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SUEÑO

-Tu no matas a las chicas, las liberas y haces que canten en el faro hasta que mueren- podía recordar lo mientras caminaba.

-ambos seremos libres déjame ayudarte y ayudame - respire profundo, aún escuchaba su risa en mi oído.

-Yo ya te había ayudado.

Camine por el sendero en busca de algún lugar, yo ya te había ayudado, toque mis cicatrices y seguí caminando, poco a poco me alejaba más y sentía que solo daba vueltas, lo que me recordaba a Brigit.

Ese día al abrir los ojos después de recibir su ayuda, esa vieja cabaña en el bosque, la vida que el bosque me tenía libre, mire a mi alrededor y no vi más que hierba seca, el viento la movía de un lado a otro.

El recuerdo me perseguía, la primera vez que la vi, caminaba entre los árboles sus manos arrugadas, levantó la mirada y me miró sus ojos naranjas algo que jamás había visto, se dirigió hacia mi y me tomo del brazo, me llevo a dentro de la cabaña de nuevo, cerro la puerta y dejé de escuchar, no dije nada y solo me senté en la silla, para observarla.

Fue casi como un sueño, un viento liguero me dejaba ciega mientras sus manos dejaban de hacerme daño, un sueño en el que odia verlo, ver unos bellos ojos que emitían estrellas, una oscuridad que daba calor , un terror que daba paz y amor más haya de un miedo que realmente era todo lo contrario.

Se sentía cálido, se sentía pasivo, sin dolor alguno dejaba de ver, pero comenzaba a sentir, mis ojos se cubrían de una estela blanca tanto como una vez antes ya había sucedido.

Mi cabello tomaba un color blanco como aquellos mechones que se hacían cada que usaba la magia, cerré los ojos y caí pero ya no estaba en esa cueva, sentia la hierba en mi cara, el sonido del viento me despertó.

-Tenemos un trato- escuché decir a lo lejos. Me levanté con cuidado todo el cuerpo me dolía y tenía una marca en el cuello por la serpiente.

-Dulce niño de mar - respondí mirando en donde me encontraba.

Tan solo ese día lo vi un rayo de luz muy a lo lejos entre toda la oscuridad que simplemente se desvaneció.

Estaba a las afueras del bosque, llevaba un abrigo puesto que no me pertenecía, pero me ayudaría con el frío, también mi pierna había mejorado aunque aún tenía el feo velo.

Caminé por e sendero en busca de alguna salida, su voz me hablaba junto con el viento.

-Yo ya te había ayudado- dijo toque mis cicatrices, respire profundo y mire a mi alrededor solo para seguir caminando.

Sentía que solo daba vueltas lo que me hacía recordar a Brigit.

Después de aquel accidente y llagar a su cabaña no solo se encargo de mi ella me enseñó, me mostró que era y que podía llegar a ser.

Escuchaba voces por el bosque, tantas que me sentía perturbada, algunas eran fuertes, otras tenues y las más dolorosas los susurros, mis heridas se abrían creando un dolor pensante me deje caer entre las ojos secas.

-El recuerdo te mata dulce y linda princesa - di la vuelta y mire a mi alrededor en busca de alguien.

Podía verla entre los árboles, como un fantasma escondiéndose, caminaba jorobada, sus manos arrugadas y unas uñas largas.

Una mirada brillante de color naranja algo que jamás había visto, me tomo del brazo y llevo con ella, hacía de comer en un caldero, tenía fritas y verduras, al igual que flores brillantes de colores y hermosas, las escogía y quitaba sus pétalos.

Tomaba una cosa y vertía otra, el caldero hervía ante el fuego, poco a poco su joroba desvanecía las arrugas morían y lo que realmente era salía.

Con un poco de agua sus tatuajes revivian, símbolos y más no los reconocía.

Tenía un cabello largo de color naranja, rizado y esponjoso, yo solo la observaba hasta que terminó, tomo un recipiente de coco y una cuchara de madera, lo colocó frente a mi.

-Come- tome la cuchara y la miré, era una especie de sopa de un color verde buscoso, pero Tania tanta ambre que solo la comí, perdiendo mis modales, hasta quedar totalmente llena, al igual que yo ella solo me miraba y sonreía, ella también se sirvió se sentó frente a mi y una vez que terminamos quitó los platos.

Me sentía vacía por dentro, Brigit tomo mi mano y la extendiendo solo miro mi palma, cerró los ojos sopló con cuidado y dejó caer un par de gotas de una vela, la cera estaba caliente, pero no me quemaba, está comenzó a tomar forma hasta endurecerse.

-La vida, el corazón y la muerte - dijo mirando la lineas que había dejado.

-Cuentame una historia - seguía las líneas sentía que se metía en mi mente, respire profundo y poco a poco solté el aire.

Las velas se apagaron y las ventanas ce cerraron, lo veía junto a mi cama, su rostro, ¿Papá?.

El creó una bella isla con solo un movimiento, lo miraba con fascinación, las olas envolvían aquella isla, en medio de un árbol con grandes ramas largas y torcidas, sus ojos caían dejando color , las raíces crecían por debajo del mar, poderosas y grandes gracias a la luz de la luna y la sal del mar.

-Había una vez un lugar lleno de bondad, pureza y de sabiduría, en este lugar el le daba vida a los animales, naturaleza y a las personas, una sombra entre la oscuridad sin tiempo o nombre fue llamado fauno, dando así una sola apariencia para el mundo.

Muchos le tenían miedo, no obstante era interceptor de su rey y señor, creía en el y era un honor servirle, no obstante se enamoro de una humana sin pensar que se trataba de una diosa bondadosa que desesperada intentaba terminar con su vida, este le pidió a las olas que la salvaran y cuidó de ella.

Mamá tocó la puerta y aquella bella ilusión y recuerdo se desvanecieron, aún escuchaba sus peleas, mis mejillas se llenaron de lágrimas respire profundo y solté a la mujer.
Podía sentir como partes de mi que creía muertas según ahí, heridas abiertas, no obstante ella me miró y sonrió.

-Las cicatrices son historias que no se pueden borrar solo recordar, con dolor, felicidad o miedo- la mire aunque no dije nada.

-Mi nombre es Brigit, estuve cuidando de ti estos últimos meses esperaba te encontrará mejor después de lo que sucedió- sentí escalofríos por todo el cuerpo aunque seguía sin decir nada, pues me dolía.

Brigit me miró y me tomo del mentón, movió mi cabeza de un lado a otro, respiro profundo y con la otra mano comenzó a tocar mi pecho dando pequeños golpes.

-Al fin y al cabo se lleva algo de ti- me soltó y comenzó a buscar susurraba palabras letras y cosas que no entendía buscaba especies en los cajones, los cerraba y abría.

-Eres una bruja- dije con cuidado con la voz ronca y sintiendo aún más dolor.

-Si, así se le llama a las personas diferentes, que saben lo que hacen- respondió sin decir nada más.

-Necesito que machaques esto como puedas por favor- mire una flor morada y comencé a hacerlo, tenia un aspecto diferente, emanaba un olor dulce aunque no quería probar.

-Eres buena o mala- levantó la ceja.

-Si, sigues así tu garganta se pondrá peor, no existe dicha cosa todo depende de cómo lo desees y que resultado quieres, esto está más haya del bien o el mal que conoces- respondió.

-Y el dios- Brigit me quitó la flor y se dio la vuelta.

-Nadie sabe su nombre solo saben que existe y es poderoso no se le ve, pero se le siente, cada quien lo siente a su manera- Brigit no dijo más y salió de la casa dejándome sola.

-La magia verdadera es neutra como la naturaleza misma toda depende de algo y se sostiene ante algo, la naturaleza es balance vida y unión si tan solo algo de eso se cae toda una cadena se rompe, así es la magia todo depende de cómo la usas y que estás dispuesta a romper, para pagarlo después- rompió unas ramas de canela.

Me levante y comencé a ver el lugar había libros antiguos arrumbados por todos lados, la letra era confusa otro idioma, no obstante podía entenderlo, cada letra y palabra era diferente me llenaba de conocimiento me ayudaba a entender, me decía que no estaba sola.

No eran historias de amor, ni mucho menos terror, era mas que eso geografía, historia cada libro y volumen era algo diferente, en cambio Brigit no dejaba que saliera, los susurros que escuchaba una vez afuera me aturdían y no podía controlarlo, esperaba que el pueblo se olvidara de mi aunque ya era irreconocible hasta para mi.

Poco a poco las cosas cambiaron para ambas, aprendía lo que veía de ella, las pesadillas me dejaban paralizada por las noches me atemorizaban cada vez mas, pero no dejaba de soñar, el color de mis no cambio el gris podría cambiar, pero no sabia cuando lo hacia simplemente lo sentía como un cambio algo que me advertía de lo que sucedería, mi cabello creció al igual que yo.

-Puedes hacer y lograr algo con el tiempo dar y quitar para tu propio beneficio, pero así mismo hay cosas que tienen consecuencias actos que infunden piedad y valor- mire el bosque a mi alrededor la oscuridad me comía poco a poco y se hacía de noche.

-Brigit te extraño - dije tocando un árbol.

Cuando escuché unas ramas romperse a lo lejos, un animal parecía un venado, sus cuernos estaban torcidos y su pelaje era negro salió, y comenzó a caminar por el bosque creando un caminó.

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