42. Estrellas Malignas
Personajes: Pandora Heinstein, Raimi de Gusano
Historia relatada en base a la serie animada Saint Seiya, siguiendo la cronología de la misma obra. Los personajes aquí mencionados son exclusivamente de la Saga de Hades, capitulo Santuario, siendo más específicos en el episodio 122, ''Hora de incertidumbre''.
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Los espectros habían despertado; el sello de Athena por fin se había roto después de 243 años. Uno a uno las almas de los espectros fueron apareciendo.
Era la primera vez que Pandora veía a todos aquellos seres desdichados vagar por el inframundo, había personas de todo tipo, nacionalidades y rasgos distintivos, sabía que sería un arduo trabajo lidiar con los subordinados. El plan de Thanatos e Hypnos había sido muy claro, Pandora como representante sería la encargada de hacérselo saber a cada uno de las 108 estrellas malignas, llevaría las órdenes de los dos gemelos y esperarían por el señor hades.
Cuando las tropas comenzaron a presentarse muchos de los espectros rindieron honor a Pandora; mostraron su lealtad al señor hades por medio de ella. Sin embargo, había quienes se oponían completamente a ser comandados por una mujer y no directamente por el señor del inframundo.
Tanto que Raimi, quien era el espectro de gusano hizo saber su malestar con murmullos.
—¿¡Que dijiste!? — pregunto Pandora señalando con su tridente en dirección del individuo; al instante los espectros se giraron hacia Raimi dedicando su atención a él, el hombre se sintió intimidado, sobre todo por la presencia de su señor Radamantys.
—¡Nada, nada! señorita Pandora — había respondido el espectro de gusano con cierto temor, pues a pesar de estar en desacuerdo con el mandato de Pandora, era lo suficientemente cobarde como para enfrentar a los tres jueces del infierno, que si bien se encontraban detrás de la señorita Pandora.
—Eso creí. ¡No eres más que un pobre gusano patético y cobarde! — Respondió Pandora con altanería, dándose media vuelta para retirarse hacia el castillo de Hades.
—No me subestime señorita Pandora puedo ser muy malo... — dijo Raimi tan pronto Pandora se alejó, este no dejaba de observar con un profundo resentimiento a la fémina.
Esa noche más tarde; una sombra se desplazó entre los corredores del castillo. Pero no precisamente por la superficie donde todos pudieran verlo. El espectro de gusano era precisamente eso, un gusano capaz de cavar y moverse por el suelo sin llegar a ser detectado por alguien.
Cuando supo donde se encontraba el lugar correcto, Raimi emergió; todo estaba en penumbras, solo algunas velas iluminaban la parte superior de la habitación. En el lecho la señorita Pandora dormitaba profundamente, Raimi se acercó hasta ella, la observo fijamente y enseguida los tentáculos que aparecían tras su espalda brotaron, levantaron la sábana y sostuvieron a Pandora.
Esta enseguida se despertó al sentir la asfixiante acción:
—¿Qué haces? ¡suéltame! — objeto con dificultad, pues aquel sujeto obstruía su respirar; Pandora trato de sacarse tomando lo tentáculos, pero sus afiladas uñas resultado inútiles para aquellas extremidades, enseguida dos más le brotaron de la espalda para sostenerle las manos.
—Solo le muestro lo que soy capaz de hacer si se me molesta, mi señora — decía el espectro sonriendo maliciosamente mientras poco a poco los tentáculos levantaban a Pandora de la cama
—¡Suéltame imbécil o haré que lo lamentes! — logro responder casi de inmediato, pero al igual que la vez anterior los tentáculos hicieron que Pandora callara.
—No.... usted será quien lo lamente — susurro el espectro y enseguida hizo que la surplice abandonara su cuerpo.
Sorprendente resultó, que los tentáculos con los que Raimi aprendía a Pandora, no pertenecían a su surplice, sino que, más bien era una técnica tangible que Raimi utilizaba sin si quiera mencionarla. Los tentáculos sostenían a Pandora por el cuello, brazos y piernas, pero al hombre no le bastó con asfixiarla, sino que enseguida utilizó aquellos mismos tentáculos para tocar partes que no debía.
Unos tocaban la entrepierna de Pandora, se frotaban constantemente a lo que hizo que ella se retorciera, otros cuantos hicieron que el camisón de seda dejara de cubrir sus pechos y estos estuvieran expuestos para luego pellizcarlos y tironear de ellos con brusquedad. Bajo las ropas del gusano había algo que se movía, entre sus piernas una erección estaba creciendo poco a poco conforme este individuo tocaba a Pandora.
Mientras tanto, el cuerpo de la joven reaccionaba a sus estimulaciones, los pezones se habían endurecido, y su entrepierna prontamente había aumentado su calidez y comenzaba a secretar cierto fluido.
Con Pandora inmovilizada, fue fácil para el espectro acercársele, la colocó boca abajo sobre la cama y se deshizo de la propia prenda baja; Raimi tomó su miembro entre sus manos y con ambas manos comenzó a estimularse así mismo. No tardaría mucho para que el miembro de Raimi estuviera listo, la extremidad estaba completamente dura pues, lo que más le excitaba al gusano definitivamente era ver el rostro de la señorita Pandora suplicando porque no siguiera; sus ojos parecían haberse llenado de lágrimas a punto de rodar por todo su rostro. El rostro de Pandora simplemente imploraba.
En ese momento, Raimi tomo la cintura de Pandora, enseguida y con un solo movimiento, hizo que su miembro se introdujera de golpe en la vagina de la muchacha; ella grito, aunque no pudo haber sido escuchado, pues uno de sus tentáculos ya le cubría la boca.
El espectro comenzó a moverse de adelante hacia atrás con mucha fuerza, haciendo que su miembro entrara y saliera de entre sus piernas, a la vez que un par de tentáculos irrumpía en la cavidad anal de la señorita Pandora, quien únicamente se retorcía y gimoteaba por debajo de los tentáculos. Acto seguido, la extremidad con la que le cubría el rostro, se introdujo en su boca, llenándola de tal manera que en ocasiones pandora tuviera arcadas como si quisiera vomitar.
El cuerpo de Pandora no era más que un saco con el que Raimi se entretenía penetrando y profanando con tantos tentáculos le fueran posibles, y aunque ella no lo disfrutaba como tal, su cuerpo no podía negar las sensaciones de placer que le provocaba, aunque ciertamente dolorosas.
Después de un tiempo largo en el que las penetraciones se prolongaron, Pandora comenzó a derramar fluidos, sentía que estaba a punto de expulsar algo por su recto si este maldito espectro no se detenía en ese momento, por suerte, Raimi salió de entre las piernas de Pandora, sentía que estaba a punto de correrse a gran cantidad. Este espectro retiro su tentáculo de la boca de la señorita Pandora, pues planeaba introducir su miembro en su boca para que ella sintiera su semen.
Pero tan pronto pandora quedo liberada, comenzó a gritar por ayuda. Pareciera que nadie la escucharía, pero Raimi lo sintió bajo sus pies, pisadas apresuradas y violentas, se trataba de alguien realmente poderoso y violento.
—¡Aghrrrrr...! Volveré por ti — Dijo entre un gruñido, escapándose rápidamente por el conducto que había dejado en el suelo.
Tan pronto el gusano desapareció, las puertas de la habitación de pandora se abrieron de par en par. El juez de los infiernos, Radamanthys apareció furioso, sin embargo, su rostro decayó inmediatamente al darse cuenta de la situación por la que pasaba su señora, estaba con la ropa hecha girones, tenía marcas y laceraciones en sus brazos y piernas como si las ataduras le hubieran quemado, temblaba, además que un líquido fluía de entre sus piernas. Su rostro derramaba lágrimas, pero su vista estaba totalmente perdida.
Radamanthys simplemente se dejó caer sobre sus rodillas, impotente con la cabeza gacha dejo caer un par de lágrimas sin que Pandora lo viera, el juez estaba llorando por no poder cuidar de ella.
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