Capítulo XVI
HOLA A TODOS!!
NO ME HE OLVIDADO QUE HOY ES DOMINGO :) LO QUE OCURRE ES QUE ESTA MAÑANA TENÍA REUNIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y NOS HAN DADO LAS MILES RECORDANDO SITUACIONES Y COSAS DE HACE MUCHOS AÑOS.
LA VERDAD ES QUE ME LO HE PASADO GENIAL Y CUANDO HE VUELTO A CASA ME HE TENIDO QUE PONER MANOS A LA OBRA!!.
ESPERO QUE OS GUSTE EL CAPÍTULO PORQUE YA SE VA VIENDO QUE POCO A POCO SE VAN ACERCANDO EL UNO AL OTRO, EN PEQUEÑOS DETALLES....QUE ES LO QUE ME GUSTA!!!
MUCHOS BESOS Y HASTA PRONTO!!!!
***
Si tuviera que elegir una palabra que describiera lo que la noche había sido para ella, sin duda alguna esa sería eterna.
Eternas habían sido las horas en las que no había podido pegar un ojo recordando lo sucedido en la habitación de Damon.
Eterno se le había hecho el tiempo hasta que los primeros rayos del sol habían hecho su aparición conminándole a levantarse y tratar de enfrentarlo cara a cara.
Y eterno sería el resto del día soportando las miradas pícaras y seguras de sí mismo que el muy engreído le dirigiría en más de una ocasión.
¿Porqué había tenido que salir corriendo en lugar de rechazarlo con frialdad o permitirle uno o dos besos y luego dejarlo deseando más?. Sabía el porqué pero no quería admitirlo, al menos, no del todo. Si hubiera dejado que sus labios se rozaran no sería capaz de abandonarlos hasta mucho después, aunque le gustaba pensar que sí que lo hubiera conseguido.
Tendría que trabajar esa aspecto, el autodominio era muy importante y ella aún no estaba muy segura de saber manejar esa parte de su plan de conquista.
No era justo, nada justo que Damon fuera tan poderosamente atractivo para ella... y para todas las mujeres con un sano deseo sexual que se cruzaban en su camino.
Sentía que su cuerpo pesaba el doble que de costumbre. La cabeza le latía con fuerza por la falta de sueño y su cara demostraba que no había descansado todo lo bien que quisiera. Tenía los ojos hinchados y ojeras tan grandes que se podía pensar que el gris era el color habitual de su rostro.
Estaba horrible.
- Por Dios, querida, pareciera que has dormido sobre el suelo. Tienes un aspecto espantoso.-
Liseth torció el gesto. Era lo último que necesitaba oír pero sabía que tenía razón.
- No me he encontrado demasiado bien y en este momento no me importaría volver a la cama.- Dirigió una mirada anhelante hacia la cama que aún debía de guardar el calor de sus cuerpos.-
- No me extraña, deberías de haber dormido con Damon, quizá estábamos demasiado apretados los tres ahí y Thomas se encarga de moverse lo suficiente como para dejar sin espacio a nadie. He terminado durmiendo justo al filo del colchón.- Lady Pru se rió cuando el niño la miró sonriendo.- Eres un pequeño diablillo.- Se acercó a darle un sonoro beso y lo puso en el suelo.-
Liseth se estremeció al escuchar la sugerencia hecha sin malicia porque había estado muy cerca de terminar compartiendo la cama con él, pero no estaba muy segura de que el sueño hubiera sido el principal invitado allí.
Se afanaron en terminar de vestirse rápidamente con la ayuda de Minny y bajaron a desayunar. Liseth esperaba no encontrarse de nuevo con Rosie y se alegró cuando vio que era otra muchacha la que les servía.
- Mamá, quero leche.-
Thomas golpeaba con su manitas la mesa pidiendo atención.
- Cariño, a mamá le duele mucho la cabeza. Puedes pedirme lo que quieras pero sin hacer ruido, ¿de acuerdo?.- Le pellizcó la nariz mientras se esforzaba en sonreír porque hasta ese gesto le producía un estallido de dolor.-
Thomas pareció comprenderlo porque cesó en el acto el golpeteo y en cambio se dejó caer sobre el costado de su madre para que ésta lo abrazara. Liseth lo sentó en su regazo rodeándolo con fuerza.
- ¿Duele?.- El niño le puso un dedo en la cabeza señalando el punto del malestar de Liseth.-
- Sí, tesoro, duele.-
Sin pensárselo dos veces Thomas le besó la cabeza como hacía ella cuando él se caía y lloraba por los rasguños que se ocasionaba. Los besos curaban.
- Cura.-
A Liseth se le saltaron las lágrimas por el gesto tan tierno y lo abrazó para acercarlo aún más a ella.
- Claro que sí, mi amor. Ya estoy mucho mejor.-
Damon observó la escena a medida que se acercaba y no pudo más que sentirse maravillado. Su hijo era asombroso, quizá todos los niños en general, pero como él no tenía mucha experiencia en ese campo le gustaba pensar que el suyo era especial y único.
- Buenos días.- Damon se acercó a su tía y la besó en la mejilla.- Lamento bajar tan tarde pero me desperté en mitad de la noche y no pude conciliar el sueño.-
No miró a Liseth directamente porque sabía que probablemente le fulminaría con la mirada e hizo como el que no había tratado de pincharla con su comentario. Besó a Thomas y después como si de la cosa más natural del mundo se tratara, tomó la barbilla de Liseth, alzándola, para depositar un beso ligero en los labios.
Lady Pru sonrió complacida por el gesto y aún se contentó más cuando no escuchó queja alguna por parte de la muchacha.
Damon le recorrió el rostro con la mirada más cerca de lo que, para la tranquilidad de Liseth, sería prudente.
- ¿Estás enferma?.- No pudo evitar preocuparse al ver los surcos oscuros que rodeaban sus maravilloso ojos.-
- No es nada que no tenga solución.- Le aseguró sin poder apartar la mirada.-
Sentía el aliento de ambos mezclándose y deseó que el volviera a besarla como lo había hecho pero con fuerza de voluntad rompió el contacto y se liberó del toque de sus dedos.
- No querría que empeoraras. Mandaré a llamar a un doctor.-
- Es innecesario. Sólo se trata de un simple dolor de cabeza. Me tomaré un remedio y podremos continuar el viaje.- Al ver la indecisión de Damon, insistió.- Por favor, no es nada grave.-
Damon pareció darse por vencido y asintió, conformándose con su palabra pero no del todo convencido de que la presencia del doctor acabaría de una vez por todas con su malestar.
- Esta bien. Iré a hablar con Pick y Aaron. En cuanto terminen de desayunar, partiremos.- Le revolvió el cabello a su hijo antes de marcharse lanzándole un último escrutinio.-
Las dos mujeres lo observaron y después se miraron entre ellas. Lady Pru parecía más que satisfecha de como marchaban las cosas entre la pereja y se dedicó a saborear el té que aún le quedaba en la taza.
Liseth concentró su atención en hacer que Thomas terminara con la leche, pero el niño parecía más que dispuesto a evitar el tazón moviendo la cabeza de un lado a otro.
- Parece que mi sobrino cada vez está más cómodo en su papel de padre....- Liseth estuvo a punto de comentar cualquier cosa hasta escuchó el resto.- ....y de esposo.-
Se mantuvo en silencio sin saber muy bien que decir.
¿Estaría realmente aceptando ese papel?.
***
Le limpiaba la boca manchada de los restos de pan cuando unos gritos enfurecidos se escucharon seguidos de carreras.
Volvieron las cabezas para ver aparecer a un perro que trataba de evitar ser atrapado por el posadero que maldecía una y otra vez. El animal se escondió bajo una mesa pero Eddy apartó a patadas los taburetes que fueron a estrecharse contra la pared.
Liseth no salía de su asombro al ver el gesto rojo de furia del hombre y como con una de sus enormes manos trataba de atrapar al pobre perro. Con la otra sostenía un enorme garrote y no había que ser demasiado listo para adivinar que pretendía hacer con él.
- ¡Ven aquí maldito engendro!. Te avisé que no soportaría otra de tus trastadas.-
Los ladridos y las maldiciones se sucedían uno tras otro y en un momento dado el enfurecido hombre agarró por el cuello al can y lo arrastro hasta sacarlo y sostenerlo en alto.
- Ahora tendrás tu merecido.- Dijo mientras escupía entre dientes.-
Liseth fue a intervenir cuando un niño que no tendría más de nueve o diez años, apareció a la carrera y resbaló quedando espatarrado en el suelo al intentar frenar sin conseguirlo.
- Por favor, lo amarraré bien. No volverá a entrar en la cocina. Por favor.- No esperó a levantarse para suplicar.-
El rostro implorante del niño estaba surcado de lágrimas y preocupación.
- Te dije lo que sucedería la próxima vez, ¿verdad?. Te advertí que tanto tu, como esto, os largaríais de aquí.- Zarandeó al perro de forma brusca.- Tu puedes ir donde quieras porque éste maldito animal ya no podrá caminar después de la tunda de palos que voy a propinarle. Aprenderá la lección de no meter su asqueroso hocico en la olla de la comida.-
El hombre pareció darse cuenta en ese momento de las damas que estaban aún ocupando una de las mesas y trató de controlarse un poco. Salío por la puerta sin soltar al perro ni al garrote.
- Es lo único que tengo, por favor, es lo único.- El niño se llevó las manos a la cara para limpiar las lágrimas y, entre lloriqueos y quejidos, no paraba de repetir lo mismo, una y otra vez.-
Liseth no pudo soportarlo más y tras dejar a Thomas a cargo de Lady Pru salió apresuradamente.
Buscó, hasta encontrar al posadero y corrió tras él.
- Señor, por favor.- Jadeaba tratando de alcanzarlo.- Espere un momento.-
Al llegar a su altura le detuvo por el brazo y él se volvió hacia ella con una expresión tan fiera que por un momento temió recibir el castigo que pensaba darle al pobre animal.
- Disculpe, milady pero en este momento no creo que pueda atenderla.-
- No voy a permitir bajo ningún concepto que le haga daño alguno.-
Intentó que lo liberara tirando de él pero el hombre se negó a soltarlo.
- No va a impedir que lo muela a palos.-
Ambos se quedaron mirándose con desafío. Él resuelto a cumplir su amenaza y ella dispuesta a impedir que lo hiciera.
- Ella no, pero yo sí.- Damon apareció de la nada y Liseth le agradeció, que por una vez, su inesperada llegada era bienvenida.- ¿Qué ocurre aquí?.-
La actitud de Eddy cambió por completo ante la aparición de Arlington e incluso dejó que Liseth tomara en sus brazos al perro aún cuando estaba lleno de mugre.
- Verá, milord, ese maldito...-
- No me gusta que se maldiga delante de una dama, y menos si la dama en cuestión es mi esposa.- Damon lo interrumpió imprimiendo a su voz la suficiente autoridad como para hacer ver su enojo.-
- Claro, milord. Disculpe.- Eddy bajó los ojos ante el conde pero balanceó el garrote como haciéndole ver al tembloroso perro lo que le esperaba en cuanto ellos desaparecieran por el camino.- Ese chucho suele meterse en mi cocina y comer lo que le viene en gana y ésta es la última vez que lo consiento. Creo estar en mi derecho.-
Damon observó la expresión resuelta de Liseth y supo que no podía dejar que el posadero cumpliera su promesa. Parecía dispuesta a saltar sobre el hombre en el caso que éste pusiera un solo dedo sobre el perro que sostenía contra su pecho.
- Esta bien.- Sacó la bolsa y le tiró unas monedas.- Con ésto está mas que pagado lo que pudo haber echado a perder, así que el castigo queda suspendido.-
- Pero...- Eddy parecía contrariado. No sabía si coger el dinero o terminar con lo que había empezado.-
Damon alzó una ceja esperando una réplica pero el hombre tuvo el buen tino de mantenerse en silencio.
Liseth reaccionó lanzándole una mirada altanera al posadero y aunque él parecía admitir su derrota la mirada de venganza que advirtió en su rostro le hizo dudar.
¿Quién le decía a ella que después de que marcharan ese horrible hombre no lastimaría al animal e incluso al niño?. Sería lo más probable y ella no podía permitir semejante cosa.
- Vamos es hora de irnos.- Damon dejó al perro en el suelo tras arrancarlo de los brazos de Liseth.-
Un niño apareció corriendo y se arrodilló junto al perro abrazándolo con demasiado entusiasmo.
- Tengo una petición que hacerle, milord.- Liseth no podía apartar la mirada de esa demostración de cariño.-
Damon se irguió y la miró a los ojos. Por su tono tajante, adivinaba que no iba a aceptar un no como respuesta y también intuía que se arrepentiría en el caso de que dijera que sí a su propuesta.
- ¿Y que podría ser?.- La miró advirtiéndole que no abusara de su buena voluntad.-
- Quiero que aceptes que ellos viajen con nosotros. Siempre se necesita un nuevo mozo o aprendiz y apuesto a que podrás darle alguna ocupación en una de tus propiedades.-
- ¿Y qué haremos con el perro?. ¿Lo entrenaré como caballo de carreras?.- Damon sabía que estaba vencido al ver la mirada implorante de Liseth, pero no lo haría sin protestar. Al menos no sabría que era capaz de desarmarlo tan fácilmente. Si ella descubría que él no era inmune a las suplicas de una mujer entonces terminarían siendo un condenado regimiento al terminar ese viaje.-
- No querrás separarlos, ¿verdad?.- El niño los miraba a ambos esperanzado. Sabía que Eddy tenía muy malas pulgas y ésta vez no se escaparía con unos cuantos azotes.-
- Perdone, milord, pero el niño es mío. Trabaja aquí para pagar su sustento y no estoy dispuesto a incumplir la palabra que le di a su madre en el lecho de muerte. Prometí cuidarlo como si de un hijo mío se tratara.- Eddy fue rápido en ver que de aquella situación podía conseguir algún dinero más.-
Damon sabía que mentía. Liseth sabía que mentía, pero ambos prefirieron callar y seguirle el juego.
- Naturalmente.- Arlington volvió a sacar la bolsa y sacó un par de monedas que no se preocupó de dar, sino que las dejó caer al suelo con indiferencia.- Aquí tiene. Creo que con esto quedará más que satisfecha su conciencia.-
Liseth tendió la mano al niño y se alejó con rapidez seguida por su marido.
- El niño y el perro viajarán el el pescante con Aaron.- Damon no pensaba discutir sobre ese punto.
Liseth solo puedo asentir. Le daría las gracias más tarde por su generosidad.
***
Después de informar a Lady Pru de lo sucedido ésta se preocupó inmediatamente por el niño que aún estaba un poco conmocionado por todo lo ocurrido pero mucho más tranquilo. No se había separado de su mascota en ningún momento como si aún no estuviera del todo seguro de que fueran a dejarlos marchar juntos.
- Tía, quiero que Thomas viaje contigo, Liseth está exhausta y tiene que procurar dormir un poco.-
Damon miró el rostro agotado de la dama en cuestión que en ese momento se inclinaba sobre su hijo, acomodándole la ropa.
- Creo que sería lo mejor, pero entiendo que quieres que sea yo la que lo sugiera.- Lady Pru lo miró divertida al ver que su sobrino la miraba algo avergonzado.-
- Pienso que sería lo mejor. No creo que mi propuesta fuera bien recibida, pero en cambio si eres tu ....sabes que no pensará que es una de mis maquinaciones para quedarnos a solas.- Se ajustó los puños de la camisa y le dirigió una media sonrisa.-
Lady Pru tardó un tiempo en responder mientras lo evaluaba sin prisas.
- Bien.- Asintió con un leve movimiento de cabeza.- Lo haré, pero aún tengo mis dudas de que no sea exactamente lo que estás negando.- Sonrió con malicia antes de añadir en un susurro.- No te preocupes me encanta favorecer a las parejas enamoradas.-
Damon fue a replicar que ellos no eran un par de tórtolos heridos de amor pero su tía se alejó sin darle la menor oportunidad de hacerlo.
No le creería aunque se lo jurara por los más sagrado, pero sus motivos no eran otros que los de conseguir que ella pudiera descansar lo máximo posible y con Thomas queriendo jugar y saltando de un lado para otro no podría hacerlo.
Si Pru quería imaginarse otro motivo por él estaba bien siempre que consiguiera que Liseth aceptara separarse de su hijo.
Las vio hablar y a Liseth dudar mirando a su hijo varias veces pero por fin pareció ceder y con su habitual paso enérgico y el balanceo de sus caderas subió al carruaje sin decir una palabra.
Lady Pru le guiñó el ojo y él le devolvió el gesto. Ordenó que se pusieran en marcha agradecido de que su tía también hubiera pensado en llevarse con ella al otro Thomas de la familia, sin duda el más peludo y cascarrabias.
El tiempo transcurrió sin que ninguno de los dos dijera palabra alguna y Damon percibía que Liseth se negaba a mirar en su dirección. Estaba resultando bastante incómoda aquella situación así que se propuso aligerar el ambiente siendo el primero en comenzar una conversación.
- Deberías dormir algo. Te vendrá bien y se te pasará el dolor de cabeza.- Se inclinó un poco hacia ella preocupado por la lividez de su rostro.-
- Estoy bien. Le dije que no tenía porqué preocuparse.-
- No lo admitirías por nada del mundo, ¿verdad?.- Ella lo miró sin comprender.- Que algo puede afectarte tanto como para no dejarte dormir.-
Perfecto, había querido una charla agradable y ahora tenía a la única persona que ocupaba el carruaje junto a él clavándole la mirada como si deseara sacarle los ojos.
- Si se refiere a lo sucedido ayer, eso no podría alterarme lo más mínimo.- Liseth controló perfectamente el sonido de su voz y se felicitó por su tono despreocupado.-
- Entonces entenderé que es otro motivo el que te inquieta. Espero que no sigas pensando que yo invite a aquella moza a mi habitación ya te expliqué lo sucedido .....-
- No es eso.- Le cortó algo más brusca de lo que habría deseado pero enfadada consigo misma por dejar que eso le afectara tanto.-
Damon observó su reacción y creyó adivinar el motivo. Pero no podía ser. Tenía que estar equivocado. No dudó en exponer su idea porque después de todo hablando era la única manera de entenderse.
- ¿Celosa?.- No permitió que ella apartara la mirada sujetando su rostro con su mano a la vez que se sentaba junto a ella.-
Liseth se sobresaltó por lo atinado de su pregunta.
Sí, estaba celosa, pero nunca lo admitiría frente a él. Bastante pegado de sí mismo estaba ese hombre para que ella le estuviera subiendo los humos aún más.
-Celosa, no. Absolutamente, no.- Dijo con rotundidad sin amilanarse.-
- Bien, porque no tienes motivos. Te lo aseguro.- Damon pareció complacido con la respuesta.-
- Creo que confunde mis sentimientos. No son celos, es sentido de la propiedad.-
Damon alzó la ceja divertido.
- Ah, ¿Me crees tuyo?.-
- No lo creo, lo eres. Eres mi marido y no voy a permitir que cualquier mujerzuela se te acerque.-
Liseth quiso morderse la lengua cuando lo vio sonreír con deleite.
- Así, que no permitirás que otras me ofrezcan lo que tu no estás dispuesta a entregarme....aún.-
- Ellas pueden ofrecerte lo que quieran. Lo que no voy a permitir es que tu aceptes sus invitaciones.- Pasó por alto deliberadamente la alusión a ella misma y al momento en el que le permitiría algo más que besos.-
Damon la atrajo a su costado con un rápido movimiento y Liseth le puso las manos en el pecho para alejarlo pero se sorprendió cuando él la acurrucó sobre su pecho. Se mantuvo rígida contra él sin fiarse de cual sería su siguiente paso.
- El problema radica en que no crees en mi palabra, pero no puedo hacer nada para demostrarte mi buena voluntad. Así que tendré que esperar el momento en el que puedas confiar en mi. Espero que cuando decidas hacerlo no nos hayas hecho pasar por un calvario.-
Liseth sintió como reía con las sacudidas leves de su pecho sobre su rostro.
- Ahora duerme. Lo necesitas. No quiero una esposa que luzca como un cadaver.- Damon colocó los pies sobre el asiento de enfrente y se puso cómodo.-
Ella iba a protestar pero quedó paralizada cuando él comenzó a acariciarle la espalda suavemente. Se relajó a medida que los minutos pasaban y cerró los ojos.
Estaba tan cansada y se encontraba tan bien rodeada por sus brazos...
Damon supo el preciso momento en el que ella se quedó dormida. Su cuerpo se relajó por completo contra él y la acomodó mejor.
Iba a ser mucho más complicado de lo que creía domar a la fierecilla pero parecía que todo iba en el camino correcto.
***
Liseth se dejó caer prácticamente sobre la cama y comenzó a quitarse los guantes mientras Minny correteaba por toda la habitación acomodando el equipaje.
Por fin habían llegado a Reading y estaba más nerviosa de lo que quería admitir.
Aunque Arlington le había asegurado que se casaría con ella en el caso que aquella boda no fuera válida, ella quería que él se tragara sus palabras tras haberla llamado aprovechada y arribista. Quería que admitiera que sí que tenía derechos al decir que era su esposa y que le pidiera perdón. Sonreía cada vez que imaginaba el momento en el que lamentaría todo de lo que le había acusado.
En cambio si resultaba que él tenía la razón, sería ella la que....Eso no iba a ocurrir nunca.
Estaban casados y el padre Tunner no podría decir otra cosa.
- Está bien Minny, puedes dejarlo para más tarde. Ahora lo que realmente me apetece es tomar un baño. Si fueras tan amable de hacer que me lo preparen.-
- Como desee, milady. Lo tendrá aquí antes de que pueda parpadear.-
Liseth sonrió ante las palabras de la muchacha. Se había alegrado mucho cuando le habían comunicado que viajaría con ellos hasta Londres porque entonces podría estar más tiempo al lado de Aaron y así ganarle terreno a Ginny, aunque Aaron parecía no estar muy dispuesto a dejarse atrapar por ninguna de las dos. Era un muchacho bien parecido y le había confesado en más de una ocasión su deseo de mantenerse soltero por más tiempo. Ella por supuesto no le había comentado nada de esto a sus admiradoras porque ninguna de las dos cejarían en su empeño. Aaron las manejaba bastante bien.
Realmente estaba algo cansada y prefería que la visita al sacerdote se hiciera al día siguiente. Quizá quería posponer un poco más lo inevitable pero en realidad nada cambiaría por saber la verdad unas horas antes que después.
Cerró los ojos. Todos esos días encerrada en el carruaje junto a Damon habían puesto a prueba sus nervios. Cada vez era más consciente de su presencia y había ido minando su resentimiento. Era un compañero entretenido y bastante locuaz. Se podría decir que nadie podía mantenerse indiferente en su presencia. Y después estaban esos momentos en los que reinaba el silencio y el aire parecía crepitar entre ellos. Se diría que saltaban chispas con una simple mirada pero ella se las ingeniaba bastante bien para que no terminaran en llamas y él parecía entenderla porque le dedicaba una de esas sonrisas que te dejaban sin respiración.
- Milady, su baño.-
Liseth agradeció la interrupción y se olvidó durante la siguiente media hora de que existía alguien llamado Damon Ibree....o al menos lo intentó.
***
Damon se colocó bien la chaqueta y se pasó la mano por el cabello. Era la hora de la cena y él estaba más que dispuesto a librar otra batalla, porque eso era en lo que se habían convertido sus encuentros con Liseth, en una batalla de astucia y seducción dónde cada uno jugaba sus cartas lo mejor que sabía y no estaba muy seguro de que él fuera ganando. Hacía apenas unas horas que habían llegado a Reading, exactamente las mismas que no la veía y ya estaba impaciente por hacerlo.
Se observó por última vez en el espejo y salío de la habitación. Seguramente las damas ya estaban abajo, iba con retraso.
Tenía que admitir que Liseth lo tenía perplejo. No sabía muy bien como actuar con ella. En determinados momentos se mostraba de los más encantadora, lanzándole sonrisas invitadoras , y al siguiente lo alejaba con una mirada altanera.
Lo tenía totalmente descolocado y ella lo sabía. Nunca ninguna mujer se había resistido tanto a él. ¿Cuánto días eran ya?. ¿Veinte?. ¿Treinta?...
¿Quién demonios los contaba?. Eran demasiados y eso era lo que importaba.
Se paró en seco cuando descubrió el tiempo que llevaba sin estar íntimamente con una mujer y se sorprendió de no haber estado tentado. Oportunidades no le había faltado pero lo curioso, es que no le había importado haberlas dejado pasar.
Había escuchado que algunos hombres al llegar a cierta edad perdían el interés por el sexo pero nunca se había preguntado que edad sería esa en concreto.
Esperaba que no fuera ese el caso y que se debiera a otro motivo. Tal vez el cambio que se había producido en su vida había aletargado sus instintos y aparecerían con la misma fuerza y frecuencia de antes.
Sonrió a las dos damas que lo esperaban sin mostrar lo preocupado que había quedado con sus últimos pensamientos. Pero le bastó una sola mirada a la figura de Liseth para saber que su cuerpo reaccionaba a la perfección a los estímulos visuales, con tanto ímpetu que tuvo que sentarse rápidamente para evitar que un bulto bastante inapropiado fuera visible.
Tuvo que soportar un palpitante dolor durante toda la cena y suspiró aliviado cuando lo dejaron solo para que pudiera fumar con tranquilidad.
A veces odiaba a su cuerpo, y esa era una de esas ocasiones.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro