Neo
Terminamos de despedirnos de los asistentes al concierto. Mañana estaremos volando hacia Washington solo un par de fechas más y habremos terminado la gira nacional. Y con un poco de suerte podremos descansar antes de que la gira mundial comience.
Dejamos el escenario en medio de los gritos de los asistentes, al bajar todo está inusualmente movido. Hay al menos el doble de miembros de seguridad moviéndose de un lado al otro. De inmediato un grupo de ellos viene por nosotros y en vez de llevarnos de regreso a los camerinos como sería lo usual, nos llevan directamente hasta la movilidad que nos llevará directo al hotel. Marco es quién está a cargo de nosotros.
—Marco, ¿qué sucede? —pregunta Apolo de inmediato.
—Hubo una emergencia en medio del concierto, pero todo está controlado en este momento.
Todos comenzamos a vernos.
—¿Qué sucedió? —Es Basha quién habla esta vez lleno de angustia.
Marco duda un momento en responder.
—Alguien intentó llevarse a Alejandra, por fortuna Phoebe logró evitarlo.
El solo escuchar eso hacer que sienta escalofrios.
—¿Están bien? —pregunta Apolo.
—Sí, el sospechoso quiso arremeter contra Phoebe, pero en ese momento llegaron los miembros de seguridad y se dio a la fuga.
—Eso quiere decir que escapó. —asevera Athan.
—Lamentablemente sí. Sin embargo, Ralph ya tiene su identidad y lo están buscando. Todos ya se encuentran en el hotel en este momento sanos y salvos.
Creo que a todos nos queda la duda, pero lo guardamos para nosotros y avanzamos sin perder más el tiempo.
En cuanto el bus ingresa al hotel Marco se gira a nosotros y nos comunica:
—En media hora Kath los necesita a todos en el salón.
Todos asentimos, somos consientes de que esta situación supera a cualquier cosa a la que nos hemos enfrentado antes como banda. Es decir, aunque no están detrás de nosotros por primera vez en la historia, nos están utilizando como medio para llegar a ella. Jamás hemos contado con tanto staff de seguridad, no solo el de la gira, privado y el personal de Dominic. En teoría no habría forma de que estuviéramos más seguros y aún así hoy paso algo bajo las narices de todos. La situación era grave.
Saber que estaban todas a salvo dentro del hotel es lo único que me mantuviera en mis cabales. De lo contrario hace mucho habría perdido la cabeza.
Subimos hasta nuestro piso, el silencio reina entre nosotros. Incluso los gemelos permanecen serios en estos momentos. Sin perder tiempo cada uno se dirige a su respectiva habitación.
Veinte minutos más tarde estoy cerrando la puerta de mi habitación para bajar a la reunión convocada. Mientras me acerco al ascensor escucho la voz exhaltada de Athan en la dirección contraria por la que debo ir.
—¿¡Qué harás!? —Lo escucho decir casi gritando.
Lo veo aparecer en el pasillo llevándose las manos a la cabeza. No recuerdo haber visto a Athan en ese estado desde que sucedió lo de Jonas, es más ni siquiera en ese momento.
—¿¡Por qué te vas!? —grita
Su última pregunta hace que me detenga en seco y es en ese momento que reconozco la habitación de la que está saliendo. Y antes de que pueda acercarme a cerciorarme de mis sospechas veo a Sarah salir con su maleta de viaje.
—¡No puedo quedarme aquí! ¡No lo soporto! ¡No puedo lidear con todo esto!
—¿¡Y qué hay de Neo!? ¿¡Te irás así nada más!?
—¿¡Crees que Neo es importante para mí en este momento!?
El pecho se me encoje al escucharla. Cada palabra que sale de su boca se siente como un golpe. Se me dificulta respirar con normalidad, pero no soy capaz de articular una palabra. Solo me encuentro aquí como clavado en el suelo sin poder moverme.
Antes de que pudiera hacer algo, Athan y Sarah se percatan de mi presencia y ambos se quedan estáticos. Lo que no me esperé es que los gritos llamaran a más audiencia. Veo a Apolo parado al fondo del pasillo mirando todo y también escucho acercarse a alguien detrás de mí. Y yo lo único que quisiera en este momento es que la tierra me tragara. No solo porque me siento como alguien desechable, sino que en esta ocasión en frente de todos.
—¿Neo? —Athan es el primero en hablar—. Neo, Sarah se marchará, di algo.
Quisiera hacerlo, quisiera gritar miles de cosas, muchas de las cuales no siento, pero ni siquiera soy capaz de eso.
Sarah que no parece saber como reaccionar intenta avanzar, pero es detenida por Athan.
—¡Suéltame! —exclama ella forcejeando para soltarse.
—No hasta que aclares las cosas —le responde mi hermano manteniéndose firme.
—¡No tengo nada que decir! ¡Suéltame!
Athan la sostiene con más fuerza y no puedo soportar más esta situación.
—¡Suéltala! —exclamo con todas las fuerzas que tengo e incluso esto me produce un profundo dolor.
—Pero Neo...
Sarah logra soltarse y comienza a avanzar llevando su maleta consigo.
—Déjala. Si quiere irse, soy nadie para evitarlo —digo aunque mis propias palabras son como fuego.
En el instante que pasa a mi lado nuestras miradas se cruzan por un segundo.
En cuanto escucho el sonido del elevador respiro con profundidad en un vano intento por tomar fuerzas de donde sea. Termino por recostarme en la pared y descanso mi cabeza en ella por un instante cerrando mis ojos. Me duele tanto que apenas creo poder mantenerme en pie. En el momento que mis piernas flaquean una mano detiene mi caída. Al abrir mis ojos no puedo describir mi sorpresa al ver que quien me sostiene es Basha.
Athan y Apolo llegan unos segundos después y me ayudan a ponerme en pie.
—¿Por qué no hablas con ella, Neo? Tal vez lo piense mejor —me dice Apolo.
Yo me limito a negar con la cabeza. Me encantaría decirles que lo último que me apetece en este momento es hablar del tema. Eso y golpearlos para que se callen.
—Apolo. Ella decidió irse. No todos tenemos tu suerte para que la mujer que amamos soporte la locura de nuestras vidas. No todos tenemos a una mujer como Phoebe que pelee con uñas y dientes por nosotros. Así que, Apolo. Hoy resérvate tus consejos. —refuta Basha con rabia.
Apolo se queda atónito por un segundo y aunque no estoy seguro del todo porque Basha dice lo que dice. Tiene razón en que Phoebe es una mujer fuera de lo común.
—Chicos, los están esperando abajo —escucho la voz de mamá a mis espaldas.
Todos se voltean a verla y yo aprovecho este pequeño momento en el que no soy el centro de atención para tomarme un respiro y tratar de poner mis pensamientos en orden. Aunque en mi pecho predominaba el dolor y quería volverme loco, mi mente en este momento tiene un enfoque muy distinto. En mi mente está presente que a Alejandra casi le hacen daño hoy en nuestras narices y que había que hacer algo al respecto.
En todo caso no había mucho que pudiera hacer con la decisión de Sarah. Si ella no quería estar aquí por la razón que fuere tenía todo el derecho del mundo. Claro, quería saber la razón, pero no creo que este sea el momento y definitivamente no era una conversación que quisiera tener con tanto público. Y aunque no lo pareciere mis hermanos tendían a ser muy chismosos.
—Ahora bajamos. —Termino por decir para sorpresa de todos.
Entramos al salón llamando la atención de los presentes, era evidente que ya solo esperaban por nosotros.
Mi mirada recorre todos los rostros presentes en busca de solo uno. Alejandra se encuentra sentada en un lugar alejado hablando en privado con Oscar y Danielle.
Me siento profundamente aliviado al poder ver a Oscar aquí, en definitiva, es la persona a la que más necesita Alejandra en este momento, por más diferencias que tengan son su única familia y en los momentos más duros siempre será un regalo del cielo tener un hombro que te sostenga antes de caer.
Nos sentamos en una mesa dispuesta donde ya se encuentran Dominic, Trav y Kath. También los gemelos que nos miran con sospecha. Mis padres también se encuentran presentes y Tom que habla con alguien por teléfono.
—Chicos, mientras venían hemos estado hablando un poco —comienza a hablar mi padre con expresión seria—. Nosotros, y me refiero a su madre y a mí, creemos que la gira debería ser cancelada y regresemos a Los Ángeles. La situación se ha tornado demasiado peligrosa y está resultando muy difícil contenerla.
—No. —dice Apolo enérgicamente—. Ya hemos cancelado un concierto, lo demás de la gira se realizará con normalidad. Nos quedan únicamente dos fechas por delante y creo que no es momento para que nos mostremos débiles.
No sabía si estaba de acuerdo con Apolo, pero en este momento no tenía caso ir en contra.
Pero definitivamente hay algo que me llama la atención y no es precisamente lo que Apolo está diciendo, porque dejé de escucharlo un segundo después de que comenzó. Mientras él y mi padre comienzan una acalorada discusión sobre qué deberíamos hacer mi mirada está clavada en Basha. A quien evidentemente le importa esto menos que a mí. Su mirada está clavada en un solo punto de la habitación y no necesito ni siquiera seguir su mirada para saber hacia donde está viendo.
La intensidad con la que mira a Alejandra me dice mucho de lo que mi hermano siente por ella, aunque el muy tonto luche por decir lo contrario. Poniéndole un poco más de atención todo él está tenso, como si esperaba a un solo movimiento para saltar a atacar.
Reposo mi cabeza en mi mano. Y me rio para mis adentros, es evidente que conozco muy poco a mi hermano y también me siento ligeramente culpable por intentar golpearlo y al mismo tiempo es como algo agridulce, porque aquello que lo detiene no va a dejar de hacerles daño.
—Esperen un momento —interviene Kath llamando mi atención.
Apolo y mi padre se sientan y los veo un poco rojos por el calor del momento.
—A pesar de que la situación es poco usual podemos decir que ahora la tenemos controlada, el principal sospechoso ha sido identificado y en este momento estamos tomando cartas en el asunto —intervine Dominic con su acostumbrada calma.
—También hemos tomado medidas con respecto a los informantes internos, es solo cuestión de tiempo para que identifiquemos al o los responsables —añade Travis con una sonrisa.
No dudo ni por un segundo en sus palabras. Dominic es muy conocido en Los Ángeles por ser uno de los abogados del diablo, de esos con los que no te quieres meter y aunque estemos un poco lejos de su jurisdicción estoy seguro de que no es menos temible por ello. Y Travis... bueno no me queda muy claro a que se dedica, pero si recuerdo muy bien todo lo que hizo por Phoebe así que, lo resumiré con que lo tecnológico es lo suyo.
Por la cara de mi madre sospecho que aún tiene sus dudas, mi padre por su lado ahora mantiene una cara de poker, así que no estoy muy seguro de lo que pasa por su cabeza.
La conversación se alarga un poco más, pero al final todos estamos de acuerdo en confiar en el trabajo de la agencia. Alejandra y Danielle parece que se tardarán más ya que siguen hablando cuando nosotros nos ponemos de pie dispuestos a irnos.
Mientras caminamos hacia la salida Basha comienza a avanzar más lento. Me volteo para verlo por un segundo y puedo ver su expresión llena de dolor mientras observa a Alejandra llorar en silencio en el hombro de su hermano. Basha se voltea para que no sean capaces de verlo y se topa directamente conmigo.
Su sorpresa no sería tanta si hubiera visto un fantasma, como la que ha tenido al verme.
Se recompone en un par de segundos y sigue su camino pasando por mi lado. Su actitud me hace sonreír. Es bueno saber que mi hermano no es el imbécil que pensaba que era.
El quedarme solo me da tiempo para pensar y quién quiere hacerlo cuando tiene el corazón partido. Observo mi celular en la mesa de noche cada tanto con la esperanza de que aparezca una llamada o un mensaje, pero la decepción se vuelve cada vez más grande con el paso de tiempo. Y bien podría contactarla yo, pero tampoco creo que sea correcto presionarla. Siento que si la llamo en este momento soy capaz de rogar por que vuelva. En el fondo de mi corazón sé que ella no se ha marchado por no quererme, pero quizás no era tan fuerte como para luchar contra el mundo en el que vivo.
Y es que eso tenía que darle la razón a Basha, no era fácil enfrentarse a todo esto. Tener a la prensa encima en cada momento, en cada movimiento, metidos donde no los llaman no era algo a lo que cualquiera pudiera hacer frente. Y con esto no quiero decir que a Sarah le faltara coraje, ni mucho menos. Esto quiere decir que cuando nosotros decidimos ser artistas y vivir de nuestro público éramos conscientes de lo que eso significaba y también que nuestra pasión por lo que hacemos vale mucho más que eso.
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