LOBO
Desafortunado aquél que cree en un dios no nombrado.
Tlayoc se despidió de ambas el no se sentía afuera más haya de aquella pequeña casa.
Brigit tenía miedo y sentía tristeza se resistía a dejarlo solo en el fondo aunque los gritos de alguien de hacían cada vez más presentes.
-Sigue camino, te alcanzo en un rato olvide algo en casa de Tlayoc- Brigit regreso y seguí caminando.
No entendía que había olvidado, había tanto que no entendía realmente, las hojas de los arboles me decían el camino, sin embargo deje de escuchar los gritos de un momento a otro.
No había nada más que el viento corriendo a mi alrededor y termino en un aullido desconsolado de dolor.
No me dio miedo al contrario quería saber de dónde venían, los arboles me decían el camino, las criaturas se ocultaban ante mi llegada, las ramas no me dejaban pasar y seguír caminando, finalmente di con el y ya no sabía si seguir.
Lo mire entre las ramas, varias trampas lo lastimaban, no había visto cazadores cerca, moría de hambre y de dolor, estaba tan débil que no se defendió siquiera de mi.
Sus aullidos de dolor dejaron de escucharse, respire profundo y me acerque, la trampa estaba echa con espinas de rosa, me pinche el dedo, pero eso no me detuvo.
Varias gotas de mi sangre cayeron cerca de su osico, en un movimiento brusco comenzó a lamber mi herida.
La criatura moría poco a poco, la sangre que perdía, lo deje salir y me miró, un lobo tal vez pensé en realidad no recordaba aver visto uno y mucho menos así de cerca.
Respiré profundo y lo acaricié, su pelaje era suave, bastante fuerte, su respiración no la lograba sentir respire, cerré los ojos, vi dolor en el.
Las trampas a las que cayó y como intentaban matarlo, sentía su dolor y quería que dejara de sentirlo.
-No es mi voz, pero es la tuya es mi poder líbrame de aquello que pasa y dame aquello que deseo, te quito tú dolor y te doy aquello quieres, vida o muerte tu destino en tus manos y la salvación en las mías- una estela de color salió de mis manos y se reflejo en sus ojos.
-Hablo con ellos el cielo, fuego, viento y agua todo poderoso dios de sabiduría te invoco para salvar a uno de los tuyos, sangre caída invocó de mi cura su cuerpo y la tierra que lo rodea, sus pisadas no dejaron camino para aquel cazador cautivo- deje de tocarlo.
Poco a poco se levantó abrí los ojos y respire profundo, me aleje del una vez que dejó de aullar, lo deje ir y solo vi como se alejaba, aunque poco a poco ese animal cambiaba sin saberlo o entenderlo.
Seguí escuchando sonidos limpie la sangre, seguí los gritos de dolor para encontrar de nuevo el camino, mis zapatos estaban cubiertos de lodo, sabía que algo malo pasaría, los sentía por todo el cuerpo.
Abrí los ojos y mire al cura a ese hombre y a el general a mis espaldas respire profundo.
-Acepta a este hombre como su esposo- lo mire de nuevo y tragué saliva.
-Acepto - me dio si mano.
-Señor Mic asepta a la señorita Ketzaly como su esposa- abrí los ojos y di un paso hacia atrás.
-Te prometo que cuidare de ti- dijo tomándome de la mano.
-Acepto - el Cura saco una pequeña risa.
-No es necesario que mientas hija mia si no quieres ser quemada o llevada a la orca es mejor que te comportes como una jovencita recién casada- el general me tomo de los hombros.
-Tu marido Mic es el mejor de mis hombres cuidara y protegerá de ti, pequeña -respondido el general dándome un fuerte golpe en la cabeza.
-ketzaly apenas cumple los 20 años, nesecito que cuides bien de ella, sabe leer y escribir bastante bien- podía escucharlos a pesar de que intentaban ser bastante modestos.
-Yo la conozco bien no tiene por qué recordarme sus cualidades he inteligencia - respondió Mic
-No obstante tendrás que vivir aquí por un par de días al igual que tendrías que quedarte al cuidado y disposición de Mic está boda realmente no es real, pero tómalo como una petición ya que no formas parte de esta gran comunidad - alzó las manos y solo lo vi.
-señor si me lo permite esto no es en lo que acordamos- el cura molesto.
-recuerda a quien le sirves Mic si quieres ver a tu familia sana y salva más te vale cuidar bien de esa muchacha, es bastante importante la emos estados buscando durante casi 10 años su sola presencia puede acabar o restaurar cada una de nuestras naciones - no me levanté ni abrí los ojos solo me quedé escuchando.
-la chica tiene que permanecer oculta- ambos voltearon a verme.
-requiero más que discreción en esto ella no puso ni una resistencia creo que tiene alguna idea de que sucede- respiró profundo.
-Saldría cuando sea solo necesario y la hemos de bautizar, ella tiene que ser parte de nosotros ahora que se a echo señora a tu lado, te ruego que te encargues bien de ella- el general y otro soldado solo se retiran de el.
-Vas a tener a tu pequeña zorrita a tu lado - lo miro con molestias.
-te pido la respetes ya lo has escuchado estás hablando de mi mujer -Mic respondido molesto el cura no dijo nada más y se retiró.
-Solo es una ladrona pordiosera - volvió a hablar para después irse también.
Me levanté y me coloque en la puerta sin que el me viera, respiré profundo y se dio la vuelta solo para verme, tenía el cabello suelto con mis mechones.
-Entra - dijo mirándome.
-¿Estás bien?, ¿No te lastimaron?- respire profundo y asentí con la cabeza.
-jamas había visto un tatuaje como ese - mire mi pierna descubierta por la vieja pijama que traía, la cubrí.
-Tendre que conseguirte ropa limpia - respondió.
-Ya tengo ropa- dije mirándolo a los ojos.
-Hablas de los trapos sucios y rotos que traes- abrió un cajón y saco algo de ropa limpia.
-usa esto, ahora que somos marido y mujer podrías decirme tu nombre real - mire la ropa y la oli, tenía un olor a anís.
-Ketzaly Coatlicue moon - dije con la cabeza abajo.
-mi nombre es Mic- lo mire .
-¿Solo Mic?- se dirigió a la puerta.
-Si - la cerró de portazo para después abrirla.
-no salgas, no escapes y no te metas en problemas- dijo cerrando la puerta de nuevo, solo para irme.
-Marido y mujer- dije en voz baja mirando a mi alrededor.
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