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34. 11:30

Personajes: Jabu de Unicornio
Historia relatada siguiendo la cronología y argumento original de la historia Gigantomachia: La Historia de Mei, Sidestorie original de Saint Seiya.  Los personajes aquí mencionados son exclusivamente del tomo #1 "La Historia de Mei", siendo más específicos, en el capítulo 3 ''Scilia'', donde Seiya explica a Mei que Jabu vuelve a su lugar de entrenamiento para incrementar su fuerza y habilidades.

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Había vuelto de un largo día de entrenamiento en los campos de Oran en Argelia, ya habían pasado unos cuantos meses desde su llegada nuevamente, después del torneo Galáctico de la fundación Graad, Jabu decidió que no tenía un rendimiento ideal para servir al ejercito de Atenea, ni mucho menos como protector de la señorita Saori, pero estaba seguro que pronto podría volver y demostrar su nueva preparación.

Sus prendas apestaban a sudor debido al intenso entrenamiento llevado desde muy temprano en la mañana, tan pronto estuviera dentro de su apartamento tomaría una larga ducha y un plato de arroz frito para descansar.

Cuando Jabu entró a su habitación, todo estaba en penumbras, a su paso fue encendiendo una luz tras de otra hasta que todo se iluminó, abrió la ventana, divisó por ella un momento, enamorándose de la preciosa vista que daba hacía los muelles. Suspiro profundamente, retirándose medio segundo más tarde. El entrenado en Argelia buscó media taza de arroz en la alacena y colocó un recipiente con agua sobre el fuego.

Jabu dejó reposar el arroz sobre fuego lento, estaría completamente listo en unos minutos, bien podría usarlos para asearse.

El unicornio no tardó mucho bañándose, pero finalmente le fue suficiente para remover toda la suciedad de su cuerpo; con una toalla anudada en la cintura y otra más corta sobre sus hombros Jabu se desplazó hasta su diminuta cocina, allí tomó un recipiente de cerámica en el cual colocó una porción de arroz. Busco también en la nevera restos de la cena anterior, palitos de cangrejo, y una barra de kamaboko. En realidad, no era una comida variada o de primera clase, pero era algo que Jabu podía comer y sentirse satisfecho.

Se sentó a la orilla de su cama aun con la toalla prendida de su cintura, comiendo a pequeños bocados lo que había puesto en el recipiente, uno por uno fueron desapareciendo los complementos de cangrejo y los trozos de pastel de pescado que agregó al final. Al poco tiempo también el arroz había sido completamente comido.

Recostado sobre la cama Jabu permaneció viendo al techo, al parecer la comida lo había adormecido, la ventana de al lado le daba una buena vista y el sonido de las olas ir y venir, además al ser iluminado por la luna le daba la sensación de una noche perfecta.

De pronto el caballero de unicornio paso su mano por encima de su pecho, subiendo y bajando como si estuviese seguro que algo de comida había caído sobre este, la mano de Jabu comenzaba a acariciar el bien formado abdomen, algunas palmadas se hacían presentes en el estómago, todas con una fuerza casi nula. La mente le estaba divagando. Al poco tiempo la mano del santo bajo un poco más hasta que rozó su entrepierna. La sensación de una primera vez fue común, pero cuando la repitió por tres veces había sido por deseo. Dos segundos más tarde Jabu se deshizo del nudo de la toalla sobre la cintura, dejando libre su miembro bajo de ella.

Con la mano derecha tomó la extremidad entre sus dedos, comenzándola a frotarla de arriba hacia abajo, lentamente la velocidad se vio incrementando y consigo el tamaño de su miembro; con los ojos cerrados, Jabu inundo su mente de pensamientos, todos ellos tenían que ver con diversas mujeres entre las que se encontraba principalmente la señorita Saori, con el vestido ajustado que resaltaba el tamaño de sus pechos, imagino lo suaves que serían, el tono rosado de sus pezones y por supuesto el tono de sus gemidos cuando fuese el quien se los acariciaba y besaba.

También se imaginó el cuerpo de Marín, la maestra de Seiya y su compañera Shaina también estaban en sus pensamientos, principalmente por el tamaño y forma de su trasero; esta parte no era tan notorio como los pechos de Saori, pero lo poco que podía ver bajo sus prendas para él tenían la forma ideal; se imaginó como seria están en medio de esos dos preciosos traseros, golpearlos con cierta levedad y porque no, morderlos y besarlos por cada centímetro.

La piel del miembro iba de arriba hacia abajo, estirando completamente cualquier excedente, provocando que las venas que corrían a lo largo de aquella extremidad se hincharan de forma que fueran más notorias. Pero la masturbación no llego hasta ahí, con la otra mano Jabu sostuvo sus testículos, los acariciaba y jugueteaba entre sus dedos, rápidamente sintió como la excitación iba en aumento a cada segundo. El flujo de sangre lo había hecho mantenerse erecto por un largo tiempo.

El glande de su miembro estaba palpitando, muy pronto llegaría a desbordarse todo el semen. El unicornio continuo con los movimientos, aumentando la velocidad hasta el punto de que el miembro se le zafara de la mano. Las dos veces que volvió a tomar el falo noto como de la punta estaba brotando una pequeña gota de secreción.

-Oh si...- Pensó mordiéndose el labio inferior, sin perder de vista su hombría, bastaron dos tirones más de la erguida extremidad, provocando que enseguida el semen saliera disparado. Jabu lo inclino en dirección de su abdomen, y lo mantuvo ahí por un momento, dejando que la mancha blanca de semen se esparciera por su pelvis.

Un profundo suspiro salió de su boca, dejando una sonrisa dibujada en su rostro. Sin más por hacer, Jabu arrojó la toalla al suelo, metiéndose por debajo de las sabanas; apago la lámpara que estaba a su costado y finalmente cerro los ojos al poco tiempo. Dejando la habitación alumbrada únicamente por la luna en la ventana, y un despertador de dígitos grandes que marcaban la hora 11:30.

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