Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16

El día invitaba a salir y aprovechar la luz del sol y la suave brisa. Meredith terminó de dar el último sorbo a su taza de té cuando Damon y Marion hicieron su aparición.

- Buenos días Condesa.- saludó Arlington con un deje burlón- Me alegra que aún esté desayunando porque a mi me ha sido totalmente imposible hacerlo hoy. Su prima, aquí presente, me ha sacado literalmente de mi casa para salir a montar.- miró con ansia las tostadas, los huevos y salchichas pero se decidió por coger el crujiente bacon, que por otro lado era lo que tenía más a mano.

Marion lo miró con sorna y se sentó elegantemente dispuesta a hacerlo también. Alcanzó la tetera y se sirvió.

Meredith los miraba sonriente. Todas las mañanas Damon se quejaba de no haber podido probar bocado, cosa que ambas sabían que no era cierto, y a su prima le gustaba hacerlo una vez que pasaban a recogerla para salir a pasear. Le gustaban las mañanas junto a ese par que no dejaban de hacerla sonreir.

- Bueno, yo ya he terminado, hoy parece que a alguien se le ha pegado las sabanas.- miró a su prima que en ese momento mordía un bollo con glaseado y cerraba los ojos con deleite. Era su preferido y si tenía uno a mano no podía resistirse. Decía siempre que iban a ser la perdición de su figura pero, después de años de comerlos, su predicción parecía no cumplirse. Seguía tan delgada como siempre.

- En eso te equivocas, yo me he despertado como siempre, Meredith, pero resulta que mi cuerpo no estaba de acuerdo con hacerlo tan temprano y se ha negado a poner un pie fuera de la cama hasta al menos treinta minutos después de abrir los ojos.- Lo dijo con gran seriedad pero luego se echó a reir acompañada por otras dos carcajadas.

Paseaban los tres por Hyde Park en sus caballos saludando de vez en cuando a algún conocido. Por las mañanas no estaba tan concurrido como por la tarde, por eso ella prefería esa hora ya que así evitaba las miradas curiosas que le derigían. Tenía suficiente con aguantar las que tendría esa noche en el baile de los Prescott. Sonrió al recordar al Coronel...pero no tanto al recordar a su sobrino. Ella y Marion habían decidido llamarlo "El innombrable" ya que cada vez que escuchaba pronunciar su nombre se encogía sin poderlo evitar. Así que si alguna vez tenía que nombrarlo a su prima por cualquier motivo le diría "El innombrable" y ella haría lo mismo.

Su idea le parecía un poco infantil, pero le funcionaba.

Decidieron hacer una parada en cuanto llegaron a la sombra de unos árboles donde se encontraban unos bancos que ofrecían descanso a quellos que paseaban a pie. Desmontaron y las damas ocuparon el asiento aunque Arlington decidió no hacerlo y apoyó un pie en el asiento y un codo sobre la rodilla flexionada. Su postura mostraba el grado de confianza en que se encontraba con la compañía.

- Bien, alguien puede explicarme a donde me arrastraran esta noche...espero que no sea a otra horrible representación musical.- Se movió como si la idea le repugnara.- No tengo nada en contra de la música.....siempre que esté bien interpretada. Pero algunos creen que sus hijas tienen talento cuando lo que deberían de hacer por el bien de la humanidad es no tocar un instrumento ni para limpiarle el polvo.

- No se preocupe, milord. Esta noche nos hará el inmenso placer de acompañanos al baile de los Prescott, espero que sea más de su agrado.- Marion lo miró sonriente.

- No crea.- suspiró con fingido desaliento.- Casi, y oiganme bien que he dicho casi, preferiría la velada musical. Esos bailes están llenos de jovencitas casaderas y lo que es peor de sus madres. En cuanto divisan en el horizonte un joven indefenso se abalanzan sobre él para hacerle caer en las garras del matrimonio. No me extraña lo más mínimo que muchos salgan corriendo ante este panorama.

En cuanto pronunció las palabras se dió cuenta inmediatamente de su metedura de pata. Se irguió y miró a Meredith dispuesto a disculparse.

- No se preocupe Arlington, sé que su intención no ha sido incomodarme.- le tranquilizó.

- Lo siento, de verdad, muchas veces debería de pensar antes de hablar, pero parece que mi cerebro no funciona debidamente hasta la hora del té.- A estas alturas había recuperado su eterna sonrisa y les guiñó el ojo de forma complice.

Se entretuvieron mirando como unos chiquillos intentaban volar unas cometas pero sin conseguirlo. Después de varios intentos Ibree decidió ayudarlos pero no lo hacía mucho mejor. Eso procuró a las damas unas cuantas risas a su costa.

Meredith se dispuso a montar a Venus pero ésta se encontraba muy nerviosa y corcoveaba continuamente. Le pasó suavemente la mano por el cuello intentando calmarla mientras le hablaba con voz suave.

- Permítame ayudarla a subir, Lady Laughton. Hoy parece que su montura está un poco inquieta .- Dijo Damon.

Meredith sujetó las riendasy levantó el pie para colocarlo en el estribo pero en ese momento Venus decidió moverse, la desestabilizó y cayó sobre el pecho de Arlignton. Este que acababa de situarse a su espalda no esperó el movimiento y sujetándola por la cintura fueron al suelo entre un remolino de faldas y risas.

Todavía se reían de la situación cuando escucharon un garraspeo. Ambos levantaron la mirada.

- Vaya, parece que venir a esta hora a pasear tiene sus recompensas.-

Meredith cerró los ojos. Se incorporó con la ayuda de Arlinghton y se alisó la falda.

No podía tener peor suerte. Lady Allyson los miraba con gran interés desde su cabriolet. Antes del mediodía volvería a correr un nuevo chisme sobre la abandonada Condesa de Laughton.

Damon se dirigía a a buen paso hacia Whites después de acompañar a las damas. No sabía si su compañía beneficiaba o perjudicaba más a Meredith. Maldijo por lo bajo, los rumores eran cada vez peores y aunque hasta ahora estaba siendo una gran atracción para la sociedad eso podía cambiar en cualquier momento y entonces le volverían la espalda a pesar de que ella no era más culpable que él mismo de lo que se comentaba. Recordó los calaveras que la rondaban porque pensaban que tendrían alguna oportunidad sin que el marido estuviera cerca y que él se estaba encargando de dejar claro que sí tenía a alguien que la cuidaba de los lobos.....sobre todo le vino a la mente la imagen de Alec Folk y no le gustaba nada en absoluto.

Esperaba que Nick volviera pronto porque sino iría a buscarlo hasta el mismísimo infierno si hacía falta y lo traería amarrado y amordazado para no tener que escucharlo por el camino. Siempre había pensado que era un hombre más cerebral que pasional pero parecía que se había equivocado por completo... al menos en lo que a su mujer se refería.

Subío los escalones que le daban acceso al Club cuando notó una mano en su hombro. Se volvió y se alegró de ver a un amigo.

- ¡Gabe! Por todos los diablos, ¡cuanto tiempo!- Lo abrazó con gran entusiasmo.- Dos años, si mal no recuerdo, sin saber nada de ti.

Gabriel Stanton, le sonrió y sus ojos verdes brillaron con alegría.

- Me alegro de verte tambíen, Ibree, me alegro de verte.

- Cuéntame que haces por Londres, aunque supongo que tiene algo que ver con tu recién estrenado título ¿verdad?.- Lo interrogó.- Siento mucho las muerte de tu primo, Gabe. No había tenido oportunidad de decírtelo.- Le dijo algo más serio.

- Gracias, Damon. Fue una sorpresa para todos ya que el fallecimiento de mi tío había ocurrido meses antes.- La aflicción se reflejaba en su voz.

Damon miró a su amigo. Aunque tres años más joven que él y Nick, Gabe había formado parte de su círlulo de amistades gracias a que sus familias estaban muy unidas. Hacía dos años que se marchó de Londres y desde entonces su negocio de impotación- exportacion con las colonias, del cual era también socio Nick había aumentado como la espuma. Nunca les dijo que fue lo que le llevó a alejarse pero ahora estaba de vuelta y se alegraba por ello.

- ¿Piensas estar mucho tiempo o te embarcarás de nuevo?.- Le preguntó con mal disimulada curiosidad.

- Vengo a quedarme. No diré que me gusta la idea pero ahora soy el nuevo Vizconde y mis deberes para con la familia están aquí.- Lo dijo con pesar como si la idea no le agradara en lo más mínimo.

- Bien, bien...me alegro. Soy así de egoista qué le vamos a hacer...entre elegir un amigo cerca o uno lejos, elijo sin lugar a dudas tenerlo a mi lado.

Gabe lo miró y se lo agradecío sonriendo. Un hoyuelo se le formó en la comisura de la boca.

- Yo tembién me alegro de tenerte cerca. ¿Y Nick, sigue en España?.-

Ante la mención del Conde el buen humor del que había hecho gala Damon durante los últimos minutos se esfumó.

Con tranquilidad, tenían toda la tarde por delante, pasó a explicarle a Stanton lo que sabía del amigo en común.

El salón de bailes estaba repleto de elegantes damas y no tan refinados caballeros. Marion charlaba con alegría mientras esperaba que uno de sus admiradores les llevaran algo para refrescarse. Meredith la escuchaba atentamente mientras se abanicaba sintiendo que la brisa le acariciaba su acalorado rostro.

- Meredith, ¿crees que es verdad lo que cuentan de Lady Sophie?. No puedo llegar a imaginar que tramara aquello para cazar al duque.- Puso los ojos en blanco porque ambas sabían lo poco agraciado que era por mucho título que tuviera, pero en definitiva era esto último lo que contaba y no la apostura del hombre en cuestión.

-Es posible. Quien sabe.... pero yo soy la menos indicada para pensar que los rumores puedan ser ciertos en su totalidad ¿no crees?.

Marion le sonrió comprensiva pero entonces sus ojos se abrieron estupefactos mientras miraba por encima del hombro de su prima. Meredith se giró para ver que era lo que la había impactado de ese forma y no pudo adivinarlo. Solo se acercaban Ibree y otro caballero que le era bastante familiar.

Cuando este levantó la cabeza para mirarlas, lo reconoció en el acto. Era Gabriel Stanton.

- Lady Laughton, está esta noche realmente impactante.- Le dijo galantemente Arlinghton.- Recordara a Lord Stanton, sin duda, no hace tanto tiempo de su ausencia como para haberlo olvidado ¿verdad?.- Damon palmeó el hombro de su amigo.

- Por supuesto que lo recuerdo, aunque no nos moviamos en los mismos círculos, coincidimos alguna que otra vez.- Lo miró timidamente porque aunque ella si sabía quien era él, dudaba que fuera recíproco.

- Lady Laughton.- Le besó cortesmente los nudillos.- Veo que Starling eligió bien.

Meredith sonrió y se giró para presentarle a su prima pero se asombró de ver la pose altiva y orgullosa de antaño.

- Lord Stanton le presento a mi prima, la señorita Remington....- pero notó la tensión que se palpaba entre los dos. Ella no lo miró siquiera mientras que él no había intentando un saludo. Simplemente inclinó la cabeza en señal de reconocimiento y apretó las mandibulas.

Después de unos segundos que parecieron horas, Marión dijo en apenas un susurro.

- Milord..-

- Señorita Remintong...Creo que ya nos concocemos.- Le contestó sin dejar de mirarla.

Meredith miró a uno y otro sin saber que es lo que pasaba allí, aunque se dió perfecta cuenta de que no eran los mejores amigos.

- Lo siento creo que mi madre estaba esperando que le hiciera compañía.-

Y sin más se alejó.

Meredith parpadeó sin saber porque Marion había salido huyendo de esa manera.

A partir de ese momento Marion estaba deseando que la velada terminara, esconderse en su habitación como un ratón asustado y a ser posible no volver a salir hasta que terminara la temporada. Cuando Meredith la interrogó sobre su extraño comportamiento ella sólo pudo esbozar una sonrisa y decirle que no se encontraba bien. No quería preocuparla con sus tonterias porque bastante tenía Meredith con sus problemas en esos momentos.

Tres días, tres malditos días hasta llegar a Laughton House.

El viaje se había convertido en una pesadilla. Parecía que los astros, los hados o quien quiera que jugara allí arriba con la vida de los pobres mortales había decidido que era el momento adecuado de molestar a Nicholas Starling.

Cuando entró por fin por las puertas estuvo a punto de besar el suelo pero se contuvo porque no creía que una vez de rodillas se pudiera levantar. No sabía que le dolía más, las costillas o el resto del cuerpo. Estaba completamente seguro que si alguien presionaba con la suficiente fuerza cualquier punto de su anatomía él se lo agradecería con un gemido.

Se prometió que nunca, jamás de los jamases volver a Hope. No le traería buenos recuerdos.

El primer día de viaje se había roto el eje del carruaje. Morgan había tenido que buscar uno nuevo, cosa que no era del todo fácil, mientras él se quedaba esperándolo en el camino ya que no quería montar a caballo por las molestías de su lesión. Al final había aparecido con un decrépito carruaje que al verlo dudaba mucho que fuera a aguantar hasta Londres, pero lo había hecho ¡Gracias a Dios!. Después acordaron con el herrero de la zona el arreglo del coche y donde podían enviarlo una vez reparado. Para compensar el tiempo perdido por el accidente se propuso viajar también de noche aún sabiendo que era una locura porque los caballos podían lesionarse en la oscuridad con cualquier hoyo en el camino, pero era una posibilidad......que gracias a su estupenda suerte tuvo que ocurrir.

No podía desquitarse con nadie porque sabía que la culpa era por completo suya, Si no estuviera tan impaciente por volver......Maldijo una y mil veces y cuando se le acabaron los insultos en inglés lo hizo en español y se sintió realmente bien una vez que se hubo desahogado.

El segundo día tuvo que descansar en una fonda más tiempo del que quisiera porque la jornada anterior había sido agotadora y el balanceo del coche no ayudaba para nada.

Se disponían a salir cuando miró a Morgan y un color verde poco inusual en su rostro. Le preguntó si se encontraba bien y le vomitó encima de sus botas de piel. Volteó los ojos y se tragó una blasfemia. Gruñendo lo cojió del brazo y lo metió en una habitación para que se recuperara bajo los atentos cuidados de la esposa del dueño.

El tercer día salieron temprano a pesar de que el enfermo aún no había recuperado del todo su color habitual, pero le aseguró que estaba lo bastante bien para continuar. Prudentemente, Nick mantuvo a distancia, sus ya de por si, estropeadas botas por si acaso.

Y ahora estaba en casa. Se relajó y mandó a que le prepararan un baño mientras subía las escaleras. Se obligó a ir despacio escalón a escalón y no correr a buscar a Meredith, con tanto ajetreo no había pensado lo incómodo de ese primer encuentro hasta ahora. Fue a su habitación y pasó por delante de la puerta de la de su esposa. Ambas se comunicaban entre sí, era la costumbre...Aunque en ese momento pensó en avisar que colocaran su equipaje en la misma que ocupaba Meredith, así tendría más oportunidades de tentarla....

Sinceramente si esa noche tuviera la oportunidad de compartir algo más que palabras con ella dudaba que pudiera satisfacerla, así que rezó para que no le ocurriera, pero en visto de la suerte que le acompañaba los últimos días, seguro que su linda esposa escogía esa noche para presentarse completamente desnuda ante él .....Apartando la imagen de su mente se concentró en el baño. Sí, eso lo ayudaría a despejarse y era lo primero que haría.

Sanders le llevó toallas mientras Nick se relajaba en la bañera. Con la cabeza apoyada en el filo y los brazos descansando a los lados estaba en la gloria o lo que el pensaba que en ese momento era lo más parecido.

Abrió los ojos al escuchar al mayordomo por la habitación.

- Dime Sanders, ¿La señora se encuentra en casa?.- Intentó que su voz no mostrara ansiedad.

- No milord, ella salió al baile de los Prescott.-

Nick juró que su tono era un poco más seco de lo normal y le prestó atención. Ahora notaba que no lo había saludado con su habitual entusiasmo y que estaba más serio de lo normal, si eso era posible. Pero pensó que el hombre tendría sus propios problemas y de todas formas estaba siendo tan educado como siempre.

Así que su condesita no estaba llorando su ausencia y en cambio se divertía a lo grande. Le molestó que ella no se encontrara allí y su enfado aumentó al pensar que mientras él no había podido dejar de pensar en ella ni un momento, la muy....(no encontró un adjetivo que la describiera en ese momento) se divertía aprovechando que él no estaba.

Ordenó que le prepararan el traje para asistir al dichoso baile.

Mientras salía de la habitación le dirigió una última mirada a la cama que parecía llamarle. Con gusto se hubiera metido entre las sabanas a descansar pero lo primero era lo primero.

Nick no entro por la entrada principal. Rodeó la casa y se paró en una de las puertas que estaban abiertas, dando acceso al jardín desde el salón de baile. Echó un vistazo a ver si la localizaba entre la multitud. No la veía, pero al encontrarse encima de unos peldaños su posición era más elevada y se quedó allí esperando no tardar en dar con ella.

Tres hombres estaban de espaldas frente a él y en ese momento se reían con ganas.

- Bueno parece que el caballero en cuestión gana posiciones frente al marido.- dijo uno que parecía que había bebido más de la cuenta y sostenía una copa en la mano.

- Eso es normal ya que el marido se encuentra ausente, eso le da mucha ventaja ¿no les parece?.-respondió otro mientras limpiaba su monóculo y se lo colocaba con precisión.

Nick sonrió, parecía que otra dama estaba teniendo una aventura que se suponía secreta pero que ya era conocida por todos.

- Esa muchacha parece haber florecido, y su esposo tuvo el buen tino de verla donde los demás ni siquiera la vislumbramos.- Apuntó el tercero ahuecando las manos frente a su pecho y haciendo un movimiento al simular unos grandes senos.

Los tres rieron socarronamente de nuevo mientras se miraban entre ellos.

- Eso nadie lo duda, es más que evidente. Más de uno quisiéramos encontrarnos donde su marido a preferido no estar.-

- Bueno Laughton parece desaparecido desde...-

Nick entonces les prestó atención, estaban hablando de Meredith, ¡SU MEREDITH!.

No se dió cuenta de que algo saliera de su boca pero los tres hombres se giraron a la vez, como si de un paso de baile bien ensayado se tratara, ante el gruñido que escucharon a sus espaldas.

El del monóculo abrió tanto los ojos que éste se le cayó y lo único que impidió que se estrellara en el suelo fue la cadenita que lo sujetaba.

Tanta suerte no tuvo la copa del otro que si que se le resbaló mientras daba un paso atrás.

El tercer hombre tartamudeo y a Nicholas le recordó un pez fuera del agua abriendo y cerrando la boca sin emitir ningun tipo de sonido.

-¿Señores?...- Los miró apretando los puños y encajando la mandibula. Respiró profundamente para serenarse antes de partirles la cara allí mismo delante de cientos de personas.

- Starling,....Qué gusto verle....Ahora mismo comentábamos lo feliz que estaría su adorable esposa de su vuelta.- El pobre hombre supo que no era el comentario más afortunado que podía haber hecho y miró horrorizado a los lados esperando que algo ocurriera antes de que el conde estallara.

Nick los miraba y sólo podía pensar en que Meredith estaba dejandose seducir por alguien que no era él. El pensamiento lo atravesó de parte a parte y todo el cansancio que acumulaba de pronto desapareció para darle cabida a la ira. William. Tenía que ser ese hijo de perra. Cerró los ojos intentando calmarse. Cuando los abrió distinguió sobre las cabezas de los tres imbéciles una mata de pelo rojizo y se encaminó hacia ella.

Los tres hombres pensaron en un principio que allí mismo se liaría a golpes pero al ver que su mirada se fijaba más atrás se apresuraron a dejarle paso.

Lo vieron alejarse y suspiraron. Mirándose decidieron abandonar la fiesta por si acaso cambiaba de opinión y decidía buscarlos más adelante.

Meredith reía en ese momento y cuando movió la cabeza para responder al comentario lo vió.

Avanzaba hacia ella sin prestar atención a nadie más. Sus ojos la tenían inmovilizada aunque en ese momento lo que más deseaba era hechar a correr. Su ira estaba dirigida a ella. Lo sabía pero no entendía el motivo.

Instintivamente agarró el brazo de la persona que más cerca se hayaba en ese momento buscando protección. Nunca lo había visto tan enfadado ni siquiera aquella noche. Tragó porque a pesar de saber que era el motivo de su ira no podía evitar mirarlo con deseo. Estaba más guapo aque nunca y mirando el mechón que le caía sobre la frente sintió deseos de pasarle la mano y colocárselo en su sitio. La chaqueta se le ajustaba perfectamente a su pecho y su brazos. Volvió a tragar.

Llegó hasta ella y colocándose justo enfrente la tomó por la cintura y le dió el beso de bienvenida.

No escuchó la exclamación general ante tal muestra de afecto en público, pero de lo que sí estaba segura es de que no estaba contento de verla, nada contento.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro