Capítulo 19
Lord Carmichael, leyó la nota.
Por fin el perro se había dignado a volver. Y lo había hecho mostrando cuanto deseaba a su esposa. Se lamentó de haber declinado la invitación al baile de los Prescott porque entonces lo podía haber visto con sus propios ojos.
Parecía que no era cierto que había un distanciamiento entre los recién casados después de todo. Esa muestra pública de afecto.....
Eso le alegraba porque así le dolería más lo que le tenía reservado a su dulce esposa.
Meredith obligó a su cuerpo a arrastrarse hasta la salita del desayuno.
Las tres últimas noches habían sido el peor de los castigos. No comprendía porqué Starling podía dormir a pierna suelta mientras ella era plenamente consciente de su presencia al otro lado de la cama.
Era un verdadero martirio verlo vestirse, aunque esas ocasiones eran escasas, era aún peor cuando se despojaba de la ropa. Tenía la costumbre de hacerlo delante de ella y cada vez se agitaba más con la visión de su cuerpo.
Si cerraba los ojos era capaz de realizar un bosquejo milimetricamente detallado de su figura. Le gustaba particularmente como sus músculos se ondulaban al quitarse la camisa, como la luz hacía que su piel pareciera bronce, como se le ajustaba el pantalón a su trasero......tanto ansiaba tocarlo en esos momentos que las manos le cosquilleaban, aunque no era lo único que lo hacía.
¡Basta! Obligó a su imaginación a que frenara. De noche no dormía y el día no era mejor. Intentaba mantenerse ocupada para que su traicionera mente no se entretuviera en lo que parecía que era su pensamiento favorito.
Saludó a Sanders y se concentró en mantener los ojos abiertos no fuera ser que le pasara como el día anterior en el té de la señora SaintJohn. Se había quedado total y abosolutamente dormida. Cerró los ojos un momento y los volvió a abrir sobresaltada al escuchar su nombre repetido insistentemente. Tuvo que decir que tenía un dolor terrible de cabeza que le impedía oir bien. No podría ganarse la vida nunca inventando historias. Era patética improvisando mentiras.
Se estaba sirviendo té cuando Abby se sentó junto a ella con la elegancia que le caracterizaba.
- Buenos días, querida.- La miró con preocupación- ¿No te encuentras bien? Se te ve cansada.
- No duermo lo suficiente.- Al notar que podía desvelar más de lo que creía conveniente, agregó.- Creo que aún echo de menos mi cama.
Abby detuvo el tenedor justo antes de metérselo en la boca y lo dejó en el plato.
- Pero antes de que llegara Nicholas, sí descansabas o al menos no tenías un aspecto tan agotado. Mi hijo no estará siendo demasiado exigente contigo ¿verdad? Porque si es así creo que le deberías comentar algo...
-¡No! No es eso, se lo puedo asegurar. El no me cansa en absoluto.- Notaba que su sonrojo debía de extenderse hasta debajo de su pelo.
- No pretendía inmiscuirme lo siento. Pero sé que al principio los hombres son demasiado fogosos y no todas las mujeres pueden serguir su ritmo, tu me entiendes.- Bajo la mirada un poco avergonzada por el giro de la conversación pero sintiéndose obligada a aconsejarla ya que la muchacha carecía de lazos maternos.- Además por lo que se comenta Nicholas es un hombre de sanos apetitos.
Meredith quería meterse bajo la mesa. Abby pensaba que no dormía porque la pasaba haciendo Dios sabe qué por las noches y ella tenía que reconocer que le gustaría mucho descubrirlo pero no era el caso.
Había avanzado algo con respecto a Laughton. Durante esos días él parecía no separarse de su lado en ningún momento y era de lo más atento, cosa que le agradecía, pero eso le dejaba en tal estado de frustación que anhelaba sus besos y caricias. El muy idiota no se daba por aludido cuando ella se le insinuaba, para que le diera uno de sus tórridos besos al menos , sino que terminaba besándole la frente, la mejilla, la mano o cualquier otra parte antes de darle las buenas noches, cerrar los ojos y dormir como un bendito.
Golpeando la cucharilla de café contra el filo del plato pensó que quizá no lo notara porque no era lo bastante obvia, después de todo estaban casados y no tenía que pedirle permiso para besarlo. Se propuso hacerlo a la menor oportunidad.....si se atrevía.
-¿Meredith?Te decía que tengo que marcharme esta misma mañana a Dreams.....
- ¡Oh, no! Puedes quedarte todo el tiempo que quieras no te sientas en la obligación de volver tan pronto a tu casa.
- Lo sé, lo sé. Pero no es el caso, verás, estoy preparando una fiesta campestre, que durará un par de días, y necesito volver para ultimar los detalles. Por supuesto estais invitados porque será en vuestro honor. No sé cuantos aceptaran la invitación estando la temporada tan avanzada y avisando con tan poco tiempo de antelación pero confío en que, el estar donde lo hará la pareja de moda, sirva para algo.
Meredith le tuvo que dar la razón. Resultaba que allí donde confirmaban su asistencia los Condes de Laughton era sinónimo de éxito. Incluso había quien antes de aceptar cualquier invitación preguntaba si ellos ya lo habían hecho para asegurarse.
La sociedad era muy voluble. Hoy eran un motivo de adulación, esperando sin duda algo como el bochornoso beso en el baile de los Prescott, y mañana podían ser otros cualquiera.
- ¿Podrías comentárselo a Nicholas, por favor? Si tu se lo pides, acudirá.- Preguntó fingiendo un desinterés que se alejaba de la ansiedad que mostraba en su mirada.
Le sorprendió la petición porque era la primera vez que Abby dejaba entrever que entre ella y su hijo existía algún tipo problema.
- Claro que lo haré, Abby, si está en mi mano cuenta con nuestra asistencia pero no creo que se oponga.- La animó.
- Tengo que reconocer que estos días he notado un cambio, sino enorme, sí más relajado en su trato respecto a mi. Me gustaría muchísimo poder demostrarle , aunque un poco tarde, que lo quiero....- Se le humedecieron los ojos y los bajo para evitar que ella se percatara.
Meredith se levantó y la abrazó. No supo que contestar pero se hizo el firme propósito de reconciliarlos.
Escucharon sonidos de voces justo en la puerta y Meredith se irguió, no sin antes, notar como su marido las había visto abrazadas.
Damon Ibree y Gabriel Stanton acompañaban al conde.
-Buenos días, damas.- saludaron casi al unísono.
- Espero que esta manaña tengas hambre Arlington, porque creo que la Señora Morrison ha hecho el pastel de melaza que tanto te gusta.- Le sonrió Meredith.
- Bueno, siempre hay sitio para el pastel de melaza.- dijo ocupando una silla.
- Damon, no sé cuánto comes a lo largo del día, pero eres insaciable.- Bromeo Nick.
- En más de un sentido...- Se arrepintió en el momento que las palabras salieron de su boca.
Las damas fingieron no haberlo escuchado, auque el sonrojo de Meredith se hizo evidente...otra vez.
Nick lo reprobó con la mirada, mientras se deleitaba viendo a su mujer ruborizada. Le entraban unas ganas enormes de que su cuerpo se sonrosara por estar debajo de él. Maldijo mil veces. Todo le hacía desearla. Estaba ganándose el cielo, sin lugar a dudas por aguantarse, aunque ella no era tan indiferente como aparentaba. Veía el brillo de sus ojos cuando estaban en la habitación y como lo recorría con la mirada ansiosa. A él le costaba sudor y lágrimas contenerse, no saltar sobre ella y tomarla sobre el suelo. Pero le había prometido que sería cuando ella quisiera y en esos momentos no estaba muy seguro de haber hecho lo correcto.
- Tu madre me decía que está preparando una fiesta campestre en Dreams, ya le ha confirmado que iremos, por supuesto. Estoy deseando.- Meredith le miraba suplicante.
Nick la miró pensativo. ¿Acaso pensaba que se negaría?. Su madre lo observaba expectante, auque intentaba disimularlo bebiendo de su taza. Todavía no le había agradecido la compañía que le había proporcionado a Meredith durante su asusencia.
- Claro que iremos, y si lo estás deseando....Me gusta cumplir tus deseos, Meredith.- Su voz sonó ronca y sugerente.
Meredith se atragantó con el bacon y su madre le condenó su descaro.
Sus amigos sonrieron socarronamente y se dedicaron a mirarse el uno al otro.
Nick rió al ver que de nuevo que había conseguido que su adorable tirana volviera a tener color en las mejillas.
Lady Abbigail se dirigió a los dos hombres ignorando al irrespetuoso de su hijo.
- Por descontado os espero a ambos, las invitaciones las he enviado ya pero así me aseguraré de vuestra asistencia porque no espero una negativa por vuestra parte ¿verdad?- Les sonrió con coquetería.
Meredith rió al ver la cara de los tres caballeros. Nick frunció el ceño ante el gesto de su madre y Staton y Arlington cruzaron miradas antes de aceptar. Estaba segura que si no se los hubiera pedido en persona habrían declinado la invitación con cualquier pretexto. Odiaban las fiestas donde se encontraran muchachas casaderas y en ésta habría unas cuantas.
Charlaban animadamente cuando Marion apareció tan guapa como siempre.
- Buenos días a todos. Siento la tardanza y espero que al menos haya quedado algún bollo glaseado.- Miró con entusiasmo la comida que se hayaba dispuesta en la mesa.-
- Buenos días, Marion. Termino y si me esperas un momento me cambio mientras desayunas.- Le repondió, Meredith levántandose de su asiento.
- Si nos esperan los acompañaremos nosotros también ¿verdad Stanton?.- Dijo jovialmente Damon.
Gabe no apartaba la mirada de Marion.
Ella agarró uno de los bollos de la mesa y se giró saliendo de la habitacion.
- Lo siento, Meredith pero sólo he venido a decirte que hoy no saldría a cabalgar.- Decía mientras se alejaba.
Todos se quedaron en silencio y a nadie se le pasó por alto que para no salir a cabalgar llevaba puesto un traje montar.
Dos días después Nick admiraba la elegancia de Meredith para el baile. En esos momentos ejecutaba con gracia los pasos de una cuadrilla con Stanton y no podía quitarle los ojos de encima.
- Laughton, parece absorto en sus pensamientos.-
Nick se volvió con un gesto amable en su rostro pero en cuanto vió de quien se trataba desapareció como por arte de magia.
- Carmichael, suponía que su camino y el mío estaban destinados a no cruzarse.- Le dijo con despreocupación.
- Tal parece que eso no será posible.- Miró hacia donde las parejas bailaban.
Nick siguió su mirada y se volvió raudo para encararlo.
- Espero que, por su bien, no se atreva a acercarce a ella, no estaría muy contento si eso ocurriera.-Intentaba controlar su genio pero parecía que iba a perder la batalla.
- Es un buen consejo.- Se llevó la copa a los labios sin apartar la mirada.- Es una lástima que no suela seguirlos.
Nick se adelantó para borrarle de un golpe su aire de suficiencia pero alguien lo sujetó por el brazo con fuerza. Se volvió para encararse con quien le impedía partirle la cara a esa escoria pero se encontró con Damon.
- Nick, sonríe por Dios, ¿No querrás pelearte aquí, verdad?. Meredith se disgustaría muchísimo se te mancharas el traje con su sangre.- Parecía por su tono de voz que estaba hablando del tiempo, pero su mirada era dura.
Al escuchar el nombre de Meredith, se calmó un poco . Ajustándose la chaqueta indicó a su amigo con un simple cabeceo que lo soltara. Se tragaría la rabia y las ganas, por ahora.
- Bueno, veo que su amigo ha llegado a su rescate. La próxima vez será, entonces.- Su mirada acerada se clavó en Nick.- Lo estoy deseando porque merecerá la pena.
Alec volvió a mirar a los bailarines y se alejó. No era su estilo los enfrentamientos directos pero era una posibilidad que había estado dispuesto a enfrentar porque confiaba que ante su provocación el perro no haría ningún escándalo en un sitio público y además su amigo había estado allí para frenarlo. Había disfrutado de cada momento al ver lo fácil que era de provocar cuando se metía a su mujer de por medio.
- ¿Qué te dijo?.- Soltó Damon sin preámbulos.
- Que está interesado en Meredith.- Rechinaba los dientes mientras intentaba calmarse antes de que Stanton acompañara a su esposa de vuelta a su lado.
- ¿La nombró? Nunca habría pensado que se atrevería a decírtelo a la cara.- Lo miró asombrado.
- Bueno no la mencionó, eso no, pero insinuó que le interesaba y sólo por eso podría retarlo o partirle la cara, ambas cosas me valen, pero tienes razón, no quiero dar más escándalos y si prevengo a Meredith me bastará con que no los vea juntos.- Se mesó el cabello.- No desconfío de ella Damon pero no quiero que se encuentre en una situación embarazosa porque entonces no me importara quien esté allí para deternerme.
- Te entiendo, pero tendrás que cambiar esa cara porque tu mujer se acerca y no querrás que te vea celoso como un jovencito.- Damon disfrutaba tanto con todo aquello que pensaba quedarse para ver como su amigo se tragaba el coraje.
- No son celos.- Más que decir, gruñó.
Pero en el fondo sabía que sí que lo eran. Le carcomía pensar que alguien pudiera insinuarse a Meredith, y que ella lo aceptara. Tendría que mover ficha para que ella claudicara por fin y lo aceptara.
Esa noche iria despacio, paso a paso.
Meredith se estaba divirtiendo. Stanton era una compañía muy agradable. Era divertido y parecía no darse cuenta de su atractivo. Cuando sus ojos verdes se clavaban en una era imposible romper el contacto y de eso sí que era conciente el muy pícaro. Las mujeres lo miraban cuando pensaban que no eran observadas pero otras no era tan precavidas al intentar llamar su atención.
Después estaba Damon que tenía otro tipo de atractivo, aparte de guapo porque nadie podía negar que lo era, y mucho, tenía ese aire de despreocupación y un humor un poco ácido pero ella sabía que había mucho más que eso.
Y por supuesto estaba su marido que para ella era la perfección. Nada más mirarlo hacía que pensara en cosas prohibidas y pecaminosas.
Definitivamente estaba rodeada de tres hombres atractivos y se alegraba por ello.
Stanton la dejó con su marido con un gesto de pesar.
- Tu esposa es encantadora, Laughton. Aquí te la dejo sana y salva tal como te prometí.-
- Muchas gracias Gabe.- Colocó la mano de Meredith sobre su brazo y con la otra se la cubrió.- Su sitio es éste, junto a mi lado y no dejándose ver contigo.- Dijo bromeando.
Meredith lo miró con ojos brillantes. Solía decir cosas como esas y a ella le encantaba escucharlas. Se pasó la lengua por los labios mientras sus ojos no se apartaban de su boca, su imaginación le estaba jugando de nuevo una mala pasada y agitada bajó la mirada esperando que no hubiera sido tan evidente.
Nick la miró con curiosidad. Veía su agitación en el movimiento de su pecho. Fijar la vista allí no había sido inteligente, ya que no podía apartar la mirada de su escote. Cerró los ojos como si así ella se fuera a evaporar. Levantó la vista pero se arrepintió enseguida. Aquellos que se decían sus amigos le miraban burlones.
- ¿No teneis nada mejor que hacer?.- Les increpó.
- No.- Dijo Damon con alegría.
- Vámonos Ibree, no es el momento para tus juegos.- Stanton agarró a su amigo y se lo llevó de allí.
Meredith no sabía donde meterse pero se obligó a decir algo.
- Hace calor, ¿No podriamos beber algo?- Buscaba a algún lacayo con bebidas y sino tendrían que ir ellos mismos a buscarlas.
- ¿Tienes calor, Meredith?-Su voz aterciopelada hizo que le temblaran las piernas.- Bien, te acompañaré fuera para que tomes el aire.- La llevó a través del salón- De todos modos quería hablar contigo de algo importante.
Meredith se dejó llevar a la fresca noche.
Nick cruzó la terraza con ella del brazo. Bajo los escalones que les permitían acceso al jardín y sin darle tiempo a protestar la arrastró practicamente hacia la zona más alejada de la casa.
Meredith intentaba adaptarse a sus largas zancadas pero le era totalmente imposible.
- Por favor, no estamos siendo perseguidos por una banda de criminales para que tengamos que correr.- Se burló.
Nick frenó el paso.
- Lo siento, no había sido mi intención que te sofocaras en una carrera.- Le regaló una sonrisa pero la imagen de Meredith sofocada le vino a la cabeza con total claridad. Tenía que pensar en algo y rápido.- Quería enseñarte el famoso templete de nuestros anfitriones.
Ella lo miró extrañada, había estado con anterioridad en casa de los Smithe y su templete era igual que otros templetes. Sin nada en particular. Con las mismas columnas, las mismas rosas, las mismas......bueno, todo era lo mismo. No podía imaginar que era lo que lo distinguía a los ojos de su marido.
El olor de las flores inundaba la noche y la luna brillaba iluminando el camino.
- Bueno, aquí lo tienes.- Dijo en cuanto lo tuvieron delante.
- Sí, es muy bonito.- Le contestó nada convencida.
- Ven, vayamos dentro y te enseñaré porque es tan especial.
Meredith se recogió un poco la falda del vestido para subir los escalones.
Nick sujetándola por el codo la acompañó al interior.
- ¿ Y bien?- Preguntó ella.
- Bueno.- Sonrió con picardía.- Estamos solos, rodeados de rosales trepadores y nadie nos ve.- Se iba acercando a ella con cada palabra que pronunciaba.- A mi me parece perfecto.
Meredith lo miraba hipnotizada. Retrocedió sorprendida por su cambio de actitud pero chocó con la balaustrada y Nick colocó un brazo a cada lado para que no pudiera escapar, en el hipotético caso de que lo deseara.
Nick se distrajo durante un momento en los cabellos que escapaban como siempre de su peinado enmarcándole el rostro. Tomo uno entre sus dedos. Ella se pasó la lengua por el labio inferior y él no pudo dejar de seguir el movimiento. Cualquier cosa que le tuviera que decir se borró de un plumazo. Lo más urgente era tomarla entre sus brazos.
-Meredith, tenemos que hablar. Esto no va a funcionar.- Su voz era persuasiva.
- ¿ No va a funcionar?.- Meredith no sabía a que se refería y el cambio brusco de tema la confundió.
- Mira, me he dado cuenta que nuestro plan para convencer a todos que estamos locamente enamorados hace aguas...
- ¿Hace aguas?- repitió sin entender nada.
- Sí Meredith, tiene fallos.- Su mano le acarició la mejilla para luego recorrerle el cuello y dejarla apoyada allí donde se notaba su pulso.- Me he dado cuenta esta noche. Tu eres demasiado inocente y al no haber relaciones íntimas entre nosotros aquellos que sí que las han experimentado se dan cuenta que no ha ocurrido nada entre tu y yo y así no podremos convencerlos de nuestro amor- Se acercó un poco más hasta casi rozar sus labios.
Meredith intentaba comprender que le quería decir pero con él tan cerca de su boca su agilidad mental se hallaba muy por debajo de su capacidad.
- A ver si lo he entendido.- Tragó...- ¿Mi inexperiencia en la alcoba es notada por quellos que si que han disfrutado en ella?.
El asintió sin dejar de mirarla avergonzándose un poco de engañarla exagerando la realidad. Claro que se podía saber que su mujer era inocente pero hasta ahora se podía pensar que su ingenuidad era debido al poco tiempo de casados. En ese momento le pareció una buen plan.
- Y eso para nuestros planes en contra de las habladurías no es bueno.- Meredith continuó sin apenas poder respirar. Notaba su mano desplazándose muy suavemente a lo largo de la clavícula.
- Así es. Propongo darte ahora una pequeño adelanto de ese tipo de experiencia para poder engañarlos durante un tiempo y que no seamos descubiertos.- Nick rezó a todos los dioses a lo largo de la historia porque Meredith dijera que sí. Estaba desesperado por darle algo más que un beso.
- ¿Aquí?.- La voz le salió estrangulada.- Pero dijiste que estaríamos juntos cuando yo quisiera...
Nick colocó la otra mano en su cintura.
- Bueno, Meredith, aquí no te voy a hacer el amor. Sólo será un lección que nos vendrá bien a los dos.- La miró con intensidad.- Y exactamente te dije que compartirías mi cama cuando tu quisieras. - Con una mano señaló lo que les rodeaba.- Y esto,mi querida esposa, no es "mi cama" así que no cuenta lo que hagamos aquí.
Sabía que estaba tergiversando la conversación que tuvieron a propósito pero Meredith no esperaba una proposición de ese calibre. Podía decirle que no era un experimento pero si era real que los otros notaban su falta de práctica en ese campo, bien podía agarrarse a eso para disfrutar de sus besos.
Sin pensarlo dos veces fue ella la que alzándose sobre la punta de sus pies lo besó.
Nick no esperaba que ella tomara la iniciativa pero en cuanto notó sus labios el hambre de ella, por ella, se desató.
Exigiéndole una respuesta que estaba más que dispuesta a dar la devoró con la acometida de su lengua. La apretó tan fuertemente contra él que estaba seguro que se fundirían en un solo ser en cualquier momento.
Meredith sentía que las piernas le temblaban y se apoyó contra él. Lo escuchó gemir mientras su lengua le atormentaba. Le sujetó el trasero y la pegó a él. En medio de esa tempestad notó algo largo y duro contra su vientre pero en el momento que iba a tocarlo para saber de que se trataba él la levantó y la sentó en el borde de la baranda.
La cabeza le daba vueltas y su respiración se había convertido en un jadeo. Nick se situó entre sus piernas y sujetándola con un brazo para que no cayera volvió a apoderarse de sus labios. Ella levantó los brazos rodeándole el cuello para acercarlo más. Quería saborearlo de nuevo. Necesitaba el calor de su boca.
Nick se separó de sus labios para besar su cuello. Lo mordió con delicadeza y notó como ella se estremecía de placer. Le dejó un reguero de besos en la mandíbula antes de decirle al oido con una voz sedosa y caliente lo que se moría por hacerle.
- Quiero tocarte, Meredith, dime que sí o juro que moriré.- Le pasó la lengua lentamente aprisionando el lobulo entre los dientes.
- Me estás tocando...- No le salía la voz apenas.
- ¿Eso es un sí?.- Volvió a besarla con maestría y ella gimió.
Eso le bastaba, lo tomaría como un sí.
Sin dejar de jugar con su lengua sus manos fueron subiendo la falda del vestido mientras acariciaban la piel que iba quedando expuesta. Solo lo separaban las medias pero en ese momento se dió por satisfecho.
Notó que ella se retraía un poco y paró el ascenso de sus manos dejándolas apoyadas en sus rodillas. Se empleó en que volviera a concentrarse en su labios, en su lengua y no en lo que hacían sus manos. Se lamentó en ese momento de que fuera virgen aún y no poder hundirse en ella.
Más adelate, se prometió, pero no mucho tiempo más.
Sus manos le acariciaban tímidamente la nuca y él necesitaba saber que estaba tan excitada como él.
- Tócame Meredith.- Le suplicó.
Meredith lo miró con los ojos nublados de deseo y con manos temblorosas le apartó la chaqueta y el chalequillo mientras él se concentraba en su cuello. El calor la inundaba y cuando tuvo acceso a su pecho supo que él también ardía. Acarició su piel. Era suave y notaba los latidos erráticos de su corazón bajo sus dedos. Se la desabrochó por completo le pasó los dedos por su musculoso torso.
- ¡Joder! .- Lo escuchó jadear y eso le dió confianza.
Notaba sus manos acariciándole por encima de las ligas pero no le importó. Le gustaba como la hacían sentir. El roce de sus dedos sobre su piel. Meredith le pasó las manos por la cintura y le acarició la espalda recreándose en su tacto.
Nick había perdido casi el control con las caricas de Meredith, eran como plumas que se deslizaban por su cuerpo dejándoselo sensible a su paso y pidiendo más.
Volvió a adueñarse de sus labios mordiendo, lamiendo. No tenía bastante de ella y no lo tendría nunca.
Una mano le tomó un pechó jugando con él y la otra le acarició entre las piernas por encima de la tela. Se sorprendió de encontrarla tan húmeda y eso le excitó aún más.
En cuanto notó su caricia Meredith volvió a detenerse espectante.
- Meredith, dejate llevar...- le susurró con voz aterciopelada.
La miró suplicante mientras su dedo no dejaba de acariciarla con lentas pasadas. Ella cerró los ojos y se relajó en sus brazos.
Nick apartó con cuidado la tela y colocó su mano sobre su centro del placer. Con la boca le atormentó un pezón succionándolo a la vez que la lengua lo rodeaba una y otra vez.
Meredith no podía pensar. Se sentía llena de sensaciones nuevas. El la había dejado sin voluntad ninguna mientras le hacía todas aquellas cosas maravillosas. En ese momento haría lo que le pidiera pero no quería que parara. Uno de sus dedos le acariciaba rítmicamente donde no hubiera pensado nunca que alguien quisiera tocar, y era maravilloso.
Se sujetó a sus hombros y abrió más las piernas para darle mejor acceso.
Nick se irguió mientras sus dedos acariciaban a su mujer donde a él le gustaría que estuviera otra parte de su cuerpo que se quejaba en esos momentos por no participar en la fiesta.
Redobló los esfuerzos mientras la miraba, quería ver su expresión cuando se corriera por vez primera y el saber que había sido con él la hacía desearla con más ansia.
Estaba muy caliente y mojada. Sus dedos resbalaban por su hendidura con facilidad. Buscó la entrada entre los pliegues y le introdujo muy despacio uno de ellos.
Meredith abrió los ojos con sorpresa y los clavó en los de él.
- Shhh, difruta meredith, esto es para tí.- Le dijo mientras retiraba el dedo y lo volvía a introducir.
La oía jadear junto a él. Mientras la penetraba una y otra vez, con el pulgar le acariciaba el tenso botón para proporcionarle oleadas de placer que culminarían muy pronto. La beso y su lengua imitaba lo que su mano hacía.
Se separó para mirarla de nuevo. Estaba muy cerca. Notaba como su canal se contraía alrededor de su dedo y metió un segundo para que la sensación de tenerlo dentro fuera mayor..
Meredith sentía concentrarse tensión dentro de ella. Buscaba algo desesperadamente pero no sabía como conseguirlo. Casi lo tenía cuando de pronto ya no estaba alli, y así una y otra vez. Su mirada la tenía presa. Era oscura como la noche.
- ¿Te gusta, Meredith?.- Le dijo.
Ella no podía responder aunque su vida dependiera de ello.
- ¿Te gusta?.- Repitió y dejo de prodigarle las caricias con su mano.
Ella casi lloró de frustación. Lo miró rogándole que siguiera pero esperaba una respuesta.
- Si... por favor...-consiguió pronunciar entre gemidos.
El sonrió satisfecho y reanudó la dulce tortura.
Nick quería devorarla pero había conseguido más de lo que se proponía esa noche y no pensaba asustarla ahora que habían llegado hasta allí.
La atrajo hacía si sujetándola por la nuca y la besó de nuevo con pasión.
Sus dedos frotaban sin piedad.
- Dí mi nombre, Meredith.-
Ella lo miró perdida en los que su diestra mano hacía.
- Dilo...- Aceleró el movimiento.
- Nick..- Casi susurró cuando algo explotó en su interior.
Meredith sintió que su cuerpo se dividía en miles de pedazos cuando oleadas de placer la invadían una y otra vez. Se convulsionó y la cabeza le cayó hacia atrás. No tenía control de su cuerpo mientras todo el placer remitía y volvía a ser ella misma poco a poco. Estaba exhausta.
Nick la sujetó contra su pecho esperando que ella se recuperara. Aún con los dedos en su interior.
Los sacó lentamente, al igual que se los había introducido, y se los llevó a la boca. Los lamió y aspiró su aroma.
Estaba deseando probarla.
-¿Meredith. estás bien?.- Ella no se movía y pensó que se había quedado dormida.
- Si .- le contestó de forma escueta.
Rió ante la respuesta.
-¿ Podrías mirarme entonces?- Se separó un poco de ella para levantarle el rostro.
Mantenía los ojos bajos.
- Meredith, no sientas vergüenza. Esto es normal en un matrimonio.- Le dijo para tranquilizarla.
- Sí, pero no en un templete y a pocos metros de una casa llena de gente.- le respondió mirándole con pesar.
Nick le dió un beso suave en los labios hinchados.
- Cierto, pero espero que no te arrepientas de la leccion.- Aguantó la respiración esperando la respuesta.
Ella sonrio timidamente.
- Bueno, ha sido una lección muy instructiva, sin duda.- Contestó muy, muy bajito.
- Sí, bastante..- Nick sentía que iba a estallar de un momento a otro dentro de sus pantalones.- Esta Leccion es la número uno, Meredith, y se llama: Preliminares. Son muy importantes, te lo aseguro.- Le colocó bien el vestido y la bajó al suelo.
Meredith se tambaleó un poco y se apoyó en él. Su cuerpo estaba tan relajado que el sueño, del que no había podido disfrutar los últimos días, decidió aparecer en ese momento. Casi se le cerraban los ojos.
- Y dígame, milord, ¿Cuántas lecciones hay?.-
Nick se rió a mandíbula batiente pensando en una respuesta adecuada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro