Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5: Recuerdos.

Nunca he sido gay, nunca. 

En ningún momento transcurrió por mi mente la idea de querer intentar algo con un hombre, lo que sucedió fue una simple "casualidad".

Cuando tenía como unos veintiún años o un poquito más, asistí a una fiesta de metaleros underground, bueno, esa no fue ni la primera ni la última a la que asistí, lo que ocurre es que fue demasiado memorable, a pesar de que nunca le conté a absolutamente a nadie de eso, siempre me sentí algo incómodo por ello, sobretodo ahora.

Digamos que me veía como una niña con el cabello largo y siempre tenía miedo de que me violaran los borrachos creyendo que soy una niña, por eso las primeras fiestas no bebía mucho, después probé la cocaína y esa la era única manera para poder estar despierto sin caer borracho al piso y que me violaran.

Esa fiesta en especial... me asaltaron, bueno, ni tan así, estaba tan ebrio que quizás olvidé mi billetera en algún lugar de la discoteca, ni puta idea. La cosa es que sabía que mi cuerpo no daría para mucho más en mi estado de borrachez extrema, por ello estaba necesitado de aspirar cocaína con tal de mantenerme eufórico toda la noche, aunque sería imposible si no portaba dinero para siquiera pagar un autobús  para regresar a casa o algo así, estaba en la mierda.

Hasta que pillé a un vendedor de droga a las afueras del local, luego de ser el último en la fila, de manera poco educada y con un horrible aliento, le pregunté cuánto cobraba y si podía pagarle con algo que no fuera dinero porque me robaron -en realidad ni recuerdo si me robaron, quizás dejé la cartera tirada, con lo pavo que soy, no me sorprendería-, me miró extrañado. El tipo moreno de cabello rizado alzó una ceja, recuerdo que olía a marihuana, sus ojos estaban rojos, seguro estaba drogado.

No me hizo caso, entonces, como buen borracho pesado que era, insistí hasta hincharle lo suficiente las pelotas hasta que me dijo que podría darme droga siempre y cuando yo acepte darle lo que él quería, sin siquiera oír sus deseos, acepté.

Me dio las líneas para aspirar y creo que estuve dando jugo en la fiesta por mucho tiempo más, sabiendo que él me espiaba a la distancia, no le tomé tanta importancia porque estaba bailando o al menos trataba de hacerlo, de manera alocada para divertirme, traté de hacerme el exquisito y todas las chicas me rechazaron por borracho...

Más o menos a las cinco AM, cuando el local lo cerraron y me echaron a la puta calle, el vendedor me levantó de la camisa y con una voz seductora, murmuro en mi oído:

- ¿Entonces me follarás ahora?

Mis ojos se abrieron como platos, el efecto de la droga había cesado, estaba borracho, cansado, pero no idiota ni sordo, escuché eso clarito.

- ¿Q-qué? -traté de modular, algo agresivo.

- Ese era el trato, que íbamos a tener sexo a cambio de cocaína, ¿no? Te dejé consumir, ahora, vendrás conmigo.

Me negué tercamente numerosas veces, ¿y cómo no? Eso era algo desconocido para mí, cuando sacó de sus bolsillos una cuchilla y amenazó con asesinarme, no tuve otra opción. Fui a su casa que era bastante lujosa, él echó de allí a varios de sus cómplices de tráfico por algo de privacidad, el tipo de verdad se tomaba en serio su trabajo en el mundo de las drogas.

El chico era de mi misma edad casi, un poco más alto y nada de feo, creo que hasta era atractivo, es que el recuerdo es tan borroso que me cuesta recordar con precisión el asunto, ah... Entramos a su habitación, donde comenzó a seducirme con sus grandes encantos, yo siempre tuve mi heterosexualidad bien marcada hasta ese momento. Como si de la nada me hubiera enamorado de las pollas, no, qué digo, como si de la nada me hubiera enamorado de ESA polla.

Estoy seguro que si no hubiera tenido tanto alcohol y droga metida, ni de coña hubiera aceptado siquiera besar a este desconocido, aún así, no podía frenarme a mi mismo. El tipo sin saber mi nombre ni yo el suyo, supo como provocarme para lograr sacar mi lado más salvaje, aquel que sólo piensa en una cosa y era sexo.

Tomé la oportunidad , aunque mi cuerpo no resistía mucho, logré complacer su gran apetito sexual tanto como el mío, joder, nunca creí que gozaría tanto de un polvo con un desconocido vendedor de droga.

Pude haber contraído SIDA, pude haber contraído cualquier infección por no usar ningún tipo de protección y aún así no me arrepiento de nada, a día de hoy, con cuarenta años de edad, no me arrepiento de acostarme con ese desconocido. Valió la jodida pena haber perdido o que me hayan robado la billetera.

A la mañana siguiente pedí dinero en la calle para poder regresar a mi casa, sin poder creer lo que viví en la noche.

...

Cuando logré correrme al fondo de su garganta, suspiré de forma placentera y me relajé, todavía jadeando y con mi corazón latiendo a mil kilómetros por hora, luego de varios minutos, Kirk se retiró de la cama y se subió a la mía, me senté para admirarlo; ya se había tapado hasta arriba, con la intención de querer irse a dormir. 

Mi respiración se normalizó después de mucho rato de éxtasis. Tragué saliva con nerviosismo y consulté:

- Kirk, creo que me acosté contigo en un pasado -suspiré-. Estoy seguro que fuiste tú quién me dio cocaína una vez a cambio de sexo. ¿No es así?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro