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Capítulo XLIII

Buenas noches!!!

Esero que os guste éste capítulo porque llevo más de siete horas con él!!!

Es más largo que los anteriores, así que no me riñáis demasiado jajajaja

Besotes enormes a todos los que me leen y hasta pronto!!!!

***

-No se preocupen, aunque poseemos pocos datos, daremos con él.- Michael Bowser se pasó un pañuelo por el rostro, más por costumbre que porque lo necesitara realmente.- Enviaremos a dos de nuestros mejores hombres a Reading, a ver que consiguen averiguar allí y nosotros continuaremos con las pesquisas aquí, en Londres.- Miró a su hermano Charles para buscar su aprobación y dejó de anotar con prisas.- Sé que les urge la información y haremos todo lo posible por tener algo que nos sirva cuánto antes.-

Damon sabía que el tiempo apremiaba y eso no le gustaba nada en absoluto.

-No pienso acceder a las demandas de ese rufián, pero me sentiré mucho más tranquilo sabiendo que tengo información con la que contraatacar.-

Tanto él como Gabe habían mantenido silencio sobre la causa por la que estaban siendo chantajeados, no tenía sentido desvelarla y sólo lo harían si era estrictamente necesario. Pensar que no había estado muy desencaminado cuando tiempo atrás había sugerido que bien podían necesitar de nuevo los servicios de los hermanos Bowser lo enfurecia, aquello se había convertido en una costumbre que no le llegaba a gustar del todo. Primero Nick, cuando sabían que alguien pretendía matarlo. Después fue Gabe para averiguar si el administrados de la familia de su esposa Marion tenía algo que ver en la disminución de sus fondos y ahora él.

Tenía tal rabia en su interior que no podía dejar de pensar que necesitaba tranquilizarse algo antes de llegar a casa y enfrentar a Liseth. ¿Cómo se le había ocurrido a esa mujer tratar de llevar todo aquel asunto a escondidas?.

-Lord Arlington.-

Por el tono insistente sabía que no era la primera vez que trataban de llamarle la atención.

-Lo siento, estaba pensando en todo éste desagradable asunto.- Se disculpó .

-Lo entiendo.- Charles Bowser solía dejar que su hermano fuera el que hablara directamente con los clientes pero en esa ocasión no dudo en intervenir.- Siempre es difícil asimilar que otros sepan cosas que a nosotros nos gustaría poder borrar de nuestras vidas.-

Michael lo miró indicándole que no siguiera por ahí. No era bueno para el negocio recordar a sus clientes que tenían oscuros secretos por los que les pagaban sumas exorbitadas para que siguieran siendo exactamente eso, secretos.

Charles se aclaró la garganta y cambio varias veces el peso de su cuerpo antes de continuar.

-Ese tal Lord Ives no les ha dado un tiempo en concreto para obtener la cantidad sugerida, si he escuchado bien.-

-Es correcto.- Fue Gabriel el que habló.- Simplemente nos comunicó que nos daría un plazo. Sin más.-

-Les aconsejaría que si se pone en contacto con alguno de los dos en breve, le hicieran saber que están dispuestos a pagar pero que precisan de algo más de tiempo, eso nos dará a nosotros más oportunidades de encontrar algo en su contra.-

-¿Y si no quiere esperar?.- Intervino Damon.-

-¿Están dispuestos a desprenderse de una parte de lo solicitado a cambio de ganar ese tiempo?.-

Damon endureció la mirada y Gabe se limitó a mantenerse impasible ante la sugerencia.

-Bien, veo que no.-Charles se movió con su habitual rapidez por la habitación.- Quizá fuera lo más acertado. Tentarlo con un poco de lo que podría conseguir.-

Nadie habló en la habitación y Michael se mostraba francamente deseoso de aliviar un poco el ambiente, así que sirvió unas copas de su mejor brandy, el destinado para impresionar, aunque estaba seguro que esos caballeros poseían un paladar mucho más selecto.

Damon la aceptó por educación pero en ese momento no le apetecía confraternizar. Tenía un asunto que resolver y cuánto antes lo hiciera, mejor.

-Quizá tenga razón, Bowser. Y lo más lógico sería mantenerlo confiado, pero si tengo que decir la verdad se me revuelven las entrañas al imaginar que accedo a darle una mísera moneda a ese infeliz.-

-Yo estoy de acuerdo con ellos. Hice lo mismo con el administrador de Lady Remington, Whilock. Le pagué por sus servicios para que no sospechara que lo estaba investigando.- Gabriel bebió un sorbo de su copa y la dejó con lentitud sobre una mesita cercana.- Te comprendo, y sé que no es lo que quisieras pero si eso nos ayuda.....-

Los hermanos Bowser asintieron conformes recordando el placer que les había proporcionado atrapar aquel estafador en concreto.

-Está bien.- Terminó diciendo a regañadientes.-

***

Se cansó de dar vueltas por la habitación esperando que el desconsiderado de su esposo regresara.

¿Qué hora sería?.

Tarde, muy tarde.

Había vuelto a casa para encontrarse que Damon no se encontraba allí como era lo esperado. Según él, tenía que hablar con ella pero parecía que no había entendido del todo que sería cuando él deseara.

A medida que el tiempo pasaba, más segura estaba que lo que tenía que confesar era su supuesta infidelidad. Aunque por otra parte no creía factible que un marido le confesara algo así a su esposa.

Damon sería capaz de hacer eso y mucho más, pensó cada vez más convencida de lo que le esperaba de aquella conversación. Aún no se le olvidaba que ese era el tipo de matrimonio que había esperado llevar antes de saberse atado a ella y quién era ella para creer que podía cambiar en tan poco tiempo.

Se retorció las manos cuando escuchó un carruaje que se dirigía hacia las caballerizas y sin pensárselo dos veces se lanzó al armario y sacó una gruesa capa que con movimientos enérgicos se la colocó sobre el camisón y casi pierde el equilibrio al correr hacia la puerta.

Cuando se encontraba en ese estado era incapaz de pensar con claridad y lo curioso es que eso le había sucedido muy pocas veces en su vida y todas desde que volvió a reencontrarse con Damon. Se consideraba una persona bastante práctica y responsable pero cuando algo relacionado con él entraba en la ecuación toda sensatez desaparecía y en ese momento deseaba aclarar cuánto antes en qué situación se encontraban.

Realmente sabía que esa mujer era un animal ponzoñoso. La forma en la que se regocijaba con cada insinuación se lo confirmaba pero no podía dejar de pensar en la posibilidad de que aquello fuera posible. Prefería mil veces saberlo a vivir en la ignorancia, así que cuando regresó y no lo encontró para aclarar la situación, su enfado fue en aumento al igual que su imaginación. En ese momento hervía de furia.

¿Dónde diantres se había metido y con quién estaría?. Cualquiera de las dos posibles respuestas le hacía tener escalofríos.

Bajó en silencio la escalera y fue hacia la parte trasera de la casa por la que accedería más rápidamente a los establos.

Agradeció su buena vista porque con las prisas no se había provisto de una vela y la oscuridad era más que evidente. Se desplazó con cuidado de no chocar con nada y despertar innecesariamente a alguien haciendo ruido. Abrió la puerta y salió a la fría noche.

El aire gélido le lleno los pulmones y se apresuró en recorrer el corto trayecto hasta los establos.

El relincho de un caballo y el suave murmullo de Pick al tranquilizarlo era todo lo que es escuchaba cuando entró. El fuerte olor,propio del recinto, le hacia fruncir la nariz.

El hombre cepillaba con largas pasadas mientras hablaba y Liseth sonrió al saber que era tan tierno con los animales, nunca habría imaginado que un hombre rudo como Pick fuera de ese modo.

Miró alrededor suya imaginando dónde podía estar Damon. El carruaje no se había detenido en la entrada sino que había seguido directamente hasta allí y tampoco se lo había cruzado por el camino. En algún lado debía de estar, seguro.

-Buenas noches, señor Pick.- Saludó tratando de no sobresaltarlo.-

El cochero se volvió con prisas y cuándo vio de quien se trataba se apresuró a hacerle una leve reverencia.

-Buenas noches, milady, ¿necesita algo?.- Le dijo extrañado de su presencia allí a esas horas.-

- Realmente no, sólo que me indique dónde puedo encontrar a mi marido.- Lo buscó con la mirada mientras hablaba pero no conseguía averiguar dónde podía haberse metido.-

Pick se mostró algo inquieto pero terminó por hablar.

-Lord Arlington no ha vuelto conmigo, milady. Me ha mandado de regreso a casa asegurándome que él no tendrá ningún problema para volver.-

-¿Y quién se supone que lo traerá de vuelta?.- No quería demostrar lo poco que le estaba gustando aquella conversación.-

-No lo sé, milady.-Pick apenas sabía qué responder más que la verdad.- ¿Otro caballero?.-

-¿Y dónde se encuentra?.-

Pick la miró apenas antes de volver a bajar los ojos y mantenerse en silencio.

-Vamos, no tengo toda la noche para escuchar su respuesta.- Le urgió sabiendo que estaba poniéndolo en un terrible compromiso que podía costarle el puesto si Damon consideraba que ella no tenía porqué saber donde se hallaba, pero pensaba presionarlo hasta que se lo confesara y si sus sospechas eran ciertas...-

Tras varios intentos les escuchó mascullar unas palabras pero no logró comprenderlas del todo-

-Perdone pero no le he entendido bien.-

-El señor se encuentra en "La doncella".- Repitió de no muy buena gana pero con el respeto que la dama merecía.-

-¿Y eso es...?.- Lo apremió a continuar.-

-Una casa de apuestas en Covent Garden.-

¿Damon estaba apostando mientras que ella lo esperaba en casa?. ¿Después de que estuviera fuera por varios días?. ¿Cuando le había pedido que hablaran tan pronto ella regresara?.

Bien.

-Espéreme aquí y vuelva a enganchar a los caballos. Quiero que me lleve a ese lugar.-

Se dio la vuelta dispuesta a marcharse.

-¿A llevarla?.¿Ahora mismo?.- El hombre no salía de su asombro.- Creo que milord no lo aprobaría y en cuanto sepa que yo mismo la he llevado me pondrá con lo poco que poseo en la calle.- Se lamentó sin saber si desobedecer a la condesa y correr la misma suerte.

-Le aseguro que él no hará nada. No se lo permitiré y además le diré que usted se ofreció a acompañarme porque estaba dispuesta a ir sola, cosa que no dudo en hacer, en el caso que se niegue a llevarme. Alquilaré un coche y a buen seguro que llegaré sin ningún problema.- Una vez ese mismo argumento le había servido para convencer a Aaron que la acompañara a ver la mansión dónde su madre había vivido y esperaba que volviera a surtirle efecto.-

-Está bien, milady, la llevaré hasta allí.- No sabía qué otra cosa podía hacer y no estaba dispuesto a dejarla sola y que algo horrible le pasara. Londres de noche no era el lugar más adecuado para una dama sola sin compañía y eso sin contar con que la zona que pretendía visitar no era nada recomendable.- Aunque dudo que le permitieran pasar siquiera.-

-¿Y por qué no habrían de dejarme hacerlo?.-

Si iba y luego no conseguía dar con Damon porque le negaban la entrada era absurdo darse el paseo pero tenía que ver con sus propios ojos con quien estaba. También era posible que Pick lo estuviera protegiendo y si estaba con otra mujer se hubiera visto obligado a mentir para encubrirlo, pero si iba a aquel lugar y no había rastro de su esposo, entonces no tendría más que decirle dónde se encontraba realmente. Iría hasta allí y descubriría la verdad.

Damon no la esperaba y sabía que se llevaría una sorpresa al verla y no precisamente una de las buenas. Si él pensaba que podía engañarla con aquella mujer y quedarse tan tranquilo estaba muy equivocado.

-Verá, a ese tipo de club sólo van caballeros. No se permite la entrada a las damas por lo que le aconsejaría que no insistiera ya que es imposible que logre entrar.- Le suplicó de nuevo a que siguiera su buen consejo.-

-¿Quiere decir que si una mujer quiere jugar a las cartas o a los dados no puede hacerlo?.¿Ninguna mujer entra en esos lugares?.- Le parecía totalmente increíble que se tuviera una visión de los negocios tan poco conveniente. Un cliente era un cliente y qué importaba si era hombre o mujer.-

-Bueno, sí que les permiten el paso pero sería muy perjudicial para su reputación si se llegara a descubrir su identidad.- Pick a cada momento se sentía más preocupado por todo aquello.- Además las que frecuentan ese tipo de locales no tienen mucha reputación por la que preocuparse, no sé si me entiende. Por favor, hágame caso.-

Claro que entendía. Pick se refería aquellas pobres desdichadas que vendían lo único con lo que podían comerciar. Su cuerpo.

-No se preocupe que no me reconocerán.- Dijo decidida a llevar a cabo el plan que acababa de ocurrírsele.- Tenga preparado el coche. Volveré enseguida.-

Pick maldijo su suerte una y otra vez mientras volvía a poner el arnés a los caballos.

***

El dueño de "La doncella" se paseaba entre los muchos clientes que había esa noche en su local.

El humo del tabaco espesaba el ambiente y el calor hacía que varios caballeros se hubieran librado de sus pañuelos. Era realmente curioso como allí se reunían la flor y nata de la sociedad londinense con los integrantes de los más bajos fondos y ambos parecían coexistir durante unas horas empujados por la fiebre del juego. A Adam aquellos que no sabían controlar lo que perdían no le gustaban demasiado pero mientras no dieran problemas les permitía el acceso a sus locales.

Tampoco le gustaban los tramposos pero algunos eran muy fáciles de detectar mientras que a otros había que vigilarlos muy de cerca hasta ver como conseguían engañar a sus compañeros de mesa. Hizo una señal a uno de sus empleados para que volvieran a vigilar al caballero que había venido cuatro de las últimas cinco noches. Un tal Lord Ives que había aparecido dándose ínfulas que él sabía que no era más que pura palabrería. La ropa delataba a un noble que tuviera bien lleno los bolsillos y ese en concreto, a pesar de que no había nada que reprocharle a su atuendo, no los tenía. Además, lo había visto hablando en alguna ocasión con Ron Douglas, un maleante que le debía dinero y al que tendría que volver a recordárselo muy pronto, y cuando un caballero se dignaba a cruzar palabra con alguien como Ron, nada bueno se tramaba en esa conversación.

Satisfecho con lo que veía volvió a subir a sus habitaciones privadas de la primera planta. Tenía invitados pero no podía descuidar su establecimiento por lo que se había escusado con ellos y los había dejado bebiendo en su ausencia.

-Así que pretendes buscar esposa.- Damon terminó su bebida tan rápidamente como las anteriores.- No te lo aconsejaría, Vincent.-

El aludido sonrió apenas y volvió a llenar las copas.

-No tengo otra opción, ¿Conoces a alguien que pueda interesarme?.- Le dijo con sorna.-

Adam se acomodó junto a ellos. Parecía que el tema de conversación no había cambiado desde su marcha. Las mujeres parecían acaparar el diálogo aquella noche.

Arlington había aparecido por allí hacía unas horas cumpliendo así su promesa de visitar su nuevo local pero apenas había prestado atención al juego y ante la llegada de Vincent, los tres se habían dedicado a beber y charlar, claro que Adam apenas se propasaba con la bebida porque tenía que estar sobrio para intervenir ante cualquier eventualidad, en cambio su dos compañeros hacia bastante que habían superado ese límite.

Uno de sus empleados se acercó hasta él y tras decirle algo volvió a marcharse al recibir su aprobación.

-No me pidas que te muestre cual de todos los potros de tortura sería el mejor para ti.- Damon abrió los ojos con espanto.- Ayudé a mis dos mejores amigos y ahora mismo no sé si arrepentirme de ello.- Sonrió con los ojos entornados.-

-Parecen felices.- Vincent sonrió con cinismo.-

-Y lo son, no me cabe la menor duda, pero quién sabe cuándo una mujer puede hacerte la vida imposible. Te enredan con su encanto hasta tenerte a sus pies y después.....- Golpeó la mesa con fuerza demostrando a lo que se refería.- Acaban contigo sin más.-

Adam plantó los pies en la mesa divertido. Parecía que el conde no había tenido un buen día.

-Pero yo no quiero una esposa. Necesito una esposa.- Aclaró Vincent y rió fuertemente cuando Damon entendió lo que quería decir.- Veo que ahora me comprendes.- Volvió a vaciar la botella derramando algo del licor mientras lo servía.-

-Entonces te aconsejo una fea.- Pareció pensar detenidamente y siguió aconsejando.- Que no te atraiga en absoluto. Alguien a quien estés dispuesto a respetar pero no que pueda volverte loco undía, y otro también, con sus requerimientos y quejas. Una mujer que a los tres días no esté pidiendo más de lo que hombres como tu y como yo no estamos dispuestos a dar o que cuando lo demos nos pidan más y más.- Trató de abrir una botella pero parecía no tener la fuerza suficiente para hacerlo.- Una que confíe en ti como para contarte las cosas importantes y que no te tome como un pelele.-

Vincent le arrebató la botella y consiguió quitarle el tapón pero cuando iba a servir la bebida se lo pensó mejor y se la llevó a los labios para después pasársela a Damon, que hizo lo mismo.

-¿No creéis que habéis bebido demasiado esta noche?.- Adam pensaba en el dolor de cabeza con el que amanecerían los dos al día siguiente.-

- Yo aún no estoy borracho, ¿y tú?.- Vincent dio otro largo trago.-

-¡Qué demonios!. Aún puedo soportar algún que otro trago más.- Damon esperó a que todo se detuviera a su alrededor tras su brusco movimiento.-

Después de haber visitado a los detectives había necesitado dar unos cuántos golpes por lo que había ido a club de boxeo junto con Gabe pero parecía que aún no estaba preparado para ir a casa y enfrentar el que Liseth no confiaba en él. No quería ver como le mentía excusando su falta de sinceridad, no deseaba descubrir que toda la culpa era suya por no haberle dado amor. Sentía que era el responsable de aquella situación, por su manera alocada de vivir sin pensar en las consecuencias y que ahora quizás era demasiado tarde para hacer que su matrimonio funcionara porque si alguien era tan decidida y obstinada en hacer lo que decía, esa era Liseth. Ella le había advertido en varias ocasiones que lo olvidaría. ¿Y si el negarse a contarle lo sucedido con Ives era una muestra de que ya no lo quería ni necesitaba en su vida?.

El alcohol no le dejaba pensar con claridad pero lo única que le aliviaba era el decir en voz alta que nada le importaba, que el bien podía seguir con su vida aunque ella no se mantuviera a su lado. Era una gran mentira que ni el mismo podía creerse y tampoco pensaba que estuviera engañando nadie porque sus palabras estaban impregnadas de dolor a pesar del aire ligero y despreocupado que intentaba emplear.

Vincent agradeció las palabras de Damon abriendo una botella para él mismo. Ambos las chocaron y bebieron aumentando la diversión de Adam.

-He hecho que arreglen unas habitaciones para vosotros. No estáis en condiciones de volver a casa. No conseguiríais subir al coche.- Les informó pero sabiendo que no lo estaban escuchando.-

-Sabes, creo que haré lo que dices. Una mujer que no me dé quebraderos de cabeza es lo ideal para mí.- Vincent miró a Adam pensativo.-¿Tú no conoces a nadie dispuesta a casarse?.-

-¡Ah no, amigo!. Déjame apartado de ese asunto, no quiero que luego me recrimines el ser desdichado o el haberte enamorado de tu mujer como Arlington.- Rió al ver el rostro de sorpresa de los dos y terminaron uniéndose a él hasta casi caerse de las sillas.-

-¡Enamorado!.- Damon estaba a punto de llorar de risa.- El amor es el sentimiento más molesto que existe. ¿Quién quiere estar enamorado?. Sólo los idiotas a los que les gusta sufrir escuchando poemas de amor. Ninguna mujer merece que después de soportarla unos cuántos días se crea con derechos sobre él.- Dijo casi incapaz de mantenerse erguido y apoyando la cabeza sobre la mesa. La imagen de Liseth bailó ante sus ojos y tuvo que reconocer que él estaría dispuesto a hacer lo inimaginable por ella.-

***

-No me parece buena idea.- Aaron la ayudó a subir al carruaje.-

-Nadie te está pidiendo tu consentimiento.- Liseth lamentó sus palabras al momento. El muchacho solamente trataba de hacer lo que creía lo mejor para ella.- Lo siento.-

Aaron cerró la puerta y subió al pescante junto a Pick. Desde que ella había irrumpido en su habitación y le había contado lo que pretendía hacer no había tenido otra opción que la de acompañarla. Dos hombres eran mejor que uno.

Liseth se quitó la capa y fue a acomodarse la falda pero recordó que lo que ahora vestía eran unos pantalones de Aaron. La vestimenta la completaban una camisa, un chaleco y una chaqueta que le estaba enorme. En la gorra que llevaba puesta, estaba escondido su cabello y la enorme visera le tapaba el rostro si mantenía la cabeza baja. Las botas le estaban grandes y había tenido que ponerles trapos en las puntas para que pudiera andar medianamente bien.

Pick al verla llegar de esa guisa había elevado los ojos al cielo y había murmurado algo así como que terminarían rodando cabezas. Esperaba que no pero no veía otra forma de entrar en aquel lugar si no era disfrazada de hombre, había pensado en la posibilidad de hacerlo de meretriz pero dónde conseguiría algo así, eso sin contar que no tenía ni idea de cómo vestiría una mujer dedicada a ese menester. Después pensó en llevar un antifaz pero eso levantaría sospechas y no podía ponerse a buscar uno a esas horas de la noche, así que allí estaba, vestida como un hombre aunque tenía que admitir que los pantalones eran bastante cómodos a pesar de las varias vueltas que había tenido que darse para poderlos meter dentro de las botas.

Se sentía bastante orgullosa de su apariencia y si no hablaba demasiado pensaba que su plan podía dar resultado. Entraría, daría con Damon, vería lo que estaba haciendo y con quién y lo obligaría a volver a casa.

Asunto resuelto.

Comenzó a sentirse algo nerviosa cuando el coche se detuvo y los tres se dirigieron hacia la puerta del local. Apenas estaba iluminado y las sombras parecían tragárselo pero tampoco esperaba que estuviera más alumbrado porque se suponía que era clandestino. Hizo lo que le aconsejaron, se mantuvo detrás de Aaron mientras Pick hablaba con un hombre enorme que vigilaba la entrada. Habían acordado que dirían que Lord Arlington se encontraba algo indispuesto y que habían ido hasta allí para llevarlo de vuelta a su hogar. Eso le dio que pensar a Liseth si Pick se habría inventado ese pretexto o es que existía la posibilidad de que a Damon le hubiera ocurrido algo. No le había dado tiempo a preguntar sobre ello cuando le estaban dando paso, por lo visto el hombretón recordaba al cochero y no le hizo demasiadas preguntas.

Recorrieron varios pasillos evitando la zona donde se jugaba y Liseth lamentó el que no pudiera verla ya que estaba allí. Le hubiera gustado saber como era un local de ese tipo y no tendría muchas más oportunidades de entrar a uno a no ser que volviera a disfrazarse. Pensó muy seriamente en ello mientras deambulaban por los corredores.

Se detuvieron a los pies de una escalera y un muchacho que los había acompañado hasta allí les dijo que esperaran mientras avisaban al señor Blazey, el dueño del local.

Pick y Aaron no hablaban y miraban a su alrededor deseando poder salir de allí. Liseth en cambio estaba preocupada de que Damon se presentara para irse. Esperaba que finalmente los llevaran junto a él y ver dónde prefería estar en vez de querer pasar el tiempo con ella.

Los minutos pasaron y ella decidió dar unos pasos y mirar a través de una puerta entreabierta por la que se escuchaban una conversación. Se acercó con cautela aprovechando que ninguno de sus dos acompañantes la miraban y se asomó sin saber bien que esperar.

Dos hombres estaban sentados frente a una mesa. Uno de ellos tenía el pecho descubierto y el otro se inclinaba sobre el brazo el primero mientras su mano parecía escribir algo sobre la piel. Lo curioso es que el hombre que estaba vestido era totalmente diferente a cualquier otro que hubiera visto. Sus ojos eran apenas una abertura en el rostro y se elevaban hacia arriba. Tenía el pelo larguísimo atado en una trenza que le caía hasta casi rozar el suelo. Su ropa era aún más extraña. Unos amplios pantalones y una especie de camisa amplia de un color tan oscuro como su pelo. Sabía que era oriental, los había visto en alguna ocasión en los periódicos pero hasta la fecha nunca se había topado con uno y le resultaba fascinante.

Lo vio alejarse un poco mirando con atención lo que quisiera que estuviera haciendo en el brazo del otro individuo y tras dar su aprobación intercambiaron varias palabras antes de levantarse y mirarla directamente.

-¿Quieres mirar?.- Le dijo con una sonrisa.-

Liseth supo que la curiosidad le podría, así que ni lo pensó y se acercó hasta ellos.

Sus ojos no daban crédito. Una rosa con espinas perfectamente dibujada. Con tal cantidad de detalles que parecía real. A punto estuvo de tocarla pero el hombre se untó un ungüento y el otro se lo vendó con eficiencia. La zona se veía hinchada e irritada.

-Doler un poco, pero tu untar esto.-

Le tendió un frasco y a cambio el otro le pagó contento.

-¿Y ahora tu?.- Se dirigió a ella ofreciéndole la silla con amabilidad.-

Liseth negó con la cabeza mientras se marchaba de allí.

Al salir Pick se mostró aliviado de verla y le apuró a que los siguiera al piso de arriba.

Fue la primera en asomarse a la habitación y en escuchar como Damon con voz pastosa renegaba del amor y de las mujeres, sobre todo de la suya en particular.

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