Careless Whispers [♊Defteros x Fem Asmita📿]
Me siento tan inseguro,
cuando tomo tu mano
y te conduzco a la pista de baile.
Cuando la música termina,
algo en tu mirada
me recuerda a una pantalla de cine
y a todas sus tristes despedidas.
Se supone que hoy es el día más felíz de mi vida, debería serlo... Pero... Hay algo que simple no me deja en paz.
La amo, de eso no tengo duda. ¿Cómo no hacerlo?, ella es todo lo que cualquiera pudiera desear. Es hermosa, inteligente, con un peculiar sentido del humor y un cuerpo de diosa que pondría celosa a la mismísima Afrodita... Pero sé que cierta nube gris amenaza con nublar el día.
- Def...- Me llama con su suave voz, y siento su pequeña y suave mano posarse sobre mi antebrazo.- ¿Te pasa algo?
- Nada, Mita.- Le respondo, intentando disimular mi incomodidad.
Sus ojos no pueden verme, pero sé que perfectamente puede percibir mi verdadero sentir, y vuelve a cuestionarme.
- Él está aquí, ¿verdad?
- Te dije que era mala idea invitarlo.- Suspiro derrotado.
- Huir del pasado no te borra las heridas, Def.- Me dice, ofreciéndome una hermosa sonrisa.- Vamos. Tenemos mucho que hablar con él.
Solo suspiré y acepté resignado, sé que ella tiene razón, y no sirve de nada posponer lo inevitable.
Nunca más volveré a bailar,
lo pies culpables, no siguen el ritmo,
sin embargo, es fácil fingir.
Sé que no eres una tonta.
Debería de haberlo hecho mejor,
mejor que engañar a una amiga,
y malgastar una oportunidad que se me había dado.
Así que nunca volveré a bailar,
a bailar como bailé contigo.
No sé porqué acepté venir aquí después de todo lo que pasó. Hace unos meses, ella era la mujer de mi vida, y ahora estoy en la fiesta que celebra su unión con mi gemelo... Y todo por un estúpido error mío.
Sé perfectamente que absolutamente nadie me quiere en esta fiesta. Sé que todos son conscientes de lo que hice y que me repudian a muerte por eso. Y sé que me lo merezco.
Apenas llegué, la ví... Está tan hermosa como la recuerdo. Usa un vestido blanco sencillo y ligero, de tirantes y con escote en la espalda, pero que en ella luce más que espectacular. Su largo y hermoso cabello dorado como el sol, suelto y libre como siempre, cayendo por su espalda desnuda... Y lo que me obliga a venir hasta aquí: su abultado y notorio vientre que ella luce orgullosa por albergar una nueva vida.
La veo sujetarse del brazo de mi hermano, y a ambos acercarse a mí... Sé que intentar huir es inútil, así que acepto mi destino y permanezco en mi lugar, hasta que ellos llegan conmigo.
- Aspros.- Pronuncia con rencor mi hermano mi nombre.
- Defteros.- Respondo, bajando la mirada.- Asmita...- Susurro, agachandose aún más mi vista ante ella. No tengo derecho a siquiera mirarla directamente después de lo que le hice pasar.
- Gracias por venir.- Dice ella, tan calmada y serena como siempre.
El tiempo no puede curar
el susurro descuidado de un buen amigo
Para el corazón y la mente, es buena la ignorancia,
no hay consuelo en la verdad,
dolor es todo lo que encuentras.
Si cuando acepté a Aspros, alguien me hubiera dicho que terminaría en esta situación, lo habría tachado de loco, pero heme aquí... Hablando con mi ex en pleno día de mi boda, ciega y con 39 semanas de embarazo.
¿Cómo llegué a esta situación?... Bueno, es una larga historia, pero todo comenzó hace casi nueve meses, cuando descubrí que estaba embarazada.
Aspros y yo teníamos una relación de ya cinco años. Se supone que debía llegar virgen al altar, pero por cosas del destino y por un descuido, terminé embarazada.
Reaccioné fatal al ver los resultados de mis exámenes, sabía la vergüenza pública que algo así suponía para mí y mi familia. Mi primera reacción fue conducir lo más rápido que pude hasta el apartamento de Aspros para contarle la noticia.
Estaba tan nerviosa que ni siquiera llamé a la puerta y simplemente entré, usando la copia de la llave que Aspros me había dado. Sinceramente, esperaba de todo, pero no lo que ví... Las últimas imágenes que mis ojos vieron: a mi novio en la cama con otra mujer.
Al darse cuenta de mi presencia, él fue hasta mí, pero yo solo le dí una bofetada y huí lo más rápido que pude.
Subí a mi auto y conduje lo más rápido que pude. Tenía el corazón destrozado, y los nervios a punto de crisparse. En ese momento solo podía pensar en llegar a casa y llorar hasta secarme. Estaba tan sumida en el dolor, que ni siquiera presté atención al camino, ni a la velocidad que el auto alcanzó, hasta que fue demasiado tarde...
El sonido de los claxons de varios autos, de las llantas derrapando, del metal chirriando, y los vidrios romperse son lo último que recuerdo, y después... Oscuridad total.
Desperté en el hospital horas después, y quién estaba a mi lado era Defteros, el gemelo de Aspros.
Él me explicó que había tenido un accidente, al parecer, gracias a mis ojos empañados por el llanto, terminé estrellándome contra un camión que venía en sentido contrario y que me embistió de frente, causandome varias heridas, entre ellas, vidrios en mis ojos.
Al escuchar eso, lo primero que cruzó por mi mente fue el pequeño ser que crecía en mi interior. Recuerdo que lloré desesperada, preguntándole a Defteros qué había pasado con mi bebé, en ese momento no me importaba que se enterara.
Él me dijo que todo estaba bien, me habían revisado y por fortuna, el bebé no había sufrido ningún daño. Eso me quitó un peso de encima, pero la traición de Aspros, así como la más que palpable posibilidad de quedarme ciega solo me hacían llorar.
Defteros siempre había sido muy amable conmigo, existía un cariño y aprecio mutuo. Confiaba en él, y por eso le conté lo ocurrido con su hermano. Él ignoraba aquella aventura, y al enterarse, quiso ir a darle una lección a ese patán, pero me sentía tan vulnerable, que casi le supliqué que se quedara conmigo. Él terminó accediendo.
Estuve en el hospital por casi una semana, en la que Aspros no se apareció una sola vez. Recibí visitas de mi familia y hasta de los padres de Aspros, pero de él, nadie sabía nada.
Todos se enteraron tanto de la traición de Aspros, así como de mi embarazo, y tal y como temía, todos lo tomaron a mal. Recuerdo escuchar a mi madre llorar, diciendo que me había arruinado la vida. A mi padre discutiendo y reclamándole al padre de Aspros. Y a la madre de Aspros y a mi hermano sollozar bajo.
Todo era un caos. Me sentía tan estúpida por haber creído en ese idiota, tan culpable por haber defraudado así la confianza de mis padres, y deshonrado el honor de mi familia... No pude hacer más que llorar. Todos me habían dado la espalda... Todos, excepto él...
Defteros se acercó a mí, tomó mi mano y dijo fuerte y claramente: "Yo me caso con ella."
Recuerdo que todos se quedaron callados de pronto, pero sus padres y los míos no tardaron en cuestionar varias cosas.
"Tengo el mismo apellido y la misma sangre que el imbécil de Aspros, ¿cuál es el problema entonces?- Respondió, bastante seguro de sus palabras.- Estoy dispuesto a responder por ese niño y a cuidarlo como si fuera mío."
Al final, ambas familias decidieron aceptar la propuesta de Defteros, y comenzaron los preparativos de la boda cuando antes.
Todo fue bastante difícil para mí. Supimos que Aspros se había fugado con su amante el mismo día que los descubrí. También me retiraron las vendas de los ojos, y me dieron aquel temido pero esperado diagnóstico: mis ojos jamás volverían a ser útiles. Aún así, me mudé con Defteros para tratar de evitar la vergüenza pública para ambas familias, diciendo que todo el tiempo había estado con Defteros y pronto nos casaríamos.
Me sentía una completa inútil, un desperdicio, un estorbo... No podía desplazarme sóla, no podía trabajar, no podía hacer las tareas de la casa... Pero Defteros siempre estuvo a mí lado.
Él y yo siempre fuimos buenos amigos, pero con el pasar de los meses a su lado, me fue imposible no comenzar a verlo de otra forma. Y gratamente, era correspondida.
Él logró curar las heridas que Aspros me dejó, y gracias a eso, conseguir aceptar mi discapacitado, y adaptarme a mi nueva vida.
Aspros se enteró de que estaba embarazada, pero no se pronunció al respecto, y yo no pude evitar agradecer por ello.
Aún así, decidí enviarle una invitación a la boda, hay algunos asuntos que debemos hablar y arreglar sí o sí.
Así es como terminé aquí.
Esta noche, la música parece estar muy alta,
desearía que pudíeramos apartarnos de esta multitud.
Quizás sea mejor así,
no hemos hecho daño el uno al otro
con las cosas que queríamos decir.
Podríamos haber estado tan bien juntos,
pordíamos haber vivido este baile para siempre,
pero ahora, ¿quién va a bailar conmigo?
Por favor, quédate...
Ahora que tú te has marchado,
¿Qué es lo que hice tan mal, tan mal,
que tú tuviste que dejarme solo?
La tensión se podía sentir en el ambiente. Defteros no soltaba la mano de su esposa, y Asmita no se separaba de él. Aspros miraba a la pareja con emociones encontradas.
La chica rubia fue quién se atrevió a romper el silencio, yendo directo al grano.
- Es bueno saber de tí después de casi un año, Aspros.- Dijo la rubia, sin soltar la mano de su esposo.- Sé que no quieres estar aquí, así que seré directa: No quiero que intentes acercarte a mí ni a mi familia.- Añadió.- Así que espero que hayas firmado y traído contigo el documento que te envié.
- Asmita, no puedes hacerme esto...- Dijo, algo agitado el gemelo mayor.- Es mi hijo...
- Desde el momento en que preferiste huir con otra mujer, deja de ser tu hijo.- Replicó tranquila la jóven, acariciando con una mano su vientre.- Defteros es quién ha estado presente todos estos meses, y te guste o no, ante la sociedad y la ley, será su padre.- Continuó.- Así que te pido que seas razonable y no hagas una tormenta en un vaso de agua.
Aspros apretó la quijada, pero finalmente suspiró resignado, entregándole una carpeta a su hermano.
- Cuídala bien.- Susurró en el oído de su gemelo, mientras le daba un abrazo.
- Ya lo hago.- Respondió el gemelo menor.
Asmita solo sonrió suavemente.
- Espero que seas felíz, Aspros.- Dijo la rubia, tomando de la mano a su esposo.- Yo ya te perdoné, y espero que puedas encontrar la felicidad.
- Gracias, Asmita.- Respondió el gemelo mayor, tomando una fuerte bocanada de aire para evitar romper en llanto.- Felicidades a ambos por su boda.
Después de decir eso, Aspros se puso de pie y caminó hasta salir de aquella reunión.
Los recién casados solo se dieron un pequeño beso, mientras Defteros acariciaba con una mano el vientre de su esposa, y su mejillas con la otra.
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B
ueno, este fue un pedido de __Laura_Andrea__
La verdad ya tenía ganas de hacer algo de este par, y siendo hoy el cumpleaños de Asmita, la ocasión cayó como anillo al dedo.
Honestamente, nunca había hecho a Asmita en versión femenina y fue algo bastante nuevo para mí. Espero que te haya gustado 💕
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