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Capítulo 42

Apolo

Danielle se encuentra frente a mi con el ceño ligeramente fruncido mientras teclea frenética en su laptop.

—Son unos completos imbéciles —suelta de la nada—. Disculpa, es que estos buitres merecen que les cambien su comida por ácido.

Enarco una ceja y Jesse tose intentando ocultar su risa, en las últimas semanas hemos trabajado mucho los tres juntos. Ha sido fácil darse cuenta que Danielle tiene una tendencia a decir lo que piensa sin darse cuenta, cuando se encuentra muy concentrada en algo.

Ya terminamos las grabaciones del nuevo disco y aun que este mal que yo piense yo mismo, ha quedado increíble. La conjugación de Lux con Four Points ha sido de lejos la mejor idea que se le pudo ocurrir a Kath.

Jesse me da un pequeño golpe en las costillas para llamar mi atención.

—¿Qué sucede?

—Que quiero ir al baño amorsito —dice sonriendo burlón.

Ruedo los ojos, regresando mi vista a la propuesta para el video musical que nos ha presentado Danielle.

»Está bien podemos tomarnos unos minutos —pide haciendo un puchero.

Danielle no le contesta solo sacude su mano señalándonos que podemos irnos. Nos ponemos de pie y le propino un golpe en la cabeza a Jesse.

—Pareces un niño que no puede estar quieto.

Me guiña un ojo y camina hacia las escaleras.

—Solo quería un poco de aire, sé que el tema del video es importante, lo es también para mí, pero no pienso que este sea el mejor momento —argumenta y lo escucho con atención—. Apolo, tú mejor que nadie sabes que no viajarás a Hawai para filmar el estúpido video dejando a Phoebe sola.

—Siempre podríamos llevarla con nosotros —refuto, se detiene y cruza sus brazos.

—Phoebe no ha querido poner un pie fuera de su casa desde que salió de la clínica. Por muy chica fuerte que sea, jodidamente paso por algo traumático y necesita el tipo de ayuda que tú no se la puedes dar en este momento.

Hago una mueca. Jesse ha puesto en palabras lo que yo he estado pensando desde hace varios días. A Phoebe le dieron el alta hace una semana, no fue sencillo convencerla, pero me ha dejado mudarme provisionalmente a su casa para que pueda cuidar de ella en cuanto he terminado de grabar, pero no he logrado ni una sola vez conseguir que salga. Siempre tiene una excusa, que si hace sol, que si es de noche, que tiene sueño o dolor de cabeza y eso me está volviendo loco. Trato de ser paciente y entender que paso por mucho pero ya ha pasado casi un mes desde el tiroteo en el hospital y es como sí solo decidiera recluirse en un lugar seguro.

»Sabes que lo que digo es la jodida verdad. Mira adoro a tu novia, pero ella necesita ayuda, ayuda profesional.

Asiento de acuerdo con su pensamiento. Pasa una mano por su cabello alborotándolo como suele hacer normalmente.

—Hablaré con ella, tienes razón yo también pienso eso. Pero no puedo obligarla a hacer algo que no quiera.

Se recuesta en el barandal de las escaleras y cruza sus brazos detrás de la cabeza.

—Es una jodida mierda lo que sucedió. ¿Todavía no saben si podrá volver a ejercer?

Niego con la cabeza mientras me apoyo en el barandal contrario frente a él.

—Existen pocas posibilidades que eso suceda. Phoebe lo sabe y aunque intenta hacernos creer que ella tiene fe en su recuperación, la verdad es que yo noto que ella está resignada con eso. —Dejo salir un suspiro—. No se que hacer con respecto a eso, me gustaría tomarla por los hombros y sacudirla para que reaccione y se dé cuenta que es posible que se recupere, pero al mismo tiempo mi parte negativa piensa que es mejor que no espere nada, por qué es muy difícil de que suceda.

Alza las cejas un tanto sorprendido.

—Es una situación delicada. No podría decirte que una de las dos sea correcta o por el contrario que esté errada —dice completamente serio—, es una maldita mierda que esto le haya sucedido, por lo que he escuchado era tenía una gran carrera en medina.

—La tiene, el hospital le ha dado una excedencia por seis meses para que pueda recuperarse, aun cuando ella pidió la baja.

—Ustedes dos hablan como si se acabara el mundo —la voz de Nix nos toma por sorpresa, quien nos mira con desaprobación—. Phoebe ha pasado por un trauma y lo está tomando mucho mejor de lo que mucha gente lo haría y ustedes par de energúmenos solo se hacen especulaciones en vez de preguntar que es lo que piensa ella.

Se gira a mí y me mira furiosa.

»¿Te has tomado un momento para ver en lo que trabaja Phoebe estos días? —me pregunta y bajo la mirada al suelo. A decir verdad a pesar que he estado en su casa y la he observado en su laptop no he puesto principal interés en lo que hacía en ello—. Lo ves, no tienes idea de nada. Y tú —pega su dedo en el pecho de Jesse y este la mira claramente sorprendido—. No hables de aquello que no sabes, mientras ustedes están aquí a Phoebe la visita un psicólogo en su casa, todos los días por qué es un mandato legal del Hospital.

»Ella no está ni deprimida, ni asustada, tampoco se ha dado vencida con su recuperación como ustedes par de estúpidos cree. Ella está viendo mucho más allá de lo que sus pequeñas mentes parecen entender.

Su rostro esta rojo y respira agitada, está furiosa. Se da media vuelta y se marcha dejándonos callados. Minutos después Jesse se pasa la mano por la cara mirando el lugar por donde desapareció mi hermana.

—Eso ha sido lo más caliente que he visto en mi vida.

Lo observo negando con la cabeza.

—Estás loco de remate.

—Todo amargado necesita un amigo dulce y encantador.

Me guiña un ojo y camina de regreso a la oficina.

—Cuidado te golpeas el ego al pasar por la puerta.

Su risa es la única respuesta que tengo.

***

No me sorprende el ver a Phoebe concentrada en su laptop en cuanto abro la puerta. Ella levanta la mirada y sonríe al verme. Es una bonita forma de llegar a casa, aun que mi estancia aquí sea provisional mientras sigue recuperándose. Camino hacía ella y levanto mis manos mostrándole la comida que he traído.

—¿Comida china? —pregunta fallando estrepitosamente en ocultar su emoción.

—Una de tus favoritas.

Asiente emocionada mientras con su mano izquierda retira la laptop para hacer espacio en la mesa. Llevado por la curiosidad observo la página abierta, es algo relacionado con fundaciones.

Deposito las bolsas en la mesa antes de acercarme a ella. Tomo su rostro y junto nuestros labios en un sencillo beso de pico.

—Me he ganado la lotería contigo como novio.

Rio mientras avanzo hacía la cocina por cubiertos.

—Puedo decir lo mismo.

Vuelvo y ella se encoge de hombros.

—¿Qué es lo que haces? —digo sentándome frente a ella. Comienza a abrir las cajas de comida, en cuanto se decide por una me mira.

—Aún no es nada concreto, pero he estado pensando en muchas cosas —comenta. Le da un bocado a la comida—, no puedo esperar seis meses o un año para saber si existe la posibilidad o no de volver a operar. No voy a parar mi vida por esto —mira su brazo aún enyesado.

»Me volví médico por mucho más que agradarle a mi madre, siempre tuve la vocación de ayudar a los demás y ser cirujana en alguna forma lo hacía, pero existen más formas de hacerlo y seguro habrá algo que pueda hacer con limitación o no.

La escucho asombrado por que hasta este momento no me había dado cuenta la clase de mujer que era Phoebe, de una u otra manera siempre terminaba sorprendiéndome. Las palabras de Nix resuenan en mi cabeza, era evidente que no sabía nada, que no había sido capaz de ver más allá de su concentración y solo cree suposiciones.

—Soy un imbécil —admito.

—¿Uh?

—Nada, tenía la estúpida idea en la cabeza de que estabas deprimiéndote y ahora me has dado una bofetada. La merecía.

—No es una idea tan estúpida, no soy feliz de lo que está pasando y en ocasiones me cuesta mucho aceptarlo, pero no puedo quedarme de brazos cruzados o dejarme morir por esto —sus labios se curvan ligeramente hacia arriba en una sonrisa triste.

Tomo su mano y la llevo hasta mis labios donde deposito un pequeño beso.

—Si hubiera sido el caso, yo habría estado a tu lado para ayudarte a levantarte, pero eres una mujer increíble que no se ha dejado vencer ni por un momento y eso es de admirar.

»Cuentas con mi apoyo en lo que sea que desees hacer.

—Gracias, aún no tengo claro que haré.

Asiento escuchándola atento.

»Nix me ha ayudado con ideas, sabe muchas cosas y es increíble, quizás trabaje con ella una vez comience el proyecto.

Todo tenía sentido en este momento, Nix había estado trabajando en las ideas que Phoebe tenía y conocía muy bien a mi hermana como para saber que existían temas que la apasionaban y la ayuda social era una de ellas.

—Pues solo es una razón más para que desee apoyarlas en todo lo que pueda.

Ella sonríe de esa manera donde he descubierto que se asoman unos pequeños hoyuelos que en muy raras ocasiones se hacían presentes y que comenzaban a hacerme perder la razón.

Por primera vez desde el incidente en el hospital tuvimos un momento en el que nos olvidamos de todo lo demás que estaba fuera de las paredes de esta casa.

***

—¿De verdad lo estás pensando? —inquiere Athan observando desde el marco de la puerta, mientras voy de un lado hacía a otro por mi habitación.

—Lo hemos hablado con Phoebe —le informo mientras tomo lo que resta de mi ropa del armario—, prácticamente vivo allá, esperaremos un par de semanas para trasladar lo demás de mis cosas hasta poder redistribuir el espacio en su casa.

Enarca una ceja y deja salir un suspiro.

—No lo sé Apolo, no te parece que es un poco apresurado, digo ustedes están juntos desde navidad, apenas han pasado poco más de cuatro meses. —Se cruza de brazos—. Creo que aún tienen mucho por conocerse.

Me detengo frente a la cama y deposito la chaqueta que tengo en mis manos en la maleta antes de volverme hacia mi hermano.

—Athan, tengo veintinueve años, Phoebe está cerca de cumplir los veintisiete y aun que la edad no sea sinónimo de madurez, ambos sabemos lo que queremos y como. —Me acerco a él—. De alguna manera que aún no descubro nos complementamos de una manera en la que no me creí capaz. Quizás tengas razón y esto puede llegar a ser un gran error, pero es momento de que yo pueda hacer una vida y de una u otra forma permitirles a ustedes también tener la suya.

»Llegará el momento en que sientas la misma necesidad que yo —afirmo—, y en ese momento entenderás como me siento.

Asiente pensativo y hace una mueca que no sé como interpretar.

—Solo, no sé. Esto sonará horrible, pero siento como si por primera vez en mucho tiempo contamos contigo como hermano y no como un jefe que solo nos dice lo que debemos hacer. Y verte marchar me hace pensar que perderemos eso nuevamente, que seremos la banda Lux, en vez de los hermanos Lux.

Sus palabras me duelen, por mucho tiempo no quise ver en lo que me convertía, era un tirano como bien dicen mis hermanos. En mi afán por protegerlos en algún punto de la historia pase a ser su propio villano. En los últimos meses desde que Phoebe se hizo un pilar importante dentro de nuestras vidas, nuestra relación cambio por completo, no soy consiente de si he cambiado o no, quizás antes simplemente no sabía como expresarme, pero el cambio es evidente entre nosotros.

Lo que antes eran discusiones, ahora son risas. Si miro un año atrás no recuerdo una sola ocasión en la que haya visto una película con ellos o que compartiéramos tiempo dentro de la casa. Pero eso no era su culpa, era mía, yo jamás me di el tiempo para estar con ellos como al parecer necesitaban.

—Athan nunca vuelvas a pensar eso, sin importar donde me encuentre siempre van a contar conmigo, además no creo que falta decir que siempre podrán acompañarnos.

En su rostro se asoma una pequeña sonrisa.

—Mamá se volverá loca en cuanto se entere.

Ruedo los ojos sin poder evitarlo.

—Si seguro que lo hará, por fortuna yo no estaré aquí para verlo.

Abre la boca sin creerse mis palabras y me golpea el hombro.

—Eres un desgraciado... Noespero que mamá no se entere.

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