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I wanna be your slave [🍎Kardia x Asmita📿]

Jamás imaginó que terminaría posando su atención en alguien como el santo de Virgo. Asmita estaba igual. Nadie terminaba de entender cómo fue que terminaron juntos.

Asmita y él eran polos opuestos prácticamente. Uno era el más apasionado de todos los santos dorados, y el otro el menos sentimental. Uno era puro fuego desbordante de pasión, y el otro un tranquilo arroyo de agua fría. Uno buscaba vivir al máximo, sin importarle arriesgar la vida, y el otro siempre analizaba todo por mucho tiempo y de forma casi obsesiva.

Simplemente no entendían porqué estaban juntos. Todos juraban que Asmita terminaría con Defteros, y Kardia con Degel o quizás Manigoldo, pero no fue así.

Y cada vez que alguien preguntaba qué habían visto en el otro, cada uno tenía su forma de responder. Kardia no se molestaba en disimular lo encantado que estaba con Asmita, alardeando de todas las cualidades que el rubio poseía. Asmita a menudo evadía la pregunta, o respondía con un "métete en tus asuntos", si lo sorprendían de mal humor.

Definitivamente, todos se sorprenderían si supieran que no eran tan diferentes como se podía pensar a simple vista.

Sí, Asmita podía parecer alguien sumamente calmo, casi apático o soso, pero por algo dicen que no se debe juzgar un libro por su portada. En su privacidad, de reservado Virgo no tenía nada. Era un amante tan apasionado, que a veces ponía nervioso al mismo Kardia. Y aunque también pudiera parecer alguien amargado y odioso, en privado, bajaba todas sus barreras y más de una vez mostraba su lado más dulce y cariñoso.

Y Kardia podía parecer alguien que solo pensaba en la intensidad del momento, alguien a quién solo le importaba vivir y sentir al máximo, sin preocuparse demasiado por los demás. Pero en realidad, el escorpión era alguien que sí, disfrutaba la intensidad y sentir de todo, pero eso también incluía el amor. De seguro nadie esperaría que Kardia pudiera ser tan meloso y protector con su pareja, que casi siempre le preparaba el desayuno a Asmita por temor a que el rubio se hiciera daño cocinando, a diario le llevaba manzanas en todo tipo de presentaciones para asegurarse de que no pasara todo el día con el estómago vacío, y varias veces no quería despegarse de Asmita. Ni hablar de cuando se enfermaba el custodio de Virgo... Así fuera un simple resfriado, Kardia no se despegaba de su lado hasta que se recuperara.

- ¿Has estado comiendo bien?

- Ya te dije que sí, Kardia.- Respondió Asmita, sentado en el suelo de su templo, mientras sentía como Kardia lo inspeccionaba.- No es necesario que bajes de Escorpio tres veces al día solo a dejarme comida.

- Solo me preocupo por ti. No quiero que te enfermes de nuevo.

- Fue un resfriado, Kardia. Fue hace casi un mes, y no duró ni tres días. Ya estoy perfectamente bien.- Alegó virgo con una ligera risa. A veces Kardia actuaba peor que una madre sobreprotectora, ni siquiera el Patriarca era tan insistente.

Kardia suspiró, dejándose caer en el suelo, al lado de Asmita, para después recostarse en los muslos del dueño del templo.

Asmita rompió su posición de loto, extendiendo sus piernas, y empezando a acariciar y desenredar con sus dedos la larga y esponjosa melena de Kardia. El peli-violeta se dejó hacer por el contrario, quedándose quieto, y dejando que Asmita jugara con su cabello.

Después de un par de minutos, Asmita comenzó a acariciar el rostro de Kardia, detallando con las yemas de sus dedos cada detalle, desde sus largas y frondosas filas de pestañas, sus cejas bien marcadas, su nariz con un perfecto perfil griego, sus pómulos algo prominentes, sus mejillas, y su mentón cuadrado, y lo que más le gustaba de Kardia físicamente hablando: sus labios, gruesos y carnosos, aunque algo resecos y con varias cicatrices pequeñas, que tanto adoraba besar y sentir sobre su piel.

- No quiero perderte a tí también.- Murmuró Kardia, tomando una de sus manos.

Asmita sabía todo por lo que Kardia había pasado antes de llegar al Santuario. Desde ser abandonado por sus padres, siendo solo un bebé, hasta que los encargados del orfanato lo declarasen desahuciado y nadie lo quisiera cerca. Hasta que Krest, el anterior santo de Acuario y maestro de Degel, lo encontró y le otorgó el Misopethamenos, dándole la oportunidad de vivir.

Para Asmita era increíble cómo Kardia, a pesar de haber sufrido tantos abandonos, tantas traiciones, tantas decepciones y tanto dolor, siempre tenía una sonrisa en el rostro, los ánimos hasta el cielo, e infinitas ganas de siempre tratar de hacer felices a los demás. Eso fue lo que lo hizo conocer a Athena y volverse uno de los más cercanos a ella en primer lugar, al verla sola y triste, y decidir llevarla con él de viaje. Aunque también era evidencia de que a pesar de tener las mejores intenciones, sus planes no siempre eran los más acertados.

- Yo no me iré de tu lado.- Afirmó Asmita, después de dejar un profundo beso en los labios contrarios.- Eres la energía opuesta a mí, me ayudas a equilibrar la balanza, y a encontrar paz en mis momentos de desesperación. Tú eres el sol que le da vida a mi mundo, la lluvia que calma mi sed, y el aire que me ayuda a respirar.- Añadió, agachándose lo suficiente para pegar su frente a la de Kardia.- Me cautiva la inocencia de tu corazón, la dulzura de tu alma, la bondad y la valentía en tu interior. Me vuelve loco tu pasión, y tu amor me hace sentir vivo. Tú haces que sienta que todo el sufrimiento en este mundo vale la pena, porque si no hubieras pasado por todo eso, quizás jamás te habría conocido, y si eso hubiera pasado, no sé qué sería de mí ahora.

Kardia sintió un leve calor invadiendo sus mejillas, pero no pudo evitar sonreír como todo un tonto enamorado, antes de besar nuevamente a Asmita, terminando con el rubio encima de él, mostrando una retadora sonrisa que conocía muy bien.

- Insisto, no deja de sorprenderme cómo puedes pasar tan fácilmente de la dulzura a la pasión en un segundo.- Rió bajo Kardia.

- Lo sé, y sé que te calienta que lo haga.- Sonrió arrogante Asmita, para después lanzarse a devorar los labios de Kardia, siendo correspondido.

Un beso que terminó con ambos rodando, hasta terminar en la entrega de dos apasionados y enamorados amantes.

Sí, Kardia era de las pocas personas que eran capaces de, aunque pocas veces, dejar a Asmita callado. Pero también era el único capaz de hacerlo gritar y no precisamente de dolor.

Kardia era capaz de calmarlo en sus momentos de mayor estrés, y también de ponerlo nervioso.

El Escorpión y la doncella, dos seres tan diferentes, y tan similares a la vez. Un par de contradicciones y antítesis uno del otro, que juntos, tenían sentido. Eso es lo que eran.

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Y siguiendo con los tags que sí me dieron ganas de hacer del Challenge que mencioné, llega el "canción que está pegada a tu cabeza".

En esta ocasión la canción fue "I wanna be your slave", de la banda italiana de rock, Måneskin. (Por si Wattpad bloquea el vídeo de multimedia)

¿Qué puedo decir?, conocí esa canción y a Måneskin por el trend por el que se hizo viral hace como dos años, y desde entonces es de mis canciones y bandas favoritas.

Y sí, siento que a este shipp la canción lo representa (principalmente por Kardia).

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