CAPÍTULO XXXIX
BUENAS NOCHES A TODOS!!
LAMENTO NO HABER SUBIDO EL DOMINGO PERO NO PUDE HACERLO, NO VOY A DECIR QUE OCURRIÓ PARA QUE NO ME ACUSEN DE MENTIROSA, IRRESPONSABLE O VETE TU A SABER QUE COSAS.... :)
EN DIFINITIVA ESTOY FELIZ COMO UNA PERDIZ DE TENER ORDENADOR NUEVO Y ENTRE AYER NOCHE Y ÉSTA, AHORA SON LAS 2:24 DE LA MADRUGADA, HE PODIDO TENER ALGUNAS PÁGINAS. SÉ QUE NO SON MUCHAS PERO NO QUERÍA DEJAROS OTRA SEMANA SIN NADA MÁS, ASÍ QUE ESPERO QUE OS SIRVA DE APERITIVO HASTA LA PRÓXIMA ENTREGA Y YO AHORA ME VOY A DORMIR QUE TENGO QUE LEVANTARME DENTRO DE ALGO MÁS DE CINCO HORAS.
MUCHOS BESOS A TODOS LOS QUE ME SIGUEN LEYENDO Y GRACIAS DE NUEVO POR SU INFINITA PACIENCIA.
A VECES NO PODEMOS HACER LO QUE NOS GUSTARÍA SINO QUE HACEMOS LO QUE DEBERÍAMOS!!
***
-Tranquila, verás como en menos de lo que piensas todo habrá pasado.-
Liseth miró durante un segundo a Lady Pru para hacerle saber que la había escuchado y un instante después estaba saludando a un nuevo invitado que le era presentado por Damon.
Sonrió con elegancia y ofreció la mano al caballero que tenía delante antes de contestarle con alguna vanalidad, por lo visto acertaba en lo que decir aunque tenía que admitir que a veces ni siquiera prestaba atención a las palabras. Deseaba poder terminar con toda aquella presentación que se le estaba haciendo eterna y volvió a preguntarse se conseguiría recordar algunos de los nombres oídos aquella noche.
Estaban justo en el vestíbulo recibiendo a los invitados y por el número de carruajes que paraban frente a la mansión parecía que Londres por completo se había reunido en el mismo lugar. Lady Pru junto a Lady Remington y Lady Abbigail, se habían hecho cargo de las invitaciones, asegurándole que no podían dejar a nadie importante fuera y esperando que alguno declinara ir ya que entonces se verían en un serio aprieto a la hora de que todos estuvieran en la misma habitación. Por lo visto nadie había querido perderse la presentación en sociedad de Lady Arlington y el salón de baile ya bullía de actividad.
Liseth miró la larga cola de gente elegante que esperaba para ser presentados y suspiró con resignación al pensar que aún tendría que esperar para poder beber un sorbo de agua con la que resfrescarse la garganta reseca.
-Querida, te presento a una dama ilustre de nuestra sociedad y muy querida por mí, si me permite decirlo.- Damon le guiñó el ojo a la dama antes de volverse hacia su mujer.- Lady Milham, le presento a mi esposa, Lady Arlington.-
Liseth reconocía el nombre en cuestión y tenía que admitir que la descripción de Marion era muy acertada. Era una mujer lo suficientemente mayor como para afirmar que había pasado los setenta hacía mucho. Alta y enjuta, vestida con una elegancia sin ostentaciones. Su cabello era sin duda una peluca, pero lo que te atrapaba eran unos ojos pequeños y oscuros que brillaban con diversión y parecía no perderse ningún detalle de lo que ocurría a su alrededor. Por algo le consideraban una mujer con la suficiente influencia como para elevar o hacer caer a quien se le antojara. Su lengua no tenía compasión en el caso de que alguien no fuera de su agrado pero en el caso de que contarás con su aprobación....
Sonrió al pensar que todo lo que habían inventado podía venirse abajo si la mujer que tenía delante así lo decidía.
-Encantada de conocerla y honrada de que haya decidido asistir a nuestro primer acto social.-
Lady Milham la observó a través de un monóculo que le gustaba utilizar durante unos instantes y después la miró directamente a los ojos sin prisa ninguna por seguir su camino y dejar que otros ocuparan su lugar.
-Dime niña, ¿Es cierto que le diste calabazas a nuestro más renombrado mujeriego y que lo abandonaste sin pensártelo demasiado?-
Ante la pregunta directa de la dama Liseth no supo que decir en un primer momento. Si esa era la manera en la que iba a transcurrir la noche, bien podía irse preparando para responder con soltura o iba a terminar con un ataque de nervios.
-Lady Milham....-
Damon quiso poner un alto a tan indiscreta pregunta pero Liseth gesticuló haciéndole ver que no le importaba contestar.
-Si lo hubiera abandonado no estaría hoy aquí, milady.- Aclaró entre risas y miró con coquetería a su marido mientras se inclinaba hacia la dama para que solo ella pudiera oírla.- A mí personalmente me gusta pensar, que le di tiempo para que me echara de menos y supiera que es lo que se pierde al no tenerme con él. Después de todo lo que ha sucedido el tiempo que hemos estado separados, parece que se ha aburrido enormemente para que nada más volver yo a Inglaterra, me estuviera esperando al otro lado de la pasarela tan impaciente por ser perdonado que no pude hacer otra cosa que acogerlo bajo mi ala.-
Lady Milham sonrió y miró a Damon evaluándolo.
-¿Crees que se ha aburrido de verdad?- Procuró que su tono de voz no fuera bajo como para que nadie más lo escuchara.
-¡Oh, sí! Le puedo asegurar que el hastío estaba haciendo de él un hombre soporífero y tedioso.- Dijo con convicción y con una buena dosis de buen humor.- Yo lo mantengo lo suficientemente alerta como para preguntarse qué le deparará el destino en las próximas horas. Hasta ahora su existencia ha discurrido apaciblemente y sin problemas. Yo soy la que necesita para saberse con vida.-
Damon miró a su tía por encima de la cabeza de Liseth preguntándose que estarían hablando y porqué esa vieja cotilla lo miraba con tanta diversión.
-Sabe, me alegra que por fin alguien sepa atarlo en corto.- Soltó una risita cantarina y ante la estupefacción de su anfitrión le palmeó el rostro como si fuera un jovenzuelo.- Tiene una esposa encantadora. Espero que la sepa valorar como se merece.- Le dijo volviendo a su seriedad anterior.- Me alegraría mucho que me dedicara algo de su tiempo más tarde, Lady Arlington.-
-Me encantará volver a charlar con usted, Lady Milham.
La dama se fue apoyándose en su bastón tras saludar a Lady Pru con un leve gesto de cabeza y un murmullo indescifrable.
-¿Puedo saber qué es lo que cuchicheabais?-Damon sonreía mientras le formulaba la pregunta y saludaba a un conocido.-
Liseth fue presentada de nuevo y esperó el momento oportuno para contestarle sin prisas.
-Le he asegurado que sabes que soy la mujer adecuada para ti y que tras probar a muchas, viste la luz y decidiste recuperarme.-
-¿Y te ha creído?- Esta vez la miró a los ojos al hablarle.-
- Apostaría a que no, pero creo que le agrado lo suficiente como para fingir que sí.-
Liseth creía que su corazón no podía latir más deprisa de lo que lo hacía en esos momentos pero estaba equivocaba. Mirarlo le provocaba tal estado de alteración que tuvo miedo de jadear en voz alta para que el aire le llenara los pulmones como era debido.
Se miraron sin importarles que Lady Cradock mantuviera la mano extendida esperando el saludo del anfitrión.
-Es imposible que no lo hicieras.- Le aseguró Damon antes de apartar la mirada.-
***
-Parece que todo marcha a la perfección.-
Gabe le ofreció una copa de champán a Damon y se colocó a su lado mientras miraba el bullicio que los rodeaba.
-Eso parece y me alegro que saber que es así pero me siento como un animal de circo siendo observado por todas esas mujeres. Las más discretas cuchichean tras sus abanicos mientras me miran y después están las que lo hacen abiertamente. Menos mal que estoy acostumbrado a tanto escrutinio pero la verdad es que comienza a aburrirme.-
-Anna se está divirtiendo bastante y no ha parado de bailar. Es buena señal que los caballeros la soliciten y las damas parecen encontrarla encantadora.-
Gabriel se mostraba orgulloso de su hermana pero a Damon no le gustaba la parte de Liseth siendo solicitada por hombres. La buscó entre la multitud sabiendo que estaba siendo demasiado controlador. Estaría rodeada por las mujeres de sus amigos y Lady Pru le había prometido no separarse de ella en ningún momento, pero aún así ....Una dama le hizo señas para que se le uniera y él aprovechó la llegada de Nick para fingir no haberla visto.
-Creo que la historia que inventamos está surtiendo mejor efecto del que podíamos haber previsto.- Nick le quitó la copa a Damon, se la tomó de un trago y sin darle oportunidad de protestar se la devolvió vacía.- Acabo de escuchar como una grupo de matronas suspiraban de amor por la maravillosa historia de amor entre nuestro querido amigo Arlington y su esposa.-Rió sin poderse creer aún lo que había escuchado.- Resulta que Damon es un héroe romántico desde ésta misma noche.- Damon torció el gesto incómodo con todo aquello.- Aseguran que todas la aventuras que tuvo se debieron al despecho y la desesperación de saberse abandonado por la única mujer a la que podía amar, porque debe de ser amor lo que siente por ella cuando ni la distancia, ni el tiempo transcurrido han logrado que la olvide. Insisten en que Liseth lo marcó tan hondo y tan profundo que nunca llegó a ser el mismo de antes de conocerla.- Nick apenas podía disimular lo divertido que estaba.- La guinda del pastel la ha puesto una dama que fue merecedora de tus atenciones, Damon. Aseguró en su día, y hoy lo está repitiendo a todo el que la quiera oír, que tú mismo le confesaste que ella sería la dueña de tu corazón si éste no estuviera ya ocupado, y no hay que ser muy listo para saber cuál es la interpretación que se le están dando a esas palabras....-
Damon se alegraba por Liseth que aquella historia sirviera para sus propósitos pero se sentía inquieto aunque procuraba disimularlo. Los últimos días los había pasado tratando de acercarse a ella pero cada vez que lo hacía, Liseth se le escabullía con algún pretexto. No habían estado a solas en ninguna ocasión porque estaba demasiado ocupada con los preparativos del baile y las noches, encontraba la puerta de su habitación cerrada. La primera vez se había negado a llamar, su orgullo se lo impedía, pero cuando volvió a encontrársela cerrada de nuevo mandó el orgullo de paseó y llamó, llamó y volvió a llamar pero en todas las ocasiones la respuesta fue la misma. Silencio.
-¿Gabe, dónde has dicho exactamente que se encontraba Liseht?.- Preguntó dispuesto a ir a buscarla.-
-No lo he dicho, pero si te interesa saberlo la dejé junto a Marion, cerca del buffet.-
Damon no se había vuelto para irse cuando escuchó la voz de su cuñado de nuevo.
-Pero creo que no la encontrarás allí porque Lord Amery insistía en sacarla a bailar.- Gabe sonrió ampliamente cuando escuchó una maldición por parte de Damon antes de desaparecer entre la gente.-
-¿No piensas que estamos siendo demasiado duros con él?.- Nick estaba preocupado por su amigo y no dudaba en expresar en voz alta sus miedos.-
-No, está bien que piense en cuántos hombres de ésta habitación podrían desear a mi hermana para ellos. Amery es joven y con el suficiente atractivo como para encandilar a una joven. Es el candidato perfecto.- Aseguró Gabe sin remordimientos por manipular la situación a su antojo.-
-Cierto, pero también es un condenado conquistador y aunque Damon jamás dudaría de Liseth, no quiero imaginar los golpes que puede recibir el jovenzuelo.-
-No será para tanto, además Amery no se encuentra aquí. Simplemente es el primer nombre que se me ocurrió.- Gabe se encogió de hombros restándole importancia al asunto.-
-Te invito a una copa.- Dijo Nick mientras llamaba a un mayordomo.-
***
Liseth se estaba divirtiendo enormemente. Nunca estaba sola, sino que una sucesión de personas parecían querer entablar conversación con ella. Al principio se tensaba esperando que fueran desagradables pero después se había dado cuenta que en su mayoría, como mucho, sentían curiosidad por saber como era la mujer que había conseguido atrapar al conde de Arlington. Cuando hubo asumido que la noche podría pasar agradablemente pudo relajarse y ser ella misma y había descubierto que se sentía francamente bien.
-¿Y ahora que piensas de Lady Prescott?.- Marion tuvo que contener la risa que le produjo el recuerdo de su vestido dorado y los grandes lazos en las mangas.-
-Creo que es una mujer simpatiquísima, y que sus vestidos no le hacen justicia.-
Liseth se expresó tan seria que Meredith y Marion se miraron antes de prorrumpir en risas que trataban de contener.
-Es bastante parlanchina y salta de un tema a otro sin parar, pero la adoramos.- Consiguió decir Lady Carwright que hasta ese momento se había mantenido en silencio.-
Marion se inclinó hacia Liseth para hacerle una confidencia aunque habló lo suficientemente alto como para que todas se enteraran.
-Kate, últimamente la evita, porque la buena mujer quiere buscarle marido.-
Lady Cartwright, Kate como la llamaban sus amigas, se sonrojó lo suficiente como para que las demás se dieran cuenta y dejaran el tema.
Liseth se apartó un poco del grupo que formaban para buscar a Lady Pru, no quería que se quedara excluida en algún momento, pero se tranquilizó cuando la vio hablando con un caballero.
-Buenas noches, Liseth, ¿o debería de llamarte Lady Arlington?.-
Esa voz....
Se giró lentamente mientras esbozaba una falsa sonrisa.
-Para usted siempre seré Lady Arlington, Lord Ives.-
Le costó pronunciar su nombre con normalidad pero lo fulminó con la mirada haciéndole saber lo que pensaba de él.
-Necesito hablar con usted.- El hombre se acercó un paso más de lo debido pero ella se negó a demostrarle lo repulsivo que le parecía.-
-No creo haberlo invitado.-Respondió y buscó con la mirada a alguien que pudiera echarlo de allí sin demasiado escándalo.-
-Yo no lo haría si fuera usted. Tiene una vida y un esposo, pero no es así como sucedieron las cosas. Usted jamás ha sido educada por monjas y su madre no murió en el parto. Así que le aconsejo que se reuna conmigo ahora mismo si no quiere que comience a decir mi versión de la historia.-
Liseth lo miró detenidamente y supo que no estaba amenazándola en vano. Ese hombre podía dar al traste con todo si hablaba. Era el único que conocía la verdad, nadie más sabía que ella trabajaba en su casa por aquel entonces y la boda en aquella fiesta de disfraces bien podía encajar en la historia que habían inventado. Ellos se casaron allí porque no pudieron esperar más después de conocerse pero si Lord Ives contaba lo que sabía...
-Está bien, reúnase conmigo en la terraza en cinco minutos. Tendrá que ser breve, muy breve, porque exactamente dos minutos después, sin importar lo que me diga y las consecuencias que conlleve, haré que lo saquen de mi casa. Espero haberme explicado con total claridad.-
Lord Ives apretó la mandíbula y endureció la mirada al punto de que temió que montara en cólera y saltara sobre ella. Retrocedió un paso y dejó salir el aliento cuando lo vio alejarse hacia las puertas que comunicaban el salón con la amplia terraza.
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