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Capítulo 55

Phoebe

—¿Cómo lo ves?

Los ojos verdes de Thomas en momentos me intimidan, es un hombre guapo a rabiar, pero pasa mucho tiempo con el ceño fruncido lo que le da un aire intimidador. A decir verdad, él me agrada, de la misma manera que he llegado a tomarle cariño a su esposa. Ellos me visitan con frecuencia, cada vez que sus agendas se lo permiten y me siento muy honrada con eso porque vamos son personas muy ocupadas.

Hoy están aquí por algunas razones, la primera es el «Rose Memorial» la fundación que maneja el Grupo Black en memoria a su madre, pero que se mantenido solo como un proyecto hasta ahora que me querían de Directora.

En mis manos tengo el contrato que me ofrece, y lo único que debo decir es que nunca en mi vida había visto tantos ceros en un cheque a mi nombre. Mis prestaciones anuales serían veinte veces lo que ganaba al año en el hospital. Fuera de eso me daban completa libertad de decisión dentro de la fundación y libertad de movimiento, eso quería decir que la fundación podía mantener proyectos tanto nacionales como internacionales.

—No sé que decirte.

—Un «acepto» me basta, si te parece que es muy poco podemos negociarlo.

Lo miro abriendo tanto los ojos que me duele. Muy poco dice...

—Por lo contrario, creo que es demasiado —lo digo con toda sinceridad, pero cuando veo en su cara y en la de Kath una sonrisa compasiva recuerdo que son asquerosamente ricos y que probablemente esto no sea nada para ellos.

—De demasiado nada, Phoebe —comienza Thomas—. Es lo justo, serás una empleada directa de Black Global Group, y no solo eso, sino que también serás parte del directorio.

—Escúchalo, si alguien sabe de lo que habla es él —dice Kath que hasta ahora se había mantenido en un segundo plano.

—Está bien, acepto.

—Magnífico. Le pediré a los abogados que trabajen en el contrato formal y se lo enviaré a Danielle para que pueda verlo por ti ¿te parece? O ¿tienes otro abogado de confianza para que lo revise?

Niego con la cabeza, la verdad es que confiaba en Danielle.

—Bueno ahora sigamos con lo demás —lo interrumpe Kath, ya había dicho que vinieron por varias razones—. Hable con Danielle y Dominic, ya tienen listo el contrato de confidencialidad, se lo entregaron hace unas horas a Neo para que lo presente, como el hospital ya lo había aprobado previamente no tendrá problemas.

—Gracias por su ayuda —Cuando Neo decidió ser donador la única persona con la que podíamos contar para que hiciera los papeles sin que Apolo o los demás sospecharan era Danielle que ya se estaba encargando del caso de Valerie. Y de alguna manera Kath termino adentro también.

—No tienes por qué darlas, esos hermanos son algo de lo que no hay —dice pensativa—. Provoca ayudarlos, aunque en momentos siento que me sacaran canas.

Los tres terminamos riendo. Kath era admirable a pesar de que era menor que nosotros tenía mucha madurez, y con Thomas con quien somos contemporáneos habían momentos en que parecíamos unos niños junto a ella o es lo que yo sentía en ocasiones como esta.

Llaman a la puerta y de inmediato el silencio se impone entre nosotros. Kath quien está más cerca de la puerta es quien se encarga de ver de quién se trata.

La escuchamos hablar con alguien fuera, pero mantiene la puerta pegada hacia ella sin dejarnos ver.

Al final se voltea y veo que no está nada contenta, deja salir aire frustrada.

—Larissa Lux está afuera, quiere hablar contigo —dice enojada—, le he dicho que no debería estar aquí, pero no tiene intención de irse sin hablar contigo.

¿La madre de Apolo estaba aquí? Y lo más importante es ¿qué quería conmigo? Y supongo que para saberlo no me quedaba más opción que hablar con ella.

—No te preocupes, Kath. Déjala pasar, pero lamento que nuestra reunión se deba posponer.

Thomas me toma por sorpresa colocando su mano en mi hombro para llamar mi atención.

—Nos quedaremos cerca por si necesitas ayuda —dice en tono serio, ese tono que no admite replicas.

—Gracias, solo espero que eso no sea necesario.

Kath deja salir un suspiro asintiendo.

—Le daré quince minutos antes de llamar a Apolo, sé que a él le gustará menos que a mi esta visita.

—Está bien, de igual manera pronto vendrá. Es mejor que lo sepa. Gracias a ambos.

Les sonrío en modo de disculpa. Salen de la habitación y veo a Larissa entrar. La había visto en un par de ocasiones antes, ningún buen recuerdo debía aclarar, pero la mujer que se encontraba frente a mí en este momento no se parecía en nada a la mujer que conocía.

La Larissa que recordaba era una mujer que con su sola presencia transmitia frialdad, su mirada era despectiva, siempre impecable dando la ilusión de ser inalcanzable.

Pero por el contrario la mujer que tengo en este momento frente a mí, no era nada de eso. Había dejado de lado su traje y tacones altos, por unos jeans y una blusa simple con balerinas. Su cabello no estaba perfectamente peinado, lo lleva en una simple coleta. Y tampoco lleva ni una sola gota de maquillaje. Se ve tan... humana. No deja de ser muy guapa, es evidente de dónde sacaron parte de su encanto los hermanos.

Entra y cierra la puerta tras de ella, no puedo salir de mi asombro mientras la veo caminar hacia mí.

—No sé por dónde debería comenzar —Es lo que dice al llegar al pie de mi cama.

—La razón por la que estás aquí, creo que sería una buena forma.

La observo moverse con nerviosismo y soltar aire frunciendo los labios, de la misma manera en que había visto hacer a Athan una infinidad de veces.

—Primero para pedirte disculpas, en cierta manera también soy responsable de que estés aquí —comienza.

Lo único que hago en respuesta es arquear una ceja, ha captado mi atención así que esperaré a que continúe.

»Yo soy en parte responsable por haber acercado a Clara a la vida de Apolo. Hace muchos años cuando llegué a este país por primera vez siguiendo los sueños de mi esposo, pensé que todo un mundo de oportunidades se abriría a nosotros, que la carrera de Dray sería un éxito y cumpliríamos el tan añorado sueño americano —no puedo creer lo que estoy escuchando—, pero no nada fue como lo pensamos, al llegar aquí su representante los estafo y nos dejó a nuestra suerte, sin dinero, ni una opción para volver. Dray se había peleado con sus padres y yo soy huérfana. No teníamos a nadie.

»De algún modo ambos conseguimos empleos y un lugar para vivir. En el momento menos indicado descubrí que estaba embarazada de Apolo. De mi sol —la forma en la que lo dice, está tan llena de ternura que me pega de lleno—, no importaba lo difícil que era el momento para mí era mi sol, por eso quise llamarlo Apolo, el Dios del sol. Pero la situación empeoró, me despidieron de mi trabajo y las deudas solo comenzaban a crecer. Y un día de un momento a otro conocí a Clara, teníamos la misma edad, trabajaba para uno de los productores más importantes de cine, me dio trabajo y me presentó a mucha gente influyente.

»Todo parecía marchar bien a partir de ahí. Nació Apolo y luego vinieron los mellizos, Dray comenzó a ganar un poco de fama y yo crecí muy rápido como representante de artistas. Pronto nacieron los gemelos. Deje de trabajar con Clara y perdí contacto con ella por mucho tiempo. Cuando nació Athan la relación con Dray comenzó a deteriorarse, eran seis niños, los amábamos a todos, pero era casi imposible trabajar y cuidarlos al mismo tiempo. Dray sacrificó su carrera por ellos, por cuidarlos, mientras yo trabajaba, iba de un evento de sociedad a otro y cuando me embarace de Neo, casi perdí mi cabeza, un niño más. No me malinterpretes, amaba a Neo, lo amo, pero en ese momento significaba más problemas.

Lágrimas comienzan a brotar de sus mejillas en un llanto silencioso, mientras con voz quebrada sigue su historia. Un nudo se forma en mi garganta mientras la escucho, por que puedo notar en sus palabras como realmente ama a sus hijos, los añora.

»Estaba tan enfocada en trabajar para que a los niños no les faltara nada que no me dí cuenta que mi personalidad estaba cambiando. Llegaba cansada luego de trabajar y eran siete niños en la casa, no te imaginas todo eran gritos, risas y llanto. No lo soportaba, no sé en que momento me perdí. Cuando crecieron mi relación con Dray ya no existía, vivíamos juntos por que los niños lo necesitaban, pero llegó un momento en que el también se rompió y fue el peor momento en el que pudo suceder. Apolo era un adolescente, y yo no podía con su carácter, en ese momento Clara reapareció en mi vida, yo necesitaba ayuda y ella un trabajo. La moneda se había dado la vuelta, la consideraba mi amiga, me llevó mucho, quizá demasiado tiempo descubrir lo que sucedía entre ella y Apolo.

»Lo comencé a sospechar cuando la actitud de Apolo comenzó a cambiar, lo escuchaba hablar con Basha de que quería trabajar, que su abuela le había ofrecido un departamento y pronto viviría ahí. Sé que no he sido la mejor madre, pero nada puede ir contra nuestro instinto sabía que algo andaba mal. Clara pasaba mucho tiempo en la casa, supuestamente ayudándome, pero lo único que quería era apoderarse de la fortuna de los Lux a través de Apolo. Los niños le habían contado acerca de sus abuelos en Grecia y ella es lo que se conoce como una viuda negra. En los años en que no había sabido de ella, se casó tres veces y en las tres ocasiones sus esposos morían de una manera sospechosa.

»Cuando descubrí su plan e hice todo cuanto pude para separarla de mi hijo. Cuando lo lastimó, quise matarla con mis propias manos. Pero debía ser fuerte para mis hijos y enseñarles que no se podía confiar en las personas, me sentía traicionada por alguien a quien creía una amiga. Luego con el paso de los años mi relación con mis hijos empeoró porque no los conocía.

»Clara reapareció hace un año, me buscó y me extorcionó. Iba a acercarse a mi hijo de nuevo y yo no iba a permitirlo, pero ahora el botín que quería era mucho más grande. Cuando no pude pagarlo, tú apareciste y algo en ella cambió. Ya no se trataba de dinero, se obsesionó con tener a Apolo a toda costa, enloqueció. Y en un movimiento desesperado me acerque a mis hijos y acabe con toda posibilidad de salvar nuestra relación. Soy una pésima madre, quise protegerlos del mundo, pero nunca los pude proteger de mi misma. Juro que traté de detenerla y cuando la policía vino a mí, acusándome de ser sospechosa de tus ataques y secuestro. Intenté por primera vez hacer lo correcto.

Camina hasta llegar a mi lado en la cama, esta mujer no es la Larissa Lux que conocí. Esta es por primera vez en mucho tiempo la madre de los hermanos.

»Lamento mucho lo que te hizo. Lo que les hizo, quizá si hubiera hablado antes esto no habría sucedido —su arrepentimiento es casi palpable—. Pero eso no es importante ahora, porque no lo hice y nada va a cambiar lo que sucedió.

—¿Por qué venir a verme entonces?

—Porque es evidente que tú si eres capaz de conectar con mis hijos, algo que yo nunca fui capaz de hacer y que ahora ya no tiene remedio. Es el momento de que puedan ser felices.

Frunzo el ceño sin lograr entender a que se refiere.

—Deberías intentar hablar con ellos. Hacerlo de verdad.

—Ellos no podrán perdonarme, del mismo modo que yo no puedo perdonarme.

La puerta de la habitación se abre de golpe y ambas nos giramos hacia ella donde está Apolo con una expresión muy seria. Da unos pasos adelante. Hacía su madre.

—Si dices eso, es porque en verdad no conoces a tus hijos —dice al tiempo en que acorta la distancia que lo separa de su madre y la envuelve en sus brazos. Los sollozos de Larissa se vuelven más fuertes mientras se aferra a Apolo, al poco tiempo Athan y Neo quienes son los que están siempre en el hospital aparecen y aunque algo dudosos terminan fundidos en un abrazo con su madre. Creo que es el primer abrazo que tienen con ella en mucho tiempo.

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