
|| Capítulo XV ||
Camie de Acuario era una jovencita bastante educada,no tan fría como se caracteriza mucho a los de su signo pero daba la talla de serlo,tenía un elegante andar y un lenguaje espléndido con un hermoso toque ruso,un sonrisa radiante como perlas de río.
Milo estaba embobado con ella,se miraba igual de frágil que un cristal,tan delgada y su figura como muñeca de porcelana,sus ojos rubíes eran hipnóticos y resaltaban con el brillo del cristal de los lentes,recogía con mucho cuidado sus libros,incluso para eso mostraba ser tan fina.
── Lamentó el desastre pero no encuentro mi libro favorito,es uno de color rojo con el borde dorado.
──¿Por eso tanto desastre?. Que exagerada eres Camie,puedes comparte uno igual.
── ¡Me tomaría casi cinco años tener otro igual!.
── Oye tranquila,¿de que trataba el libro?.
── Ese libro es mi álbum de fotos de Milen,me tomo años recolectar cada foto,desde su infancia hasta el día de hoy.
──...Y yo que pensé que el loco eras tú Death...
── Pues para que veas Afrodita.
──¡Ay mi amor!¡Yo también tengo un álbum tuyo!. -Respondió la alacran abrazando a Camie repartiéndole besos en toda la cara.
Eran tan melosas,que Camus sentía que en cualquier momento saldría corriendo a las afueras del templo tratando de contener su respiración,eso era un golpe existencial demasiado fuerte para él.
En cuanto Milo analizaba a Camie de un lado a otro,desde los pies a la cabeza,Camus al entrar se dio cuenta de ello caminando a paso veloz rebasando a sus camaradas agarrando al alacrán por las greñas jalandolo a su dirección.
──¿Se puede saber que estás observando?.
Milo juraba nunca haber sentido un escalofrío más terrorífico como el que causaba Camus cuando realmente se enojaba mucho,era raro verlo y eso era lo que más le hacia perder los estribos y anda con contestarle mal porqué le iba a ir peor,Acuario algunas veces podría actuar muy sereno casi pasar desapercibido pero incluso el más frío puede caer fácilmente en las emociones más dañinas,un ejemplo claro eran los celos.
── Nada...Es que... -No encontraba una excusa válida que la salvará de esta.
──¿Es que,qué?.
──¿Te han dicho que te ves lindo cuando te enojas?.
— Buen intento,anda contesta,¿Se te perdió algo en las piernas de la pelirroja o qué?.
──¡No estaba mirándole las piernas!. -Trató de defenderse,pero la realidad era que si había visto un poco pero no se la estaba saboreando,pero si le decía eso seguro que lo mata antes de llegar de vuelta al santuario.
──¿No deberíamos ayudar al pobre Milo?.
── Mu,¿recuerdas cuando el patriarca y el viejo maestro estaban discutiendo y Shiryu se interpuso?.
── Más o menos,Shiryu término casi inconsciente.
── Supongamos que aquí es lo mismo,pero en vez de caer dormido por horas aquí quedarás congelado para toda la eternidad.
── Camie,¿puedes ayudar a mi amigo?. -La pelirroja lo pensó un segundo.
── Creó que eso sólo empeora las cosas.
Athena supo que debía hacer algo,sino se quedaría sin guardián de la octava casa,pero no sabía ni que hacer para lograr llegar a una solución pacífica, cada una de sus planes terminaba en tragedias.
Hasta que Milo pudiera resolver ese problema sólo,podrían preguntarle a Camie la forma de regresar a casa o siquiera saber como habían llegado.
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