REYNO MAGO
Diosa de la belleza, tan hermosa como una obra de arte.
-¿Por qué no me dijiste le verdad?- le pregunté viéndolo a los ojos.
-A nadie le gusta la idea de venir del pecado de la lujuria entre un párroco y una mujer profana- dijo con una pequeña sonrisa.
-Jamas supiste alguna historia de este lugar - dije mientras el respiraba profundo.
-No, estar del otro lado del confesionario te obliga a no ver más haya de tu sombra- respire profundo y intenté tocar su mano.
Aunque sus ojos tomaron un color negro profundo, me hacer que a él intentando verlos más de cerca.
El hizo lo mismo y mi mano tocó la suya de nuevo, sentí un escalofrío por todo el cuerpo, sus ojos se cruzaron con los míos.
Y el color de los míos cambio, sentí su tacto en mi mejilla, era cálido, sus ojos brillaron y mi cabello se hizo blanco un blanco brillante.
-Eres tan hermosa como el primer día que te vi- dijo tocando sus labios con los míos.
Se sentía suave, un brillo fulminó de una forma que no podía explicar, pero que sentía, sentía paz, mi poder se hacía presente y lo podía controlar.
Ambos nos alejamos, y un rubor en nuestras mejillas nos invadió.
Mi cabello, sus ojos y los míos se apagaron.
-Lo siento - dijo alejándose.
-Espera- lo tome de la mano.
-Dije que te contaría- se sentó en la cama un poco apenado.
-La feminidad y hermosura de aquella mujer lograron que mochos hombres la buscarán, sin embargo no la llevaban a llenar ella desaba una pasión desbordante, se dice que cantaba a las orillas del río, lavaba un hermoso cabello largo, varios hombres la atacaron.
La despejaron atraparon y golpearon la tocaron de formas horribles y terribles dejándola en el lago como si no fuera nada.
Su sangre se desvaneció cayó en las flores, manchó el río y toda una escena a su paso, el sol, la tierra y el viento cómplices de tan desagradable escena.
Hablaron con los dioses, estos dibujaron las rosas, mancharon sus ramas y comenzaron a nacer espinas.
Su cuerpo y su belleza salieron de aquel río, sus heridas se cerraron pero así mismo se convirtió en una diosa protectora, belleza, deseó.
-Sabes por qué las rosas tiene espinas- le dije mientras me ponía mucha atención.
-Su sangre fue derramada, una vez que se levantó jamás fue la misma, su pasión de convirtió en una obsesión a veces salva a las mujeres que se venden o también las ignora, aquellas que estaban dentro del adulterio las protegía, mientras aquel que creaba dolor ante el deseó la pasión y la fertilidad eran condenados para ella.
Se dice que desde entonces vaga llenando al hombre de deceo, dando pasión a la mujer y vengandoce de todo aquel que sea injusto.- termine de hablar y se quedó callado.
-Solo es una leyenda - respondió alejándose.
-Hay algo de verdad en ellas, aquella mujer era poseedora del pecado carnal y de la confecion, si dices que tú mamá era prostituta tal vez por eso tenía ese nombre seguro era demasiado hermosa - dije mientras el negaba con la cabeza.
-¿Y que me dices de tus padres?- me preguntó cambiando de tema, mire al techo.
-Mi padre murió cuando tenía 8 y mi madre cunado cumplí 16- se dirigió de nuevo a la puerta.
-Lo siento mucho - no dime nada más.
-La tradición como será nuestra boda será mejor que me valla pronto vendrán por ti para que escojas un vestido de novia apropiado - se alejó.
-te doy un poco de dinero si tienes problemas cuídate por favor - abrió la puerta y ya se encontraba alguien ahí.
-Hola soy Sara - dijo una chica su cabello era rojo, vestía de color azul y estaba embarazada, mie quedé sorprendida.
-Os aviso que ya está listo el desayuno, y señor Mic lo necesitan en la sala principal - hizo una pequeña reverencia y Mic se fue, Sara se quedó un para de segundos callada en la puerta.
Cuando vi una pequeña bolita meterse a la habitación, mire a Sara rápido de nuevo.
-¿Sara verdad?- dije cuando reaccionó.
-Si necesita algo - me acerque a ella.
-¿Puedo?- dije mientras veía su panza.
-Lo siento señorita pero me regañarian- cuando contesté ya había tocado.
-Es un hermoso niño- me aleje y ella se puso roja.
-¿Cómo puede estar segura de eso?- por su expresión supe que el bebé era importante.
-Por la forma de tu panza- respondí.
-Deverias de estar en cama- respuse.
-La Reyna está celosa y no me deja descansar, ella deseaba tanto esto pero lamentablemente no pudo así que ahora yo cargo con el milagrito- dijo en una forma bastante triste.
-No te preocupes puedes descansar, si alguien pregunta di que aras algo para mí- asintió con la cabeza.
-Te traire algo de tomar - se alejo y cerré la puerta.
-Sal de ahí ya se fue - dije mirando bajo de la cama, de ahí salió una balita pequeña y llena de pelo.
Cabía en la palma de mi mando, tenía una naríz pequeña color roja su pelo era suave y unas pequeñas manos le di algo de comer, sus ojos eran grandes de color blanco.
Comía poco a poco, sonreí al verlo, lo deje en la almohada y vi el espejo.
-Tlazolteotl diosa del deseo - me mire en el espejo.
-Ella es una mujer poderosa atractiva y justa- mire en el reflejo a mi padre, su voz era tenue apenas podía escuchar.
-
No dejes que nadie te detenga, no dejes que nisiquiera tu te detengas, haz lo que será necesario yo te estaré cuidando - respire profundo y borre esa imagen del espejo.
Me quite la ropa y entre a darme un baño, el agua estaba tibia, aunque asia bastante frío afuera, tomé el vestido que me habían entregado, estaba bastante bonito y me quedaba bien, me recordaba a cuando vivía con mamá, después me acomode el cabello.
Coloque a el pequeño que encontré en una pequeña bolsa de mi vestido era de un color vino bastante grande.
Vi mi bolsa y el pequeño se hizo bolita y se quedó profundamente dormido, era muy pequeño, lo que me hacía pensar en su familia.
Abrí la puerta y salí, había demasiados hombres y mujeres vestidos de gris, todos limpiando el frío me invadía el cuerpo por lo que tuve que buscar calentadores.
-Lo siento mucho señoría estamos trabajando en el frío- asentí con la cabeza y sonreí ante la muchacha.
-No te preocupes si quieres toma mi calentador - podía ver sus labios casi morados, lo tomo con cuidado y se aseguro de que nadie más la mirara.
-Michas gracias mi nombre es Mila - sonreí y mire el pasillo estaba lleno de ventanas y velas .
-Mi nombre es Ketzaly mucho gusto - abrió los ojos de par en par y se alejo un poco.
-Tu eres la prometida del general Mic - soltó una pequeña risa de emoción.
-Si soy yo - se alegro y me tomo de la mano.
-Pero señorita que hace aquí se supone que tiene que estar en busca de su vestido de novia- asentí con la cabeza.
-Si Mila a eso voy es sólo que mi dama de honor es Sara - al mencionar su nombre si cara cambió por completo.
-Sara es bastante torpe, su embarazo nos conmovió y asustó a todas, el rey ya no sabía que hacer, pero necesitaba de un heredero - la mire un poco confundida.
-Ls mandé a descansar, por favor cuiden de ella, se que teniene apenas 16 no está en edad ni condiciones - resplique.
-Ya lo sabemos pero la Reyna es muy exigente con ella- contesto viendo a lo lejos, ahí estaba ella con el té.
-yo la ayudaré con su vestido para que Sara descanse- le sonreí y mire a Sara.
-Por favor se lo agradecería mucho - fuie a hablar con Sara.
-¿Por favor sigame?- lo hice y saludé a Sara.
-Esta es la sala de los invitados, donde usted se encuentra una vez bajando las escaleras todo el pasillo tiene los retratos de la familia de magos- mire los retratos y baje las escaleras junto a ella .
Por aquí está la sala principal antes de entrar vi una foto de los reyes ahí estaba mi madre y mi padre, lo observe.
-Oh- dijo mirando la foto detrás de mi Mila.
-Los reyes de antaño, los magos, el tlatoani y el Kulw ajaw, se dice que esa foto fue por su tratado de paz antes de saber que el rey del pueblo de antaño los estaba traicionando, se dice que se entregó mientras que su esposa fue acusada de bruja y fusilada- la sola imagen me puso los pelos de punta deje de ver la foto y camine.
-Muchos cuentan que aún sigue con vida junto a su hija- sonreí.
Me guarde el llanto y todo lo demás, me guarde los gritos y el dolor abrindo heridas que creí aver serrado ya.
Mire la sala los cojines y el piano, después pasamos unas grandes puertas para ver el salón principal.
-aquí el rey organiza su baile real - Mila comenzó a bailar poco a poco mientras yo sonreí.
-Abajo está la cocina - bajamos y vi a las mujeres haciendo de comer , olía delicioso, Mila metió el dedo a el betún de un pastel.
-Esta delicioso Sabrina - dijo probando, una mujer salió con una cuchara golpeándola.
-Ya te dije que no eres bienvenida aquí- me miró detrás de ella mientras robaba unos pedazos de zanahoria y los echaba a mi bolsillo.
-Por cierto ella es Ketzaly - se acercó a mi y me tomo de las manos.
-Que muchacha tan linda, tu eres la prometida del general Mic- me miró de arriba a bajo.
-Es cierto lo que dicen las muchachas - mire a Mila.
-Dicen que el general Mic es frio y frívolo a dónde va la oscuridad lo persigue, es un desarmado total, tembien se dice que resucitó de la muerte y es el elegido- contestó Sabrina.
-¿Elegido de que?- pregunté sin entender.
-No lo sabes muchacha?- Mila comenzó a robar se la comida mientras Sabrina estaba contándome.
-Se dice que un hombre despertará de la tumba gracias a la oscuridad y la luz, el tendrá la sabiduría y la fe de abrí y leer el libro sagrado y será el rey supremo de todas las naciones, condenando a los vivos y a los muertos por igual a las criaturas del bosque, liberandonos de la maldición- no dije nada.
-Sabes dónde está Manolo - dijo Mila acabando con el silencio.
-Ests afuera con los caballos - contesto Sabrina.
-Ella tiene que buscar un vestido de novia- salimos mientras Sabrina nos siguió llegando hasta la puerta.
Manolo agachó la cabeza, odia sentir amor y pasión al igual que una energía muy fuerte, respire profundo solo para ver cómo Mila hablaba con el chico.
De un momento a otro salió con un carruaje, era de color negro, con detalles dorados, las cortinas eran de color vino, jalado por dos caballos negros.
Podía sentir como me observaban por la ventana, como me miraba.
-No entiendo el por qué invitarlos- dijo la reina Ivana al rey aunque esté solo se limito a sonreír.
-Es mejor tener a Mic de nuestro lado, aunque el párroco pidió específicamente que cuadramos de ella, ¿sabes por qué?- Ivana no hizo más que seguir viéndolo.
-Ella es especial la cuidan como un diamante en bruto- miré a Mila mientras solo sonreía, podía sentir carisma, miedo y sensibilidad, algo que hace tiempo no veía en alguien.
-Ese diamante en bruto, nos meterá en problemas - dijo Ivana.
-o nos sacra de ellos- Mic les llamo y Mila hizo lo mismo.
-Y como será su vestido señorita ya pensó en algo- mire por la ventana.
-No lo sé- conteste observando el bosque, este cada vez crecía más, las sombras que ocultaba salían a la luz, llenas de odio.
-Para que me llamo mi eminencia - Mic hizo una reverencia y el rey le sonrió.
-Llamame Leónidas, mi querido general Mic
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