo x Regulus🦁]

Era un día especial, era su tercer aniversario de matrimonio. Hasta para él era increíble cómo era posible.

Cómo él, que siempre le rehuía al compromiso, que nunca esperó un amor de cuentos de hadas, y jamás creyó en el amor a primera vista, ni esas cosas, ahora tenía un matrimonio tan estable, fuerte y lleno de amor.

Ahora se había vuelto todo un romántico empedernido. Vivía enamorado de ese hombre igual que el día que iniciaron su relación de apenas noviazgo, lo cual fue hace unos seis años, cuando Regulus entró al primer año de la facultad de pedagogía, y Sísifo lo presentó como su sobrino. Lo cual se le hizo un poco raro hasta cierto punto, tomando en cuenta que había apenas unos seis años de diferencia entre tío y sobrino.

Sin duda alguna, Regulus era todo o incluso más de lo que podría amar en alguien. Su sonrisa radiante, su personalidad tan cálida y enérgica, la enorme fuerza de voluntad que podría... Eran tantas cosas las que lo habían atrapado, que no terminaría de enumerarlas ni en cien años.

Ese griego con aroma a sueños y fresas, que a pesar de ser ya un hombre, aún tenía lo que muchos llamarían "alma de niño". Poseía la facilidad de mostrar afecto y expresar sus emociones con la misma facilidad que un infante, pero a la vez, la madurez y autocontrol que un adulto para manejarlas. La facilidad de soñar despierto, pero también la voluntad de tomar acción. La capacidad de ver lo bueno en todas las personas, pero también la de saber reconocer y alejarse de personas dañinas.

Sí, sin duda alguna, no pudo haber elegido mejor a su compañero de vida.

- Buenos días.- Sonrió, dejando un pequeño beso en la mejilla de un aún adormilado Regulus, que sonrió al escucharlo.

- Buenos días.- Respondió el castaño, estirándose un poco, llevándose una sorpresa al ver la bandeja con un desayuno completo, que Manigoldo sostenía.

- Felíz aniversario.- Dijo con una pequeña risa el italiano al ver la expresión de Regulus.

- Mani... Yo...- Murmuró Regulus, agachando la mirada.- He estado demasiado ocupado con lo del intercambio de profesores, el regreso, la entrega de evidencias, los preparativos de clases, y...- Añadió, con nerviosismo y un par de lágrimas traicioneras.- Lo siento, yo...

Manigoldo rápidamente le limpió las lágrimas, besó su frente y acarició sus cabellos para calmarlo.

- No te preocupes, entiendo que han sido meses difíciles para tí.- Dijo con una sonrisa.- Fueron seis meses eternos para mí, esperando con ansias tu regreso para poder abrazarte por las noches de nuevo, no importa que me patees mientras duermes.- Añadió, logrando sacarle una tímida risa al castaño.- Tiene apenas una semana que volviste de España, es normal que tengas cosas que hacer y estés algo estresado. No es mi intención darte más problemas, así que tranquilo.

- De verdad lamento haberlo olvidado.- Suspiró Regulus, abrazándolo.

- Has hecho demasiado por mí todos estos años, lo haces a diario, un día no es nada al lado de seis años a tu lado.

- Te juro que lo compensaré.- Prometió el heleno.- Tú te tomaste la molestia de levantarte y preparar todo esto en tu día libre, y yo...

- No dudo de tu amor, a diario me lo demuestras, no solo un día al año. No es necesario que compenses nada.- Lo interrumpió, tomando algo del pay de arándano que había preparado, el favorito de Regulus.- Ahora come. Por hoy solo relájate y olvídate del mundo.

Regulus sonrió, para después aceptar el bocado que Manigoldo le ofrecía.

Ambos desayunaron en la cama juntos, compartiendo los alimentos, dándose algunos mimos y cariños, e incluso jugando un poco en el proceso. Hasta que terminaron con sirope y pequeños trocitos de arándano, y algo de salsa de tomate en la cara.

- Vaya forma de iniciar el día de nuestro tercer aniversario.- Bromeó Regulus, pasándole una servilleta a Manigoldo.- Son más de las 10:00 de la mañana, y yo aún sigo en pijama, con el cabello alborotado, y ahora lleno de comida...

El italiano lo Interrumpió, dándole un beso, para después limpiar algo de salsa que tenía en la comisura de los labios.

- Y aún así, luces sumamente encantador. Me gustaría llevarte a un lugar perfecto.- Dijo, haciendo que un tenue sonrojo apareciera en las mejillas de su esposo.- Che poi io di perfetto non ho proprio niente.
Divento perfetto se ti ho tra la gente.- Añadió en su idioma natal.

- Comunque vada con te.- Respondió Regulus, reconociendo rápidamente aquella frase como parte de una canción. Con la que Manigoldo le había propuesto matrimonio, y que había sonado en su boda hace tres años.

Un nuevo beso fue lo que terminó aquella pequeña conversación. El día aún era joven, y a ninguno de los dos le pareció mala idea quedarse en la cama un par de horas más. Después de todo, aún faltaban horas para la reservación que Manigoldo había hecho en el restaurante favorito de ambos.

Definitivamente, si su vida se reiniciara, no pediría que fuera infinita. Con saber que Regulus existía, y que podría estar con él de nuevo, le sería más que suficiente. Y si tuviese que volver a conocerlo, haría de nuevo todo lo que hizo para enamorarlo, incluído aguantar las miradas asesinas de un sobreprotector Sísifo.

Todo por su amado Regulus, la stella piu fragile dell'universo.

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Objetivo: Dejar descansar un ratito este shipp.

Obstáculo: Uno de los tag del reto de canciones que encontré XD

Ésta vez, el tag responsable de este shot fue "Canción que le dedicarías a una persona especial", y pues... ¿Qué puedo decir? Adoro a Ultimo, sus canciones son preciosas. Y aunque no soy mucho de dedicar canciones, esta sí la dedicaría... Si tuviera a quién XD

Pero cómo de momento no tengo a quién dedicarsela, se la dejo a este par.

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