LUCES DE LUNA
Es perfecto, aunque escapó antes de usarlo.
-Jamas habías venido a este reino cierto - negué con la cabeza, mientras sentía como esa pequeña bolita se acomodaba en mi bolsillo.
Tenía frío, pero de alguna manera yo le daba calor.
-Ya llegamos - ambas bajamos y nos despedimos del chófer, Mila comenzó a darme un pequeño recorrido, mis recuerdos llegaban, como si de una lluvia de estrellas se tratará.
-Creo que había estado aquí una vez - dije en voz baja, las calles olían a mierda, estaba asqueroso y era deplorable.
Había una gran fuente con un ángel cargando una canasta de rosas, aunque nadie se podía acercar gracias a las espinas que impedían el pasó.
-
¿Qué le pasó a la fuente?- le pregunté a Mila mientras pasábamos por ahí, ahora estaba repletamente cercado Mila solto una pequeña risa.
-Bienes del reino del Tlatoani cierto – respiro profundo.
-Hace un tiempo, unas mujeres de la vida promiscua vinieron eran de España y algunas criollas, todas se vendían por unos cuantos pesos a quienes se los llegarán a dar, un día había una chica entre ellas, una que tenía el cabello blanco y brillante, todos los hombres deseaban de ella, no obstante nunca aceptó ni un solo peso.
Se decía que solo charlaba con los varones hasta que un día se le vio junto al hijo del rey, el rey ante lo que veía negó su existencia y mando a matarla, un día antes de su boda con el príncipe, justo el día de su muerte un rayo cayo sobre la fuente le cortaron el cuello, y la cabeza del ángel cayó.
Después de eso comenzó a llover, casi por 10 días todos los empleados del castillo tuvimos que quedarnos ahí hasta que la tormenta cesara, la reina y el rey dejaron que nos quedáramos en las habitaciones de invitados aunque 5 personas en cada una tuve que dormir en el suelo tres días junto a Sabrina y Sara.
Se dice que la sangre de aquella mujer inundó toda la fuente y días después comenzaron a salir rosas blancas como su color de cabello- respire profundo.
-Habia más personas como ella- Mila asintió con la cabeza.
-Ajam las personas las llamaban luces de la luna , les tenían miedo y poco después comenzaron a atacarlas después de la muerte de la mayoría de esas personas las rosas comenzaron a morir y solo quedaron las espinas, se dice que las rosas crecían por cada luz de luna que muriera una rosa se marchitaba- mire el lugar no había ni una sola o tal vez aún estaba alguna oculta.
Seguimos caminando no pude visualizar nada más que casas en la ruinas y apenas habitables de las que salían niños y mujeres, la mayoría de los hombres estaba peleando contra el reino del kujul ajaw por el territorio del bosque negro.
-Aquí está – dijo Mila con una pequeña risa me abrió la puerta, pero ella no entro, sonó la pequeña campanita al abrirse la puerta.
-Es de mal augurio que yo entre - la mire sin entender.
-Entra conmigo por favor – le dije para después ir detrás de mi, el lugar estaba oscuro apenas puse un pie y unas velas se encendieron dejando ver cualquier tipo de curiosidades.
-El miedo puede tomar a cualquiera, no importa si crees que eres realmente valiente- la voz que escuchaba se volvía cada vez más vieja, pero seguía sintiendo como si fuera mi madre, di un paso al frente y vi a una pequeña mujer, me llegaba a la cintura.
Mila se quedó en la puerta sin dar un paso dentro del lugar.
-ella no puede entrar aquí – la mire y sonreí.
-Ella viene conmigo – contestó para recibir una sonrisa de la mujer.
-Oooo, color vino y un tocado bastante costoso, en qué le puedo servir señorita, mientras que esa impura no quitaré el ojo de encima- Mila dio otro paso hacia atrás.
-Busco un vestido de novia - dije mientras la mujer me miraba de arriba hacia abajo.
-Muy bien muy bien, por aquí por aquí – comenzó a buscar y a mover libros, comencé a ver los nombres y títulos- la mujer me miro confundida.
-Sabes leer – asentí con la cabeza, podía ver su casa parecía que las flores y plantas devoraban todo a su alrededor, Mila seguía sin querer entrar.
-Solo las brujas saben leer - dijo mirándome bastante mal.
-O los hijos e hijas de buenas familias, y algunos Trolls del oeste - respondí en voz baja.
-Tengo un par de vestidos sígueme - paso por una cortina detrás del mostrador.
Tenía tres vestidos, blancos elegantes y bellos, pero todos me daban una sensación de dolor, miedo y enojo.
Comencé a verlos mientras ella solo me seguía con la mirada, hasta que vi uno cubierto con la tela.
-Ese no está a la venta - dije señalando.
La mujer se interpuso entre el vestido y yo.
-No, ese vestido nadie debe usarlo- la mire.
-¿Puedo verlo?- acomode mi postura.
-No te enamores de algo que no puedes tener pequeña, te mete en problemas y te muestra tristeza - trague saliva.
-Muéstrame le pagaré el doble - la mujer abrió los ojos, se plasmó un brillo en ellos.
-El triple- asentí con la cabeza.
Me mostró el vestido, era aún más grande de lo que pensaba, lo mire y observé evitando dejar una lágrima.
-La mataron antes de su boda - dijo Mila.
Este era tu vestido de verdad madre, lamento que jamás lo hayas usado, me dije a mi misma.
-Me lo llevo- la mujer lo tomo contenta.
-Vi que tenía anillos, puede mostrarme los que tiene - la mujer refunfuñando fue a buscar.
Subió unas pequeñas escaleras y bajo un par de cajas cubiertas de polvo.
-Son 8000 pesos de plata del vestido- limpio una pequeña caja, parecía de música.
La abrió poco a poco y una pequeña hada se hizo notar , giraba mientras una pequeña y linda tonada se hacía presente, los anillos estaban ahí de color plata con una piedra preciosa de color azul los mire mientras la mujer me miraba con una gran sonrisa, al juntarse ambos anillos creaban un infinito.
-3500 por ellos señorita – los mire y la pequeña hada se movió, la toque con las llamas de los dedos.
-Se libre – dije en voz baja sonrió y una pequeña campana sonó.
-no cuestan ni 1000- contesté.
-No son reales- repose Mila hizo un gesto mirando a ambas .
-Le doy 1000 por ellos junto con la pequeña maseta que tiene de color rosa por haya- la señalé.
-2000- contesto.
-60000 el vestido la maseta y los anillos- la mujer volvió a refunfuñar.
-8000 y te llevas todo- bajo la maseta y soltó los anillos, tome todo.
-Trato echo- le entregué el dinero y le entregué las cosas a Mila.
Una vez que salí podía escuchar como la señora se molestaba de nuevo y solté una pequeña risa.
-¿Tienes familia Mila?- pregunté mientras guardaba la pequeña caja con los anillos en mi bolsillo.
-No y si la tuve no la recuerdo- pude notar la tristeza.
-¿Qué pasó?- levanto la mirada y el carruaje nos recogió.
-Cuando era pequeña las tropas de los demás pueblos estaban en posiciones contra los únicos que no fueron atacados eran las iglesias y aquellos que llegaron a trabajar para el rey, el rey y la reina magos tienen una escuela de educación hacia las sirvientas y mucamas, las bonitas se quedan para ayudar al rey son enseñadas a hacer toda clase de labores domésticos.
Ante la infertilidad de la Reyna por la peste éramos intervenidas, la única con dicha suerte fue Sara- respire profundo.
-Entonces llegaste aquí para no ser atacada por la guerra – asintió con la cabeza.
-Si señorita – sonreí, no recordaba el día en el que había hablado así con una persona, ella no se esforzaba simplemente era así carismática y cariñosa, atenta .
Subimos a la carroza de nuevo mientras veía una tristeza en ella.
-Todos nos escondimos de alguien o de algo, está es para ti y Sara cuiden bien de ella- le entregué la pequeña maceta y sonrió.
-Muchas gracias señorita - me dio un abrazo de la nada.
-Hemos llegado señoritas- ambas bajamos cuando buenos a Ivana esperando.
-¿Que crees que haces niña insolente?- dijo tomando la de las manos, soltó la pequeña maceta y logré alcanzarla.
-Disculpe su real majestad, podría dejar a mi dama de compañía, exijo que la suelte- me miró molesta y estaba dispuesta a darme un golpe.
-No estoy dispuesta a seder a las exigencias de una cualquiera como tú- respire profundo y me interpuse entre ambas.
-Yo soy la prometida y futura esposa del general Mic si desea que mi prometido ponga de su parte como líder de sus tropas es mejor que cada una trabaje en equipo - la soltó sin decir nada más, mientras Mic junto al rey Leónidas estaban detrás de mi.
-Ivana deja a la chica por favor - dijo el rey, ella no hizo nada más que soltarla y mirarme molesta, Mic camino hacia mi
-Pon las cosas en mi cuarto, y cuida de esto- le dije a Mila llendose asustada.
-Mi futura esposa- me tomo de las manos y les dio un beso.
-Lamento mucho eso, yo seré el padre de ceremonias en su boda señorita- dijo el rey, hice una pequeña reverencia, su piel era casi blanca y su cabello rojo, mientras sus ojos se iluminaban de un color verde esmeralda.
-No puede verte en persona señorita ni presentarme antes - Ivana se fue molesta .
-Pero se que estaré encantado de que seas mi invitada de honor me dijeron que estabas bastante enferma – comenzamos a caminar entramos al castillo por el pasillo principal, llevaba un traje bastante largo de color vino con dorado casi como el oro .
-¿Cómo se encuentra su salud en este momento?- pregunto mirándome con las manos en la espalda.
-Bien – contesté en voz baja escondiendo los anillos .
-Me alegra mucho haber llegado a su habitación, le dijeron a la señorita Mila que prepare su comida y su baño espero y Mic haya elegido los arreglos necesario y de su gusto, si bien mi esposa no estaba muy descuerdo con la ceremonia, créame que ella también está muy contenta de dicho evento - sonreí.
-Claro – respondí abriendo la puerta de la habitación.
-Una última cosa – me di la vuelta.
-Me han dicho que perdiste a tu familia a una corta edad – asentí con la cabeza.
Cuando vi un pequeño anillo colgando de su cuello.
-Si la perdí en un horrible incendio gracias a la guerra- abrí la puerta y entre.
-Lo siento mucho mi majestad pero deseo hablar con mi prometida, aún estamos algo nerviosos por mañana- dijo Mic entrando junto a mi.
-Eso es muy normal, el amor de un par de jóvenes como ustedes- ambos sonreímos y cerramos la puerta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro