Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Regret- Arrepentimiento

Sumario:

Tiempo después de ser Vanitas liberado del corazón de Ventus, Xehanort le da una tarea muy inusual: Entrenar al nuevo y más joven miembro.

Se desarrolla durante los eventos de Kingdom Hearts: Birth by Sleep.

Cuatro años.

Han pasado cuatro años completos desde que Vanitas comenzó a existir. No hace falta decir que Xehanort estaba complacido con los resultados.

Era malicioso. Sádico. Desprovisto de cualquier emoción que pudiera llevarlo a desviarse. Tampoco decía nunca que no a una orden. Parecía que disfrutaba hacerlas durante una gran parte del tiempo, mientras que otros que no llegaban a compartir la misma forma de pensar de Xehanort hubieran encontrado estas órdenes un tanto... cuestionables y descaradamente deplorables. Era por eso que prefería ver a Vanitas, cuya compasión moral parecía estar completamente del revés. Vanitas... era esencialmente una rareza de la naturaleza. Una abominación.

Una abominación que era más una marioneta que una persona. Aunque su enfermiza actitud temperada y sus réplicas mordaces eran una pequeña adición divertida.

La única persona con la que Xehanort no estaba complacida en su organización... era su nuevo reclutamiento. Por lo que era la causa de que Vanitas fuese llamado a presentarse ante él hoy.

Xehanort daba golpecitos con su pie impacientemente mientras estaba sentado en una habitación blanca. Su versión joven parecía estar distraído mientras miraba un reloj sin razón aparente, apoyado contra la pared. Después de unos pocos pero eternos minutos, un portal de oscuridad se manifestó en frente de él. Vanitas dio unos pasos saliendo y lo cerró con un movimiento de muñeca. El chico enmascarado se cruzó de brazos.

—¿Deseaba verme, Maestro?

—¡Vanitas! ¡Qué placer es volver a verte!—Xehanort se levantó y le dio unos golpecitos en la espalda. Vanitas se tensó, cerrando sus manos hasta convertirlas en puños.

—Qué. Pasa—Xehanort rió.

—No hace falta ser tan hostil. Pero supongo que debería ir directo al grano—colocó sus manos detrás de su espalda—. Tengo una pequeña tarea para ti. No es nada extravagante, tan solo corta y simple.

Vanitas ladeó la cabeza mientras Xehanort abría un portal a su lado. Unos segundos después, un niño pequeño salió, tambaleándose. El chico miró a Vanitas con penetrantes ojos ámbar. Soltó un bufido.

—En serio que te estás quedando sin ideas, ¿no? ¿Ponerle a un niño una parte de tu corazón? ¿Cuál es el punto? Ellos carecen de verdadera fuerza o conocimiento apropiado de los mundos.

—Tal vez tengas razón—Xehanort le indicó al niño para que diese unos cuantos pasos hacia delante—. Pero siempre tengo un plan para todo. Lo sabes.

—Tch. Sigo creyendo que es todo cháchara—Vanitas movió su mano restándole importancia—. ¿Qué quieres entonces de mí? ¿Que destruya a ese pequeño gusano porque estás cansado de hacer de niñera?—señaló al niño, quien rápidamente se escondió detrás de Xehanort.

—Oh, no no. Justo lo contrario—Xehanort sonrió burlonamente—. Quiero que tú seas su mentor.

Vanitas se quedó en silencio por unos buenos dos minutos. Eventualmente dejó salir una risa tensa.

—Tienes que estar bromeando. Absolutamente, no—la sonrisa de Xehanort se esfumó—. Qué. No me mires de ese modo. ¿En serio creías que yo iba a QUERER eso?—Xehanort entrecerró sus ojos—. No soy. Un PROFESOR. Soy un RECIPIENTE DE OSCURIDAD que sigue trabajando en forjar la Llave Espada χ con ese otro chico que TÚ ROMPISTE. Así que si me disculpas, "Maestro"... Me voy para hacer algo RELEVANTE—Vanitas se giró y comenzó a caminar en dirección a la salida—. Búscate a otro para hacer tus insignificantes hobbies, viejo.

Vanitas inhaló profundamente cuando una llave espada presionó contra su garganta. Notó otra más hincarse en su espalda.

—A lo mejor no me expresé claramente.

Vanitas miró de reojo a Xehanort, quien estaba presionando su espada más fuertemente contra su garganta.

—Esto no es una petición. Es una ORDEN. Lo creas o no, tengo otros asuntos con los que lidiar comparados con tu única meta. Solo tenemos cuatro miembros ahora mismo, incluyéndote. Tengo unos cuantos candidatos en mente para que porten mi corazón como los otros dos ya han hecho, pero tengo que dejar este lugar para conseguirlo—Xehanort cerró su mano libre—. Así que por el momento, Sora necesita un mentor. Alguien que sepa demasiado sobre la oscuridad y no tenga miedo de enseñarle al chico que no hay ninguna vergüenza en mancharse las manos. ¡Que todo esto está siendo hecho por una causa mayor!—dijo con sorna.

—Sí, sí. Quieres tener en tus manos la Llave Espada χ y Kingdom Hearts. Lo pillo. ¿Así que por qué no le dices a tu versión joven que me está haciendo sentir MUY incómodo que baje su llave espada y entrene él mismo al niño?

—Desgraciadamente para ti, yo solo vine aquí para estar seguro de que todo está yendo acorde con el plan—el Joven Xehanort frunció el ceño—. Me necesitan en otro tiempo y espacio para continuar poniendo las cosas en marcha, así que estás por tu cuenta.

—¿Y qué pasa con el idiota de un solo ojo? Ibas a pagarle por su trabajo, pero claramente no ha vuelto a aparecer de nuevo.

—Está preparando cosas para mí. En este momento, estoy en necesidad de un cuerpo nuevo. ¿Y quién mejor que el pupilo de Eraqus, quien está luchando contra la oscuridad en su corazón mientras hablamos?

—Hmmm... No es una mala decisión, creo...—Vanitas se encogió de hombros.

—Estás poniendo a prueba mi paciencia, chico—Xehanort afirmó su agarre en su llave espada—. Vas a enseñar a Sora los caminos de la oscuridad sin más quejas. ¿Queda claro?

Vanitas suspiró.

—¿Por cuánto tiempo?

—El tiempo que sea necesario, hasta que el forjamiento de la Llave Espada χ esté cerca.

Vanitas se rascó la cabeza.

—Está bien. Y bajad vuestras armas. No me voy a ir a ninguna parte.

—¿Señor Xehanort?

Todos miraron alrededor hasta que sus ojos cayeron en la fuente de la pequeña voz. Sora se estaba frotando los ojos, jalando el final de la gabardina de Xehanort.

—Estoy cansado... ¿Puedo irme ya a casa?

Xehanort sonrió un poco más genuino. Vanitas podía ver que era claramente falsa, pero tenía que admitirlo: el Maestro podía disimularlo.

—Pues claro, pequeño—Xehanort abrió un portal para el chico—. Y recuerda, Sora. Tu entrenamiento con Vanitas empieza mañana.

Sora giró su cabeza hacia él y sonrió.

—¡Vale!

Soltó una risita mientras corría hacia el portal y desapareció.

—Ugh. Ya lo odio. La luz en su corazón es molestamente brillante y es DEMASIADO alegre.

Xehanort le dio golpecitos en el hombro.

—En ese caso, está en ti el cambiar eso. ¿No es así?

Vanitas agachó la cabeza.

—Claro...

***

Al día siguiente, Sora estaba de vuelta en su base temprano. Vanitas le dio algo de crédito por estar al menos puntual. Después de hacer aguantar al Maestro un abrazo por una ridícula cantidad de tiempo, finalmente se acercó a Vanitas. Sora arrugó la nariz.

—Hueles como mierda.

—Lo dice al que le escuché decir que el Maestro huele como "bolas de naftalina*". Ni me importa.

Sora hizo un puchero y le sacó la lengua a Vanitas, quien simplemente gruñó con irritación.

—Vamos, vosotros dos. ¡Deberíais llevaros bien!—Xehanort puso sus manos encima de las cabezas de ambos. Vanitas se la quitó rápidamente y resopló—. Vais a pasar mucho tiempo juntos, así que deberíais sacar el mayor provecho de la situación—sonrió—. Yo debería ir yéndome ya. ¡Mucha suerte!—un portal se formó detrás suya mientras Xehanort caminaba hacia atrás hacia él. Una vez se hubo ido, Vanitas miró abajo hacia Sora.

—Vamos a acabar simplemente con esto.

Vanitas invocó su llave espada y esperó al menor para que hiciese lo mismo. Sora lo miró inexpresivamente.

—¿Y bien? No tengo todo el día para esperarte.

—¡O-oh! ¡Verdad!—Sora extendió su mano hacia adelante y cerró los ojos. Se estremeció cuando su llave espada apareció en sus manos, chisporroteando con energía inestable. Vanitas sonrió con sorna.

—No está mal... Para un niño. Ahora dime. ¿Te ha enseñado ya el Maestro cómo utilizarla?—Sora negó con la cabeza—. Claro que no lo hizo. Dejándome a mí todo el trabajo...

Vanitas dirigió su llave espada a la cara de Sora.

—Voy a atacarte. Intenta defenderte.

Vanitas atacó con un golpe hacia abajo. Sora dio un grito ahogado y consiguió bloquearlo por un segundo antes de ceder bajo la fuerza del golpe. El menor dio un quejido cuando se golpeó fuertemente con el suelo y dejó caer la llave espada. Sus ojos se agrandaron cuando Vanitas casi lo atraviesa con el arma.

—Patético. Creí que podrías hacerlo mejor que eso.

—¡Dame un respiro!—Sora se levantó y le dio una mirada retante—. ¡Te mueves demasiado rápido!

—Tienes que estar preparado para CUALQUIER TIPO de ataque, idiota. Si no puedes ni contraatacar un golpe directo que puedes ver fácilmente, no durarás demasiado. Pero es algo que se espera de un niño. Sigo sin entender por qué el Maestro te eligió a TI de entre todas las personas. Es un desperdicio de tiempo entrenar lo inentrenable.

Sora apretó sus dientes y cogió su llave espada, apretándola fuertemente. Empezó a correr hacia Vanitas.

—¡¡¡Toma esa, estúpido!!!

Vanitas soltó una carcajada y se puso en una estancia de combate.

—Ese es el espíritu.

Sus armas chocaron contra la otra por un tiempo mientras Sora luchaba por ganar la ventaja. A pesar de ser sobrepasado en fuerza y destreza, empezaba a coger el ritmo bastante bien. Vanitas estaba medio impresionado, viendo que el chico estaba siendo llevado solo por rabia. Una vez notó que las fuerzas empezaban a fallarle a Sora, paró.

—Está bien. Eso es suficiente.

—¡Todavía no hemos acabado!

Sora atacó en su dirección, pero fue parado por una mano en su cara. Sora gruñó en señal de frustración mientras oscilaba su llave espada sin éxito.

—Dije que es SUFICIENTE. Ya hemos acabado de entrenar por hoy—Vanitas lo soltó y vio cómo Sora caía al suelo de cara—. Vete a casa. Tengo otros lugares en los que estar ahora mismo.

Sora se sentó mientras Vanitas empezaba a irse por un portal.

—¡Espera! ¿Adónde vas?—Sora se acercó a él despacio. Vanitas no miró atrás.

—No te incumbe.

Vanitas cerró el portal antes de que Sora pudiese seguirlo. Soltó un bufido y se frotó la nariz.

—Es tan malo...

***

Pasaron unos cuantos días, y Vanitas seguía entrenando a Sora como había prometido. Uno de esos días, regresó a la base agarrándose con fuerza el brazo y frotándoselo.

—No puedo creer que haya perdido contra él... Pero es solo porque tenía ayuda. Qué táctica más barata—murmuró Vanitas.

—¿Cuál es el problema, enano? ¿Vas a llorar por perder un solo combate?

Vanitas invocó su llave espada y apuntó con ella hacia la irritante voz. Braig sonrió con sorna y levantó las manos.

—¡Vamos! ¡Solo me estoy metiendo contigo!

—Considera mantener tu boca callada. Recuerda que el Maestro solo te está dejando quedarte aquí por un tiempo. Puedes regresar a tu estúpido puesto de trabajo una vez que haya terminado de usarte.

—Oh, ¿a ti no te está utilizando de igual forma? Lo último que sé es que estás aquí solo porque eres el arma perfecta—Vanitas no dijo nada, solo bajó levemente su llave espada—. Uuuups, ¿toqué una fibra sensible? Pero tampoco puedes negarlo. ¡Así que creo que ambos estamos metidos en el mismo barco!—Braig se reclinó en su asiento, poniendo sus brazos detrás de su cuello.

—¿Un arma?

Vanitas miró a Sora, quien estaba sentado en una silla mucho más pequeña. Ni siquiera lo había notado hasta ahora.

—¿Te importa ilustrar a tu pequeño "pupilo", colega?—le sonrió en forma de mofa.

Vanitas rodó los ojos.

—Vine de la oscuridad de otra persona. Un chico que una vez estuvo demasiado roto para pelear de vuelta. Cuando se haga más fuerte, nos uniremos y forjaremos la Llave Espada χ.

—¿Es eso?—Sora se rascó la nuca.

—Ese es el plan.

—¿Pero qué te pasará cuando te unas con él?

Vanitas soltó una pequeña carcajada.

—Me convertiré en el más poderoso, con el arma más peligrosa en la existencia. Ni siquiera Ventus va a ser capaz de resistirse a mí. Me parece que vale la pena.

—Sin embargo, perderás.

Vanitas miró fijamente al niño, incrédulo. Braig parecía igual de sorprendido ante el comentario indiferente de Sora.

—¿Perdona? ¿Podrías repetirlo para que tenga una razón por la que darte una paliza?

Sora lo miró a los ojos con una expresión seria.

—Si sigues subestimando a la luz... Perderás.

Sora sonrió misteriosamente, como si supiese algo. Era algo completamente fuera de lugar en él el decir cosas como aquella. Vanitas sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal y lo desechó.

—Deja de hablar, insignificante títere. Y vete a casa, como te dije LA PRIMERA VEZ. No necesitas esperar cada una de las veces que terminamos de entrenar y me voy.

Sora se encogió de hombros y se bajó de un salto de la silla. Después de unos minutos ya se había ido. Braig alzó una ceja.

—Espeluznante niño que tienes...

***

—¡Y entonces BAM! ¡Le gané!—Riku rió cuando su amigo estrelló su puño con su otra mano—. ¡No tenía oportunidad contra mi espada de madera y mis habilidades!—Sora sacó pecho con orgullo.

—Tío, Sora, tu profesor parece muy raro. Tiene que ser una mierda que sea tan malhumorado todo el rato.

—Sin embargo, mi abuelo dice que es normal. ¡Y todos sus amigos también son iguales!—Sora hizo un pequeño puchero.

—Hey, ¿por qué en verdad nunca he visto a tu abuelo?—preguntó Riku. Pateó algo de arena mientras ambos caminaban.

—Um...—Sora miró abajo con una expresión indescriptible—. Creo que no le gusta venir aquí, eso es todo.

—Hm...—Riku se puso delante de Sora y lo paró para que no caminase más—. Ahora que lo pienso, tus ojos se ven más amarillos que de costumbre. ¿Estás escondiéndome algo?

Sora evitó mirarle a los ojos, mostrándose más nervioso que antes.

—Perdonadme.

—¡Ah!—Sora saltó y se giró. Riku retrocedió un par de pasos. Una mujer alta de pelo azul estaba en frente de ellos. Rió levemente y se arrodilló para quedar a su altura.

—Hola. ¿Cuáles son vuestros nombres?

Sora sonrió nervioso y se rascó la nuca.

—¡Yo soy Sora!

Ella asintió.

—Encantada de conocerte, Sora. ¿Y tú?—preguntó girándose al otro chico.

—Mi nombre es Riku—le dio una sonrisa sincera.

Ella sonrió ampliamente y alborotó el pelo de ambos. Los chicos soltaron unas risitas.

—Vosotros me recordáis a mis propios amigos. Espero que ambos se encuentren todavía bien.

Colocó una mano en su pecho y cerró los ojos. Sora y Riku se miraron entre ellos, y luego de vuelta a ella.

—Decidme. ¿Habéis visto alguno a alguien llamado Terra? ¿O a un chico llamado Ventus? Estoy buscando a ambos.

Un pequeño deje de reconocimiento cruzó los ojos de Sora, para después disiparse. Ella, sin embargo, notó su cambio de expresión.

—¿Sora? ¿Sabes algo?

Sora negó con su cabeza.

—¡No!—sonrió a ella de nuevo, pero algo parecía fuera de lugar.

No podía decir a qué se debía, pero hizo que su corazón latiese con desasosiego. Riku lo miraba con una expresión confusa. Estuvo preocupada por un rato, mirando a Sora fijamente con una intencionalidad. Pero eventualmente sonrió de vuelta y se levantó.

—Está bien. Fue un placer conoceros.

Aqua vio irse a los dos niños corriendo. Caminó hacia una de las palmeras que había allí y se sentó. Sintió la brisa del mar chocar contra su cara mientras el sol comenzaba a ponerse en el horizonte.

Uno de ellos ya había recibido el don de poder portar una llave espada... era el chico llamado Riku. ¿Fue Terra quién se lo dio?

Y Sora...

Había algo muy extraño sobre aquel chico...

***

Vanitas fue aplastado contra la pared. Una bola de oscuridad le había golpeado directamente en el pecho. Se levantó y se quitó el polvo que había acumulado al chocarse.

—Bien hecho, Sora. Parece que te subestimé.

Sora bajó su mano, la cual seguía emitiendo pequeñas ondas de energía oscura. Le sonrió.

—¡Gracias! Creo que es la cosa más amable que me has dicho.

—Bueno, no te acostumbres a ello—Vanitas empezó a caminar hacia él cuando, de repente, toda la habitación empezó a dar vueltas. Lo siguiente que sabía era que estaba de rodillas mientras todo estaba borroso. Escuchaba una pequeña voz llamarle por su nombre y tiraba de su brazo—. Esta... sensación—Vanitas se llevó la mano al pecho—. Ventus... Estás recuperando tu fuerza, ¿no es así? La oscuridad es demasiada para mí para soportarla.

El mundo dejó de moverse gradualmente. Vanitas se quitó su máscara y respiró profundamente unas cuantas veces.

—Nuestra unión debe formarse, Ventus. Lo quieras o no—Vanitas hizo una mueca.

—¡Hey, eres igual que yo!

Miró abajo hacia Sora, quien lo miraba incrédulo. Vanitas subió su máscara para ver su reflejo.

Aparte del color del pelo, él y Sora eran casi iguales.

—¿Cómo... es posible?

—¡Ooh, ooh! ¡Casi me olvidé!—Sora pegaba saltitos, entusiasmado.

—Deja de hacer eso.

Sora no lo escuchó y sacó algo del bolsillo de su gabardina. Vanitas lo miró sin ningún tipo de emoción mientras Sora le ponía en sus manos lo que sea que fuese.

—Lo hice para ti. ¡Por ser mi profesor!—sonrió de oreja a oreja.

Vanitas miró el ítem y lo reconoció inmediatamente.

—Un Siemprejuntos.

—¡¿Te gusta?!—los ojos de Sora se iluminaron.

Imágenes empezaron a inundar la mente de Vanitas. Se vio a él mismo mirando a las estrellas mientras que una calmada voz le decía que cada luz representaba un mundo. Se vio a él mismo sosteniendo una llave espada de madera que le habían dado. Era su tesoro más preciado. Se vio a él mismo riendo al lado de amigos que nunca lo dejarían, sin importar lo ingenuo y absurdo que era pensar eso. Vio sus dudas sobre la amistad siendo reemplazadas inmediatamente por la resolución de mejorarla, se todos los que conoció, de todo lo que experimentó.

Empezó a reírse. La expresión feliz de Sora pasó a una de angustia cuando la risa de Vanitas se volvió cada vez más y más alta, hasta llegar a ser la carcajada de un maníaco. Vanitas miró a Sora con un brillo maníaco en sus ojos...

E hizo trizas el Siemprejunto de su mano.

Sora lo miró con horror mientras que las  trizas de su regalo cayeron al suelo y Vanitas las pisoteaba. Miró despectivamente a Sora con una expresión de superioridad.

—Tan cerca, y a la vez tan lejos. Me has decepcionado, Sora.

Vanitas levantó su pie y pateó las piezas del Siemprejuntos hacia Sora. El chico se puso de rodillas y empezó a recoger las trizas, temblando.

—Eso es. Recoge las piezas como la basura que eres.

Sora bajó la cabeza.

—Te odio.

—¿Qué fue eso?—Vanitas levantó su mano y se la colocó en la oreja, mofándose—. No puedo escucharte si hablas tan bajo.

La cabeza de Sora se alzó con una expresión de furia en sus ojos.

—¡¡TE ODIO!!—gritó desde lo más profundo de sus pulmones.

Sora se levantó rápidamente y se fue por un portal que hizo fácilmente. Y tal cual, se había ido. Vanitas cogió un fragmento del Siemprejuntos que Sora se había dejado atrás. Era el corazón metálico del centro, el cual todavía tenía un brillo distintivo.

—Deberías odiarme...

***

Sora mantuvo su distancia de Xehanort y de los otros por los siguientes tres días. Simplemente iba de casa a la isla durante esos días junto a Riku, como solían hacer. Pero Riku podía ver que Sora no se comportaba como lo hacía normalmente, de forma alegre. Parecía enfadado por algún motivo, pero Sora se negaba a hablar.

Si lo que Sora quería era compañía, Riku estaba de acuerdo con ello. Solo deseaba que pudiese ser de mayor ayuda.

Al tercer día, mientras veían el sol desaparecer una vez más, Riku se tomó un momento para mirar a su amigo.

—¿Sora?

Sora no lo miró. Eso hirió los sentimientos de Riku solo un poco.

—¿Sí?—la voz de Sora era mucho más calmada y reservada de lo normal. Riku hizo una mueca.

—Si alguna vez quieres hablar... Estoy aquí para ti, siempre. Lo sabes, ¿verdad?

Sora recogió sus rodillas y puso su cabeza encima de sus brazos.

—Mhm...

No dijeron nada más al otro mientras el sol desaparecía.

Sora se despertó temprano al día siguiente e inmediatamente se fue al castillo. Empujó la puerta principal hasta abrirla y asomó la cabeza. No había nadie, para gran consternación suya.

Caminó hasta su asiento y se sentó. Empezó a mover los pies en el aire, esperando a ver si alguien decidía aparecer allí. Después de un rato, escuchó unos pasos.

La enorme puerta se abrió. Braig y el Joven Xehanort estaban allí. Sora corrió hacia ellos.

—¡¿Dónde está el señor Xehanort y Vanitas?!—Sora estaba preocupado. El Joven Xehanort caminó hasta él.

—Xehanort ahora mismo no está...  disponible. No tienes nada de lo que preocuparte.

—Oh...—Sora miró al suelo—. ¿Y qué pasó con Vanit...?

—Vanitas fue destruido.

Sora los miró en shock, con los ojos muy abiertos.

—¡¿Q-qué?! ¡Pero si lo vi hace poco!

El Joven Xehanort negó con la cabeza.

—Era su destino. Lo sabes igual de bien que yo.

Sora no dijo nada, solo dejó que sus ojos se aguasen.

—Ni siquiera pude decirle que lo sentía...

Braig se rió.

—¿Que lo sentías? ¡¿Crees que a ese monstruo le hubiese importado una disculpa?! Eso sí que es tener fe, chico.

Braig se acercó y le dio palmaditas a Sora en la cabeza. Sora se lo quitó de encima y salió corriendo, dejándolos atrás y saliendo del castillo.

—¿Deberíamos ir detrás de él?—dijo Braig.

—No. Deja que el niño figure las cosas por sí mismo—el joven Xehanort se cruzó de brazos—. Su corazón le guiará por el camino que deseamos. Ese es su destino.

***

Sora estaba de vuelta en la isla. Estaba todo oscuro, pero no tenía ganas de volver a casa. Por alguna razón, la oscuridad era más confortante para él.

—Vanitas, maldito idiota...—Sora se frotó los ojos mientras las lágrimas continuaban bajando por su rostro— ¿Quién se supone que me entrenará ahora...?

—¿Hola?

Sora dio un grito ahogado cuando escuchó una voz que no le era familiar. Escaneó frenéticamente el área hasta que sus ojos fueron a parar en una niña pequeña que estaba cerca de una de las palmeras. Parecía asustada y no parecía poder quedarse quieta.

Se levantó y llamó su atención. Casi salió corriendo cuando se fue acercando, hasta que lo logró y levantó sus manos.

—Estás bien. No soy un monstruo.

La niña lo miró dubitativa.

—¿Cómo sé que dices la verdad? Tu ropa es muy rara.

Sora miró abajo hacia su gabardina.

—¡De hecho, esto es para mantenerme a salvo de la oscuridad! Con esto ya no tengo miedo.

Él sonrió, y ella pareció relajarse un poco, hasta que le sonrió de vuelta.

—¿Sabes dónde estoy? No puedo recordar dónde está mi hogar.

Se rascó la cabeza. Sora se acercó más y la cogió de la mano.

—Este es mi hogar. ¡Pero no te preocupes! Te ayudaré a encontrar el tuyo.

Ella le sonrió un poco más y asintió.

—¡Está bien!

Ambos caminaron juntos por la arena hasta el muelle, donde el bote de Sora estaba. El bote de Riku ya no estaba allí.

—¡Por cierto, soy Sora! ¿Cuál es tu nombre?

La pequeña chica soltó una risita. La sonrisa tonta que tenía en aquel momento era divertida de ver.

—Soy Kairi.

— — — — — — — — — — — — — —

*Naftalina: Es un sólido blanco que se volatiliza fácilmente y se produce naturalmente cuando se queman combustibles. También se llama alquitrán blanco y se ha usado en bolas y escamas para ahuyentar las polillas. Quemar tabaco o madera produce naftalina. Tiene un olor tan fuerte que puede resultar desagradable.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro