Capítulo 4: Un orgasmo al pasado.
- Narcotraficante, eh -murmuré días más tarde-. Debías tener un muy buen negocio como para llevar tantas décadas en ese "trabajo".
- Pues... en las fiestas de metaleros underground me ganaba la vida con muchísimo dinero.
- ¿F-fiestas metaleras? -tartamudeé, impresionado- ¿No te habré comprado droga en mi juventud o algo? -reí con incomodidad.
- No recuerdo haberle vendido a un tipo rubio casi calvo, lo siento -me devolvió la risa.
- En ese entonces yo era castaño y de larga melena, disculpa -reímos.
- Rubio teñido, eh -alzó una ceja-. Curioso.
- ¿Qué? ¡Eso no me hace gay!
- No lo decía por eso. Es que como eres pálido y de ojos claros, se te veía muy natural el color, eso es todo -sonrió.
- ¿Te gusta el tono?
- Claro, aunque aseguro que se te debió ver mejor el castaño, ¿no?
- En un par de meses más ya me verás con el pelo natural de nuevo, así que no pasa nada -nos dedicamos una sonrisa.
Hubo un lapso de silencio.
- ¿Frecuentabas fiestas metaleras, Lars?
- Claro, claro... De esta misma ciudad.
- ¿Oh? ¿En serio? -se puso bastante eufórico- ¡Yo igual! Seguro debí haberte vendido o quizás a alguno de mis cómplices que bien que se limpian el culo con MI dinero ahora...
- Ah, claro, seguro -reí.
- ¿Y tú de qué trabajabas?
- Trabajos de oficina, simplones con paga miserable. Nada fuera de lo común, si yo era niño bueno -rió en voz alta-. No como tú, drogadicto.
- Al menos yo no recurro a la violencia como tú...
- Si no fuera por eso, seguro te violaban de nuevo.
Se quedó cabizbajo y algo deprimido, oh, oh... Creo que la cagué. Hizo una mueca, pareció volver a encerrarse en si mismo al pronunciar esas hirientes palabras. Claro, para él era pan de cada día que le hicieran esas cosas, ¿en qué carajo pensaba que eso sería una buena broma?
- L-lo siento... -susurré- No creí que te hiciera sentir mal...
- Um, está bien -no mostró signos de querer subir su ánimo.
- En serio, Kirk, lo siento mucho... se me olvida que tú pasaste eso por mucho tiempo, perdona, debe ser algo demasiado fuerte que te afecta demasiad...
- Ya -interrumpió-. No me hables de malas experiencias sexuales, mejor háblame de buenas experiencias sexuales.
- ¿Buenas experiencias tuyas o mías?
- Como quieras, sólo dime... ¿haz intentado algo con un hombre?
Me quedé en silencio.
- Si planeas calentarte con mi vida sexual, no gracias, me lo guardo para mi mismo.
Sonrió con perversión.
- No había pensado en esa opción, gracias -guiñó.
Me sonrojé.
- ¿Y tú? ¿Con cuántos te haz acostado y ha sido una buena experiencia?
-Si planeas calentarte con mi vida sexual, no gracias, me lo guardo para mi mismo -repitió mi misma frase en un tono burlón, rodé los ojos-. Muchas, en mi juventud, sobretodo.
- No creí que me respondieras.
- Sobretodo los hetero que se creen homofóbicos, cuando ceden quedan locos.
- Ya, demasiada información.
- Que ofrecen sexo a cambio de droga.
- Kirk.
- Y les termina gustando.
- ¡Detente!
Rió.
- ¿Te pone nervioso?
- Me da asco.
- ¿En serio? -hizo un puchero falso- No me parece...
- Vale, asco no, incómodo sí -admití.
Hubo un silencio incómodo, me dejó pensativo eso de "sexo a cambio de droga", me trajo viejos recuerdos no muy claros, por ello me sentí tan extraño, no pretendía tomar ese tema de nuevo, no me gustaba rallarme con cosas del pasado, quería vivir de cero en la cárcel.
- Hoy se te acaba la "enfermedad" -reí, Kirk fingió enfermarse hace unos días atrás para no poder irse a duchar y quedarse encerrado viendo televisión todo el día.
- ¿Insinúas que prepare el ojete para las seis pijas que van a venir a abrirme de nuevo?
Wow, que directo.
- Lo decía porque no vas a vivir como niño mimado, tendrás que salir mínimo a ducharte.
- Oh, que emocionante -bufó con sarcasmo-. Cómo me muero por ser penetrado analmente por dos tipos al mismo tiempo, mientras chupo en contra de mi voluntad y otros tres se ponen a correrse en mi cara, sí, lo mejor -gruñó en asco.
De verdad que sentí lástima, costaba mucho establecer una amistad si él tiene tanto miedo, tiene un trauma enorme, eso lo tengo claro, vive con miedo aunque trate de disimularlo, por ello quería que él se sintiera mejor de cierta forma, digamos que es la única persona con la que me llevo bien aquí y me hace sentir mal que él esté todo el rato deprimido.
Sin contar de que además, siento de manera muy fuerte que lo conozco de alguna parte, de alguna fiesta... De que le compré droga, claro, eso debe ser cierto porque de joven consumí mucha cocaína. Aunque no recuerdo de dónde le habré conocido.
A la hora de la ducha, de verdad me preocupé demasiado por mi compañero de celda, por ello iba detrás suyo, vigilando que los demás no le miraran, que no se le acercaran. Hasta que lo aprisioné contra la pared, se asustó un poco, hasta que notó que estaba empeñado en querer salvarlo, protegerlo.
Nos mantuvimos con la mirada fija a los ojos entretanto nos lavábamos, todo a la rápida, hasta que nos salimos lo más rápido que pudimos. No negué que oí muchos insultos denigrantes hacia los dos, me empujaron cuando salimos.
Almorzamos velozmente, hasta que fuimos a la celda, entrenamos juntos con ejercicios de resistencia, los gendarmes nos miraban extrañados por nuestro interés en querer encerrarse para hacer actividad física.
Después de cenar una ensalada toda cagada, se supone que veríamos la televisión, lo que cambió nuestra rutina fue que Kirk la apagó, se acercó a mi oído para musitar:
- Acuéstate sobre mi cama y tápate hasta arriba si quieres que te dé las gracias por salvarme tantas veces.
Le observé confundido, a lo que prosiguió.
- Sólo si quieres...
Asentí e hice caso. Me tapé bien, un gendarme paseó frente a la celda justo a tiempo y Kirk entró al baño, cerró la puerta super fuerte y al rato salió, sin hacer ningún ruido, siendo que el guardia ya se había ido, supongo que lo hizo para dar por entendido que "estaba en el baño" puesto que se metió dentro de la cama, sin asomarse por la manta, su cuerpo entero estaba tapado.
- ¿Kirk, qué haces? -entré en pánico al notar que su vista estaba dirigida a mi entrepierna.
- Shh... -me hizo callar- Si no te ponen los hombres, entonces cierra los ojos e imagina otra cosa.
Me bajó los pantalones y sin darme cuenta de nada, ya lo tenía realizándome sexo oral a escondidas. Mis mejillas se sonrojaron, mi miembro comenzó a endurecerse... No podía creer lo bien que se sentía, ese tipo sabía usar la lengua y de una manera increíble, quise pensar en alguna chica atractiva mientras cerraba los ojos, sin embargo, sólo un recuerdo vino a mi mente.
El único chico que me tiré en toda mi vida, abrí los ojos y levanté un poco la manta, los dos conectamos miradas, e hice un intento por no emitir sonidos placenteros por más que lo disfrutara. Ese único chico que me tiré en toda mi vida, si no es el que tengo frente a mis ojos, seguro estoy soñando toda una vida ficticia en la cárcel, en serio, si no es él, me voy a la mierda.
Me dejé llevar por la satisfacción mientras recordaba acontecimientos de hace unos casi veinte años atrás...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro