Achilles, come down [💥Kagaho x Asmita📿]
El aire frío de la madrugada golpeando su rostro, mientras las heladas gotas de agua raspaban su piel como pequeñas dagas. Desde la altura donde se encontraba, podía ver las luces de las sirenas de policía, bomberos y ambulancias, pero incluso un enorme camión de bomberos parecía un auto de juguete desde su ubicación.
¿A cuántos metros de altura se encontraba? No tenía la menor idea y tampoco podía importarle menos. Con suerte sería suficiente para matarlo, y era todo lo que le interesaba.
Los oficiales y varios transeúntes entrometidos le gritaban desde abajo varias cosas, pero no le importaba. Su mente estaba demasiado perdida entre su dolor y sustancias como para siquiera escuchar qué decían, seguramente solo era el típico montón de mierda sobre lo hermosa que es la vida y que no lo hiciera... ¿Qué podrían saber ellos de él, de la porquería que era su vida, y porqué quería acabar con todo?
Nada. Nadie sabía ni podía entender absolutamente nada. No quería escuchar a nadie, no quería hablar, no quería lástima ni sermones. Solo quería detener el insoportable dolor que sentía en el pecho, haciéndole difícil incluso hablar.
Estaba decidido, ya estaba ahí. Era ahora o nunca, era su oportunidad... Estaba decidido, iba a saltar. Solo un paso, era todo lo que debía hacer. Dar un paso pequeño hacia adelante y todo terminaría. Estaba tan cerca de lograrlo...
- ¡Kagaho!
El sonido de la puerta siendo golpeada con violencia para lograr abrirla, seguido después por esa voz, lo hizo detenerse en seco. Pero no por mucho tiempo.
- No quieres hacer esto, Kagaho. Baja de ahí por favor.
- ¡Cállate!- Gritó, derramando finalmente sus lágrimas.- ¡No tienes idea de lo que haré o no!, ¡eres igual a todos, así que cállate!
- Kagaho, baja de ahí.- Insistió el rubio, avanzando hacía él lentamente.- Por favor, Kagaho. Eres mucho más que esto.
Las palabras del rubio lo hicieron soltar un respingo y aumentar la intensidad de su llanto. No, no era nada, mucho menos más que incluso un intento de acabar con su patética vida. Era un completo desperdicio de aire y espacio. Era un inútil, un estorbo, un fracaso...
Ya no estaba seguro si eran sus pensamientos o los efectos de todo lo que había ingerido minutos antes de llegar a esa borda.
- No los escuches, Kagaho.- Al volver a prestar atención al contrario, lo vió detrás de él, tendiéndole la mano, mientras el fuerte ventarrón mecía su largo cabello mojado por la lluvia.- No escuches esos pensamientos, es solo todo lo que bebiste, y es completamente falso.
No pudo evitar romperse en un desesperado y desgarrador llanto que seguramente se escuchó hasta el cielo. Las palabras de ese jóven lo hicieron dudar, pero solo por unos segundos, antes de que todos esos recuerdos y esas voces en su mente le recordaran porqué había llegado hasta ahí. Miró una vez más hacia abajo, y quiso dar el último paso, pero sintió una suave presión en el abdomen reteniendolo.
- Algunos te queremos aquí, Kagaho. Tú, cosmonauta loco.- Al parecer, había bajado la guardia el tiempo suficiente para que Asmita terminara por acercarse y rodearlo con sus brazos.- Si saltas, yo saltaré contigo. Pero no te voy a soltar, no de nuevo.
Una parte de él quería simplemente darle un empujón y saltar, fuerza no le faltaba y perfectamente podría liberarse de ese débil agarre con facilidad. Pero otra solo quería dar la vuelta y recibir un abrazo...
- ¿Por qué haces ésto?- Cuestionó al rubio, con un débil sollozo.
- Tú me salvaste hace años, Kagaho.- Le respondió tranquilamente.- Ahora me toca devolverte el favor.
- ¡Si de verdad quieres ayudarme, solo suéltame y déjame acabar con esto de una vez, Asmita!
Quiso forcejear, pero Asmita se aferró con todas sus fuerzas, negándose a soltarlo.
- Sé que te sientes sin ningún propósito para quedarte aquí, y quizás no lo haya, entonces buscaremos uno para darle sentido.- Siguió Asmita.- Recuerda nuestra promesa. Lo que me dijiste hace años cuando éramos más jóvenes... ¿Lo recuerdas, Kagaho?
Esa pequeña frase logró tocar una fibra sensible en su ser.
Conoció a Asmita cuando eran tan solo unos niños, cuando el rubio llegó a la escuela como el niño nuevo. Aún recordaba el primer día de escuela, cómo presentaron al rubio como un niño discapacitado, al ser de vista demasiado débil, y que necesitaría del apoyo y comprensión de todos.
Aún recordaba también como todos los niños actuaron cómo unos completos idiotas, y al primer descuido de la profesora al salir del aula, no desperdiciaron la oportunidad de agredir a quien no tenía forma de defenderse.
Y también recordaba aún la ira que sintió en ese momento y como no dudó en darles su merecido... Ese día terminó en la oficina del director, pero después de que Asmita contara lo sucedido, lo dejaron ir.
Desde niño era bastante arisco y desconfiado por el entorno violento en el que había tenido la mala suerte de nacer, pero no soportaba ver a alguien aprovechándose de los más débiles... ¿Qué le había pasado?, ¿a dónde había ido ese pequeño niño problema, pero con un noble corazón en el fondo?, ¿dónde había quedado todo ese valor, fuerza y determinación que en ese entonces lo caracterizaban?... Cierto, en esa maldita habitación de hospital. Ahí habían quedado, con su pequeño hermano, su única razón de vivir.
- A dónde vayas, iré...- Susurró Asmita aquella promesa hecha años atrás, durante su adolescencia.- Así que salta y yo iré detrás de tí. Porque no hay un yo sin tí. ¿Lo recuerdas, Kagaho?
Sí, aún recordaba ese día... Aún recordaba cómo después de años siendo un apoyo mutuo, y creciendo juntos en medio de todos los problemas que cada uno vivía, Asmita pensó en hacer lo que él ahora intentaba.
Aún recordaba cómo Asmita ese día se sinceró con él y le contó cómo pensaba en quitarse la vida por sentirse una carga para todos... Y aún recordaba cómo él le dijo que para él no era ninguna carga, y después le hizo aquella promesa.
- Lamento no haber estado aquí cuando me necesitabas, y volver a verte en esta situación.- Escuchó decir a Asmita, al borde del llanto.- Perdón, yo también tengo parte de la culpa. Debí insistir, debí darme cuenta de que no estabas bien.
No... No podía culpar a nadie más de lo que era solo culpa suya.
Asmita y él se mantuvieron como amigos, hasta que sus caminos tuvieron que separarse al convertirse en adultos. Asmita ingresó a una universidad, y él al mundo laboral.
Las cosas desde ese momento fueron complicandose poco a poco. Iniciando con la enfermedad y posterior muerte de su madre, quedando ahora él sólo con su hermano menor. Un joven adulto de apenas 19 años a cargo de un pequeño niño de 5 años.
Asmita más de una vez intentó acercarse, pero él siempre afirmaba que todo estaba bien y se negaba a dar demasiadas explicaciones. Poco a poco se fue aislando de su prácticamente único amigo, hasta casi perder el contacto.
Cuatro años había pasado desde entonces. Sui era un niño alegre a pesar de todas las carencias y dificultades, su pequeño sol de nueve años, que a diario iluminaba sus días y le impedía rendirse... Su pequeño sol que por un maldito descuido suyo estaba a punto de apagarse.
Sui se quedaba todo el día sólo en casa, y una semana atrás, ese maldito día... El pequeño salió sólo de casa a comprar algo, pero al cruzar una calle, ese horrible accidente sucedió, al ser arrollado por un auto.
El niño fue llevado al hospital de emergencia, y Kagaho apenas se enteró, acudió lo más rápido que pudo. Ahí encontró a Asmita, que estaba haciendo unas prácticas de la universidad en el hospital.
Habían sido los días más horribles de su vida, casi no podía dormir ni comer, no sabiendo el peligro de muerte en el que estaba Sui.
Y lo que finalmente lo había llevado al colapso y al punto dónde estaban ahora, la noticia de que su hermano tenía muy pocas posibilidades de despertar del coma en el que se encontraba.
- Ven conmigo, Kagaho. Por favor.- Insistió Asmita, y entonces finalmente cedió.
Retrocedió junto al rubio, bajando del borde de la azotea, y una vez a salvo, no soportó más el llanto, abrazándose al rubio.
- Siente el dolor y la pena, pero no sufras sólo.- Susurraba Asmita, abrazándolo.- Te ayudaré, estaremos juntos... Lo lograremos. No voy a volver a dejarte sólo nunca más.
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Juro que tengo una buena explicación para este crack ship.... Bueno, no realmente.
En resumen: Kagaho salió en el juego, y porque me gusta ser imbécil y aferrarme a lograr misiones imposibles, lo saqué y armé el primer día, y lo he estado sacando a pasear, en una alineación junto con Asmita. Y terminaron llevándose bastante bien sus mecánicas. (Asmita cuidando a Kagaho, obligando a los rivales a usar solo ataques básicos y Kagaho quemando todo)
Y así surgió esto... Esa es toda la explicación. Que encontré un equipo donde los dos pixeles funcionan bien XD
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