¿Entonces por qué...? [🦂MiloxAioria🦁]
Había sido un día increíble. Todo había ido muy bien, sin incidentes, sin ningún inconveniente ni problema...
Todo estaba bien, pero sin ninguna razón, unas inmensas ganas de llorar lo habían invadido, y cómo cada vez que algo así ocurría, se refugió en el baño, llorando en silencio, sintiendo como su corazón se desmoronaba poco a poco, y ni él sabía porqué.
No le importaba la razón. En ese momento solo quería llorar hasta que sus ojos se secaran, o al menos ese era su único plan, hasta que unos golpes en la puerta lo hicieron volver a la realidad.
- Aioria.
De inmediato reconoció aquella voz llamándolo, pero no tenía fuerzas para responder.
- Aioria, ¿puedo entrar?
Quería responder, gritar que por favor lo hiciera. Que entrase y lo ayudara a controlar esas sensaciones tan espantosas, pero de su garganta a duras penas salió un sollozo.
Escuchó la puerta abrirse y unos pasos suaves y ligeros acercarse. No se atrevió a alzar la vista, ya sabía de quién se trataba.
Solo siguió llorando, y segundos después, sintió aquellos cálidos brazos rodeandolo, mientras le acariciaban el cabello y la espalda para tranquilizarlo.
- Milo...- Llamó en un sollozo al peli-morado, aferrándose a su espalda.- ¿Por qué?
- ¿Por qué qué, Aioria?- Preguntó con una suave voz el contrario, sin dejar de dar suaves caricias en su espalda.
- Hoy no hice nada mal...- Sollozó, aferrándose con más fuerzas a Milo, cómo si al aflojar un poco el agarre fuera a esfumarse.- Hoy hice todo bien... ¿Por qué me siento tan mal entonces?
Milo lo dejó llorar en su hombro, y lo abrazó a él, buscando hacerlo sentir seguro y acompañado.
- A todos nos pasa de vez en cuando, Aioria, no te sientas mal por eso.- Le susurró, dando un pequeño beso en su mejilla.- Son vísperas de una fecha que no es nada fácil para tí.
Un sollozo escapó de su garganta, a la vez que se aferraba con más fuerza a Milo. Él tenía razón, eran vísperas de una fecha dolorosa de recordar.
En unos días se cumpliría un año más de la muerte de su hermano, Aioros. Fue difícil para él seguir adelante, se sumió en una profunda depresión por años, aún era difícil vivir con eso, pero lo intentaba, aunque de vez en cuando tenía una recaída, cómo en ese día...
- Tranquilo, aquí estoy.- Le susurró Milo, acariciando sus cabellos.- Llora todo lo que necesites, aquí voy a estar para escucharte.
Pero afortunadamente, tenía a su lado a ese ángel de cabellos morados para recordarle cómo volar.
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