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Al costo que sea 🎭 Aspros 🎭

*Spin-off de "Asmita Harem"*

Toda su vida fue entrenar para ser el mejor guerrero. Creció entre Alphas y Deltas, viendo sangre y dolor como su pan de cada día.

Aprendió a empuñar una espada antes que a caminar. Se volvió de los mejores, más respetados y queridos guerreros con el pasar de los años... Pero no era suficiente.

Toda su vida creyó firmemente que había nacido para algo más grande, para ser una verdadera leyenda, y no un simple soldado.

Al llegar a su adolescencia y ser presentado al rey, nombrado oficialmente un guerrero del reino, al igual que su gemelo. No dejó ir la oportunidad de acercarse al rey, y tratar de ganarse su confianza.

Así fue por años y años, hasta tener el favor del rey y ser uno de los guerreros más fuertes, pero eso no le bastaba. Pero cuando el rey apareció en su morada, pidiéndole ser parte del harem del futuro rey Omega, no dudó en aceptar.

Defteros, cómo siempre, incapaz de ver las oportunidades y de paso, arruinar la suya, rechazó el puesto. Pero no iba a quedarse de brazos cruzados y correr riesgo de que el monarca retirara su oferta. Así que se encargó de convencer a su hermano de aceptar.

Fue realmente fácil. Defteros era muy fácil de manipular y de engañar. Bastó decirle que rechazar el puesto podría ser considerada una terrible ofensa, y su padre pagaría las consecuencias quizás con su vida. Con eso bastó para que al otro día, Defteros retirara su primera respuesta y aceptara.

Bien, ya tenía el primer paso en su plan, ahora lo siguiente era esperar a que el vejestorio muriera y pudiera acceder al palacio. Pero antes, debía asegurar algo.

Apenas supo que el rey había enfermado y que estaba en sus últimos días, corrió hasta la botica más cercana. Ahí se encontró con alguien que por dinero no dudó en ayudarlo en sus planes.

- Recuerda, solo dos gotas en una taza de té para que se queden dormidos por un par de horas más de lo habitual. Cinco para un sueño profundo.- Repitió de nuevo la Alpha, cubierta por una capucha.- No les des más de cinco gotas, o corres riesgo de que se queden catatónicos por un par de días en el mejor de los casos, o mueran de un paro cardíaco en el peor.

- Sí, sí. Lo dices como si me importaran al menos un poco sus vidas.- Respondió rodando los ojos.- Pero no quiero levantar sospechas, así que descuida.

La mujer solo rodó los ojos. Aspros a veces podía ser realmente estúpido. Pero aún así, le dió los dos frascos de cristal con gotero, y Aspros no tardó en guardarlos. Después, la Alpha sacó otro par de frascos.

- De éste, recuerda solo tres gotas en una taza de té para un Beta, cuatro para un Delta, y cinco para un Alpha. Nunca excedas esa cantidad, o podrías dejar a alguien estéril.

- Qué buena idea. Así mato a dos pájaros de un solo tiro.

- Si lo haces, no van a tardar en dar contigo y descubrir que fuiste tú.- Replicó la Alpha.- Solo úsalos para su función, atrasar el nacimiento de los hijos de los demás, y que el tuyo sea el primero.

- Bien, como digas.- Gruñó algo fastidiado. A veces su naturaleza Delta le impedía pensar con claridad.

- Dos tazas de té con éstas gotas al mes, es suficiente para que sea casi seguro que no puedan embarazar a ningún Omega. Pero si te es posible, asegúrate de que sean cuatro tazas, una cada semana.- Explicó la forma de usar aquel fármaco la mujer.- Algunos se regeneran bastante rápido, pero con cuatro tazas, es seguro que se queden estériles todo el mes.

- Ruda, igual que mi aroma.- Comentó Aspros con una leve sonrisa, oliendo aquel líquido.

- Realmente tienes suerte de oler prácticamente igual que esa cosa, así te será fácil disimular cualquier aroma.

- Lo sé. Quizás porque es mi destino lograr mis objetivos.- Sonrió con algo de arrogancia, para después guardar todo.- Gracias por tus servicios, Úrsula.

- Igualmente.

Después de eso, volvió a casa y mantuvo escondidos aquellos frascos. Hasta que tres días después, todo el reino recibió la noticia de que el rey había muerto finalmente.

Todos los Alphas y Deltas reclutados para el harem del nuevo rey, fueron recogidos por guardias reales en sus hogares para ser trasladados al palacio. Así que ese mismo día tuvieron que hacer las maletas y partir.

En el harem finalmente conoció a toda su competencia.

Hasgard, un grandulón que si no mal recordaba, solía ser médico. Realmente no lucía feliz de estar ahí, así que quizás no representaría una amenaza para sus planes, pero por si acaso, le daría el té.

Sísifo... Ay, Sísifo, ¿qué hacía ese inútil ahí? Lo conocía por ser medio hermano del anterior rey del reino vecino. Estaba fuera de la línea de sucesión por ser un bastardo, producto de una infidelidad de su padre con sabrán los dioses quién. Conoció a Sísifo cuando lo escoltó junto al ahora nuevo y joven rey del reino vecino, un Alpha al que tan poca atención le prestaron como para confundirlo con un Omega... Bueno, así que el viejo rey había intercambiado su sobrino al rey Regulus, a cambio de su tío. Qué gracioso, pero Sísifo definitivamente no iba a ser un obstáculo y sería sumamente fácil sacarlo del camino. Quizás el té ni siquiera sería tan necesario, después de todo, durante los primeros dos años de la llegada del primer celo, los Alphas eran casi incapaces de procrear debido a que su cuerpo aún seguía tratando de regularse. Con él se daría el lujo de solo usar dos tazas por mes.

Defteros, ni hablar. Su hermano era tan amenazante como una mosca. De seguro se ponía nervioso y salía corriendo apenas el rey quisiera besarlo. Aún así, Defteros era un Delta que se presentó a una edad realmente temprana, teniendo apenas 11 años, así que no podía darse el lujo de correr riesgos con él, así que se aseguraría de que bebiera esas gotas.

Esos tres fácilmente podía dejarlos fuera de su camino. Pero los otros tres... Vaya que iban a ser un verdadero dolor de cabeza.

Cid era un guerrero igual que él, llegaron a luchar hombro a hombro en un par de ocasiones, pero nunca intercambiaron más palabras de las que sus misiones demandaban. Sin embargo, conocía bien el historial de ese Alpha, sabía que había estado comprometido pero la mujer murió por una enfermedad, dejándolo prácticamente plantado en el altar. Aún así, Cid no se quedó llorandole a su prometida fallecida, y fue a cumplir sus misiones mientras todos la velaban y sepultaban. Tenía un enorme sentido del deber, así que definitivamente debía darle ese bendito té todas las semanas sin falta.

Degel, también lo conocía, aunque tampoco eran amigos íntimos, solo hablaban sobre misiones. Sabía que el peli-verde era un verdadero mojigato, a él no lo engañaba, sabía que Degel era quizás el más inteligente de sus rivales, y quién definitivamente no dudaría en tratar de ganarse el favor del rey y usarlo para su beneficios, pero a ver cuánto le duraba el favoritismo sin lograr embarazarlo.

Y finalmente Kardia. Ese Alpha definitivamente tenía aire en la cabeza en vez de cerebro, pero era el más atractivo de todos físicamente, sin tomar en cuenta que era el tipo de Alpha que encantaba a los Omegas solo con palabras. Además de que parecía el único además de él que estaba felíz de estar ahí. Sin duda, la mayor amenaza en potencia. Ese no iba a dudar en llevarse al rey a la cama y no dejarlo salir por nada, así que debía beberse ese maldito té a como diera lugar.

Los ritos fúnebres del antiguo rey se llevaron a cabo, y ellos pasaron la primera semana en el harem de palacio. Por el momento compartían todos una habitación enorme, aunque siendo sinceros, esa sola habitación tenía el tamaño de la casa de algunos de ellos. Así que espacio tenían de sobra.

Aspros pasó los primeros tres días aprendiendo la rutina de todos, de a qué hora despertaban, a qué hora se iban a dormir, qué hacían durante el día, así como a qué hora se servía el desayuno y en qué consistía, al igual que el almuerzo y la cena. Era durante esos momentos, que vigilaba qué se comía y qué no cada quién, así se dió cuenta de que Degel, Cid, Hasgard y Sísifo no ponían ningún pero para beber el té, pero Kardia era un quisquilloso que siempre dejaba el té y la única fruta que se comía eran las manzanas. Con ese condenado Alpha iba a tener que ingeniarselas, no podía ponerle las gotas en agua, se daría cuenta de inmediato que el color era raro, no podía ser tan tonto.

Así que planeó todo, y la tercera noche en el harem, durante a la hora de la cena, puso en marcha su plan. Defteros y Sísifo se despertaban casi al mismo tiempo, unos minutos antes de que llegara el desayuno. Kardia despertaba hasta después de que el desayuno llegaba, y solo porque alguien lo despertaba. Hasgard y Cid eran quiénes más temprano se levantaban, mucho antes de que llegara el desayuno, y Degel no tardaba demasiado en seguirles, así que no podía arriesgarse a que alguno de ellos se despertara y lo atrapara con las manos en la masa.

Durante su observación, también había descubierto que Cid se entretenía en las tardes entrenando con Kardia. Degel se perdía horas en sus libros, hablando con Hasgard de vez en cuando. Sísifo y Defteros se la pasaban hablando, y Sísifo le enseñaba a Defteros a tejer o cosas así, ridículos los dos, en fin... El punto era que todos se distraían demasiado en sus asuntos, y ni siquiera se daban cuenta de la hora hasta que él los llamaba, después de recibir la cena que los sirvientes del palacio llevaban.

Ninguno mostró queja alguna, después de todo, Aspros incluso les hacía un favor. Así que usó esos minutos para echar dos gotas en el té de Sísifo y Defteros. Cinco en el de Cid, Degel y Hasgard. En la leche de Kardia echó solo una, únicamente por precaución, sinceramente, dudaba que ese zángano fuera a despertar temprano una vez en su vida. Esas gotas tenían un color mucho más claro y olor y sabor casi nulo que las otras, así que ni siquiera el cabeza hueca de Kardia se daría cuenta si había en su leche, que al final le habían llevado después de que se negó a beber té.

Una vez que terminó, cerró bien la puerta que dejó entreabierta, y llamó a todos. Nadie notó algo raro y comieron tranquilamente. Aspros siempre solía apartar su comida antes de pasarles las suyas, así que ni siquiera eso levantó sus sospechas. Pero minutos después, apenas tocaron los enormes y mullidos cojines en el suelo, se quedaron profundamente dormidos.

Vaya que esas gotas eran fuertes. Incluso hicieron roncar a Degel, quién cuando dormía ni siquiera se movía.

En fin, una vez que todos cayeron, Aspros se encargó de enjuagar todas las tazas para quitarles cualquier rastro de aroma o rastro que pudiera quedar presente. Después las dejó afuera de la puerta para que en la hora de dejar el desayuno, los sirvientes se las llevaran, y se fue a dormir.

A la mañana siguiente, tal y como prometía la fórmula mágica que Úrsula le había facilitado obtener de una de las boticas de su padre, sus seis rivales seguían tan profundamente dormidos, que ni siquiera escucharon cuando tocaron la puerta para dejar el desayuno.

Fue a atender, y recibió todas las cosas. Cómo siempre, apartó las suyas, y sacó las otras gotas para ponerlas en el té de los demás. Al parecer, después de que Kardia se negó a beber el té cuál mocoso malcriado, se lo cambiaron por jugo de manzana, así que eso haría mucho más fácil ocultar el sabor de las gotas. Al resto fue necesario agregar algo de miel y revolver muy bien para disfrazar el leve sabor a hierbas.

Terminó su desayuno, y todos seguían profundamente dormidos, hasta más o menos una hora después, cuando Kardia despertó casi a su hora habitual.

- Buenos días.

- Buenos días.- Respondió con un bostezo Kardia, estirándose en su lugar.

Kardia se percató de que todos seguían dormidos, y no tardó en preguntarle a hora a Aspros. Usualmente, era el último en despertarse, no el segundo.

- Supongo que están algo cansados.- Se encogió de hombros Aspros.- Por cierto, te enviaron jugo en vez de té.

Al escuchar eso, Kardia olvidó por completo el tema y se puso a desayunar, bebiéndose de un trago todo el jugo. Aspros bebió algo de té para disimular su sonrisa satisfecha. Kardia fue más fácil que quitarle un dulce a un niño.

Varios minutos después, Hasgard, Cid y Degel comenzaron a despertar. Asombrados por ver a Kardia despierto, pero aún más al saber la hora.

Sísifo y Defteros seguían dormidos, y de no ser porque se movían y respiraban, casi los creían muertos.

- Quizás solo estábamos demasiado cansados y estresados.- Mencionó Aspros.- Yo solo desperté cuando tocaron la puerta... Ya saben, duermo algo cerca, así que por eso me desperté. Defteros está algo estresado, mi pobre hermano... Quizás sea mejor dejarlos descansar. Mañana llega el rey y debemos estar lo mejor posible. Un buen descanso le sienta bien a todos.

Nadie comprendía cómo se quedaron dormidos por tanto tiempo, ni cómo es que solo Aspros se despertó al escuchar el sonido de la puerta. Pero rápidamente lo atribuyeron a que Aspros se crió como guerrero y quizás por eso tenía el sueño mucho más ligero que la mayoría. Pero aún así, Cid también encajaba en ese perfil, la única explicación era que él estaba más lejos de la puerta.

Prefirieron no darle más vueltas al asunto, y simplemente sentarse a comer. Cerca del mediodía, Sisifo y Defteros despertaron, llevándose la sorpresa de lo tarde que era, y sabiendo que pronto recogerían los platos y no querían problemas, se apresuraron a comer y beber todo lo más rápido posible, logrando terminar a tiempo a duras penas.

Por poco y se arruina su plan, pero logró hacer que todos se bebieran las gotas, así que ya no tenía de qué preocuparse si el día de mañana, el rey elegía a cualquiera.

El tiempo pasó y al mediodía del día siguiente, el rey finalmente hizo acto de presencia.

El silencio se adueñó de todo el lugar, hasta que Kardia, tal y como era de esperarse, saltó encima del Omega, escandalizando a los demás.

- Por favor, discúlpelo, alteza.- Intervino después de que Degel separara al imprudente Alpha.- Kardia no sabe medir bien sus palabras y es algo imprudente, pero es solo porque está algo nervioso.

Esperaba con eso ganar algo de favor del ahora rey. Después de todo, Kardia se había comportado como un verdadero igualado y maleducado, así que salía él en su rescate. Pero el resultado no fue el que esperaba.

- No se preocupen. No me ha molestado en absoluto.- Dijo el rubio, cesando la pequeña revuelta que se había comenzado a formar.- Al contrario. Gracias por la bienvenida, Kardia.- Añadió, regálandole un leve guiño al Alpha, quién sonrió victorioso... Maldita sea, lo que le faltaba.- Los demás, ¿serían tan amables de presentarse, por favor?

Aspros sintió sus tripas retorcerse de la rabia, ¿cómo era posible que el Omega prefiriera a ese plebeyo, campesino, inútil, incompetente?... Pero debía mantenerse tranquilo y comportarse a la altura de la situación.

- Desde luego que sí, majestad.- Respondió con tranquilidad, mostrando su mejor sonrisa.- Mi nombre es Aspros, y estoy a su servicio.

El resto hizo sus presentaciones a su modo. Ninguno de ellos era una amenaza, fácilmente los dejaría fuera del camino de una u otra forma.

Ahora tocaba que el rey eligiera al primer esposo, y a ellos no les quedaba más opción que esperar. Sabrían la respuesta después del almuerzo, cuando el rey mandara a buscar al elegido.

Al terminar, tal y como les indicaron, fueron por el elegido, quién resultó ser el mojigato de Degel... Bueno, no había de qué preocuparse.

Degel solo pasaba las tardes y noches con el rey, pero para la mañana, debía volver a su habitación en el harem para asearse y comer algo.

Los esposos iban obteniendo una habitación conforme iban siendo asignados oficialmente como uno, pero seguían estando obligados a compartir el mismo baño y comer juntos. Así que eso le dió vía libre para seguir administrandole aquellas gotas, hasta que finalmente pasó el mes de prueba, y Degel no consiguió poner el pastel en el horno.

Fue exactamente el mismo proceso con los otros seis, hasta que finalmente llegó su turno.

Asmita lo invitó a almorzar juntos, y él, como un buen cazafortunas, no dudó en comportarse tan educado y adulador como era humanamente posible, y ahí fue cuando comenzó su pequeño interrogatorio el rubio. Le preguntó porqué había decidido formar parte del harem, y él ya tenía una respuesta preparada.

- Siempre tuve un profundo respeto por la corona. Así que cuando el rey me pidió tomar un puesto en el harem de su hijo, no pude negarme.- Respondió.- Así que acepté, y aquí estoy, su Majestad.

- ¿Y por qué convenciste a tu hermano también?

Lo que temía... El inútil de Defteros, y su enorme boca. Pero tenía todo bajo control. Ese idiota no iba a arruinar sus planes.

- No habría sobrevivido cómo guerrero, su majestad.- Respondió,.fingiendo pesar.- Es demasiado piadoso, si lo dejaba, era seguro que moriría a una edad muy temprana, y yo no podría vivir con eso.

¡Sí, claro! Defteros siempre había sido, y por lo visto, seguiría siendo un enorme estorbo en su camino. Si una piedra lo aplastara el día de mañana, le haría un enorme favor. Pero debía mantener su fachada.

- ¿Y no habrías preferido rechazar el puesto y quedarte a su lado para ayudarlo?- Cuestionó Asmita. Vaya, así que no era tan tonto después de todo...

- Jamás rechazaría un honor así, su majestad.

Asmita siguió atacando con todo lo que tenía, él logró esquivar todas sus balas. Aunque admitía que el rubio tenía lo suyo.

Aún así, siguieron el protocolo, y al terminar el mes, volvió al harem con los demás, a su séptima habitación, pero sabiendo que el primogénito sería suyo.

No pasó mucho para que Asmita anunciara su embarazo, confirmando así, que el responsable había sido Aspros. Bien, otro paso en su plan.

Los meses pasaron, y a mitad del séptimo, Asmita entró en labor de parto. Nadie comprendía qué pasaba, se suponía que el cachorro debía nacer hasta dentro de casi dos meses, pero al terminar el proceso, entendieron el porqué: Eran gemelos.

Ese tipo de embarazos siempre tendían a adelantarse de uno hasta dos meses, aunque para sorpresa de todos, los bebés estaban bastante sanos y fuertes a pesar de ser prematuros. Quizás solo algo de mantas extras, pero estarían bien.

El mayor fue Saga, un Delta igual que su padre, y el segundo fue Kanon, un Alpha.

Aspros estaba que no cabía de felicidad. Todos lo atribuyeron a su nueva paternidad, especialmente ahora que sería el encargado de cuidarlos hasta que llegaran a la adolescencia, siendo auxiliado por Kardia y Sísifo. Pero no era en absoluto por eso.

Esos gemelos eran su boleto a la gloria. Siendo los primogénitos, un Delta y un Alpha, eran por derecho los primeros en la línea de sucesión, y eso ya era una ventaja enorme. Ahora, solo debía criarlos y forjarlos a su imagen y semejanza, y fueran que él quisiera que fueran.

Todo estuvo bien y en total paz, hasta que los gemelos tenían nueve meses de nacidos, cuando se anunció un nuevo embarazo de Asmita, ésta vez cortesía de Sísifo.

Después de la noticia del embarazo, dejó de administrarles esas gotas, ya no tenía caso mantenerlos estériles y correr riesgo de que lo atraparan si el pastel ya estaba en el horno. Y no quiso darle importancia al asunto, pero cuando el nuevo príncipe llegó, exactamente cuando sus hijos tenían un año y seis meses, supo que no podía seguir así de descuidado.

Ese maldito mocoso, idéntico al imbécil de Sísifo, había nacido Alpha, y era una amenaza directa a sus intereses.

Su primer instinto fue querer acabar con ese niño, pero Úrsula, su cómplice quién le había proporcionado aquellas gotas y ciertas cosas para evitar que el engendro de Sísifo llegara al mundo- que al final, igualmente no funcionaron, y ese maldito niño se salvó-, lo hizo entrar en razón.

Tratar de matar a ese niño iba a ser un movimiento muy arriesgado. Después de todo, los primeros seis meses de vida, los pasaría al cuidado de su madre Omega, así que para cuando lo llevaran al harem para que Sísifo se encargara del resto de su cuidado, ya sería imposible atribuirle una muerte de cuna, y él sería el principal sospechoso. Así que lo más inteligente ahora era controlar la natalidad del resto, y forjar a sus hijos como los mejores sucesores.

Así que durante varios años, volvió a mantener a todos medicados sin que se dieran cuenta. Fue sumamente difícil, pero supo encontrar un modo u otro, y el más efectivo fue usar la vieja excusa de tomar el té- jugo en el caso de Kardia- y merendar todos juntos por la tarde. Así logró su objetivo, hasta que poco más de tres años con esa rutina, se le escapó Cid.

No supo cómo, pero el desgraciado fue interceptado por Asmita sin aviso, y para cuando le dió el té, ya era demasiado tarde.

De esa unión, nació el siguiente hijo: Shura. Afortunadamente, fue un Beta, así que no era una amenaza real.

Más de dos años después de Shura, Asmita se fue de viaje a una reunión importante en el reino vecino, dónde gobernaba el sobrino de Sísifo, y se llevó a Degel con él... Nada pudo hacer para darle el maldito té al desgraciado peli-verde, quién fue más que obvio, no perdió tiempo en el viaje, ya que Asmita volvió a quedar en cinta, y nueve meses después de ese viaje, tuvo a Camus. Otro maldito Alpha que podría volverse una amenaza en el futuro.

Para colmo de males y para empeorar su preocupación, cuando el nuevo mocoso tenía seis meses, Asmita volvió a quedar en cinta, ahora de Hasgard. Y nueve meses después, nació Aldebarán... Otro Alpha para variar.

La situación se le estaba saliendo de las manos. Cada vez era más difícil controlarlos, al tener que cuidar sus hijos, que ya tenían 8 años en ese entonces, y muchas veces no se callaban ni lo dejaban en paz.

Al final, decidió hacer caso al consejo de Úrsula y dejar de interferir, después de todo, sus hijos seguían siendo los primogénitos y los primeros en la línea de sucesión.

Pero dos años después de Aldebarán, llegó otro engendro de parte de Sísifo, Aioria. Otro Alpha. El malparido de Sísifo podía volverse una verdadera amenaza al haber dado dos Alphas, mientras que él dió un Alpha y un Delta. No podía permitir que llegara otro de parte de Sísifo, así que a él se encargó de darle tantas gotas como pudo a diario, durante un par de meses, hasta que una noche, durante la madrugada, lo escucharon quejarse y casi gritar por un dolor insoportable en el abdomen.

Estuvo con vómitos, mareo y mucho dolor durante días, y ningún médico lograba entender el porqué. Fueron dos semanas de horrible agonía, durante las que creyeron que no viviría, hasta que finalmente, así como llegó, se fue el dolor.

Todos creyeron que era un auténtico milagro, pero solo Aspros sabía que no era ningún milagro en absoluto, simplemente había logrado lo que quería: dejarlo estéril.

Úrsula le explicó los pasos a seguir, y al parecer, había funcionado. Un problema menos.

Pero sus problemas no terminaron ahí. Cuando Aioria tenía apenas cinco meses de nacido, otro embarazo apareció, ahora de Defteros.

Un mes después del primer cumpleaños de Aioria, nació Shaka, afortunadamente un Beta, pero el vivo retrato de Asmita.

Y al final, tres años después de Shaka, llegó Milo, el único Omega entre todos los príncipes, y una copia idéntica de Kardia.

Veía tantas amenazas, que no sabía cuál eliminar primero, pero no escatimó en educar a sus hijos en todas las áreas que le fue posible, desde administración hasta guerra. Debían demostrar ser los mejores, incluso competir entre ellos si era necesario. Así fue como educó a sus gemelos.

Para fortuna suya, Camus, Shura, Aldebarán y Aioria, se habían retirado voluntariamente de la competencia por la corona. Los primeros eligieron un puesto funcionario por voluntad propia, y los otros dos se habían comprometido con príncipes de otros reinos.

Así que a Shura y Camus podría mantenerlos a raya, incluso incriminarlos de algo para condenarlos y sacarlos del camino si se revelaban. Y a Aldebarán y Aioria en cuánto cumplieran la mayoría de edad, podría darles una patada en el trasero y echarlos a otro reino.

Pero aún quedaban Aioros, que aunque tuviera la misma cara y papel de mosca muerta que su padre, siempre diciendo que no quería competir por el trono y respetaría la decisión que se tomara, bien sabía que solo quería quedarse la corona.

Shaka, ese desgraciado resulto un dolor de cabeza peor que su padre. Ese maldito Beta había manifestado desde que aprendió a hablar, que competiría por el trono. El malnacido tenía apenas 7 años y nada tenía que envidiarle a Saga y Kanon, y eso era lo que más le aterraba.

Y finalmente Milo, el consentido de Asmita. Ese maldito Omega resultó igual de arrastrado que su padre, siempre pegado a Asmita cómo una maldita sanguijuela, y Asmita cómo idiota siempre cumpliendo todos sus caprichos. Milo no tenía nada de especial, además de ser el único Omega y el menor de los nueve hijos, teniendo apenas 3 años. Pero era hijo de Kardia, el favorito de Asmita, y eso podía ser un verdadero problema.

Ahora estaban a punto de saber quién sería el sucesor, y Asmita los tenía al borde de la intriga a todos.

Aún así, Saga y Kanon tenían algo bien en claro: El trono debía ser suyo, al costo que sea.

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Pues nada... Ya se me acabaron los shippeos para el Polycember, pero la verdad me quedé con ganas de profundizar un poco más en la historia de Aspros en "Asmita Harem", así que aquí está...

Quizás también haga de los demás, tomando en cuenta que quedan justos para los días que quedan por llenar. Aún no lo sé, pero ya veré.

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