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Capítulo 30

¡HOLA A TODOS!

AQUÍ ESTOY DE NUEVO PARA DECIROS UNOS COSITAS.

A "MATRIMONIO A LA FUERZA" NO CREO QUE LE QUEDEN MÁS DE 6 CAPÍTULOS, ESO CALCULO PORQUE AÚN TENGO QUE ESCRIBIRLOS, ASÍ QUE NO DEJEIS DE LEER AHORA ¿EH?.

TAMBIÉN QUIERO INFORMAROS QUE AYER COMENZÉ A SUBIR "REBELDE RENDICIÓN", QUE ES LA HISTORIA DE AMOR ENTRE GABRIEL STANTON Y MARION REMINGTON.

SEGUIRÉ SUBIENDO UN CAPÍTULO SEMANAL, LOS DOMINGOS, DE "MATRIMONIO A LA FUERZA" Y CUANDO LA ACABÉ HARÉ LO MISMO CON "REBELDE RENDICIÓN", MIENTRAS TANTO LA HISTORIA DE GABE Y MARION LA ACTUALIZARÉ CUANDO TENGA UN CAPÍTULO TERMINADO PERO NO TENGO FECHA FIJA ¿OK?.

OS DEJO CON EL CAPÍTULO, QUE LE HE PUESTO MUCHAS GANAS PARA QUE NO OS DEFRAUDE, ASÍ QUE YA ME DIREIS...... :-)

¡BESOTES ENORMES Y A LEER!

***

El carruaje transitaba por las desiertas calles de Londres. Sus ocupantes mantenían un tenso silencio. Ninguno estaba dispuesto a ser el primero que hablara pero por muy diferentes motivos.

Nick sentía, más bien sabía, que en el momento en el que comenzara a hablar no bia a ser delicado y amable con ella. ¡Oh, no!. Le gritaría hasta quedarse ronco, hasta que ella entendiera que no podía salir corriendo a ocultarse cada vez que surgía un problema entre ellos. Entendía que la situación en la que lo encontró podía ser facilmente malinterpretada pero ¡Maldita fuera mil veces! No le había dado oportunidad de explicarse.

Mantenía la vista fija en Meredith haciéndole sentir todo su enojo con la mirada. Esperaba, por su bien, que no lo provocara aún más, porque no estaba ya del todo seguro de cómo reaccionaría.

Por su parte Meredith, estaba tan enfadada que ni siquiera le salían las palabras. ¿Cómo se atrevía a tratarla así? ¿Cómo era capaz de cargarla como si de un saco de patatas se tratara?. En cuanto llegara a la casa le haría saber lo que pensaba de él y de sus refinadas maneras de hacerla salir de un salón lleno de los más selecto de la sociedad. Rechinaba los dientes sin importarle lo más mínimo que se notara lo furiosa que estaba.

Los minutos pasaron y a los dos viajeros se les hacía eterno el viaje.

El silencio se volvió aprensivo para Meredith conforme el carruaje los iba acercando a su destino. Notaba los ojos de Nick puestos en su persona. Juraría que ni siquiera parpadeaba. Se fue poniendo más y más nerviosa. Quizá, debió de hablar con él cuando le pidió que lo esperara en casa.

No, no se lo pidió, se lo ordenó. Era muy distinto si se lo hubiera pedido ella le habría obedecido.

Se acomodó en el asiento y tuvo que ser sincera consigo misma, aunque en aquel momento se hubiera puesto de rodillas ante todos los que paseaban por Hyde Park ella habría pasado por encima de él sin el menor remordimiento. Pero Nick tampoco había pasado mucho tiempo en casa como para que le tuviera que pedir explicaciones a ella. ¡Ah, no! El señor había pasado dos noches completas fuera. Seguramente divirtiéndose de lo lindo. Había hecho lo correcto, por supuesto el que había obrado mal era él.

Un nudo se le formó en la garganta, tan grande, que le impedía tragar para evitar que las lágrimas brotaran sin control alguno. No iba a llorar, claro que no. No le daría la satisfacción de que supiera lo que le dolía no tenerlo abrazándola y derritiéndola con sus besos y caricias. Procuró no derrumbarse allí mismo y suplicarle que la rodeara con sus brazos. Recordó que estaba enfadada, muy enfadada y milagrosamente eso la ayudó a no deshacerse en amargos sollozos.

El coche paró suavemente frente a la mansión y Meredith aceptó la ayuda de Morgan para bajar del carruaje. Caminó sin esperar a que Nick la acompañara. Se recogió la falda del vestido de noche y subió los escalones de la entrada con todo el porte de una auténtica reina aunque por dentro se sentía miserablemente mal.

Lo sentía detrás de ella y tuvo deseos de sacudirse la sensación de amenaza que le cosquilleaba en la nuca.

Antes de poder llamar a la puerta ésta se abrió y Sanders la saludó con su habitual tono solemne pero cuando iba a hacerlo también con Starling, que apareció poco después, se tragó las palabras al ver la expresión taciturna del conde.

Meredith subió las escaleras intentando que las piernas no le temblaran porque ahora era consciente de que prefería que Nick le hubiera gritado, recriminado cualquier ofensa de la que se sintiera víctima y no ese mutismo del que estaba haciendo gala. Esa calma era peor que si hubiera estallado y eso le provocaba espasmos nerviosos en el vientre.

Aceleró el paso un poco más y casi había alcanzado el último escalón cuando lo oyó llamarla.

- ¿Meredith?.-

Sólo lo había susurrado, como si se contuviera al pronunciar esa simple palabra, pero ella percibió toda la colera que pugnaba por salir. Lo poco que le quedaba de su furia anterior se deshizo y dió paso al temor de lo que pudiera ocurrir, al miedo de no poder controlar la situación.

Imprimió mas velocidad a sus pies y atravesó el pasillo que se podía ver desde la entrada si él estaba mirando desde abajo.

-¡Meredith!.- Rugió Nick perdiendo por completo el control.

En cuanto lo oyó echó a correr sin importarle nada más. La sangre se le congeló en las venas en cuanto pronunció su nombre por segunda vez, mientras que en lo único que pensaba era en llegar a su habitación y encerrarse en ella. No lo creía capaz de ser violento pero en ese momento sabía que estaba más que furioso con ella y no quería enfrentarlo.

Mejor que se calmara un poco. Sí, eso era lo mejor.

Lo escuchó subir la escalera y el sonido de sus pisadas le hicieron que el corazón se le acelerara y golpera con fuerza en su pecho.

Casi se cae al pisarse el vestido pero consiguió mantenerse en pie mientras empujaba la puerta con el hombro. Alzó la mirada para ver a que distancia se encontraba Nick. Iba por el pasillo, en su dirección, sin alterar su paso. La acechaba. Le recordó a un felino dispuesto a cazar un pobre animalillo para que fuera su aperitivo.

Giró el picaporte y con un grito entró en la habitación cerrando la puerta con la llave. Agradeció tenerla puesta en el ojo de la cerradura y entonces se permitió respirar algo más tranquila. Miró alrededor buscando algo que colocar frente a la puerta pero los muebles eran macizos y pesados y sabía que ella no podría moverlos. La cerradura bastaría para mantenerlo fuera de la habitación.

Tenía que valer.

Retrocedió varios pasos sin apartar la vista a lo único que la separaba de él.

Vió como intentaba abrir y contuvo el aliento.

- Abre la puerta, Meredith.- Su voz era suave como la seda.

Ella tembló al escucharla pero retrocedió otro paso cuando Nick golpeó con los puños haciendo retumbar la madera. La noche hacía que el sonido pareciera aún más aterrador.

- Meredith, tenemos que hablar. Quiero que abras la puerta. Ahora.- Le dijo alzando algo la voz para que lo escuchara.

Era bastante razonable lo que le pedía, lo sabía, pero algo en la forma de decirlo le hacía dudar. Su voz vibraba con cada palabra como si se estuviera conteniendo, como si fuera a explotar de un momento a otro y ella no quería estar cerca cuando eso ocurriera. No señor, no quería.

De pronto dejó de escucharlo y volvió a respirar al comprender que se había ido. Bien, hablarían mañana, cuando se hubiera tranquilizado y.... De pronto sus ojos volaron hacia la puerta que comunicaba las dos habitaciones y corrió para cerrarla también.

Llegó justo cuando el pomo giraba para abrirla y suspiró de alivio, pero saltó en cuanto lo escuchó hablar de nuevo.

- Muy bien, Meredith tu lo has querido. Será a tu forma.-

No lo entendía. ¿Significaba que la dejaría en paz por esa noche?. Por mucho que quisiera no iba a poder pegar ojo sabiendo que él estaba allí esperándola. Era absurdo lo sabía, no le haría daño, pero.....

Escuchó que algo chocaba contra la puerta y la hacía vibrar por completo.

Retrocedió.

Otro golpe.

Se tapó la boca para evitar gritar. Miraba con ojos desorbitados esperando que volviera a ocurrir.

Nada. Esperó unos instantes que se le hicieron eternos.

Le diría que se calmara y le permitiría pasar, pero antes tendría que calmarse.

Nunca supo si llegó a pronunciar las palabras que le pedían tranquilidad.

Se acercó a la puerta con la mano temblorosa extendida para abrirla y darle paso pero no consiguió llegar porque de pronto las bisagras saltaron y la madera se astilló volando en mil pedazos.

Starling irrumpió en la habitación como un toro al que se le hubiera puesto delante un capote.

Nick golpeó por tercera vez con la fuerza que su envergadura le permitía. Tendría que haberlo hecho dos noches atrás pero le había dado tiempo para que recapacitara y ella sólo sabía poner una traba tras otra. No iba a seguir haciéndolo. No lo permitiría bajo ningun concepto.

Cuando la localizó estaba tan furioso porque se negara a hablar con él que no pudo apreciar el miedo en sus ojos ni el gesto en terror en su rostro. Se acercó muy lentamente intentando controlarse para no cogerla por los brazos y sacudirla hasta hacer que le castañearan los dientes.

- Ahora, Meredith, podremos hablar.- Respiraba agitadamente y su pecho subía y bajaba dejando claro que no se encontraba todo lo calmado que quería aparentar.

No pretendía que sonara a amenaza pero no lo pudo evitar. Se metió los puños en los bolsillos del pantalón para evitar tocarla en el estado en el que se encontraba.

Nick notó que ella lo miraba fijamente con los ojos muy abiertos y automaticamente parte de su colera se evaporó.

- Meredith, entiende que no puedes evitarme para siempre.- Se acercó pero ella dió un paso atrás y se detuvo con gran esfuerzo.

- Lo sé y lo siento.- Contestó Meredith con apenas voz.

- No quiero que haya malentendidos entre nosotros...- Comenzó Nick a explicarse.

- ¿Malentendidos, eso es lo que fue, un malentendido?- Dijo ella con rabia olvidando por completo su miedo.- Sé perfectamente lo que ví, Nik, no soy ciega, y estabais abrazados. ¡Abrazados! .- Levantó los brazos para demostrar su enfado.- Y yo tan estúpida que creí tu excelente actuación de evitarla durante toda la noche. ¡Cómo os habeis de haber reido de mi!.

- ¡No estaba actuando maldita sea!. Si me dejaras hablar en vez de creer que sabes las respuestas a todas las preguntas.- Volvió a reducir la distancia mientras ella se pegaba a la pared.-

- Está bien habla y terminemos con esto.- Dijo friamente.

Meredith ya no lo miraba con miedo pero sí con rencor y eso le dolía más de los que Starling estaba dispuesto a admitir.

- Meredith, creeme cuando te digo que no fue nada.- Avanzó otro paso y ella se fundió casi con el papel pintado.- Me avisaron que te encontrabas indispuesta y fui a ver que ocurría, sólo que no eras tú. Aproveché para hacerle saber a Lady Margaret que su encerrona no surtiría efecto, que no me interesaba reanudar una relación con ella.- Alzó una mano para acariciarle el rostro.-

- Claro y entonces fue cuando os besasteis.- Cizañeó Meredith.

Nick apretó la mandibula intentando no subir el tono. Bastante había hecho esa noche como para que ella saliera corriendo y no lamentara lo que dejaba atrás, pero se lo estaba complicando mucho.

-¡No, maldición!.- Cerró los ojos para concentrarse en lo que tenía que decir y no dejarse llevar por la ira.

- Bueno, entonces tu la besaste y ella te correspondió o viceversa.-

- Meredith, te prometo que si no dejas de interrumpirme te amordazaré.- Nick consiguió bajar el tono para no asustarla pero el efecto fue el contrario porque se puso lívida ante el ronco siseo.

Laughton sostuvo entre sus manos uno de sus mechones y se lo acomodó tras la oreja y retiró la mano mientras le acariciaba el cuello. La sintió estremecerse bajo su caricia pero no estaba seguro si era de placer o de miedo y eso no le gustó en absoluto.

- No hubo ningún beso. - Dijo frustrado. - Le decía que no se atreviera a seguir con sus insultos y desplantes porque tu eras mi mujer y no lo iba a seguir permitiendo.- La miró a los ojos mientras que colocaba las manos en la pared a cada lado de su cuerpo impidiendo que pudiera huir.- Aunque tu estabas defendiéndote muy bien sin mi ayuda.- Intentó sonreir pero más bien fue una mueca.

Le acarió el brazo de arriba a abajo y le aprisionó la mano. Meredith lo vió llevársela a la boca y besarle cada uno de sus dedos. Trató de concentrarse en lo que le decía y no en lo que sentía. Quería creerle pero no podía dejarse convencer por unas cuantas palabras bonitas.

Gimió cuando la calidez de su besó le atravesó la palma de la mano e intentó retirarla pero él se lo impidió.

- Sabes que te digo la verdad, no seas terca, cariño. Ella trataba de besarme pero yo lo único que quería era apartarla y salir de allí, pero entonces apareciste tu y me odié al ver lo que pensarías.- Le mordisqueó la zona de la muñeca donde palpitaba sin control su pulso.- Y también te odie a tí por creer lo que viste, por no creer en mi, en lo que siento por ti...

Meredith temblaba al escucharlo hablar, al sentirlo acariciándole la piel, su olor la cautivaba.

- ¿Cómo puedo confiar en ti?¿Cómo hacerlo cuando ella es tan...perfecta? Sé que yo no podría nunca compararme a ninguna de las muchas Lady Margaret que has tenido a tu lado.- Se le rompió la voz intentando explicar sus miedos.- Sé que algún día te cansarás de mí y entonces me quedaré rota, sin vida, porque mi vida eres tu. No soportaré saber que estás con otra....-

Meredith se interrumpió porque los sollozos le impedían pronunciar palabra alguna.

Nick entendió de pronto el problema. Su inseguridad estaba haciendo que dudara de él.

¿No se daba cuenta que ella era la única mujer que había amado?¿Lo desesperado que estaría si ella decidiera desaparecer y alejarse para siempre?.

Se pegó por completo a su cuerpo. Quería que lo sintiera, que su calor la envolviera. Meredith se mordió los labios y él estaba loco por sentirlos de nuevo.

- Cariño ¿Cómo puedes decir que no te desearé, que preferiré estar con otra?.- Le acariaba con las manos mientras hablaba.- Tu ocupas todos y cada uno de mis pensamientos. Los de mis días.- La devoraba con los ojos.- y los de mis noches.- Acercó sus boca hasta casi tocar la de ella.- Ardo por ti, Meredith.

Meredith se perdía en sus palabras, en su manera de tocarla. Una lágrima resbaló por su mejilla y Nick se la borró a besos. La abrazó con fuerza y ella se acomodó sobre su pecho.

No supieron el tiempo que estuvieron allí de pie, abrazados, pero a ninguno le importó.

- ¿Cómo puedo hacer para que me creas, Meredith?.- Le susurró al oido para después dejarle un reguero de besos a los largo del cuello.

- No entiendo que es lo que ves en mi, simplemente no lo entiendo.- Meredith se había hecho esa pregunta muy a menudo y ya era hora que se la hiciera a él.

Nick dejó de besarla y le tomó el rostro entre sus manos. La miró intensamente por unos instantes y después sonrió de tal manera que si no hubiera estado tan enamorada de su marido en ese mismo momento habría caido rendida a sus encantos.

- La belleza está en los ojos del que mira, Meredith.- Le acarició el rostro con la punta de los dedos bajándolos muy despacio hasta la base del cuello.- Tu estas hecha a mi medida.

Le besó tiernamente los labios para después perfilarselos con la lengua. Se los mordisqueó hasta que ella se abrió a él. Con un gemido triunfal se apoderó de su boca por completo y la instó a corresponderle con la misma pasión, con la misma entrega.

Cuando él ejercía su magia, Meredith perdía la noción del tiempo, su conciencia se iba de viaje y dejaba atrás a su cuerpo febril, anhelando que la tocara una y otra vez como lo estaba haciendo en ese momento. Le besó con unas ansias que no sabía que poseía, queriéndole robar con ese beso su alma.

Lo atrajo hacia ella, quería sentirlo por entero, deslizó sus manos por su torso sintiendo las ondulaciones de sus músculos bajo sus dedos y comenzó a desvertirlo con prisa. Necesitaba el calor de su piel, pasarle la lengua y hacerle mil y una cosas con las que había soñado pero no se había atrevido aún.

Tardaron muy poco tiempo en desvertirse el uno al otro y la ropa quedó esparcida en el suelo de cualquier manera. Se miraron jadeantes y volvieron a unir su bocas buscando el sabor del otro en besos húmedos y ardientes.

Meredith se contorsionaba contra él notando lo excitado que estaba por ella.

Ahora lo entendía. No importaba cuan hermosa fuera o dejara de serlo, Nick la amaba a ella. A Meredith Carrington.

Rió contra sus labios y consiguió que él lo hiciera también. Le besó la mandíbula y con la lengua jugó con su oreja. Lo sintió estremecerse y notó como sus manos le apretaban los gluteos contra su miembro erecto.

Besó con entusiasmo la columna de su cuello y fue bajando lentamente hasta su pecho. Nick se mantenía muy quieto con los ojos cerrados disfrutando de sus caricias pero ella sabía que se estaba conteniendo. Admiró el color de su piel y acarició la amplitud de su torso. Sus pezones estaban totalmente duros y Merediht le pasó la lengua una y otra vez, recreándose en lo que hacía. Disfrutaba sabiendo que le estaba dando placer. Al pensar en ello una ola de calor le recorrió desde su vientre hasta los pechos y sintió como estos se endurecían y volvían más pesados.

Apoyó a Nick contra la pared y él la miró con ojos llenos de promesas intentó abrazarla de nuevo para atraerla hacia él pero Meredith negó con la cabeza y continuó acariciandole todo el cuerpo mientras su boca dejaba senderos de fuego por su piel.

Nick estaba en el cielo, no había duda, la boca de Meredith estaba haciendo estragos en su autocontrol. Había intentado tomar el mando pero ella se lo había impedido con delicadeza y él supo que era lo que necesitaba, que ella misma supiera como lo hacía sentir, que descubriera el poder que tenía sobre él.

No estaba del todo seguro hasta donde podía aguantar sin abalanzarse sobre ella y hundirse en la calidez de su interior pero iba a disfrutar hasta la última de las caricas que su mujer quisiera prodigarle. Gimió cuando su jeguetona lengua le trazó círculos en su abdomen porque sus senos le rozaron la punta, de su ya muy excitado, pene.

Colocó las manos sobre sus hombros acariciándoselos. Ahora ella se incorporará, pensó con los ojos cerrados, y yo podré llevarmela a la cama y hacer que se olvide del mundo. Estaba deseando hacerlo pero un toque en su miembro le hizo bajar la cabeza para cerciorarse de lo que ocurría.

Meredith estaba de rodillas ante él con el pelo cayéndole desordenado sobre su cuerpo y en ese momento le lamía lentamente su sensible masculinidad. Una pasada y otra más. Nick no podía dejar de observarla, era lo más erótico que había visto en su vida a pesar de que no era la primera vez, ni mucho menos, que le ocurría, pero al verla allí saboreándolo sintió que todo él se derretía bajo su boca.

Meredith estaba deleitándose con su sabor. No había esperado que supiera ligeramente salado pero le gustó. Su punta era muy suave y le gustaba la sensación de tenerla bajo su lengua. Lo acarició de esa manera, despacio, varias veces y escuchó como Nick gemía. Con una mano se atrevío a acariciarlo suavemente y notó que bajo sus dedos se hinchaba aún más. Le recorrió el pene de arriba a abajo y lo oyó respirar alterado. Con más seguridad renovó su caricas con algo más de energía pero le había gustado tanto lamerlo que sin pensarselo dos veces se introdujo el glande entre los labios y comenzó a chuparlo.

Nick no podía quitarle la vista de encima. Verla introducirse el pene en la boca casi lo había hecho explotar pero se contuvo apretando la madíbula con fuerza. Meredith se lo introducía ritmicamente en su boca, tan caliente y húmeda, mientras su mano no dejaba de subir y bajar. ¡Demonios! Si no estuviera completamente seguro de que era la primera vez que lo hacía pensaría que ya había experimentado antes... Estaba tan concentrado en su propio placer que comenzó a balancear las caderas.

- Meredith...tienes..que parar.- Sus palabras eran apenas jadeos.- Cariño..

Pero ella no se apartó sino que redobló sus esfuerzos.

Nick sentía la caricia de su lengua que lo transportaba y como su mano lo estaba llevando, cada vez más cerca a culminar en su boca. Intentó apartarse pero Meredith no se lo permitió y con un gruñido se derramó entre poderosos espasmos. Ella no dejó de lamerlo hasta que su convulsionado cuerpo se calmó por completo.

Starling la levantó y la alzó en sus brazos mientras la besaba con fiereza saboreándose a sí mismo en sus dulces labios. Con grandes zancadas llegó hasta la cama y la depositó con cuidado sobre ella.

Meredith parecía una gatita que ronroneaba después de haberse tomado su plato de leche.

Nick la miró durante unos segundos desde arriba. Verla tendida en su cama, desnuda y saciada lo hizo excitarse de nuevo. Parecía una diosa pagana que con solo una mirada le prometía placeres infinitos e inimaginables.

Se recostó a su lado y apoyó su peso sobre uno de sus brazos mientras con el otro la atraía hacia sí.

- Me vuelves loco ¿Lo sabes, verdad?.- Dijo Nick seguro de ello.

Meredith rió suavemente y dejó que uno de sus dedos resbalara perezoso por su hombro.

- ¿Te ha gustado?.- Preguntó algo insegura.

-¿Bromeas? He rogado por que no terminara nunca.- Le dijo.- Eres una bruja que me tiene completamente a su merced.

Se acariciaron lentamente mientras se miraban a los ojos. Sus respiraciones se fueron acelerando pero solamente se tocaban con la punta de los dedos.

Meredith pudo apreciar como la negra mirada de Nick se enturbiaba debido a la pasión y ella practicamente jadeaba debido a la necesidad de pegarse a él y sentirlo sobre ella.

- Meredith, quiero que confies en mi.- Le habló muy despacio.- No quiero que huyas la próxima vez que tengamos algún problema. Necesito que hables conmigo para poder solucionarlo juntos.- Le besó la punta de la nariz y después los jugosos labios.

Ella asintió y capturó su boca sin poderse contener un segundo más. Sintió como una descarga le recorría el cuerpo en cuanto lo besó.

Sí, ese era su lugar, junto a él.

Nick la tumbó de espaldas y ahora era su turno de atormentarla succionándole la cresta de sus pechos. Sus manos los sopesaban moldeándolos con sus dedos. Meredith curvó la espalda para aproximarse aún más a él. La miró durante un instante antes de abrirle las piernas para acariciarle entre ellas y sonrió cuando la escuchó gritar de placer. Con sus dedos la exploraba continuamente haciendo que ella se retorciera pidiéndole más. Era música para sus oidos y él se propuso complacerla. Estaba siempre tan mojada para él, era tan receptiva cuando la tocaba que conseguía llevarlo a un estado de frenesí que no había conocido hasa que ella llegó a su vida.

Le encantaba mirarla cuando se encontraba en ese estado de abandono y saber que era él el que lo provocaba. Esa mujer era suya y no permitiría que nada ni nadie los separara.

- Meredith, cariño....- Nick la besó como si le fuera la vida en ello.

Ella lo abrazó perdida en las sensaciones que esos dedos le provocaban. Espirales de placer nacían y crecían cada vez más, llevándola más y más alto. Le clavó las uñas en la espalda entregándose por completo a él. Sabiendo que podía confiar plenamente en su marido.

Nick se apartó de su boca pero siguió acariciándole con meticulosidad entre sus pliegues. Sabía que estaba a punto de hacerla vibrar para él pero retiró la mano con delicadeza y la besó. Ella se quejó por interrumpir lo que se estaba formando en su interior pero el la arrastro sobre él y la colocó en su pecho haciendo que todo su cuerpo estuviera encima suyo.

- Móntame, Meredith.- Le dijo y esperó su reacción.

Meredith lo miró sin comprender. ¿Montarlo? Cómo pretendía que se subiera a él como si de un caballo se .... y entonces lo entendió. Sus ojos brillaron con picardía y curiosidad. Se incorporó y admiró el cuerpo de su marido. Su miembro estaba allí esperando para ella, erguido y orgulloso como un soldado dispuesto para la batalla. Sus mejillas se colorearon un poco al imaginar lo que Nick podría ver desde su posición pero sin pensárselo más pasó una pierna por encima de él y se sentó a horcajadas.

Nick la vió dudar durante un segundo y en cuanto la tuvo sentada sobre él suspiro tranquilo. Durante muchas noches, cuando escapó tras su matrimonio a Hope, había soñado con ella de esa manera. Montándolo y dejándolo exhausto tras una salvaje galopada.

La agarró por las caderas elevándola un poco y se sujetó el pene hasta colocarlo justo en su entrada. Donde debía de estar.

- Vamos, cariño, ahora la que mandas eres tu.- Le dijo casi sin aliento.

Meredith no se hizo de rogar y poco a poco se deslizó a lo largo de su miembro. Nick la miraba hambriento. Consiguió introducirlo hasta la base sintiéndose más llena en esa posición. Rotó las caderas para acomodarse bien y lo escuchó sisear y maldecir entre dientes. Subió un poco para luego dejarse caer y se mareó por las sensaciones que la invadieron. Lo volvió a hacer pero ahora sin parar. ¡Oh, sí! Era maravilloso sentirlo deslizarse dentro de ella. Se movió más rápido y ritmicamente y una descarga fluyó desde su vientre hasta sus pezones. Gritó sin poder contenerse y aumento el vaiven una vez más. Jadeaba y decía cosas sin sentido. Notó como Nick le tomaba un pecho entre sus dedos y le pellizcaba un pezón. Volvió a gritar. Su otra mano se dedicaba a acariciarle con esmero el tenso botón escondido en su hendidura mientras ella subia y bajaba buscando poder liberarse.

Sintió a Nick vaciarse en su interior y eso la excitó aún más.

Con un toque más de sus dedos todo se volvió negro y explotó entre oleadas de placer. Mientras unas se perdían en el recuerdo otras iban construyéndose y la hacían temblar de pies a cabeza. Cayó rendida sobre el pecho de Nick y éste le abrazó mientras la besaba en el pelo.

-¿Te encuentras bien?.-Preguntó después de que no se hubiera movido durante unos minutos.

- Ajá.- No podía decir otra cosa porque el sueño la vencía.

Nick la dejó dormir sobre él mientras no paraba de acariciarla.

Abrió los ojos desorientado. La habitación se encontraba en total oscuridad.

Tras unos segundos supo donde estaba y con quien. Se encontraba tumbado sobre su pecho y algo le hacía cosquillas en la nariz.. Tanteó hasta poder retirarlo y lo acarició entre sus dedos. Era un mechón de Meredith que dormía sobre su espalda con su pelo desparramado sobre él.

No se movió para que no despertara, aún era plena noche, y le gustaba sentirla acurrucada en su cuerpo. Aspiró y el olor le llegó despertándolo por completo. El aroma a flores y a algo más carnal le inundó mientras sopesaba la posibilidad de hacerle el amor de nuevo.

No se lo tuvo que pensar mucho porque sintió como su esposa se agitaba y le daba uno, dos, tres besos en el hombro muy lentamente creyéndolo dormido.

Movió su cuerpo para quedar enfrente de ella y le pasó una mano por el cabello para poder verle bien el rostro. Ese pelo era indomable pero a él le gustaba vérselo suelto. Le hacía pensar en cosas lujuriosas y en poder realizarlas.

Le besó en los labios y la atrajó más cerca.

Merdith aún estaba casi dormida y se dejó mimar por el hombre que amaba. Colocó la cabeza en su pecho y escuchó el latido de su corazón. Era un sonido que arruyaba, fuerte y continuo. Dejó que sus dedos dibujaran caprichosamente sobre su pecho.

No hacían falta palabras para comunicarse. Se sentía unida a Nick de una forma mucho más íntima de lo que las palabras podían expresar, y entonces supo que él tenía razón, no había confiado lo suficiente en él. No lo había contado nada sobre Carmichael. Pero ese hombre ya le había pedido perdón, incluso le había prestado ayuda en la cena de los Carlisle.... Se mordió el labio y supo que su lealtad se la debía a su esposo.

- ¿Nick?...- Dijo con indecisión.

-¿Ummm?.-

Meredith no supo bien como iniciar su confesión y remoloneó un poco intentando organizar sus ideas.

Nick comenzó a acariciarle el brazo con la yema de los dedos mientras esperaba a que ella dijera algo.

- He estado pensando en lo que me dijiste antes.- Comenzó algo imprecisa.

- ¿Ah, sí, sobre qué de todo lo que dije antes exactamente?.- Rió por lo bajo.

Su pecho vibró bajo su risa y Meredith levantó la cabeza para apoyar la barbilla sobre él y poder mirar a los ojos.

- Sobre la confianza.- Dijo muy seria.- Me dijiste que teníamos que tener confianza el uno en el otro para poder solucionar los problemas y así procurar que no hubiera malentendidos.

Nick le prestó toda su atencion pero intentó que su voz sonara despreocupada. ¿Quizá ella sabía algo de los intentos de matarle y le iba a recriminar el no habérselo contado?.

Imposible, pero más valía ser cuidadoso con lo que decía. La dejaría hablar y después vería como actuar.

- Y que le preocupa a tu dulce cabecita.- Le pellizcó la nariz como si de una niña pequeña se tratara haciéndola reir.

Meredith se sentía incómoda con lo que le tenía que contar pero era lo correcto y esperaba que Nick entendiera el porqué no se había sincerado antes.

- Verás, no quiero que te enojes, porque ya todo está más que aclarado entre ese hombre y yo.- Dijo sin dejar de mirarlo.- El me ha asegurado que lo entiende y que no volverá a molestarme con proposiciones fuera de tono ....

Nick se sentó de un saltó en la cama y la miró con fijeza.

- Proposiciones fuera de tono...- Repitió.

Meredith se mordió el labio. No había sido la mejor forma de planteárselo pero ya no podía hacer nada y temblaba ante el hecho de que aún no le había dicho quien era el responsable. Se pegó de tortas, mentalmente, por su poco sentido del tacto.

- Sí... todo empezó cuando volvimos de Dreams ¿Recuerdas?.- Su confianza decaía al ver la expresión cada vez más hosca de su marido.- Me había caido del caballo y ese hombre comenzó a mandarme flores todos los días....

- Flores... .- Un músculo palpitaba en su mandíbula.

Nick cerró los puños bajo las sábanas. De eso hacía más de seis semanas y a ella no se le había pasado por la cabeza contárselo hasta ahora. Se lo había ocultado. Con gran esfuerzo intentó que su genio no estallara hasta escuchar todo lo que le tenía que decir. Al fin y al cabo se los estaba diciendo y más valía tarde que nunca.

- Sí, flores.- Afirmó ella.- Pero los primeros días las tiraba directamente y después simplemente le dije a Sanders que no las recibiera siquiera...

Nick anotó mentalmente que tendría que hablar con el mayordomo de lo que era o no era importante informarle de aquí en adelante, y desde luego el que alguien le enviara flores a su mujer ocupaba un lugar muy importante en su lista de prioridades.

- Y después me lo encontré en el teatro, durante el entreacto, y ahí sí que me asuste un poco porque me dijo claramente que quería de mí, por supuesto yo lo hice saber que no lo conseguiría bajo ningún motivo.- Meredith se lanzó en picado en su discurso porque sabía que si paraba en ese momento no tendría valor de terminar.-

Nick de pronto se tranquilizo y la rabia se convirtió en fría determinación al sospechar quien estaba detrás de aquello.

- ¿Quien es, Meredith?.- Su tono seco hizó brincar a su esposa.

- Eso no es importante.- Lo miró dudosa.- Lo que importa es que él supo reconocer su error. Me dijo que se sentía arrepentido porque no entendió correctamente las señales, creo que creía sinceramente que yo lo alentaba de una manera que no puedo explicar....-

Meredith se golpeó con un dedo la mejilla intentando descubrir que seria lo que Carmichael había creido ver para que creyera que ella quería mantener un idilio con el.

- Así que puedes estar tranquilo porque no volverá a pasar en el futuro.- Esbozó una tímida sonrisa.- Todo está aclarado.

Nick no dijo nada durante lo que le parecieron horas y de pronto sonrió pero a Meredith esa sonrisa le puso los pelos de punta.

- ¿Quien es, Meredith?.- Volvió a preguntar.- Y ésta vez quiero que me respondas.

Ella abrió la boca pero la volvió a cerrar en el acto. Había tratado el asunto de manera lígera precisamente para que él no se sintiera en la obligación de defenderla, Después de todo nada había pasado. Aunque tenía que reconocer que Alec Folk la hacía temblar incluso cuando sonreía con amabilidad.

- Estoy esperando.- Nick consiguió hablar suavemente pero no creía haberlo conseguido del todo.

- Lord Carmichael.- Dijo sin más y se tumbó en cama tapándose hasta la barbilla con la sábana en un gesto infantil.

Starling sólo necesitaba que se lo confirmara. El muy hijo de perra había tratado de seducir a Meredith creyendo que le devolvía el favor por haber sido amante de Elisabeth. Lo hubiera entendido, auque no perdonado, si eso fuera cierto pero Meredith era suya y no sería de nadie más.

- No quiero que hagas alguna tontería, Nick, no merece la pena.- Le dijo ella apenada.

Nick supo que no se lo había contado antes porque estaba preocupada por lo que le podía ocurrir si se enfrentaba a Carmichael e intentó tranquilizarla.

- No te preocupes, cariño.- Y no supo como, pero sonrió lo suficiente como para tranquilizarla.- Cómo bien has dicho, nada ha pasado y agradezco que me lo hayas contado. Aunque me hubiera gustado que me lo hubieras dicho antes.-

La abrazó de nuevo y sintió como se relajaba contra él.

Nada había pasado y él se encargaría de que nada pasara. No creía que Folk la dejara en paz. Era como un perro de presa y la acosaría una y otra vez.

Meredith era su mujer y se encargaría de aclararselo de una vez para siempre.

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