CAPÍTULO LI
Muy buenas a todos!!!!!
Aquí tenéis otro capítulo, lamento decir que no será el último porque hoy ya no me ha dado tiempo de más pero prometo que el próximo sí que sí y ya solo faltaría el epílogo. La semana pasada no pude subir porque se me inundó el piso.....no preguntéis como, pero estuve horas recogiendo agua. Después fui escribiendo algo entre semana porque quería subirlo y así hoy subir el epílogo, pero se me iba alargando y alargando y parecía no terminar nunca!!! ;)
Así que he decidido cortarlo aquí y lo poco que queda será para el siguiente!! Espero que os guste :)
Ah, se me olvidaba!!! He inscrito mi historia en los premios Wattys2015, espero que me voten, pueden entrar a hacerlo si se sienten con ánimos!!
Comprobaréis que éste es más largo que los anteriores, casi el doble, así que .... A LEER!!!!!
BESOTES ENORMES Y HASTA PRONTO!!!
NOTA: ALGUIEN SABE PORQUE AL PASAR EL CAPÍTULO ESCRITO DESDE EL WORD, COPIAR Y PEGAR, AQUÍ EN LA SECCIÓN DE CREER DE WATTPAD SALE TODO EL TEXTO SEGUIDO, SIN SEPARACIONES ENTRE PÁRRAFOS NI NADA??????? AGRADECERÍA QUE ALGUIEN ME CONTESTARA PORQUE NO TENGO NI IDEA Y HE PASADO UN RATO PONIENDO LOS ESPACIOS EN EL TEXTO PARA QUE LA HISTORIA FUERA MÁS COMPRENSIBLE!!! :)
***
Cinco minutos después los ruidos de unos cascos de caballo y de unos golpes propinados al carruaje hicieron que los silenciosos ocupantes se miraran entre sí extrañados para, posteriormente relajarse en el mismo momento en el que Vincent apareció montado a caballo al lado de la ventanilla abierta.
-Adam, me acaba de contar lo sucedido. Si no os importa, os acompañaré.- Refrenaba a su montura que parecía inquieta por acelerar el paso a la vez que miraba con resolución a Arlintong dándole todo su apoyo.-
Nick se lo agradeció con un leve movimiento de cabeza y Gabe pronunció un escueto gracias que apenas se escuchó. Damon por su parte, se inclinó hacia delante mientras golpeaba el techo del carruaje para indicarle a Pick que parara.
Todos lo miraron sorprendidos ya que eso los retrasaría y hasta ahora Damon no había destacado precisamente por su forma pausada de llevar todo este asunto.
-Hay una manera en la que puedes ser de muchísima más ayuda.- Arlington abrió la puerta y bajó antes de que el coche frenara del todo.-
-Solo tienes que decírmela y está hecho.- Aseguró Vincent sin pensarlo siquiera.-
-Déjame tu caballo.-
Escuchó las protestas de sus amigos ante la petición pero se limitó a ignorar las advertencias y los avisos sobre el sentido común. Mientras se alejaba a galope solo tenía una cosa en la mente y esa era tener entre sus brazos a su mujer cuanto antes.
El carruaje lo seguía tan rápido como los caballos podían ir y como la pericia de Pick, el cochero, lo permitía. Los tres ocupantes se sujetaban como podían sabiendo que el tiempo era esencial y que sería un viaje muy accidentado.
***
-¿Crees que ha sido buena idea?.- Le susurró Kate a Meredith cuando las hicieron sentarse en la mesa de la destartalada cocina.-
-Ahora que lo dices, no.- Una sonrisa trémula se le escapó antes de prestar atención a lo que la mujer que tan amablemente les había atendido, les decía.-
-Su cochero dice que se ha sentido mal.- La mujer se ponía un delantal mugriento mientras la miraba con curiosidad.- Puede descansar en una de las habitaciones, si así lo desea.-
-No será necesario.- Aseguró Meredith fingiendo sentirse mal.- En unos minutos me habré repuesto y podremos seguir con nuestro viaje.-
-¿Desean algo de comer?. Tal vez llenando el estómago se recupere.- La mujer las miraba con desconfianza al principio pero al ver el color macilento de su rostro no dudó que realmente no estaba del todo bien.- Le serviré algo en un momento.- Y se alejó directa a la olla que había calentándose en el fogón.-
Lady Carwrigth se acercó a su amiga para hablar entre susurros.
-Tendremos que comer algo, después de todo Morgan necesita tiempo.....-
-No podré hacerlo, tengo el estómago tan apretado que me duele.- Siseó sin apartar la mirada de la mujer que llenaba dos platos hasta casi rebozar.-
Se volvió hacia ellas con una gran sonrisa en el rostro y les puso la comida delante junto a una jarra de vino y una hogaza de pan.
-Vamos, coman antes de que se caigan desmayadas.-
Las dos se miraron antes de hundir la cuchara en el humeante cocido. Habían llegado hasta allí siguiendo al carruaje en el que Liseth estaba retenida y durante sus buenos treinta minutos habían discutido que paso seguir. Finalmente el cochero, Morgan, se había ofrecido a entrar en la mugrienta posada y tratar de averiguar algo pero no se atrevía a dejarlas solas, el conde no les perdonaría nunca si algo le pasaba a su esposa. Tras mucho deliberar decidieron que ellas no podían dejarse ver por los rufianes para evitar males mayores. Morgan había hablado con el posadero y le había pedido encarecidamente que permitiera a las damas reponerse en la cocina alegando que la posada no tenía ningún saloncito privado para que se sintieran a salvo de miradas indeseadas. Al principio el dueño de aquel tugurio era algo renuente pero ante un poco de incentivo en forma de monedas, les dijo que podían hacerlo durante unos minutos. Naturalmente, les ofreció una habitación que Morgan declinó afirmando que solo sería por poco tiempo y que las damas estarían más seguras en la cocina. Si al posadero le pareció raro o no aquella situación, no dijo nada.
Removía la comida tratando de descubrir que exactamente era aquella mezcla cuando vio a Morgan entrar. Esperó a que se inclinara hasta ellas para poder hablar sin ser oídos.
-¿Y bien?.- Meredith no podía ocultar su agitación.-
-El hombre de la chaqueta verde está bebiendo en el salón, ha pedido que suban comida a la habitación para dos personas. Vino para la dama, y una botella de ron para su hermano.- Les informó rápidamente.- Al parecer está en una de las habitaciones traseras y su otro captor se encuentra apostado en la puerta. Le han dicho al posadero que la dama se ha escapado de su casa y que su marido la quiere de vuelta aunque no creo que le importe demasiado, la verdad.-
-¿Entonces solo hay dos hombres?.- Kate abrió los ojos con sorpresa. Esperaba a muchos más y no sabía porqué pero se alegró que el número fuera tan reducido.-
-Parece que sí, milady. Sería muy fácil liberarla en éstos momentos si contara con un arma pero yo solo.....- Las miró disculpándose por no poder hacer más.-
-No te lamentes, Morgan, has hecho más que suficiente, ahora lo que tenemos que saber es como avisar a Arlington. Uno de nosotros debería de quedarse aquí para cerciorarse de que no se marchan a otro lado.-
-Yo iría encantado, milady, pero no puedo permitirme el dejarlas en un lugar como éste.- Morgan se rascó la cabeza tratando de encontrar una solución.-
-Puedo ir yo.- Se ofreció Kate.-
-¿Sola?.- Meredith se escandalizó.- No voy a permitirlo. Iremos las dos y Morgan se quedará aquí.- Dijo resuelta a no seguir hablando del tema.-
-¿Y como pretenden hacerlo?.- El cochero las miraba sin comprender nada.-
-En el carruaje.- Aclaró Meredith totalmente decidida.-
-¿Pero si Morgan se queda aquí quien lo conducirá?.- Puntualizó Kate haciendo que su amiga abriera y cerrara la boca sin llegar a decir nada.- Yo puedo intentarlo, nunca he llevado uno tan grande como ése pero en alguna ocasión he conducido un cabriolé, es más pequeño pero pienso que no habrá mucha diferencia.-Se guardó mucho de decir que casi había conseguido volcarlo en aquella única ocasión.-
-¡Claro que la hay, milady! El cabriolé es mucho más liviano por no mencionar la altura desde donde tendrá que ir subida. Además los caballos del conde son demasiado briosos y hay que tener mano dura para guiarlos. Siento decirles que no creo que pueda hacerlo.- Morgan estaba totalmente escandalizado por la sugerencia.-
-Entonces, estamos atados de pies y manos.-Se lamentó Meredith.-
-¿Has montado alguna vez sin silla?.- A Kate se le iluminaron los ojos al tener una idea.- Podríamos desenganchar los caballos y así, las dos, podríamos marchar mientras que Morgan se queda aquí a vigilar.-
-Pero si ellos se van, ¿Cómo los seguiré?.- Dijo el aludido algo confuso.-
Kate rebuscó en su ridículo y sacó un paquetito atado con un cordel y los miró triunfante.
-Antes de ir a tu casa, Meredith, tuve que ir a recoger esto.- Mostró lo que sostenía en las manos antes de continuar.- Padezco de insomnio y mi médico me receta estos polvos para poder conciliar el sueño más fácilmente. Me había quedado sin nada y he tenido que ir a buscarlo yo misma. Sólo una pequeña cantidad bastaría para poner a dormir a alguien que no tiene este trastorno, cosa que no ocurre conmigo porque lo único que me proporciona es unas horas de descanso cada noche.- Dijo algo molesta.- Pero si Morgan se acercara lo suficiente a ese hombre como para invitarlo a unas cuantas jarras de cerveza y pudiera echarle esto en la bebida, no tardaría mucho en caer fulminado. Eso retrasaría en gran medida su marcha, en el que caso de que fuera lo que tuvieran pensado. ¿Un hombre solo no podría llevarse a Liseth, vigilarla y conducir el carruaje al mismo tiempo, verdad?.-Se sintió orgullosa de su idea.-
Meredith batió palmas apoyándola hasta que Morgan habló.
-Siempre que el muy truhán no la meta atada en el carruaje para que no pueda escapar, eche a su hermano inconsciente junto a ella y se marche tan tranquilo.-
-Aguafiestas.- Se quejó Meredith mirándolo huraña.-
Morgan se sonrojó hasta la raíz del cabello porque durante unos segundos se había olvidado que no estaba hablando con alguien de su mismo nivel sino que eran dos damas de sociedad y que a lo mejor más le valdría mantener la boca cerrada.
-Pero tienes razón.- Prosiguió Meredith.- Aunque creo que es lo mejor que podemos hacer y rezar por llegar a tiempo para avisar a Arlington.-
Morgan se mordió la lengua en ésta ocasión pero no le gustaba que dos mujeres fueran solas por el camino. Había a prendido hacía mucho que cuando algo se le metía entre ceja y ceja a Lady Laughton, nada ni nadie podía hacerla cambiar de opinión.
***
Estaba forzando el caballo al máximo, lo sabía, pero le consolaba el saber que el lugar donde presuntamente estaba Liseth no se encontraba demasiado alejado. Una buena galopada no podía hacerle mal a ese hermoso ejemplar. Terminaría exhausto pero se repondría con rapidez. Estaba seguro.
A pesar que su preocupación era Liseth, no podía dejar de lado que Merdith, Marion y Lady Cartwright habían ido tras ellas. Sus amigos no estaban demasiado contentos y lo lamentaba pero a la vez, eso le indicaba el grado de aceptación que había tenido la fierecilla entre ellas.
Apretó la mandíbula con fuerza y los dedos alrededor de la rienda. Si algo llegaba a ocurrirle....Fijó la vista en el camino pendiente del desvío que debía de tomar. No podía permitirse equivocarse.
***
Esperaron un buen rato hasta que Morgan volvió a entrar por la puerta de la cocina para saber si había conseguido dormir al esbirro. La cocinera los miraba intrigada por sus conversaciones en voz baja pero se mantenía apartada lo suficiente como para no llegarlas a molestar.
- Creo que está surtiendo efecto, se le cierran los ojos. Le he dejado bebiendo otra jarra pero me he escapado para contárselo. Vuelvo con él en un instante. Pienso que si van a salir deberían de hacerlo ya y no perder tiempo.-Les aconsejó en su tono más humilde.-
-Tienes razón, por cierto, su habitación da a la parte de atrás y ese truhán está fuera, en el pasillo...-Meredtih los miró de manera cómplice.- Podríamos ir hasta allí e intentar averiguar cuál es. Si consiguiéramos que nos viera, podríamos tranquilizarla y advertirle que vendremos por ella...-
Se levantaron tan pronto que Morgan apenas las vio desaparecer tras la puerta. La cocinera lo miró sin entender que había ocurrido y él solo pudo correr para alcanzarlas.
-Milady, creo que es mejor que yo me encargue de eso.- Las detuvo antes de que cometieran cualquier locura.- Deben avisar al conde cuanto antes. Si llevamos el coche a la parte trasera, les desengancharé los caballos y podrán partir. Yo volveré con mi amigo y en cuanto caiga vencido por el sueño, volveré y trataré de encontrar la manera que lady Arlington me vea.-
-Es lo más sensato, Meredith, así ganamos tiempo.- Kate agradeció que ella pareciera estar de acuerdo.--Está bien, apresurémonos.-
Morgan suspiró porque no esperaba convencerlas tan pronto.
***
Esperó a que la puerta se cerrara y al sonido de la llave en la cerradura para ponerse de pie y correr sin hacer ruido hacia la ventana.
El más desagradable de los dos secuestradores le había llevado algo de comer mirándola de manera muy hosca. Casi había tirado la bandeja sobre la mesa antes de salir refunfuñando sobre las mujeres y los problemas que ocasionaban.
Abrió la ventana muy lentamente procurando que no rechinara y mirando hacia la puerta cada vez que lo hacía. Cuando consiguió su propósito miró hacia abajo y calculó de nuevo. Eso le daba seguridad y saber la distancia que tendría que salvar hasta llegar al suelo la tranquilizaba en parte. Cinco metros desde la ventana, si conseguía colgarse, algo menos de tres y medio. Podía hacerlo, se dijo. Después correría hasta la arboleda y se perdería en ella. Esperaba que no lo hiciera tanto como para no saber salir y encontrar el camino de vuelta a Londres o a alguien que pudiera ayudarla.
Rezó una pequeña oración y brinco hasta sentarse en el alfeizar. Cerró los ojos unos instantes dándose valor. Las alturas no eran muy de su agrado.Comenzó a contar del uno al diez para prepararse y entonces vio un carruaje muy conocido justo a su izquierda, pero no tenía a los caballos enganchados. Dudó si lo que sus ojos veían era cierto o no. Trató de cerciorarse mejor y volvió a mirar el escudo que lucían la puerta. A esa distancia podía confundirse pero estaba casi segura que se trataba del escudo de armas del conde de Laughton. Tenía que estar equivocada porque qué podía estar haciendo allí.
De pronto un hombre apareció tras el carruaje mirando hacia arriba y en cuanto la vio le hizo señas con las manos mientras corría para situarse justo debajo.
-Milady...- le dijo tratando de no levantar demasiado la voz.- ¿Se encuentra bien?.-
Liseth asintió enérgicamente y señaló hacia el interior de la habitación para luego llevarse el dedo a los labios para indicarle que guardara silencio. El pobre hombre pareció entenderla y comprobó que no hubiera nadie alrededor.Con otra señal le indicó que iba a dejarse caer.
Morgan se secó el sudor de la frente antes de alzar los brazos para recibirla. Maldijo en silencio el no haberla descubierto antes de desenganchar los caballos. Podían haber salido todos de allí y ahora tendrían que huir a pie.
***
Damon frenó el caballo cuando reconoció a las dos mujeres que se acercaban en el sentido contrario.
Se sintió aliviado al verlas. Eso significaba que Ron Douglas había tenido razón al imaginar que Liseth se encontraría en ese lugar.
-¡Arlington!.- Le llamaron ambas casi a la misma vez.-
Detuvieron sus monturas no sin poco esfuerzo.
-Y Liseth....- Preguntó urgiéndolas.-
No necesitaron intercambiar muchas palabras para informarlo de todo.Lo vieron desaparecer tras el recodo del camino y ellas espolearon a sus caballos de nuevo.
-Me alegro que tanto Stanton como su esposo, estén en camino.- Dijo Kate algo más aliviada que hasta hace un momento.-
Meredith no le contestó imaginando que decirle a Nick en cuanto se encontraran.
***
Ya había iniciado la cuenta atrás tres veces y en cada una de ellas se decía que iba a ser la definitiva pero su cuerpo no quería responder. Aspiró y soltó aire muy lentamente. Cuánto más tiempo perdiera por sus tontos miedos más probabilidad tenía de que la puerta se abriera de un momento a otro.Se sujetó con fuerzas y se deslizó hacia abajo. Apenas llegaban las puntas de sus botas al filo del marco de una ventana pero eso la ayudaba a que sus brazos no soportaran todo su peso porque entonces se precipitaría hacia abajo con mayor rapidez.Los dedos le dolían de clavarlos en la madera y jadeó por el esfuerzo pensando que ya apenas le separaban unos metros del suelo.
Un caballo se acercaba y ella era incapaz de mirar siquiera. Estaba totalmente concentrada en que debía de soltar su agarre.El sudor le nublaba la visión y los ánimos bienintencionados por parte de Morgan no hacían más que ponerla más nerviosa.Escuchó un relinchó y a punto estuvo de soltarse por el susto.
-Cariño, suéltate. Estoy aquí, vamos, puedes hacerlo.-
Damon.
Su voz le provocó a la vez un gran alivio y unas enormes ganas de llorar.
-¿Damon?.- Dijo sin terminárselo a creer y sin querer mirar por si se lo estaba imaginando-
-Soy yo, no tengas miedo.-
Miró hacia abajo sin pensar y verlo a lomo de un caballo era lo mejor que le había pasado en la vida.
Se soltó confiada pero con el corazón retumbándole en los oídos.Damon la recibió en sus brazos pero la fuerza del impacto los llevó a ambos al suelo a pesar de sus intentos por mantenerse en la silla.
Cayeron enredados el uno en el otro pero se rehízo con prontitud y la buscó para abrazarla con fuerza. Sabía que tenían que marcharse cuanto antes pero no podía dejar de hacerlo, saber que estaba allí, junto a él.
Morgan corrió para ayudarlos a levantarse pero Liseth estaba tan firmemente agarrada al cuello del conde que era casi imposible levantarlos los dos a la vez.
-Rápido, milord.- Lo urgió para que reaccionara.-
Liseth lo soltó a regañadientes pero entendía que tenían que actuar con rapidez antes de que la echaran de menos.
-Huid en el caballo.-
Morgan les sujetó las riendas para que pudieran montar cuanto antes.
Damon subió al caballo y extendió los brazos para poner a Liseth delante de él pero una voz lo detuvo en el acto.
-Creí que no nos volveríamos a ver.- Lady Isabella se acercaba con un arma en la mano y en compañía de uno de los secuestradores.- ¿Has traído mi dinero?.- Preguntó sabiendo que eso no era posible.-
-Acaba de una vez con toda esta locura.- Damon la miró con total tranquilidad cuando en realidad tenía ganas de zarandearla.-
Isabella lo miró con una sonrisa condescendiente en los labios y después se dirigió a Liseth aputándola con la pistola.
-Ven aquí, querida.-Esperó que la obedeciera y cuando comprobó que no pensaba hacerlo lo apuntó a él.-¿No querrás que dispare, verdad?.-
Liseth miró a su esposo antes de avanzar muy lentamente. Isabella parecía tranquila pero la mano con la que sostenía el arma le temblaba ligeramente.
-Isabella....- Le advirtió Damon bajándose del caballo y Morgan se puso a su lado.-
-No quiero oírte. Solamente quiero mi dinero, nada más. Volverá contigo en cuanto lo tenga en mi poder.-
Agarró con fuerza a Liseth en cuanto estuvo a su lado y pegó el cañón a su costado para hacer ver que no estaba bromeando.
-Suéltala y te prometo que te daré el dinero. Puedes confiar en mí.-Damon estaba dispuesto a decir cualquier cosa para liberarla.-
Isabella rió de una manera que le provocó escalofríos.
-Si así fuera, habrías esperado tranquilamente sentado en tu sillón a que ella regresara tras el pago, pero no, tenías que demostrar que eres todo un caballero, un verdadero héroe y venir a rescatarla.- Hundió la pistola aún más en el cuerpo de su presa y le susurró al oído.- Felicidades, parece tan desesperado...-
Liseth quiso replicarle pero optó por callar y mirar fijamente a Damon pidiéndole que no hiciera ninguna locura. Si algo le ocurría, el remordimiento le pesaría como una losa por el resto de su vida.
Damon se acercó midiendo las reacciones que provocaba y sabiendo que no podría hacer nada sin que ella corriera peligro de ser disparada. Impotencia, rabia, frustación y unos deseos enormes de golpear a alguien iban creciendo en su interior con tal fuerza que temía perder la cordura. La miró con desesperación.
-Llévame a mí. El resultado será el mismo. Tendrás tu dinero.- Le dijo si dejar clavándole la mirada.-
-Es muy tentador.- Le contestó haciendo como que lo pensaba.- No, es mejor que sea ella.-
De pronto el ruido de caballos inundó el patio trasero. Isabella miró a su alrededor desconcertada y sintiendo por primera vez miedo al imaginar que todo aquello podía no terminar todo lo bien que hubiera deseado.
Apretó el brazo de una mansa Liseth que apenas respiraba. El compinche de la dama trató de escapar pero Michael Bowser uno de los detectives, lo derribó con su caballo y le apuntó directo a la cabeza.
-No te atrevas a levantarte del suelo, escoria.- Le advirtió mientras descabalgaba.-
El lugar iba llenándose cada vez más e Isabella fue retrocediendo hasta chocar la espalda con la pared.Damon no la perdía de vista y los recién llegados, sabedores de lo que se jugaban, mantenían una distancia prudencial.
-Todo ha terminado. Déjala marchar.-Le pidió sin poder contener por más tiempo la impaciencia.-
-No.- Susurró pero sin el convencimiento del que se había vanagloriado con anterioridad.-
Todos la miraban expectantes y nadie se atrevía a hacer nada por temor a que Liseth saliera perjudicada. Damon temía que en un arranque de desesperación ocurriera una desgracia.
-Isabella.- Dijo Liseth bajando la voz hasta convertirla en un simple siseo.- No podrás escapar. Hagas lo que hagas conmigo, te atraparán.-
-No pienso volver, no puedo hacerlo...- Se quejó desesperada.-
Un carruaje hizo su aparición en medio de todo ese caos y cuando la puerta se abrió dejó ver a la última persona que todos esperaban. Giovanni Di Orsini, el marido de Lady Isabella los miró a todos evaluando la situación antes de posar sus ojos en su mujer y hacer un gesto de franco malestar. Era un hombre demasiado mayor pero con un aura de poder que nadie podía negar. Sintió lástima por la italiana porque supo a lo que la mujer estaba destinada a soportar pero sintió un alivio enorme porque él no le permitiría continuar con ese disparate.
-Isabella.-
A pesar que su tono de voz no fue muy elevado, Liseth la sintió temblar contra ella.
-Esta vez no regresaré contigo. Esta vez, no.- Decía queriendo convencerse de ello.-
El caballero se acercaba sin miedo al arma que portaba su esposa cuando lo apuntó directamente.
Extendió la mano y se la arrebató sin más ceremonia.
Liseth corrió hacia Damon y éste fue a su encuentro rodeándola con sus brazos para calmar los temblores que la dominaban. Le besó el pelo mientras la alejaba de aquella escena.
Isabella lloraba desconsolada en el suelo y varios hombres de confianza del italiano intentaban levantarla sin éxito.Charles Bowser se acercó a Giovanni.
-Lamento decirle que ella no podrá ir con usted. Está detenida por secuestro.-
El caballero no se dignó a mirarlo siquiera cuando le contestó. Tenía toda la atención puesta en la mujer que era conducida a su carruaje.
-Creo que eso no será posible. Crearía usted un conflicto diplomático.- Dijo con arrogancia.- Mi país se lo tomaría como un agravio, pero para su tranquilidad, le diré que tanto mi esposa como yo nos marcharemos de Londres en breve. Si tiene alguna duda al respecto hable con el ministro de exteriores le confirmará lo que le he dicho.- Le tendió una tarjeta de visita con sus datos personales.- Me encontrará en esta dirección por si precisa aclarar algún punto.- Se encaminó hacia su coche y justo antes de subir se volvió para aclarar una última cosa.- Ella no dará ningún problema más cuando la recluya en un convento.
Los gritos de Isabella al oír sus palabras se escucharon en todo el patio.
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