No sé atrevía a llamar al guardián de ese templo para que le permitiera entrar, por lo que permaneció en silencio mientras las lágrimas continuaban bajando por sus mejillas, realmente le dolía en el corazón lo dicho por Camus.

—¿Milo? — Levanto su vista luego de escuchar esa cálida voz pronunciar su nombre.

—S-shaka —dijó para después levantarse y correr a abrazar al virgo, en ese momento poco le importaba el hecho de que si alguien los viera abrazados podría pensar que ellos estaban teniendo algo.

Solo le importaba ser abrazado por Shaka.

Virgo no tuvo tiempo de preguntar que pasaba cuando de la nada sintió los brazos fuertes de Milo rodear su torso en un abrazo desesperado, aún sin saber que pasaba, Shaka correspondió ese abrazo y le acarició el cabello al Escorpión que lloraba tan desconsoladamente.

—Tranquilo, Milo, tranquilo... Todo estará bien — Continuó dándole caricias en la cabeza hasta que el guardián del octavo templo se calmó un poco para soltarlo del abrazo.

Shaka tomó con ambas manos el rostro lloroso del de cabello azul cerúleo y luego dijo: —Vamos a dentro, aquí afuera hace frío y podrías enfermarte, Milo — Él simplemente asintió y dejo que Shaka le tomará la muñeca y lo llevará dentro del templo de Virgo.

Milo se sentó en un sofá y Shaka le trajo un vaso con agua, él lo tomó pues tenía sed luego de haber corrido tanto y haber llorado.

—¿Quieres hablarme sobre lo que te paso? —preguntó Shaka mirando al de ojos verdosos.

No dijo nada, durante un par de minutos permaneció el silencio.

—Camus... — habló con la visita en el piso.

—¿Pasó algo con Camus? —interrogó esperando una respuesta.

—Camus... Él me es infiel con Surt... — Llevó sus manos hasta sus mejillas para poder limpiar las lágrimas que volvían a bajar, intento contener su llanto, pero le fue imposible, volvió a llorar.

Shaka se sentó a su lado y lo abrazo, no pensaba dejar que el pequeño escorpión pasará por ese momento difícil solo.

—Tranquilo, puedes llorar todo lo que quieras — Milo se alejó del abrazo y se recostó en el regazo de Shaka, el cual comenzó a jugar con su cabello.

Shaka lamentaba que algo así le estuviera pasando a su amigo, luego de la misión intentaría hablar con Camus para que esté le diera una buena explicación a Milo y que luego se alejará de su vida.

Un par de minutos después, Escorpió finalmente se calmó por completo, sus ojos y nariz estaban rojos y la piel de su rostro al tocarla se sentía caliente, necesitaba una ducha.

—Voy a prestarte una pijama mía para que te la pongas luego de bañarte, ¿está bien? —preguntó mientras seguia acariciando su cabello.

Milo asintió y se volvió a sentar en el sofá, Shaka se fué a su habitación, buscó la pijama y luego volvió a dónde el caballero de Escorpio para entregarle la pijama que le prestaría.

El contrario tomo esa ropa y se dirigió hasta el baño, se desvistió poco a poco y luego colocó la ropa sobre un colgadero dentro del baño.

Luego de encender la regadera, el agua fría comenzó a recorrer todo su cuerpo, sentía un poco de frío pero eso era lo de menos, ahora necesitaba refrescarse y dormir para sentirse mejor.

No estaba seguro de algunas cosas, pero algo de lo que sí lo estaba era de que agradecía no haber entregado su cuerpo a alguien que cuando el diera la espalda fuera corriendo a serle infiel, de eso estaba seguro.

Un par de minutos después, Milo terminó de ducharse, tomo la pijama y se la colocó, mañana antes de irse lavaria su ropa.

—Gracias por haberme recibido, Shaka, espero no ser una molestia —expresó mientras se acercaba hasta el sofá en el que estaba sentado el mencionado a la vez que bebía un poco de te de jazmín y observaba un incienso quemarse.

—No te preocupes, no eres una molestia — hizó una pausa —¿Quieres un poco de té de jazmín? —preguntó con una sonrisa en su rostro.

—Claro —respondió por lo que Shaka fue hasta la cocina y virtió sobre una taza un poco del té de Jazmín para luego entregárselo a Milo, él cual lo aceptó muy gustoso.

—Si deseás podemos retrasar el viaje hasta pasado mañana, yo puedo explicarle lo que pasa al patriarca —dijó en un intento porqué su compañero de armas no se sintiera presionado por el trabajo.

—Eso no será necesario, podemos partir mañana a Rusia, no tengo ganas de permanecer en el mismo lugar que Surt o Camus, quiero estar lejos del Santuario por un tiempo e ir a la misión es la solución —dijó para luego darle un sorbo al té.

—Esta bien, si eso quieres entonces nos vamos mañana —respindió con una amable sonrisa.

Durante un par de minutos más ellos continuaron hablando hasta terminarse sus tazas de té.

Debido a que mañana tendrían que levantarse temprano y que actualmente ya era bastante noche, decidieron que lo mejor era irse a dormir.

Shaka no quería que Milo se quedará durmiendo en el sofá, por lo que lo llevo hasta la habitación de invitados para que pudiera descansar mucho mejor.

—Puedes quedarte aquí esta noche —encendió la luz dejando ver una habitación un poco espaciosa, con un guarda ropa en una esquina, un espejo de cuerpo completo colgado en la pared,   en otra esquina una cama espaciosa y que parecía lo suficientemente cómoda.

—Muchas gracias, Shaka, voy a dormir ya — El joven rubio asintió y salió de la habitación, Milo cerro la puerta y se recostó sobre la cama para poder dormir.

Se suponía que luego de haber llorando tanto debería poder dormir, pero allí estaba el, llevaba ya un par de minutos dando vueltas en la cama mientras pensaba en toda su relación desde la niñez con Camus, realmente quería saber la razón del porque le había sido infiel.

¿Acaso llevaba en la sangre el ser traicionero?

¿Nunca debió confíar en él?

¿Lo mejor hubiera sido jamás confesarle sus sentimientos?

Esas y otras preguntas estuvieron rondando su cabeza por un par de minutos más hasta que finalmente pudo quedarse dormido.