♐ CAPÍTULO -8- ♐
✨Una partida inesperada✨
SETH
— ¡Corran! ¡Por aquí! — nos grita Bruna.
Ya había caído la noche, nos encontrábamos corriendo por los callejones; según las gemelas, este callejón nos conduciría a una alcantarilla que da directo con su escondite secreto en la librería. Mientras todos corríamos siguiendo a las dos hermanas, las sirenas de la policía nos pisaban los talones, como era de esperarse, unas señoras que se hospedaban en el hotel había dado aviso de haber visto mi cara; estábamos saliendo del edificio cuando nos rodearon las patrullas, desde ese instante no hemos parado de correr.
— Me... Me duele todo — Viviane corría cada vez más lento sin poderse el peso de sus piernas.
— Solo una cuadra más y llegamos — la alienta Karla.
— Este será... el ejercicio que haga en todo... el año — acota con dificultad Archie.
— No podremos llegar a ningún lado con ellos aún detrás de nosotros — Jeremy voltea y se detiene en seco — Ustedes continúen, los atraeré por este otro camino.
— ¿Qué? — gritamos todos, parando un poco más adelante.
— ¡Sigan corriendo, cuando me liberen yo los encuentro! — Aunque no quería dejar a nadie atrás, Jeremy tenía razón.
— Más te vale volver con nosotros — Le sonrío y el me devuelve el gesto — Sigamos.
— Y-Yo iré con él — Eloy sale corriendo detrás de Jeremy sin poder detenerlo.
— Ay, el amor — comentan Viviane y Archie retomando el rumbo.
El resto de nosotros nos escondimos y los policías fueron detrás de la pareja, aguardamos unos minutos más para poder seguir nuestra trayectoria, esta vez un poco más tranquilos. Después de caminar por un callejón un poco más estrecho, Karen abrió una alcantarilla y bajó por ella seguida por Bruna, el resto de nosotros nos miramos un momento hasta que todos sus ojos cayeron en mi.
— ¿Qué? — pregunto con el ceño fruncido.
— Entra primero — me empuja levemente Archie.
— Y eso por qué, ve tú primero — forcejeo con el pelirrojo.
— Dios mio... es como ver a Génesis y a Archie pelear — comenta Kay molesto pero en su rostro vi un dije de nostalgia.
— Yo voy primero — se aventura Viviane en entrar — ¡Ya bajen cobardes!
— Al parecer es seguro — Scott levanta con demasiada facilidad a Archie como princesa.
— ¡Qué carajos! — grita este pero antes de poder agregar algo más, Scott arroja al chico por la alcantarilla, escuchándose el sonido sordo por el otro lado — ¡auch!
— ¡Bajando! — grita ahora Scott lanzándose a si mismo.
— ¡Espera, aún no me levanto! ¡Ah! ¡Scott por todos los dioses, bájate de encima! — por el grito de Archie, Scott había caído encima de él.
— No se toman nada en serio — se asoma Liam — ¡Córranse para que podamos bajar los demás, tortolitos! — grita con una gran sonrisa.
Todos reímos menos Archie, el se quejaba de dolor; bajamos uno a uno, siendo yo el ultimo sintiendo unos ojos sobre mi, ocultos en la oscuridad, pero por más que buscaba no podía ver nada ni a nadie, así que decidí bajar sin más. Caminamos un largo tramo, pisando agua podrida y escuchando a las ratas correr despavoridos de nuestra presencia, incluso las sirenas se podían oír desde aquí abajo, dudaba de que supieran que nos estábamos arrastrando como ratas para poder escapar. Luego de lo que parecieron ser horas, Karla sube unas escaleras y abre una compuerta circular hacia arriba, ella y su hermana fueron las primeras en subir, esta vez yo las seguí enseguida; Ya todos arriba me sorprendió ver su pequeño escondite todo revuelto, las imágenes de su investigación ya no estaba en su lugar, los libros habían sido desparramados y pisados, algunos yacían despedazados en el piso de cemento.
— Meine kostbaren Babys! — Gritó Karla ahogando un sollozo mientras caía de rodillas frente a una pila de lo que antes habían sido libros.
— None... — Bruna la ayuda a incorporarse, sosteniendo a su hermana por el brazo.
— Quién pudo ser capaz de esto... — Viviane se cubre la boca con una expresión de tristeza.
— No lo comprendo... solo Bruna y yo sabíamos de este lugar... ni siquiera el abuelo... — las gemelas se miran horrorizadas.
¡Opa! — Gritan ambas a coro y suben por las escaleras secretas que en su momento, nos habían traído hasta acá abajo.
Todo el grupo las sigue corriendo y tropezando por los escalones estrechos que nos guiaron hasta la tienda, su aspecto era peor que lo que había pasado allá abajo, incluso algunos de los libros estaban en la chimenea quedando solo las cenizas. Miro la escena horrorizado, una tienda de años y que contenía tanta historia... como era que había sido reducida a nada...
— ¡¿Opa!? — se escuchaba la voz de las gemelas en el piso de arriba, me apresuré a subir.
— No lo encuentro... no lo encuentro... ¡Opa! — Bruna se veía desesperada parada a la mitad del pasillo, Karla estaba en la habitación de su abuelo, rebuscando hasta debajo de la cama.
— ¿Estás en el baño? — ingresa sin golpear a la puerta que estaba en una esquina del cuarto, dirigiendo a un pequeño baño solo para el hombre de edad.
— Karla... — la llamo pero no puede escucharme — Karla — vuelvo a repetir y sus ojos llorosos caen en mi.
— No está... Seth... mi abuelo... — las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.
— ¡Ahhhhh! — un grito nos hizo sobresaltar, los tres nos apresuramos a bajar, el grito parecía provenir desde la bodega, detrás de la tienda.
— ¡Que ocurre! — entró yo primero y la escena me deja petrificado en la puerta, los ojos de Viviane me miran horrorizada.
— No dejes que Karla y Bruna entren — me ordena Kay y yo solo logro asentir.
Las dos hermanas se apresuran a bajar las escaleras, pero les impido dar un paso más, ambas fruncen el ceño y solo con ver mi expresión bastó para entender que ocurría, sin poder detenerlas más, Karla logra hacerme a un lado y junto a su hermana, entran en la bodega. Bruna es la primera en caer al suelo, sus piernas fallan, haciéndola caer de rodillas, tenía los ojos bien abiertos y le temblaba el labio; a su lado, Karla permanecía en silencio, quieta en su sitio no movía ni siquiera un dedo, me acerco con cautela y pongo mi mano en su hombro, mi toque la sobresaltó, tenía los ojos perdidos y apagados mirando en dirección al cuerpo de su abuelo inerte en el suelo. Archie estaba sosteniendo la mano de Scott, en un intento de no dejarse caer, Viviane se cubría el rostro en una esquina, erguida en si misma temblando, Kay y Liam permanecían al un lado de la pelirroja tratando de reconfortarla y de evadir la cruda realidad que acontecía; por mi parte, de repente tenía muchas ganas de vomitar, pero necesitaba mantener la calma, mis nuevas amigas nos necesitaban en este momento.
— Karla... Bruna... — logro hablar luego de unos largos minutos de silencio.
— No es real... — la voz de Karla sale en un murmuro, aún con la mirada perdida.
— Schwester... — Bruna se pone de pie a duras penas, caminando hasta su hermana y tomando a esta de la mano — Schwester ... der Großvater ... Opa ...
— Bruna... ve a buscar tus cosas... nos tenemos que ir... Lo más probable es que vuelvan o... — el sonido de cristales rompiéndose la interrumpe y todos los presentes nos asustamos.
— Schwester — Bruna tenía una expresión asustada.
— Debemos irnos — Kay tomando el liderazgo de nuevo.
— No lo podemos dejar... Opa... él... ¿Y si le da frío?... — Bruna se aferraba a la mano de Karla quien cierra los ojos un instante, tragándose las lagrimas.
— Bruna, ahora debemos priorizar nuestra seguridad. Opa... él hubiera querido que estuviéramos a salvo... — se le quiebra la voz al finalizar la frase.
— Karla... — mi mano seguía en su hombro, ella me mira con una sonrisa triste.
— Hay que encontrar a Génesis... — Karla me pasa por el lado y el resto la seguimos, menos Bruna que se queda atrás.
— Vamos, Bruna... vamos... — Viviane toma a la gemela menor de la mano y logra hacerla caminar.
Caminamos de vuelta al escondite de las gemelas, pero cuando llegamos a mitad de camino, el humo nos hizo imposible seguir avanzando.
— ¿ Un incendio? — exclama Archie aún sosteniendo la mano de Scott, quien no ha pronunciado palabra alguna, manteniendo una expresión seria en su rostro.
— ¡Debemos volver! — Kay grita al comenzar todos a toser y a comenzar a ver como las llamas se comenzaban levantar por las escaleras. Todos volvemos deprisa a la tienda.
— No nos queda de otra que salir por la entrada... — Liam se limpia lagrimas que salieron por el humo.
— Peor y si... y si hay alguien... — Viviane aún sostenía a Bruna que no paraba de llorar en silencio.
— Yo iré a revisar — Karla se apresura a la entrada.
— Es peligroso... ¡Karla! — me apresuro en alcanzarla pero abre la puerta antes de que pueda detenerla.
Una ráfaga de viento nos empuja hacia atrás, logro agarrar a la pelinegra y mi espalda es la primera en caer al suelo, con el peso de su cuerpo sobre mi. Ambos nos incorporamos adoloridos, esa ráfaga se sintió como si un gran martillo nos golpeara de frente; Bruna corre a socorrer a su hermana y Scott se separa de Archie para ayudarme a ponerme de pie, sus ojos llenos de preocupación al revisar si estaba herido.
— Pareces un hermano mayor... — bromeo luego de soltar un quejido al ponerme de pie, me había lastimado la muñeca.
— Bueno... hemos vivido juntos unos meses... Creo que no me caes del todo mal — me sonríe un poco incomodo.
— ¿Están bien? Seth... ¿Estás herido? — Liam examina mi rostro.
— Estoy bien, mamá... — el de ojos de distinto color me da un pequeño golpe en el brazo.
— ¿Que fue eso? — Archie pregunta con el ceño fruncido.
— Sólo alcancé a ver una silueta... — Habla Karla sin emoción.
— Deben estar esperando a que salgamos... — Añado.
— Ahora que hacemos... — Viviane ahora era la que lloraba.
— Habrá que pelear — Me pongo a la cabecera del grupo, con mis brazos prendidos en unas llamas distintas a lo habitual.
— En una granja abandonada, a miles de kilómetros de la ciudad —
GÉNESIS
— ¡Ja! ¡Se envió! — Los gritos de Gaia me sobresaltan, corre hasta el pajar en el cual estaba sentada.
— ¿Pudiste enviar la dirección? ... Y lo otro... por que no me dejas escribirle a mi... — sus dedo indice da a parar en mis labios, haciéndome callar.
— Para más misterio, quizás cree que te secuestré yo y eso lo hace más interesante — mira la pantalla del celular que se robó de una tienda. Esta chica era más rara que yo.
— ¿Alguna respuesta? — intento mirar, pero tampoco me deja ver los mensajes, eso me inquietaba un poco... pero si esto ayudaba a volver a ver a Seth...
— Es raro... la señal aquí es mala, pero ya debería haberle llegado... solo me sale el check de enviado — hace una mueca molesta.
Después de liberarnos de nuestras esposas, no fue muy difícil dejar todo patas arriba, los guardias no estaban muy bien entrenados, quizás nunca se imaginaron que saldríamos de nuestras celdas, debido a que no podíamos usar nuestro Ram. Luego de asaltar una tienda que no estaba demasiado lejos del territorio, a la cual, llegamos volando, nos encaminamos a esta granja abandonada que la rubia conocía muy bien, aunque no ha querido contarme como, ya que me había comentado que no pertenecía a su familia, que por eso este era un lugar seguro para nosotras.
— Quizás... le pasó algo... — varias imágenes catastróficas invadieron a mi mente y me comencé a hiperventilar.
— Génesis, calma — guarda el teléfono en el bolsillo de la chaqueta de cuero que se robó y coloca ambas manos a los costados de mis brazos — Seguro está bien... no pienses esas cosas.
— Como sabes... — hablo con dificultad, debido a que me faltaba el aire.
— Si vinieron a Alemania, es por que son fuertes, ellos van a estar bien... Tu querido freund está bien — su sonrisa es cálida pero sus ojos no tienen brillo, eso es algo que noté cuando la conocí, aquellas perlas estaban apagadas.
Después de tomar aire unos minutos con los ojos cerrados y aún con las palmas de sus manos en mis brazos, me calmo. Al abrir los ojos me encuentro aún con su sonrisa y sin evitarlo, se la correspondo. Ella se aparta para darme espacio y mi mente deja de lado todas esas ideas catastróficas.
— Quizás Archiwi hizo alguna estupidez y rompió el teléfono — la imagen de todos regañando a mi mejor amigo me hace reír.
— ¿Archiwi? — Gaia levanta una ceja.
— Mi mejor amigo — sonrío con nostalgia.
Me pase el resto de la tarde contándole a la hermana de Gayle mil historias desde el día que conocí al pelirrojo, le hablé sobre Kayle, mi hermano mayor celoso y protector, sobre Liam, mi otro hermano mayor, quien nos mantenía a todos a raya y unidos; también le hablé sobre todas mis amistades que hice en la academia Zodiaco, incluso me dió tiempo de contarle sobre mi última batalla antes de ser secuestradas por su hermano.
La noche había caído sobre nuestras cabezas y aún no teníamos noticias de Seth, eso me volvía a inquietar, estaba por quedarme dormida cuando escuché muchos pasos afuera del granero, renuevo a Gaia quien abre los ojos sobresaltada, pero coloco mi mano en su boca para que no haga ruido, en seguida ella entiende y nos escondemos detrás de una montaña de pajar, dónde aguardamos a que aquellas personas entren, deseando que no detecten nuestra presencia.
— ¿Estás seguro de que este es el lugar?
Una voz masculina, que se me hacía familiar pero dudo un momento, era más grave que la voz recordada.
— Es aquí, esta es la dirección — otra voz masculina, un poco más apagada que la otra... ¿Estaba herido?
— Ojalá no te hubieras quedado sin carga, podrías encender la linterna — suguiere está vez una voz femenina.
— Tenemos cuatro signos de fuego y a ninguno de le ocurre encender sus malditas manos — esa voz era inolvidable, sobre todo por ese tono molesto.
— ¿Chicos? — dice otra voz femenina que se queda helada al verme cuando salgo de mi escondite.
Uno de ellos enciende ambas manos en fuegos dejando ver sus rasgos, aquel cabello negro desordenado y con varios de sus cabellos en diversas direcciones, aquella piel de porcelana que me derretía y aquellos ojos color fuego que encendían mis pensamientos... Mis ojos se llenaron de lágrimas y comencé a llorar una vez cayendo al suelo, me sentía vulnerable, dañada y por fin sentía que podía volver a respirar.
— Pequeña... — escucho muy lejano la voz de Kay, sentía mis oidos tapados y mi llanto no cesaba.
Por fin había vuelto a ellos, por fin los volvía a ver y yo era un manojo de nervios, solamente un reflejo de lo que solia ser...
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