Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo VI

Se apartó el pelo de la cara mientras corría a través del pasillo huyendo del que se había atrevido a meterse en su cama.

Miró hacia atrás esperando que saliera por la puerta de la habitación y comenzara a perseguirla para terminar con lo que había empezado. Sin duda alguna lo había sorprendido con su golpe porque aún no se escuchaba signo alguno de persecución y esperaba que, como mínimo, le dejara un doloroso recuerdo de aquella noche.

Cuando estaba a punto de alcanzar las escaleras se dio cuenta que estaba medio desnuda y con un grito sofocado, cambió de dirección y se metió en la primera habitación que encontró para buscar algo con lo que taparse. Sus ojos volaron hacia la colcha de la cama y la arrancó de un solo movimiento, pero el tejido era demasiado pesado y la desechó lanzándola sin miramientos al suelo para tirar con fuerza de la sábana y envolverse en ella.

¿Qué más daba si llevaba o no ropa encima?. Lo primordial era avisar a los demás habitantes de la casa para que pudieran echar al intruso o huir en el caso que fueran muchos. Había perdido un tiempo valiosísimo por su estupidez y no se lo perdonaría si por ello alguien resultaba herido.

Se asomó con precaución a la puerta de la habitación para cerciorarse que no había nadie y corrió de nuevo hacia la planta baja procurando no pisarse la sábana que le iba arrastrando e impedía que sus pasos fueran más veloces.

Las habitaciones de Minny y Ginny se encontraban en el otro ala, así que decidió ir primero hasta las que ocupaban los señores Copton y Aaron que estaban junto a la cocina.

El silencio de la casa hacía que escuchara cada jadeo y cada sollozo que emitía. ¿Y si les había ocurrido algo espantoso? ¿Y si era demasiado tarde?. Pensó en Lady Pru, pero ya no podía volver a subir para avisar a la dama. Si conseguía ayuda subiría con el rifle de caza y así podrían defenderse. Pensó en Thomas y el corazón le paltpitó más deprisa debido a la angustia. Agradeció que se encontrara en el cuarto de las muchachas, en esa ocasión había querido dormir con ellas. Cada noche lo hacía en un lugar diferente y se alegró de que esa vez no estuviera durmiendo con en su habitación.

Abrió con cuidado la puerta de Aaron sin estar muy segura de que iba a encontrarse. Era absurdo llamar porque si alguien se encontraba dentro abriría y la atraparía, así que lo mejor era mirar primero y salir corriendo después si era necesario. A estas alturas ya dudaba seriamente de que alguien más estuviera rondando porque si fuera así se hubieran escuchado algún tipo de sonidos, así que solamente debía ser uno y ella había tenido la mala suerte de que se metiera en su habitación.

¿Lo habría matado del golpe o yacía inconsciente sobre su cama?. Tenía que darse prisa e intentar atraparlo antes de que escapara.

Miró en el interior de la habitación preparada para huir si ese fuera el caso pero nada le pareció sospechoso en su interior así que abrió los ojos aún más, como si eso le permitiera ver mejor, y fijó la mirada en el bulto que se veía encima de la cama. Aaron parecía dormir ajeno a todo lo que estaba sucediendo. Elevó un plegaria en agradecimiento a que nada le hubiera ocurrido mientras se acercaba con mucho sigilo a su cama.Extendió una mano para despertar al muchacho a la vez que se inclinaba sobre él y escuchó un grito que la hizo caer de espaldas del susto.

- ¡ Por todas las almas del purgatorio!.- Aaron brincó de la cama con el corazón encogido por el susto.-

- ¿Qué ocurre? ¿Porqué gritas?.- Liseth se levantó a duras penas mientras se pisaba una y otra vez su improvisada vestimenta.- Tenemos que guardar silencio Aaron, han entrado en la casa y.....-

- ¿Liseth?¿Eres tu?.- Preguntó aliviado sentándose en la cama de un golpe.-

- ¿Y quien creías que era?. ¿La reina?. Escúchame bien...-

- Pensé que eras un fantasma.- Le dijo aún sin creer del todo que fuera ella.- ¿Porqué vas vestida así?.- Se pasó la mano por el pecho intentado que su corazón se tranquilizara.-

- Si me dejaras hablar lo sabrías hace diez minutos.- Se quejó golpeando el suelo con uno de sus pies descalzos.- Alguien ha entrado en mi habitación, en mi cama....- Se puso roja como un tomate pero agradeció la oscuridad porque así no se le notaría el sonrojo.-

- ¿Alguien se ha metido en su cama?.- El muchacho se puso en pie dispuesto a dar un escarmiento a cualquiera que se atreviera a tocar a una mujer de esa casa.-

Liseth aplaudió mentalmente la decisión con la que Aaron se apresuró a salir por la puerta pero chocó con la espalda de éste cuando se paró en seco.

- Eh...¿No habrá visto, por casualidad, al hombre, verdad?.- Aaron la miró esperando una respuesta.-

- Y que más da si lo he visto o no. Ese malnacido se ha atrevido a .....bueno, no importa lo que ha hecho, pero hay que echarlo cuanto antes, seguramente sea un ladrón y en estos momentos nos esté desvalijando la casa.-

Liseth empujaba el musculoso pecho de Aaron para que reanudara la marcha y se sintió frustrada cuando él parecía no estar muy dispuesto a hacerlo.

- Vera...no sé como....Creo que no es ningún intruso.-

- ¡Claro que es un ladrón! ¿Quién sino?.- Cada vez se sentía más confusa con toda aquella conversación.-

- Creo que se trata del conde de Arlington.-

Liseth dejó de moverse al escuchar ese nombre y fijó sus ojos el el rostro de Aaron.

- Llegó esta noche, muy tarde, y padre me despertó para que atendiera a los caballos. Su habitación no se encuentra en condiciones por lo ocurrido con Thomas, así que supongo que habrá ido a la suya.- Se rascó la cabeza mirándolo avergonzado.-

Liseth había dejado de escucharlo y solo tenía una cosa clara.

Damon había llegado por fin.

***

Aún no había salido los primeros rayos de sol y Damon ya sabía que era inútil intentar dormir con el dolor de cabeza que tenía. Parecía que le iba a estallar de un momento a otro.

Desde que esa condenada había salido por la puerta, había tratado de volver a conciliar el sueño pero era imposible porque el golpe recibido había sido más fuerte de lo que pensó.

Escuchó voces en el pasillo, seguramente de la servidumbre, y se levantó buscando los pantalones y la camisa para cubrirse, la cual se dejó sin abrochar. Necesitaba algo para mitigarle el dolor y saber donde demonios se encontraba su equipaje.

Abrió la puerta y observó a las dos muchachas que parecían discutir entre ellas. No se habían percatado de su presencia y las pudo observar a placer. Eran bastante bonitas, cada cual a su manera, pero estuvo seguro que ninguna de ellas era la que la noche anterior le había hecho tan extraña visita.

Cuando despertó y se encontró abrazado a un cuerpo cálido de mujer, se sorprendió porque durante un segundo no supo donde se encontraba, pero pasado el primer impacto, dejó que sus manos se deslizaran por el cuerpo de la muchacha y le había gustado lo que había tocado. Descubrió un cuerpo terso, delgado pero de curvas pronunciadas y unos pechos plenos y duros que podía abarcar con la totalidad de su mano, llenándolas por completo, y él tenía unas manos bastante grandes, por eso estaba absolutamente seguro que ninguna de esas dos ricuras del pasillo era su visitante. En comparción con su torturadora, las dos estaban más lisas que una tabla.

-....y Liseth nos dijo que no lo despertáramos. Que le avisáramos....-

- Creo que nos dijo exactamente lo contrario, Minny.-

-Buenos días.- Se decidió a hablar y averiguar quien podía ser la causante de que le palpitara la cabeza intensamente.-

Las dos se giraron rápidamente al verse sorprendidas cuchicheando.

- Buenos días, milord.- Dijeron al unísono haciendo sendas reverencias.-

- ¿Podrían traerme algo para paliar un terrible dolor de cabeza y decirme si alguna sabe donde se ha colocado mi equipaje?.- Damon las miró esbozando una media sonrisa.-

Ninguna de las dos le respondió, sino que mantuvieron su mirada en él, como si fuera una aparición.

Damon carraspeó y pensó si todos en aquella casa sufrían algún tipo de trastorno.

- Ah, sí.- Ginny consiguió reaccionar.- Su equipaje está aquí, milord.-

La muchacha se acercó hasta la habitación que estaba enfrente y le abrió la puerta invitándolo a pasar.

- ¿Pueden subirme agua para un baño? Quiero el desayuno dentro de una hora. Estoy famélico.- Damon no se preocupó de ir descalzo y con la camisa abierta ondeando a sus costados.- Por cierto, ¿cuántas mujeres hay en la casa aparte de vosotras dos?.- Dijo como si la respuesta realmente no le importara demasiado.-

- Lady Pru y Liseth, milord.- Respondió Minny que no podía dejar de admirar el torso desnudo del conde.- Esa es la habitación de Liseth.- Añadió como dato informativo sin apartar los ojos del conde.-

Damon parpadeó al escucharla.

Así que había sido él el que se había colado en la habitación de ella y no al revés. Ahora comprendía la reacción de la muchacha. Quizá había pensado que era otro el que la visitaba y cuando se dio cuenta que no era así había salido huyendo.

Tenía la intención de descubrir todo lo más pronto posible.

-Perfecto, perfecto.-

Damon desapareció en la habitación y las dos muchachas se apresuraron a realizar lo que se les había ordenado.

***

- Siento haberte dado ese susto ayer noche, Aaron. No pude llegar a imaginar que pensarías que era un fantasma.- Liseth lo miró disculpándose sin parar de sonreír.-

- No se preocupe Liseht, pero al abrir los ojos y verla allí con el dedo extendido hacia mí...- Rió al recordar la impresión que se había llevado.- La próxima vez, le ruego que me avise sobre ese tipo de visitas.- Bromeó algo avergonzado.-

Liseth le golpeó el brazo de manera amistosa mientras los dos se sonreían.

Para ella no había sido una buena noche, ninguna lo había sido desde que supo de su llegada, pero después de saber que por fin estaba allí, se había quedado en una de las habitaciones vacías y como no podía salir sin ropa, esperó pacientemente a que él se fuera de su alcoba para que Minny pudiera llevarle un vestido y unos zapatos que pudiera ponerse. Sabía que la muchacha se moría de curiosidad por saber el porqué el conde dormía en la habitación de Liseth y ella, en cambio, estaba en otra, sin ropa que ponerse, pero se había mantenido callada al respecto y le había asegurado que en cuanto él se levantara, tendría su vestido y sus zapatos disponibles.

Aún le ardía el cuerpo por lo ocurrido. ¿Cómo no se había dado cuenta antes de que aquello no era un maldito sueño?. Le enervaba saber que el muy desgraciado volvía después de más de dos años y pensaba que ella estaría dispuesta para lo que él quisiera sin mediar palabra entre ellos. ¿Realmente pensaba que ella le habría perdonado con tanta facilidad su olvido?.

Claro que lo pensaba porque sino no habría sido tan descarado en sus intenciones. Se alegraba de haberlo golpeado y esperaba que tuviera la cabeza partida en dos.

- Lamento haberte despertado en mitad de la noche, Aaron.- Liseth lo quería como si fuera un hermano y eso se notaba en su trato diario.-

- No tiene nada de lo que disculparse. Me alegra saber que acudiera a mi en un momento como ese.- Se mostró algo avergonzado por todo y le sonrió divertido por haberla confundido con un fantasma y al conde con un ladrón.-

***

Damon observaba a la pareja apoyado de manera indolente en el marco de la puerta.

Debía de ser ella, seguro. Sus pechos se lo decían.

Sonrío ante la idea y la miró de arriba a abajo con total descaro. Los dos parecían muy amigos, se adivinaba por la forma en la que se trataban y como se sonreían. Él definitivamente estaba encaprichado de ella. Ningún hombre miraba de esa manera si no lo estuviera. Tal vez tuvieran alguna relación y ella había ido a buscarlo en cuanto huyó de su habitación.

Volvió a mirarla y le gustó el color negro de su pelo. Recordó lo suave que se había sentido entre sus dedos. Se alegró de haber acertado con ella. Realmente era un bocado muy apetecible y tendría que intentar comérselo lo antes posible.

Su visita a su tía podía ser mucho más entretenida de lo que había pensado en un primer momento. Una de las muchachas, Sally o algo así, le había informado de la salud de su tía y él había respirado tranquilo al saber que aunque guardaba cama, había mejorado bastante en los últimos días.

Esperó a que la pareja se despidiera entre risas para acercarse hasta ella. El tono de su voz era algo ronco y parecía hablar entre susurros que más bien eran adecuados para la intimidad de una habitación que para ser escuchada a plena luz del día. Damon estaba deseando oírla mientras le hablaba a él de aquella manera tan seductora.

Se acercó a Liseth por detrás y se inclinó hasta estar muy cerca de su oído.

- Buenos días.- Le susurró haciendo que ella se girara.-

Esa mujer era una verdadera sorpresa tras otra. Se quedó mirándola fijamente algo contrariado. Sus ojos, tras el primer segundo, lo miraron con animadversión. Él no sabía a cual de los dos mirar. Si al azul intenso o al verde jade. Era como mirar a dos personas diferentes al mismo tiempo y no podía dejar de mirar a uno y a otro alternativamente.

Se irguió para darle un poco de espacio y admiró la curva elegante de sus cejas, su nariz respingona, los altos pómulos y una boca, algo grande pero de labios llenos. En definitiva era una especie de duende travieso de piel morena, al contrario de la blanca que las señoritas de sociedad solían tener. Nada era suave en ella y eso le gustaba. Bastante para ser sincero.

Liseth entrecerró los ojos.

- Buenos días.- Pasó a su lado ignorándolo por completo.-

Ese hombre la irritaba con su sola presencia. Pensaba que podía aparecer y con su engañoso encanto hacerse perdonar sin esforzarse minimamente para merecerlo. Aceleró el paso para evitar tenerlo frente a ella y recriminarle su comportamiento, pero eso no serviría de nada porque después de todo era el conde de Arlington y podía hacer lo que quisiera.

Damon se puso a su lado sin perder tiempo. Parecía que él no era receptor de su buen humor pero eso cambiaría en unos instantes, estaba seguro de ello.

- ¿Va a desayunar?. Me gustaría tener compañía.- Le aseguró desplegando encanto y conseguir que ella estuviera más relajada.-

Liseth apretó los dientes. No se explicaba como él podía estar tan tranquilo tras todo lo sucedido. Ni siquiera se había disculpado por lo ocurrido. Mejor dicho, no lo había hecho por nada de lo ocurrido.

Entraron juntos en el salón del desayuno, pero a Liseth se le había cerrado el estómago y no era capaz de pasar nada por la garganta.

Damon le retiró una silla, con educación, para que ella tomara asiento y Liseth se limitó a sentarse sin mirarlo.

El se pregunto por el lugar que ocupaba ella en esa casa. Su vestuario le indicaba que no era una simple criada. Tal vez era la dama de compañía de su tía o el ama de llaves, aunque entonces ¿qué hacía ella desayunando allí en vez de en la cocina?.

- Estoy deseando que tía Pru despierte, me han dicho que suele levantarse mucho más tarde.-

Damon trató de romper el silencio que ella se empecinaba en mantener ignorándolo por completo.

- Parece que ahora se preocupa por ello, pero es normal en usted, olvidar a las personas que son importantes en su vida.- Liseth se sirvió salchichas en el plato y se concentró en cortarlas en pequeños trozos, cuando lo que realmente quería era clavarle el tenedor en alguna parte de su cuerpo.-

Damon se sorprendió del ataque verbal y dejó la taza sobre el platillo para observarla detenidamente. No sabía bien porque pero notaba que esa mujer tenía algo en su contra y no era solo lo ocurrido hacía unas horas, pero que lo mataran si sabía que se suponía que había hecho. Además, por la forma con la que estaba utilizando el cuchillo supo lo que quería hacer realmente con el y eso le divirtió bastante.

- No creo que sea usted la que tenga que recriminarme la atención que le pongo o no a mi familia.- Empezaba a pasarlo realmente bien al ver como ella se encrespaba cada vez más.-

Liseth lo taladró con su mirada y él se sintió incómodo ante su escrutinio. Esos ojos no dejaban impasible a nadie.

- No, supongo que usted no tendría nunca en cuenta mi opinión. Después de de todo, porqué tendría que hacerlo.-

- Si está enfadada por lo ocurrido en su habitación, lamentó la confusión. Creí que estaba libre y no imaginé que usted la ocupaba. Nunca me hubiera atrevido a meterme en su cama si supiera que estaba allí.- Fingió un arrepentimiento que no sentía esperando ser perdonado.-

Liseth se atragantó con su propia saliva y dejó los cubiertos sobre el plato con algo más de energía de la necesaria. No sabía que era su habitación, sino nunca habría osado ir. La rabia la inundó por completo. Ese hombre no tenía vergüenza.

- Creo que me ha dejado claro durante todo este tiempo el poco interés que tiene en compartir nada conmigo.- Se levantó sin importarle si era educado o no.- Si me disculpa tengo que atender asuntos más urgentes.-

Damon no sabía que bicho le había picado a esa mujer ni porque era tan beligerante con él. Entendía que podía estar molesta por lo sucedido pero no comprendía su último comentario. Se había disculpado por meterse en su cama, ¿no?.

Se llevó una mano al chichón que tenía oculto por el flequillo recordando que ella ni siquiera le había preguntado si le había causado algún daño.

***

Llamó a la puerta y abrió inmediatamente asomando la cabeza.

- Puedo pasar para ver a mi tía favorita.-

Lady Pru le sonrió mientras abría los brazos para recibirlo y apretarlo todo lo fuerte que pudo contra ella.

- Por fin apareces, desagradecido.- Se lamentó si dejar de besarlo.-

Damon la repasó ansioso por quitarse el miedo que había pasado durante los últimos días. Parecía algo más delgada, pero no demasiado, y el tono de su piel era bastante bueno por lo que dedujo que el peligro de la enfermedad había pasado por completo.

Pru se sintió algo culpable al ver la angustia en el rostro de su sobrino pero se prohibió lamentarse de la manera en que había conseguido que el muy condenado fuera hasta allí.

- Te veo tan guapa como siempre.- Dijo zalamero besándole la mano.-

Ella golpeó el colchón para que se sentara a su lado contenta de verlo después de tanto tiempo.

- No te librarás tan fácilmente del sermón que te tengo preparado, embaucador.-

- Ni siquiera sabía que estabas en Gloucester. No tengo excusa que valga, lo reconozco.- Damon se lamentó pidiéndole perdón con la mirada.- Pero ahora que estás mucho mejor, pretendo llevarte conmigo a Londres. No nos vamos a separar más.-

Lady Pru asintió feliz de escucharlo.

- ¿Se lo has dicho ya a Liseth?.-

- ¿A quien? Ah, sí....- Tenía que recordar el nombre de la muchacha de aquí en adelante porque parecía que su tía le tenía bastante aprecio a pesar que el no podía imaginar el porqué. Era bastante uraña.- Primero quería decírtelo a ti.- Dijo distraído apartándose el pelo que le cubría el rostro.-

- ¿Que te ha ocurrido?.- Lady Pru pasó los dedos por el chichón que tenía en la frente. Tenía la zona amoratada y una fea herida.-

- No es nada, Pick se ocupó de ella. Anoche no vi la puerta y choqué.- Se encogió de hombros sin darle mayor importancia porque no quería que ella supiera la verdad. No estaba bien que le contara a su tía que había estado a punto de seducir a una de sus empleadas.-

De pronto un perro se subió a la cama de un salto y le enseñó los dientes al instante. Era la cosa más fea que Damon había visto nunca. Pequeño, de patas cortas y cabeza demasiado grande para su tamaño. Una oreja la tenía caída mientras que la otra se le levantaba con insolencia. Los dientes a pesar de ser pequeños los tenía bastante afilados y en ese momento se los mostraba a la vez que le gruñía.

- Thomas, deja de hacer eso.- Le riñó Lady Pru molesta.- Es Damon y vas a tener que acostumbrarte a él, pequeñín.-

Arlington no se movió para tocarlo y se sorprendió cuando su tía lo tomó entre sus brazos y el perro cambió su actitud de demonio encarnado en animal a angelito mimoso y complaciente. No se habían gustado mutuamente, eso estaba claro y además recordó que ese animalito era el causante de que su habitación hubiera salido en llamas. Nada más pensar que viajaría también a Londres con él, comenzó a fraguar un plan para librarse de chucho por el camino, aunque entonces Pru se lamentaría de su perdida. No podía hacer eso.

Aún le daba vueltas a la idea de dejar a Thomas en Gloucester cuando se le ocurrió que también tendría que cargar con la señorita .....de acuerdo, había vuelto a olvidar su nombre, pero lo recordaría de un momento a otro.

- ¿Has visto ya a Thomas?.- Lady Pru se lo preguntó sin dejar de mirar al perro que le lamía la mano con deleite.-

Damon frunció el ceño. Parecía que su tía estaba perdiendo la memoria.

- Sí, lo acabo de ver.- Le contestó fijando la mirada en los ojillos marrones del animal que parecía retarlo a quitarle el cariño de su dueña.-

- Bien, ¿Verdad que es encantador?.-

- Eh....yo diría que es....¿sorprendente?.- Le contestó sin mucha convicción. Ese perro realmente era capaz de arrancarle una mano si se descuidaba un poco.-

- Es cierto, Thomas es sorprendente.- Acarició la cabeza del perro y éste cerró los ojos relajándose bajo su mano.- Hay algo que quiero decirte y creo que este es un buen momento.- Lo miró con todo el cariño que le tenía.- Mi testamento....-

- Por favor, no quiero hablar ahora de eso, estás mucho mejor y no es necesario....-

- Pero yo sí quiero hacerlo.- Le cortó suavemente poniéndole un dedo en los labios para silenciarlo.- Tu eres mi heredero pero he pensado dejarle alguna propiedad a Liseth, las joyas que mi madre me legó y también algo de dinero.-

Damon la escuchaba atentamente sin demostrar lo que pensaba en ese momento.

- Tengo que dejar todo bien atado antes de irme definitivamente, ¿verdad?. Además a Thomas también le dejo una parte considerable de la herencia. Me ha robado el corazón.- Suspiró risueña.-

Damon la convenció de que intentara descansar lo máximo posible y le aseguró que volvería a visitarla más tarde.

Salió cerrando la puerta con cuidado, sin hacer ruido y en cuanto estuvo fuera de la vista de su tía su rostro se volvió serio y preocupado. Ahora lo entendía todo. Esa mujer había embaucado a una anciana para sacarle lo máximo posible. La tenía viviendo en las mejores habitaciones, con ropa de buena calidad y esperaba recibir mucho más cuando muriera.

Apretó los puños con rabia porque se sentía responsable del abandono de Pru, no la había tenido en consideración y ello había llevado a que alguien sin escrúpulos se aprovechara de su buena fe. Su tía, lamentablemente, no se encontraba todo lo bien que parecía si pretendía dejar parte de su fortuna a un perro. Hablaría con el doctor que la estaba tratando para que le informara de la enfermedad tan grave que acababa de pasar. Nadie le había sabido decir con certeza de que se trataba, y después se la llevaría a Londres tan pronto estuviera recuperada del todo.

En lo referente a esa aprovechada, él mismo la echaría sin miramientos en ese mismo momento. No iba a permitir que siguiera fingiendo preocupación por su tía para sacarle todo lo que pudiera. Ahora comprendía perfectamente el disgusto de esa muchacha cuando había aparecido él en escena. Ella veía peligrar todo aquello por lo que había trabajado tan arduamente y él estaba dispuesto a hacerle saber que a partir de ese mismo momento no era bienvenida en aquella casa. Sabía que a Pru no le gustaría que la echara a la calle pero cuando lo supiera, esperaba que esa condenada mujer se encontrara fuera de la propiedad.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro