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CAPÍTULO XLVII

Cuando recuperó la conciencia tardó más de lo que quisiera en saber exactamente donde se encontraba. En un principio no recordaba ni quién era y mucho menos como demonios había terminado allí.

Trató de levantar la cabeza y se quejó cuando el dolor le dijo, alto y claro, lo que había sucedido. Los hombres de Adam Blaize lo habían atrapado cuando se disponía a abandonar Londres. Se llamó imbécil en repetidas ocasiones porque hasta el último segundo pensó que podía huir sin castigo y bien sabía que nadie escapaba de aquel demonio pero ahora ya era tarde para lamentarse y no dudaba que moriría en cuanto descubriera que no podía pagarle, incluso dudaba que lo dejara con vida en el caso de haberlo hecho tras intentar engañarle.

Estaba muerto aunque respirara aún y lo sabía.

Consiguió abrir uno de sus ojos, porque el otro lo tenía tan hinchado que era incapaz de ver nada a través del amasijo de sangre y carne que lo rodeaba, y gimió de puro miedo al ver al matón que tenía delante mirándolo con toda tranquilidad. Se revolvió tratando de librarse de las ataduras que lo mantenían unido a la silla queriendo escapar y sabiendo que no era posible pero el instinto de supervivencia era algo muy arraigado en el ser humano y se volvía desesperado cuando uno se sabía perdido.

-Si haces que te levante del suelo con silla y todo, te arrancaré los dientes con el hueso de uno de tus dedos.-

La amenaza dicha de forma tan desprovista de emoción lo paralizó por completo y ni siquiera intentó girarse para averiguar quien había hablado porque esa voz la conocía demasiado bien. Miró a Mike suplicándole que le ayudara pero conociendo de antemano que no conseguiría nada con ello.

Unos pasos acercándose por su derecha, sin prisas, y las gotas de sudor comenzaron a caer por su rostro preso del pánico. La garganta se le cerró con fuerza y su cuerpo tembló sin control al imaginar lo que le esperaba. Necesitaba salir de allí como fuera y su mente trabajaba a destajo tratando de buscar una salida.

Por el rabillo del ojo lo vio aparecer indicándole a Mike que se apartara un poco para situarse frente a él. Sus dedos hacían girar un puro y el humo era lo único que le hacía ver que todo aquello no era una pesadilla porque el olor era demasiado real, demasiado fuerte para que terminara despertando sin más.

-¿A dónde ibas Ron?.- Adam no tenía interés en la respuesta pero le pareció tan buena manera como otra de comenzar la charla.- Pensaba que eras mucho más inteligente. Lo esperaba de veras pero parece que me equivoqué al confiar en ti.- Incluso pareció que lamentaba profundamente ser traicionado.-

No le contestó pero una risa nerviosa se escapó de su boca al notar lo irónico de sus palabras. Realmente nunca confió en que le devolviera el dinero porque si hubiera sido así no lo habría mantenido vigilado, ¿no?.

-Veo que sabes apreciar el lado gracioso al asunto y te pediría que lo compartieras conmigo porque, si te digo la verdad, yo no consigo vérselo por ningún lado.-

Se inclinó para ponerse a su altura y le sujeto la cara con una mano mientras que con la otra le apagó el puro en una de sus mejillas. Ron gritaba de dolor y se movía tanto que Mike tuvo que sujetarlo para que no terminara en el suelo.

-Me pediste dinero, y yo te lo di, sólo pretendo recuperar lo que es mío. ¿Qué debo de hacer contigo?.-

-Por favor....-

-No puedo permitir que piensen que pueden burlarse de mí.- Adam estaba deseando terminar con todo aquello, le hastiaba llegar a ese punto pero era necesario para hacerse respetar. Su mundo era para los fuertes y él era un superviviente.-

Ron sabía que no tenía mucho más tiempo. ¿Qué podía importarle a un hombre como Blaize aparte del dinero?. Se devanaba los sesos al mismo tiempo que controlaba cada gesto de sus carceleros.

-¿Pensaste que me engañarías tan fácilmente?.- Lo miró fijamente a escasos centímetros.- Y ahora me darás mucho más trabajo del que mereces. Siempre es engorroso librarse de un cadáver....No quiero que lo hagas aquí, Mike.-

Adam se incorporó y se dio la vuelta para marcharse después de hacerle una seña a su hombre para que se lo llevara de allí.

-¡Tengo algo que puede interesarle!.- Gritó desesperado.- Créame...sé algo...-

El golpe lo envió directo al suelo y vio como el mastodonte que era el boxeador lo levantaba con toda facilidad para terminar de desatarlo y llevárselo a una muerte segura.

-Arlington....su mujer....- Jadeó sin resuello.-

Adam volvió sobre sus pasos y lo miró con algo más de interés.

-¿Arlington, has dicho Arlington?.- Preguntó queriendo asegurarse.-

Ron escupió sangre antes de contestar esperanzado en que lo que sabía quizás pudiera darle la vida de nuevo.

-Sé que es amigo suyo, lo vi hace unos días aquí, con usted. Y estoy al corriente de algo que quizás le interese si realmente siente aprecio por su esposa.- A cada segundo que pasaba respirando estaba más seguro que todo iría a mejor.-

-¿Estás hablando de Lady Arlington, verdad?.- Tras verlo asentir no dudo en lo que debía de hacer.- Habla.- Le exigió con contundencia.-

-¿Y me dejara ir?.-

Adam esbozó una sonrisa tan carente de calor que Ron palideció en el acto.

-Si lo que me vas a contar merece la pena, te dejaré en libertad pero si vuelvo a ver tu cara en Londres, no dudes de que terminaré con lo que he empezado.-

Ron solo lo pensó un instante. Esa era su única oportunidad y no tenía nada que perder hablando. Sólo podía confiar en que lo que dijera fuera lo suficientemente importante para Blaize como para él lo era su vida.

***

-Vamos, David, sólo son unos pocos de metros más. No sé porque eres tan reacio a salir.- Liseth se acomodó a Thomas en los brazos a la vez que miraba divertida al otro niño.-

David rezongaba por lo bajo sin dejar de observar a su alrededor porque a pesar que no había vuelto a ver a esos hombres aún no confiaba demasiado en que no aparecieran de nuevo. Se había negado a salir al parque y a ningún otro sitio durante los últimos días haciendo que tanto Pru como Liseth le preguntaran por su actitud, así que ésta vez no había podido negarse al saber que irían a casa de los Stanton. Estaba tan ridículamente cerca que nada podía ocurrirle además, él no era ningún cobarde y no podía estar toda su vida encerrado, aunque tampoco era un estúpido para ponerse en peligro, ¿verdad?.

-Arlington no hubiera permitido que saliéramos sin un lacayo, me hizo prometerle que nunca lo haría y que tampoco consentiría que lo hiciera usted.- Se quejó mirándolo algo molesto.-

Liseth miró al cielo pidiendo paciencia.

-Pero seguramente él no se refería a las ocasiones en las que solo tuviéramos que andar unos cientos de metros. Echo de menos los paseos por el campo y me niego a ir en carruaje durante un trayecto que duraría un par de minutos a los sumo. Vamos, esto es mucho más divertido.-

El niño tuvo que darle la razón a regañadientes y golpeó con la bota una piedra lanzándola a la calzada.

-Meredith me ha asegurado que llevará a sus hijos, así que tendrás con quien jugar hasta caer rendido.-

Habían quedado en reunirse en casa de Marion, Lady Cartwright también se les uniría, para que entre todas ayudaran a la futura mamá en la decoración del cuarto del nuevo miembro de la familia. Prometía ser una mañana muy entretenida.

David se detuvo un instante para atarse una bota que se le había soltado y no había conseguido tocar aún el cordón cuando el ruido de un carruaje deteniéndose unos metros más adelante le llamó la atención.

Un hombre saltó desde el coche y en un par de pasos estuvo junto a Liseth, la agarró con brío y le tapó la boca con una de sus sucias manos. Otro, apareció arrancándole a Thomas de los brazos, el niño comenzó a llorar al instante, y David no supo qué hacer durante un momento pero una vez repuesto echó a correr con todas sus fuerzas y se lanzó sobre el que cargaba con el pequeño.

-¡¿Qué demonios?!.-

El esbirro que no esperaba el golpe se tambaleó ante el impacto mientras que trataba de quitarse de encima al niño. Su hermano tenía su propia lucha con la mujer que no paraba de retorcerse y patalear impidiendo que la subiera al coche.

No podían desperdiciar esa oportunidad. La calle estaba casi desierta y si eran rápidos podían estar lejos de allí en muy poco tiempo.

-Ayúdame, Dick.- Dijo cuando la maldita mujer le pateó la espinilla con fuerza.-

David se afianzó al brazo del malhechor con los dientes haciéndolo quejarse. Pensó que si quería librarse de su mordida tendría que soltar a Thomas para poder utilizar su otro brazo, así que apretó con más ganas a través de la fina tela. Le dolían los dientes pero no pensaba dejarlo ir tan fácilmente.

Como había pensado, el muy ruin, dejó caer al suelo al pequeño que seguía llorando desconsolado y le propinó tal golpe a David que lo lanzó contra el muro.

-Olvídate de mocoso.- Lo apremió Pearcy cuando vio que su hermano iba de nuevo a coger al niño.- Tenemos que irnos ya.-

Dick se apresuró a acercarse a ellos y de un fuerte puñetazo en el estómago dejó a Liseth sin respiración y sin resistencia alguna. Apresuradamente se subió al pescante mientras su compinche entraba en el coche con su rehén y con el látigo exigió a los caballos que se pusieran en marcha.

David los vio alejarse y olvidándose por completo del dolor y de la sensación de mareo al ver todo por duplicado, cargó con Thomas y recorrió lo más rápido que pudo la distancia que le separaba hasta la mansión de Lord Stanton. Rezó para que las piernas le sostuvieran lo suficiente como para buscar ayuda y agradeció que el portón de la entrada estuviera abierto.

Se concentró en llegar hasta las escaleras de entrada dónde podía ver a un carruaje parado y a Marion recibiendo a las ocupantes.

La primera en verlo fue Lady Cartwright que tras dirigirle una sonrisa se adelantó un paso con la preocupación pintada en el rostro.

-¡David, que ha ocurrido!.- Dijo tomando en sus brazos a un Thomas totalmente lloroso.-

Meredith y Marion se apresuraron a sostenerlo antes de que cayera al suelo.

-Se la han llevado...- Trataba de recuperar el aliento pero sabía que cuánto antes supieran lo sucedido, mejor sería para Liseth.-

-¿A quién?.- Preguntó Marion temiendo la respuesta.-

-A Liseth. Dos hombres en un carruaje negro. El que lo conduce lleva una chaqueta verde y la puerta de la izquierda es de color gris y no negra como el resto del coche.-

- ¿Hacia dónde han ido, David?.-

- Se dirigían hacia Picadilly.-

- Necesitamos encontrar a Lord Arlington.....- Lady Cartwright trataba de pensar con rapidez.-

- Y será demasiado tarde... Sawyer, suba al pescante con el cochero.- Marion no esperó a comprobar si el mayordomo que se había mantenido al margen durante todo lo ocurrido le hacía caso o no, si no que se lanzó dentro del carruaje del que se había bajado sus amigas hacía sólo unos minutos.- ¿A qué esperáis?.- Las llamó desde dentro haciendo gestos con las manos, apurándolas a moverse.- Robson, encuentra a mi marido, búscalo en White's. David corre a casa de Arlington y dile que le enviaremos una nota en cuanto podamos y sepamos algo.- Seguía dando instrucciones a unos y otros.- Cuidad de los niños.- Dijo por último

Lady Cartwrigth fue la primera en reaccionar seguida por Meredith. En el momento en el que el coche se puso en marcha Marion sacó la cabeza por la ventanilla.

-¿Sawyer, sabe que es lo que debemos buscar?.-

Escuchó su respuesta por encima del ruido del traqueteo de las ruedas.

-Sí, milady, por Picadilly. Carruaje con puerta gris y cochero con chaqueta verde.-

Marion asintió satisfecha y se dedicó a mirar por la ventanilla para ayudar en lo que pudiera al igual que sus acompañantes de viaje que lo hacían por la otra.

-¿Cómo es posible que nadie viera que ocurría y lo impidiera?.- Meredith fue la primera en expresar su preocupación por su amiga en voz alta.

-Ahora mismo eso no importa. Debemos de dar con ellos.-

-¿Y qué haremos cuando lo hagamos?.- Kate no era capaz de tranquilizarse al imaginar el miedo por el que estaría pasando Liseth.-

-Es imposible que hagamos eso...¿verdad?.- Meredith miró a Marion muy preocupada.-

-Si tenemos la suerte de encontrarlos...- Se mordió el labio tratando de pensar cuál sería la mejor manera de actuar.-

-Podemos seguirlos y ver dónde van y entonces tendremos algo con lo que poder enfrentarnos a vuestros maridos y a Arlington.- Aconsejo Kate antes de que a cualquiera de ellas se les ocurriera alguna que otra tontería.-

Las primas supieron en ese mismo momento que sus maridos no estarían muy contentos cuando supieran que de nuevo estaban inmersas en una situación peligrosa, pero en su defensa tenían que decir que no había otra opción y además tendrían muchísimo cuidado, por supuesto.

Marion se llevó las manos a su vientre con gesto protector y no pasó desapercibido para ninguno de las otras dos damas. Meredith aún recordaba el miedo que pasó en mano de Folk pensando que podría malograrse su embarazo. Aún tenía pesadillas con aquel momento y no pensaba permitir que a su prima le sucediera lo mismo.

-Milady, el coche que buscamos va allí delante.- Sawyer se mostró algo aliviado al dar la noticia.-

Las tres mujeres se asomaron por la ventana con impaciencia. Después de lo que parecieron horas siguiéndolos a una prudente distancia, supieron que se dirigían hacia las afueras de Londres.

-Marion, en cuanto podamos parar en un lugar desde el que señalar la dirección que toman sin temor a equivocarnos, quiero que regreses junto a Sawyer y comuniques lo que sabemos y así sepa a dónde debe dirigirse Arlington y los hombres que sin duda buscaran a Liseth. Damon debe de estar volviéndose loco de preocupación.-

-No pienso dejaros solas.- Sabía que era lo mejor pero no le gustaba abandonarlas.-

-Es lo más sensato, así nosotras podremos continuar y si el viaje se alarga otra podrá bajarse en una posada e indicar por dónde continuar buscando.-

***

No llamó a la puerta, si no que la empujó con la escasa fuerza que le quedaba.

Ambrose lo miró enarcando una ceja al ver el estado tan deplorable en el que se encontraba la ropa.

-¿Está Arlington en casa?.- Dijo resollando.-

-Milord aún no ha llegado pero no tardará en hacerlo, tienen invitados a comer.- Miró hacia la puerta esperando ver aparecer a la condesa con su hijo.-

-Unos hombres se han llevado a Liseth, tenemos que informarle lo antes posible.- Dijo completamente desesperado por no saber qué hacer o a dónde acudir.-

Ambrose tiró de una campanilla y al momento otros empleados se presentaron.

-Camp, envía hombres a todos los posibles lugares dónde pueda encontrarse, milord. La condesa ha desaparecido y tenemos que informarle lo antes posible....-

Un gran revuelo se formó en el vestíbulo pero todo parecía controlado por la mano de hierro del mayordomo jefe.

Lady Pru había aparecido al oír el alboroto y al escucharlo todo, solo podía abrazar fuertemente a David y tratar de convencerle de que todo saldría bien, y de camino convencerse a ella misma de que tenía razón.

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