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Capítulo 9

Meredith movía los pies al compás de la música. Era su tercera temporada y todavía se emocionaba cuando iba a Almack. El salón de baile era impresionante con tres lámparas de techo enormes  que al estar encendidas parecían un cielo estrellado. Los elaborados artesonados del techo.....la música... Le encantaba bailar y desde que llegó esa noche no había dejado de hacerlo. Estaba emocionada, parecía que al estar comprometida con un hombre como Nick Starling había adquirido algo de su magnetismo también, aunque lo más probable sería que los caballeros estarían intentando descubrir que encantos ocultos tendría para que Laughton se hubiera fijado en ella. 

Miraba continuamente alrededor esperando en cualquier momento que su flamante prometido hiciera acto de presencia. Se sentía como niña esperando un regalo de Navidad. No veía la hora de estar en la pista girando sujeta por esas manos. Cerró su abanico y miró a su tía que hablaba en ese momento con Lord Prescott, un viejo coronel del ejército retirado.

- Querida, le aseguro que Napoleón no es ya  ningún problema. Ya era hora que esta guerra acabara y que nuestros hijos volvieran a casa.- Se tocaba la punta de su largo bigote enroscándola entre sus dedos.

 Su tía asentía con una sonrisa en la cara. Era de todos conocido que el tema de conversación preferido de Lord Prescott era la guerra, cualquier guerra.

Marion se acercaba con su último compañero de baile. Estaba preciosa con ese vestido azul claro con las manguitas y el bajo de un azul más oscuro. Sus rizos rubios le hacían parecer un ángel. Le sonrió al tiempo que se acomodaba un mechón que se había desprendido de su peinado. Parecía que su pelo tuviera vida propia nunca había podido terminar una velada tan impecablemente peinado como el de su prima.

- ¡Que calor hace esta noche!, claro que hoy especialmente el salón se encuentra abarrotado.- Lady Remington se abanicaba constantemente y miraba a su alrededor buscando a su hija.

En ese momento Charles Cribbs llegó junto a ellas acompañado por Marion.

- Lady Remington, aquí tiene a su encantadora hija.- Se inclinó ligeramente a modo de saludo-¿Les apetecería algún refresco?Me sentiría honrado de poder traerlos.- Las miró esperanzado ya que así podía estar algún tiempo más junto a su pareja de baile.

- Es usted muy amable por su ofrecimiento, Cribbs. Estaríamos encantadas.- Agradeció Lady Remington.

- Ahora mismo vuelvo. con permiso.- Se dirigió presuroso a realizar el encargo.

-Espere Cribbs, iré con usted.- Lord Prescott se despidió con un seco movimiento de cabeza  de las damas y se alejó.

- Madre, no puedo dar un paso más.He bailado tanto que me parece que no podré hacerlo nunca más. -rió sabiendo que siempre decía lo mismo pero que en cuanto sonara la música su nueva pareja de baile iría a buscarla y ella lo acompañaría encantada.

Meredith estaba un poco nerviosa. No veía a Laughton por ningún lado. Frunció el ceño al pensar que quizás no aparecería después de todo no le había confirmado su asistencia al baile. 

Su ánimo se resintió ante este pensamiento y de pronto la noche y Almack's no le parecían tan brillantes. De todos modos la había disfrutado mucho hasta ahora en comparación con las veces anteriores en las que se quedaba con su tía y no pisaba la pista.

Miró en torno suyo buscando a su prometido y notó que una dama la miraba fijamente. Era muy guapa pero su expresión resultaba un tanto inquietante. La miró a su vez  y notó como desde esa distancia podía palpar la  furia de ella. Se giró de nuevo hacia su tía rompiendo así el contacto visual. 

-¿ Meredith, que te ocurre?No tienes muy buena cara.- Marion la miraba con gesto preocupado.

- Es el calor, creo...-  Respondió un poco nerviosa- No es nada de verdad.-Se abanicó con fuerza. Pensándolo bien tenía que haberse equivocado al interpretar la mirada de esa señora. Al fin y al cabo no creía que se conocieran, por lo tanto no podía tener nada en contra de ella.-¿ Marion me acompañarías fuera para tomar el aire?.

Las dos primas se giraron para pedir permiso a Lady Remington. Esta dudó un instante pero después de todo la puerta que daba al exterior estaba a menos de diez pasos y podría vigilar a las niñas desde ahí. 

-Esta bien pero un momento sólo, ¿De acuerdo?- Y con un movimiento de manos las despidió.

Nick y Damon llegaron a Almack's y desde que entraron en el salón de baile fueron rodeados por aquellos que querían felicitar personalmente al Conde por su próxima boda. Nick educadamente les respondían y miraba a su amigo que con una sonrisa burlona estaba disfrutando de su apuro. Barrió el salón con la mirada esperando vislumbrar una mata de cabello color de fuego que le indicara donde estaba Meredith. Entre tanta gente congregada allí esa noche, y si seguían parándole cada dos pasos, iba a tardar toda una eternidad en encontrarla.

- Le felicito, de verdad. El mejor estado del hombre es el del matrimonio. Eso es lo que le digo yo siempre a mis hijos....- En ese momento  le  decía alguien del que no recordaba el nombre. 

- Claro, claro. Si me permiten tengo que encontrar a mi prometida antes de que alguien decida quitármela.- Acompañó con una sonrisa torcida sus palabras y todos rieron ante lo absurdo de su sugerencia. Nadie en su sano juicio abandonaría a un hombre como él.

Con un movimiento de cabeza le indicó a Damon que lo siguiera. 

Avanzarón a través de la sala y varias cabezas se giraron para admirar a los dos amigos, pero ellos estaban concentrados en buscar a cierta pelirroja que parecía que se había tragado la tierra.

- Quizás no haya venido, Nick.- 

- Puede ser, pero me aseguró que lo haría.- Miró alrededor. Desde su altura abarcaba gran parte del salón y entonces divisó a Lady Remington.- Allí esta su tía. Vamos.

Con paso decidido se dirigieron hacia la única persona que podía informarle donde se encontraba Meredith. Tenía ganas de verla y no se le había ocurrido que no podría hacerlo esa noche. Daba por echo que ella se encontraría allí y además le había dicho que estaría. ¿Es que ella no tenía el mínimo interés?. Se paró frente a su futura pariente y besándole la mano con elegancia le preguntó sin tapujos.

- ¿Ha venido usted sola?¿La señorita Carrington no la acompaña?- Al escuchar la risa de su amigo supo que iba a ser motivo de burla por su impaciencia pero que le importaba a él en ese momento lo que pensara su maldito amigo. Quería información y la forma más sencilla de conseguirla era preguntando.

- Vaya, vaya,¿estamos impacientes no, Milord?Bueno, eso me alegra.- Se abanicó muy despacio mientras lo miraba con regocijo- No, no he venido sola. Mi hija lo ha hecho conmigo.....y por supuesto mi sobrina también.

Nick sonrió en ese momento. Pues claro que había ido como podía haber pensado que no lo había hecho.

- Y bien donde se encuentra..- Miró hacia la pista de baile esperando encontrarla allí pero se volvió de nuevo con gesto interrogante al no verla entre las parejas que giraban.

- No Milord, esta con Marion en la terraza. no se encontraba bien....el calor, usted sabe.

- Si me disculpa iré a buscarlas. Aquí le dejo en compañía de Lord Arlington.- Y sin más se fue  dejando allí a su sonriente amigo y a una sorprendida Lady Remington.

- Un poco impulsivo su amigo ¿no?- preguntó mientras lo veía alejarse.

- Sí, eso parece. Lo más extraño de todo es.... que sólo lo es con respecto a su prometida.- Damon estaba disfrutando con aquello más de lo que quería reconocer. Nunca había visto a Starling tan interesado por una mujer. Siempre cuando una de sus relaciones se tornaba más intima y sospechaba que la dama en cuestión comenzaba a enamorarse de el, optaba por romper con ella y nunca miraba atrás. No quería ataduras. Decía que era un hombre práctico y que el mundo de los sentimientos, y lo problemas que ello acarreaba no eran para él. 

Con una sonrisa aún más amplia si cabe se dispuso a entretener a la dama.

    Elisabeth, Lady Charmicael, sentía que la rabia la consumía poco a poco. Tenía ganas de arañar a esa mosquita muerta hasta que su cara quedara irreconocible. 

    Se clavó las uñas en las palmas de las manos mientras observaba como la aburrida señorita Carrington y la presumida de su prima salían a la terraza. Se disculpó con la persona que hablaba y las siguió.

    Meredith se apresuró hacia la fresca noche y en cuanto la brisa le acarició la piel se encontró mucho mejor. Dirigió sus pasos a la balaustrada y apoyó las manos en ella mirando hacia el jardín. Marion esta  a su lado obeservándola preocupada.

- ¿Me dirás que te ocurre ahora? De pronto te has puesto blanca, me has asustado

- No ha sido nada, un pequeño mareo,de verdad.- No quería decirle lo tonta que había sido. Desde luego que no la habían mirado con ese odio manifiesto, ahora lo comprendía. Tenía que haber alguna otra explicación, quizás la habían confundido. Sí, eso era, sin duda alguna.

Había comenzado a tranquilizarse cuando alguien habló a su espaldas. Ambas se volvieron para ver quien era.

- Al fin nos conocemos señorita Carrington-  Elisabeth escupió las palabras como si le quemaran en la boca.

Meredith se apoyó en la balaustrada y clavó la mirada en la mujer. Iba impecablemente vestida de rojo. No todo el mundo podía llevar ese color y que se viera impresionante, pero ella lo conseguía. Su pelo negro contrastaba con la palidez de su piel.  Lástima de que la expresión de amargura le restara méritos a su belleza. Miró sus ojos, destilaban puro veneno, y el impacto de haberlo hecho le hizo retroceder un paso.

Ella se percató del gesto y sonrió fríamente.

-¿Y usted es...? Creo que no hemos sido presentadas  y como veo que conoce a mi prima lo justo sería que nos dijera su nombre.- Marión le habló levantando la barbilla con gesto altivo. No le gustaba esa mujer ni la forma que tenía de mirar a Meredith.

- Claro,  ante todo educación...- contestó pero sin apartar la mirada de su presa- A estas alturas  pensaba que alguien que se casaría en breve sabría algo más de su prometido, aunque veo que Nick no le ha hablado de mí. ¡Lástima!

Meredith se sorprendió que  esa mujer llamara por su nombre a Laughton. Ella todavía no se veía capaz de hacerlo y pensar con la familiaridad con que ellla lo hacía le dolíó.

- Queridas, en vista de que no me conocen, me presentaré. Soy Lady Carmichael, aunque claro está que debido a lo que tenemos en común, la señorita Carrington y yo, pueden llamarme Elisabeth.

Marión jadeó sorprendida ante la audacia de la mujer. ¡Claro que sabían quien era ella! El último escándalo del Conde. Miro con nerviosismo a su prima y se acercó aún más a ella.

Meredith reaccionó ante la provocación de la mujer.

- Encantada Lady Carmichael, al contrario de lo que usted cree, no tenemos nada en común. Si está insinuando que Lord Laughton....

Esa mujer no la dejó terminar. Avanzando con rabia se  paró justo delante de ella. Tan cerca  la tenía  que podía ver su iris. Le habló con tal ira que temió por un momento de que la agrediera. Pero no iba a permitir que supiera que estaba muerta de miedo. La miró a los ojos fríamente  y cuadró los hombros. No le daría la satisfacción de ver lo que le afectaba ni por todo el oro del mundo.

-No estoy insinuando nada, querida- Su voz era apenas un susurro contenido- Le estoy diciendo que Nicholas Starling es mio.

No movió apenas los labios, pero una de su manos la agarró con fuerza por la única parte del brazo que quedaba visible entre el final del guante y el comienzo de la manga de farol de su vestido. Le clavó con saña las uñas dejándole cinco marcas en forma de media luna en su piel

.- A pesar de lo que él pueda decir. Nadie, óyeme bien pequeña estúpida, nadie, logrará separarlo de mi.- La recorrió con su mirada de arriba  a abajo y volvió a mirarla a los ojos.- Y por supuesto no alguien tan insignificante como tu. Sólo tienes que verme a mí y mirarte a ti. ¿Crees que puedes siquiera compararte?.- 

  La soltó y con un gesto de despreció se dirigió de nuevo al interior.

  Durante un breve momento ninguna supo que decir pero fue Marion quien rompió el silencio.

-¡Dios mío! Que mujer tan desagradable....- Se giró hacia su prima preocupada- ¿Te encuentras bien? Ha sido horrible.- 

-Sí que lo ha sido.- Estaba tan nerviosa que empezó a temblar. No podía parar. Nunca en toda su vida había sido  motivo de un odio tan encarnizado como el que había sentido cuando esa mujer la miraba. Lo podía notar en cada poro de su piel. 

Carraspeó para aclararse un poco la garganta ya que la voz se negaba a salirle con normalidad.

- Vamos a dentro Marion,  quiero irme a casa, si a ti no te importa.- La noche había  perdido su encanto definitivamente.

Nick salía por las puertas que daban a  la terraza cuando casi choca con la persona que entraba. Fue a disculparse cuando se sorprendió de ver quien era.

Elisabeth.

Entrecerró los ojos al mirarla y después escrutó el exterior. Por algún lado estaban su prometida y Marion. No era buena señal, lo presentía. Le dirigió una dura mirada y se apartó para permitirle el acceso al salón. Ella pasó por su lado como un vendaval.

Apuró el paso y una vez fuera buscó  a Meredith con la mirada. No tenía que sacar conclusiones precipitadas. Quizás eran imaginaciones suyas, aunque sabía a ciencia cierta que ella volvía a darle problemas.

Las vió al fondo hablando muy juntas Marión la rodeaba con su brazo y Meredith estaba muy pálida.

¡Maldición!

Si esa arpía le había hecho algo lo pagaría muy caro. Se acercó a ellas con resolución intentando que su enfado no se hiciera visible. Primero tenía que averiguar que había ocurrido.

- Buenas noches, señoritas- procuró que su tono sonara lo más informal posible- su madre me indicó donde encontrarlas- Comentó mirando a Marion- También me informó que no se encontraba bien, señorita Carrington- La miró fijamente esperando ver su reacción.

Meredith tenía ganas de correr a sus brazos para que le confirmara que no pasaba nada, pero se contuvo. Lo miró  intentando sonreir aunque sin conseguirlo.

-Lord Laughton, que alegría verlo. No me encuentro muy bien ¿sabe?. Ahora mismo le decía a mi prima que deseaba irme a  casa.- dijo nerviosa.

Marion la miró y asintió.

- Sí la verdad es que esa mujer....- Calló en cuanto Meredith le apretó la mano.- Sí, sí...Meredith me decía que se quería retirar.- Terminó nerviosa.

Nick sabía que le mentían. No dudaba del malestar de Meredith. Sólo tenía que mirarla para saber que no estaba todo lo bien que debiera, pero sabía que algo más había ocurrido allí fuera y por Dios que lo descubriría.

- ¿Me permite un momento hablar con mi prometida?.. Puede quedarse junto a la puerta si así lo quiere.- Agregó en cuanto notó que se negaría a dejarlos a solas.

Las muchachas se miraron y Meredith afirmó suavemente con la cabeza. Entonces Marion se separó de su prima y se alejó.

- ¿Que ha ocurrido para que desees irte ya a casa?- directo al grano, pensó.

- Nada en absoluto, se lo puedo asegurar.- Solo quería irse. No estaba preparada para que la interrogaran porque no sabía todavía muy bien que pensar de ese encuentro. ¿Se seguirían viendo? ¿Estaría él enamorado de Lady Carmichael?. Se llevó la mano a la frente notando que le dolía la cabeza. Se encontraba mal de verdad.

 Nick observó como temblaba y su ira creció. ¿Que demonios había ocurrido para que se encontrara en ese estado? Vió como levantaba el brazo y unas marcas rojas y ensangrentadas le llamaron la atencion. Le cogió el brazo con delicadeza y paso los dedos por la zona dañada. Ella tembló pero esta vez debido a su caricia.

- No es nada...- Intentó buscar una explicación pero se calló al no encontrar ninguna.

Nick observó las heridas y la miró a los ojos.

- La mataré, juro que la mataré- Se había extralimitado, no iba a permitir que le tocara un solo pelo de su adorable persona nunca más. El se encargaría de ello.

Meredith observó como una fría máscara cubría sus hermosas facciones y le acarició el mentón para hacerle ver que no tenía importancia.

-En serio, no tienes  que......- Calló cuando el la abrazó reconfortándola, haciéndole sentir que él la cuidaría. Se sentía estupendamente entre sus brazos.

Después de unos momentos Starling se separó de ella y le tomó la cara entre las manos y deposito un tierno beso en sus  labios. Meredith lo sintió en su corazón y se ruborizó. Nick le puso la mano en el pliegue de su brazo y fue a reunirse con la señorita  Remington.

- Te acompañaré a casa ¿de acuerdo?.





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