Capítulo 6: Rechazo y obsesión.
Su respuesta hizo que mi corazón se rompiera un tanto.
"No sé de qué me hablas, Lars", después de eso, se quedó dormido y yo estuve algo dolido, sin saber porqué. ¿En serio me ilusioné tanto? No, mejor dicho, ¿en serio estoy todavía tan ilusionado?
Los días habían pasado y no dejaba de tener a Kirk en mi mente, era imposible que no fuera él, es que ambos eran tan parecidos. La manera en que alzan las cejas... esa hermosa piel morena y esos rizos definidos, mi memoria era mala, pero eso no lo olvidaba ni de coña. Me marcó tanto que muchos años estuve inseguro de mi sexualidad y buscaba narcotraficantes para hallar de nuevo al que me follé esa noche.
Bueno, más tarde conocí a Skylar y mi heterosexualidad volvió a estar asegurada, nos casamos y todo parecía perfecto hasta que decidí pedirle el divorcio. Ya conocen la otra historia que no me gustaría contar.
Pensemos que Kirk era la única persona con la que podía charlar de manera positiva mientras los demás eran unos putos simios enfermos que buscaban problemas, yo no pretendía ser uno de ellos, ¿para qué joderle la vida a los demás? No me gustaba estar amargado.
Pero, joder, si no fuera por Kirk, estaría todo el puto rato enojado, aunque igual lo estoy ahora porque ya no hablamos tanto y me carga estar callado, yo soy alguien que habla mucho, tengo que estar con el hocico abierto, por eso también andaba enojado porque no tenía a quién hablar ni tampoco sabía de qué hablar exactamente.
Digamos que me rechazaron en el sentido romántico, porque en serio había estado sintiendo cosas por mi compañero de celda, no me importaba tanto que fuera un hombre, para mí era un compañero del alma, alguien muy importante, un ser de confianza, alguien que siento la necesidad de proteger y consolar de sus dolores, necesito hacerle sonreír, entrenar junto a él.
Ya no somos tan unidos como hace unos días atrás, la cosa se tornó demasiado incómoda. Entrenamos juntos pero la conversación es muy poco frecuente, como si no nos conociéramos, como si jamás lo hubiera consolado aquella noche en que charlamos de manera profunda por primera vez.
Me cabreaba mucho, por ello, de manera inconsciente, me volví un puto simio como los demás también. Por fin comprendí ese cabreo, porque como estamos jodidamente encerrados, la furia nos supera y el ocio también, por eso buscamos problemas, por eso hacemos pleito.
Lo peor aún es asumir las putas consecuencias, los castigos tales como hacer ejercicio físico de manera exagerada hasta el punto de querer morir, quedarse sin comer...
- Haz cambiado -murmuró Kirk en un tono casi inaudible, algo decepcionado-. Antes solíamos reírnos de los demás, ahora tú eres uno de ellos...
- ¿Qué dices? -fruncí el ceño, asqueado.
- Que ya no eres el mismo, Lars, ¿por qué? -suspiró- Ahora te pasan castigando. ¿Me puedes dar una explicación?
- ¿Y qué quieres que te diga? -contesté de mala gana.
- Me preocupas, ¿vale? Estás demasiado extraño. ¿Te gustaría hablarme de eso?
- Claro -contesté con ironía-. El día que dejes de fingir enfermarte para que no te den por detrás, ese día te lo digo.
- Pues, me arriesgo a que me violen con tal de poder comprenderte.
Me cagó con eso.
Gruñí en frustración, no se valía. Me encontraba muy picado con él, no era capaz de hacer ésto, de ignorarle, sin embargo, el dolor emocional me superaba.
- No lo hagas, porque no te diré.
- Parte con eso -bufó-. Si no quieres hablarme, no lo hagas.
- Es que si quiero hacerlo.
- ¿Entonces? ¿Por qué pareciera que quieras evitar el contacto conmigo y a la vez no?
Me mantuve en silencio, con un enorme nudo en la garganta.
- Lars, en serio, estoy demasiado preocupado, por favor, se sincero y dime la verdad, si no quieres hablarme, dilo y te dejo.
- Es que si quiero hablarte -apreté en puño, cabizbajo.
- Joder... -hizo una mueca- ¿Y por qué no me explicas qué ocurre? ¿Se te hace incómodo? -negué- Vamos, dime...
- Es ridículo...
- No importa, dime -insistió, mostrando mucha preocupación en su mirada.
- Me da algo de vergüenza de admitir -tosí para tratar de disimular un poco la frase.
- Ve con calma, tengo paciencia, sólo quiero saber -forzó una sonrisa-. No tienes porqué sentir vergüenza si tuviste valor para meterte en problemas hoy, ayer, y los otros días.
Cerré los ojos y al volverlos abrir, escupí:
- Te amo, Kirk.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro