Neo

Todos bajamos hasta el estacionamiento. Basha no se separa ni un segundo de Nix y nosotros los respetamos, hay mucho de lo que ellos deben hablar y creo que lo mejor es que tengan un tiempo para ellas.

Apolo se detiene llevando de la mano a Phoebe se vuelve a nosotros.

—Yo iré con Phoebe al departamento y luego a la oficina.

—Nosotros tenemos una sesión de fotos —exclaman los gemelos al unísono.

—Yo llevaré a Nix a su departamento —indica Basha.

—Yo iré a casa, tengo trabajos por hacer —afirmo.

—Yo voy a casa también —dice Athan y todos nos vemos entre nosotros.

En el estacionamiento estaban solo cuatro autos. El de Apolo, Basha, Thanos y el mío. Marco está esperando a los gemelos junto a su auto por lo que entiendo que no llevo el auto de la compañía.

—Puedo llevarte Athan si quieres —se ofrece Apolo.

Es obvio que el único auto libre que queda y que vaya a la misma dirección es el mío, pero en este momento no sé si Athan quiera compartir el mismo aire conmigo.

—No hace falta, Pol. Voy con el enano.

Lo regreso a ver sorprendido y emocionado al mismo tiempo.

—Venga, no me mires así que me siento mal —dice avergonzado y yo me siento de la misma forma. Pasa un brazo por mis hombros—. Venga, que tengo que comprobar que no conduces como un desquiciado.

Todos reímos y comenzamos a avanzar.

Athan está jugando con las estaciones de radio, sin decidirse por ninguna.

—No puedo creer no hay una sola estación decente.

—Depende de qué tipo de música busques —respondo sin quitar la vista de la calle.

Siento su mirada fulminante sobre a mí. Al final deja en una estación de jazz y se recuesta en el asiento del copiloto. Veo en el retrovisor el auto de nuestro equipo de seguridad y vuelvo la mirada hacia adelante.

—¿Tienes unos lentes de sol? Los ojos me molestan.

Lo miro por un segundo y sus ojos están rojos, como de seguro también están los míos.

—En la guantera.

Abre la guantera y escucho como se caen varias cosas. Me orillo hacia la derecha para poder ver que sucedió. Había olvidado por completo que mi guantera es todo un desastre, tengo discos, mis lentes de sol, papeles, cables, mis audífonos y una serie de cosas que no sé que son.

Ayudo a Athan a recoger todo mientras él jadea exasperado. Encuentra el estuche de mis lentes de sol y se los coloca de inmediato. Una vez hemos guardado casi todo se queda viendo unos papeles.

—¿Qué es eso? —le pregunto.

—Por la virgen de la papaya. Eres asquerosamente rico, enano.

En ese momento recuerdo que son los papeles que me entregó Apolo ayer. Ni siquiera los he visto en detalle.

—Así me enteré ayer. Apolo me los entregó.

Athan me mira incrédulo mientras enciendo el auto y lo pongo en marcha de nuevo.

—Impresionante, ganas tres veces más que nosotros.

Estoy a punto de dar un frenazo, pero me contengo intentando concentrarme en el camino.

—¿Tres veces?

—¿No lo sabías? Todos hagamos por igual con las ventas, en ese sentido ganas más que nosotros por las regalías.

—No sabía que era tanta la diferencia.

Athan ríe y guarda los papeles en la guantera una vez más.

—Al final no es tanta, tienes que recordar que todos tenemos contratos individuales con muchas marcas, de ahí una parte va al fondo para Nix y papá. Supongo que ahora está Larissa también.

Athan era el único de nosotros que llamaba a nuestra madre por su nombre, no entendía muy bien por qué lo hacía, pero como siempre respetaba lo que pensaba.

Todos nosotros cuando firmamos nuestro primer contrato llegamos a acuerdos para que no existiera problemas de dinero entre nosotros, la primera regla: todos ganábamos por igual en las ventas, la segunda: quien más trabajaba más ganaba, esto quería decir que si yo escribía más canciones ganaría más o quien firmara con más sponsors ganaba más por eso. Y la tercera: existía un fondo familiar. Decidimos crearlo porque no sabíamos cuanto tiempo lograríamos estar en este medio, pero luego de un tiempo lo convertimos en un fondo para Nix de ahí salía sus matriculas y su manutención. A ese fondo iba el diez porciento de todo lo que ganábamos, pero eso era algo que solo sabíamos nosotros. Inclusive ni nuestra hermana sabía de eso.

—Pues de lo que sé Nix no aceptó que Apolo pagará su departamento y ella lo está haciendo de lo que gana como asistente de Phoebe —le comento—. Nix quiere hacer las cosas por su propio esfuerzo.

—Y estoy orgulloso por eso. —Lo miro por un segundo antes de regresar mi vista a la calle—. Lo dijo ella mismo hace rato, quiere hacer las cosas por su cuenta. Ella sabe que cuenta con nosotros y con nuestro apoyo incondicional y aun así quiere ir por el camino difícil. Pienso que es algo de admirar.

Asiento pensando en Nix.

—Creo que tienes razón.

Siento que posa su mirada en mí.

—Enano. —Lo miro mientras el semáforo está en rojo—. Ahora que estamos solos tú y yo, quiero que me digas qué pasa con Sarah, qué pasó con Valerie, qué es lo que piensas de todo esto.

Pienso por un momento en sus preguntas. Tomo un par de respiraciones profundas y pongo el auto en marcha cuando cambia el semáforo.

—Qué pasó con Valerie, si conoces la historia. Después de que me puse como lo hice no supe de ella, no intenté hacerlo de hecho, ni siquiera el día que se fueron. Creo que estaba en un estado de negación en el fondo de mí no lo creía y lo peor de todo es que mis manos estaban destrozadas, teníamos el concierto a la vuelta de la esquina y yo era un inútil. Todo eso tenía en la cabeza al mismo tiempo. Pasó un tiempo hasta que pude componer la canción con la que pude despedirme de Valerie y lo que plasmé ahí es lo que realmente sentía, iba a seguir adelante.

Athan asiente silencioso.

»No mentiré y te diré que ya no siento nada por ella, porque me estaría mintiendo a mí mismo. Lo que sentí por Valerie fue intenso, demasiado, era capaz de hacer cualquier cosa por ella, sin importar cuan descabellada fuera y a pesar de que creo que me quería o es lo que quiero pensar, creo que no era sano. Estaba cegado por algo que no existía en la realidad, quería que exista y por eso hacía tanto, pero al final no era más que una ilusión más que yo me hice.

»Entender eso me ha ayudado a comenzar a superar poco a poco. No puedo culpar a Valerie porque creo que el único culpable soy yo. Y no sabes cuánto me duele saber que sufres tanto por mi culpa también.

—Enano...

—Espera —lo interrumpo—. Con Sarah... con ella no sé que sucede. Primero porque no soy el mismo muchachito inocente que se enamoró como un loco de Valerie, aunque no parezca he aprendido de todos mis errores y no quiero volver a cometerlos. No quiero volver a ilusionarme y que todo se desvanezca y eso quiere decir también que no voy a ir por ahí enamorándome de cada chica que conozco.

Athan ríe.

—Eso es difícil de creer.

—Lo sé. Con Sarah es distinto, sé que sabes que ella me gustaba cuando estábamos en secundaria.

—¿Gustaba? Estabas tan enamorado de ella como para cagarte en los pantalones. Todos lo sabíamos, no eres muy bueno en ocultarlo.

Rio y me encojo de hombros. Entro en nuestra urbanización y puedo sentirme más relajado.

—Bueno, puedo saltarme eso. Con ella ya pasó ese punto de ilusión. Ella no es la chica de secundaria y yo no soy el niño que la veía con ojos de corazones. Todo es distinto, contando hoy es la tercera vez que hablo con ella frente a frente y lo único que puedo decirte con certeza es que deseo poder conocerla mucho más. No sé si lo entiendas, pero siento que ella es el libro más interesante que he tenido en mis manos, donde cada día conozco un poco más de su historia y no puedo dejar de leerlo.

Estaciono el auto y lo apago. Desabrocho el cinturón y me giro hacia mi hermano.

»Me gusta como me siento con ella, me gusta la facilidad con la que puede sonreír, me gusta la manera en la que ella me hace sentir especial sin hacer nada.

—Neo, tú lo dijiste solo son pocos días...

—Lo sé. Y aunque la he visto desde hace muchísimos años, es la primera vez que puedo conocerla y te repito no pienso volver a equivocarme de la misma manera que lo hice con Valerie, que lo he hecho toda mi vida. Solo quiero dejar que pase lo que tenga que pasar.

Athan se quita los lentes y me mira con sus azules ojos entornados. Su expresión es dubitativa durante varios minutos. Al final termina por asentir.

—Sarah tuvo razón en algo hoy, yo no soy nadie para mandar en su vida y creo que le debo una muy buena disculpa. Si tú quieres ver hasta dónde llegarán, no haré nada por impedírtelo, pero te lo advierto, si le haces algo me voy a olvidar que eres mi hermano.

Sonrío y él lo hace en respuesta.

—Dejemos que todo tome su propio camino y veremos. Lo que me recuerda, mañana es el cumpleaños de los mellizos y Apolo me dijo que invitara a los Petrov. Si a ti no te molesta me gustaría invitarlos.

Athan niega con la cabeza y yo lo miro extrañado.

—Yo mismo los invitaré. Me disculparé con Sarah como se debe y la invitaré a que venga mañana.

—Está bien lo dejo en tus manos.

—Confía en mí, enano.

—A ti te confiaría mi vida.

Él me responde desordenando mi cabello y seguido sale del auto mientras ríe.

Subo los últimos archivos a la plataforma de la universidad y veo que son más de las dos de la mañana. Me he saltado la cena, otra vez. Dejo salir un suspiro y comienzo a buscar mi teléfono con la mirada. Lo encuentro en el centro de mi cama. Entre las notificaciones veo decenas de alertas con mi nombre, nada nuevo. Tengo cientos de notificaciones en mis redes sociales que paso de largo hasta ver los mensajes de Sarah y Alejandra.

Sarah:

Athan se ha disculpado conmigo. Aún no sé cómo sentirme con eso. Me ha invitado a ir mañana al cumpleaños de tus hermanos, pero no sé si me sienta cómoda luego de lo que sucedió hoy.

Neo:

Hablamos entre todos y sobre todo yo pude hablar con Athan. Todo estará bien mañana. Avísame si te ánimas a venir, será algo tranquilo.

De inmediato abro el mensaje de mi mejor amiga.

Alejandra:

¿Vives?

Veo la hora y lo ha enviado hace un par de minutos por lo que decido llamarla.

—Neoberto. ¿A qué debo el honor de tu llamada?

—¿Acaso necesito una razón para llamarte?

—Pues parece que últimamente sí. —Hace una pausa—. Te escucho extraño ¿pasó algo?

—Creo que muchas cosas para un solo día. Hablamos con mis hermanos y ya sabes que hacemos eso cuando hay problemas.

—Vaya, estaba segura que pasaría tarde o temprano luego de tu escándalo. ¿Tan malo fue?

Me recuesto en la cama mirando hacia el techo.

—Sacarse en cara las cosas no es bonito, pero creo que era necesario. Si no hubiera sido por eso no sabría que Athan está muy dolido conmigo por lo que pasó con Jonás.

La escucho suspirar al otro lado de la línea.

—Cada persona tiene su propio ritmo para superar las cosas. Athan siempre ha sido el más reservado de todos con sus sentimientos, aunque siempre se muestre extrovertido con los demás, nunca comparte nada personal.

—Comienzo a creer que conoces a mis hermanos mejor que yo.

Se ríe un poco.

—No es eso. Es solo que soy observadora. ¿Pudiste hablar con él?

—Lo hice, pero básicamente solo hablé yo, no sé que es lo que está pensando él, pero trataré de ser más cuidadoso con eso desde ahora.

—No hay mucho que puedas hacer, bobo. Pero recuerda que los demás también tenemos sentimientos.

Entiendo a la perfección la indirecta.

—Lo haré. ¿Todavía paso por ti?

—Sí. Tengo todo listo.

—Vale. Gracias por escucharme.

—Nací para hacerlo. Ya hablaremos mejor mañana. Te quiero, Neoberto.

—Y yo a ti.

Cuelgo la llamada y veo que tengo una respuesta de Sarah.

Sarah:

Iré. Mi padre tiene algunas cosas que hacer, pero ha prometido que irá más tarde. Athan me llevará así que supongo que nos veremos allá. Deberías ir a descansar.

Neo:

Eso haré. Aunque también deberías estar durmiendo. Descansa.

Sarah:

Dulces sueños.

Me quedo como estúpido mirando su mensaje. Es extraño lo que siento por Sarah, porque sé que me gusta, pero al mismo tiempo es algo que no soy capaz de definir. No quiero ser un super héroe para ella como me sentía con Valerie, de hecho, ella ya salvó mi trasero así que creo que eso ya no funciona. No quiero ser alguien fantástico en su vida. Solo quiero ser alguien capaz de caminar a su lado, al mismo ritmo.