
Capítulo 4
El pequeño Rodrio de ahora 4 años estaba comiendo su avena y su pedazo de pan tranquilamente en la cosina junto a su nana Hadley que le indicaba que clases le tocaban hoy, a pesar de ser ahora un príncipe o algo parecido ya que el sabia muy bien que no era de sangre real no le gustaba comer en el comedor debido a que siempre estaban las Sailors junto a la princesa y bueno no es que no se llevará con ellas sino que Sailor Mars era una chica difícil de tratar y le daba miedo y con las demás solo había intercambiado una que otra palabra, pero se llevaba muy bien con Serenity y con Earth que era su mejor amiga respectivamente, pero tambien siempre estaba con las demás y casi no tenían tiempo.
—Bueno luego esgrima no tiene nada más que hacer, su madre y padre estarán fuera junto a la reina Selene todo el día por lo que puede disfrutar de los jardines reales o convivir con las niñas —le sonrió su nana.
—Gracias nana, pero estoy bien quiero ir a la biblioteca y leer el resto de la tarde, Mars no soporta que este serca de la princesa.
—De acuerdo termina tu avena —dijo sonriendo.
El día había sido más tranquilo de lo que pensó Rodrio, sus clases del día eran Ciencias políticas, modales, baile y por último esgrima, solía tomar modales y baile con Serenity pero ella junto con las Sailors ( salvó Mercury) no aparecieron, se habían saltado las clases y claro que la sailor del agua no estaba contenta.
Luego de todo eso el simplemente se refugió en los libros el único lugar donde por lo menos podía encontrar consuelo de para su soledad y un poco de acción por las historias de caballeros que solía leer. Ese día en especial decidió leer sobre astronomía y biología por lo que sacó dos libros de cada tema y se dirigió a los jardines a leer hasta que el sol se fuese.
—Buenas tardes Rodrio ¿dónde vas tan apresurado si se puede saber? —Pregunto Mark uno de los guardias con los que el solía platicar.
—Voy a los jardines norte, a leer un rato —respondió mostrando sus libros.
—¿Los jardines norte? ¿No son los que están al lado del bosque? —pregunto el Guardia.
—Si, me gusta que los animalitos se acerquen a mi —dijo con una linda sonrisa, era normal que todos los animales del bosque se reunieran al rededor de Rodrio cuando el se sentaba a leer en los jardines pues su aura pacífica era lo que llamaba su atención además de su indudable belleza.
—¿No gustas que te acompañe? ¿Que pasa si se aparece un oso? Podría dañar te.
—No gracias estaré bien, tranquilo Mark, gracias por tu preocupación.
El Guardia se resigno ya que sabía que hacer cambiar de parecer a Rodrio era como hablar con la pared además que según sabia Mark los osos jamás se acercaban a Palacio y así lo prefería el pues no sabía que haría sin su pequeño amiguito.
Luego de vagar por unos minutos por los jardines encontró un cómodo sitio junto al pequeño arrolló que llevaba agua al Palacio se sentía cómodo y en paz en ese lugar admiro por unos segundo el paisaje, para luego suspirar y abrir su libro de astronomía en la primera página.
Rodrio a pesar de ser muy joven ya se había resignado a tener una vida tan aburrida como es, no heredaría el trono eso estaba claro, tal vez sería consejero o lo que fueran sus padre y estaba casi seguro que se casaría con Earth o con alguna dama de la Corte, el sentía la increíble necesidad de aventura, necesitaba ese abismal peligro que inundaban las páginas de sus historias favoritas, necesitaba peliar con dragones rescatar princesas tal vez discutir con un cisne malhumorado ¿quien sabe? Hacerse amigo de un Fénix o un dragón.
No sabía cuanto había pasado pero calculada que una a dos horas leyendo se había aburrido y no llevaba ni la mitad ni la cuarta parte del libro, es que era simplemente inmenso. Escucho unos pequeños ruidos provenientes del bosque, jamás se había aventurado a entrar al bosque su madre y la reina se lo tenían absolutamente prohibido, ¿era un buen día para desobedecer? Si, pensó el niño así que sin pensarlo dos veces se internó en el bosque.
Cuando se internó en el bosque vio algo que lo dejó sin palabras, frente a el se encontraba un hermoso mujer de cabello Lila, ojos azules verdosos y un vestido blanco que hacia resaltar sus curvas, lo que Rodrio noto de inmediato era que tenía uno de los tacones rotos de sus sandalias, ¿Quizas se perdió camino al Palacio? ¿Seria muy descortés de mi parte no ayudarla? Creo que debería hacer algo y ¿si no se dirigía al Palacio si no a otro lugar? Bueno aunque no se dirija al Palacio por lo menos podría ordenar que le dieran nuevos zapatos y ¿porque no? La llevarán a su destino. Pensó Rodrio y se dirigió hacia la dama en cuestión.
—Disculpe señorita ¿necesita ayuda? —pregunto el pequeño saliendo de los arbustos.
—A decir verdad, si, necesito ayuda —hablo la joven viendo su zapato roto.
—¿A donde se dirigía?.
—Hiba al castillo, asta que mi zapato se rompió.
—Esta de suerte el castillo esta a pocos metros de aquí, ¡yo vivo ahí! La ayudaré a llegar apollese en mi —dijo Rodrio y la joven poso su mano sobre el pequeño hombro del niño y así anduvieron asta llegar al Palacio.
Al llegar lo primero que noto el niño fue a su nana muy preocupada y a Mark en Estado de shock, no supo porque, pero algo le decía que se debía a su culpa, por lo que decidió avisarles que ya estaba de regreso.
—Nana Hadley, Mack ya regrese —dijo sacudiendo su brazo y corriendo al los brazos de su amigo Guardia.
—¡Oh! Rodrio estabamos tan asustados, cuando Mark fue a verte y solo encontró tus libros vino inmediatamente estabamos a punto de entrar en Estado de alerta —dijo Hadley.
—Perdon —se disculpó bajando la cabeza.
—No te preocupes Rodrio lo importante es que estés a salvó —apuntó Mark.
—¡Hice una amiga! —dijo señalando a la joven, que los mayores habían ignorado por estar preocupados por el chiquillo.
—¡Diosa Athena! —dijeron sorprendidos.
—¿Athena? —dijo confundido Rodrio para luego sonreírle —Tiene un bonito nombre señorita Athena ¡yo soy Rodrio!.
—Jaja —la diosa solo río ante la cara que pusieron los mayores al ver cómo el pequeño se dirigía a ella como si fuera su amiga o no tuviera relevancia.
—Athena, no te esperaba si no asta el próximo domingo —hablo la reina que llegaba junto a Artemis y Luna.
—¡Mami, Papi! ¡Hice una nueva amiga! —hablo desde los brazos de Mark que lo cargaba.
—Rodrio no está bien que te diríjase así a la diosa Athena —apuntó Luna cargandolo.
—¿Por qué? —pregunto ladeando la cabeza.
—Asta parece que no tomas clases de modales —río Artemis mientras le acariciaba la cabeza.
—¡Quiero pastel de frutas! —dijo el niño estirando sus brazos —por favor —dijo haciéndole ojitos a su madre y a Hadley.
—Esta bien vamos por tu pastel, pero luego hablaremos de tu comportamiento, Hadley, Mark acompañenos la Reina necesita estar sola —hablo Luna y ambos siguieron a Luna y a Artemis.
Las dos deidades se quedaron a solas, el silencio invadió la habitación asta que la Reina Selene decidio tomar la palabra.
—Te adelantaste una semana —dijo sonriendo le.
—Perdon, solo quería ver cómo se encontraba el niño.
—¿Y que tal? ¿Necesitas información o algo?.
—No, con lo vivido ya tengo suficiente —sonrió viendo a la ventana —parece que es un niño muy travieso —río al recordar lo sucedido.
—Lo es, pero también es un niño muy dulce, caballeroso y leal —río la reina también.
—Ya me di cuenta —soltó un suspiro y se encaminó a la salida —te veré el próximo mes... Supongo.
—Aquí estaré.... Solo avisa la próxima.
—Claro —le sonrió por ultima vez a Selene y salió del Palacio perdiéndose de nuevo entre el espesor del bosque.
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