Capítulo 47
Como una gran colmena, avanzaban lentamente mientras luchaban contra los nuestros. Intentábamos detenerlos pero no había manera de pararlos, en el fondo rogaba porque Surt recapacitase y pidiese clemencia, que se rindiese de una vez. Que pudiésemos salir de una vez de aquel planeta infernal que nos causaría la muerte en un momento u otro. Con sus ejércitos mermados, los portales cerrados, solo contaba con los soldados que había en el planeta y los íbamos eliminando metódicamente. Pero el gigante azul no paraba en su empeño, seguía mandando a los suyos para intentar llegar hasta su hembra, al mismo centro del Ragnarök. Ya no le quedaban opciones, entonces... ¿por qué insistía en masacrar a sus soldados?, ¿por qué les enviaba a morir en el frente?, no tenía más soldados, una vez que muriesen... ¿de dónde iba a sacar otro ejército????. La respuesta vino a mí como un rayo en una noche de tormenta, un frío se apoderó de mí y mi aliento abandonó mi cuerpo de repente...
- Draco.... – susurré al viento.
Un enorme dragón verde se acercó hacia mí como una exhalación y salté sobre él cuando pasó al lado de Slar agarrándome a sus crines.
- 'Guíame, pequeña' – me dijo y con firmeza le guié hacia él.
Draco descendió en un alto donde se dominaban los intensos combates que se alzaban entre los zombies de Loki y los soldados azules de Surt. A poca distancia de mí, un ser de color borgoña miraba con detenimiento la batalla que se gestaba a sus pies. Draco se transformó en humano y sin mediar palabra me siguió, como siempre confiaba en mí y no me cuestionaba en nada, su lealtad era irreductible.
- ¡¡No lo hagas!! – le grité parándome al lado de Loki – Te lo suplico... ¡no lo hagas! – me había dado cuenta que Surt buscaría el apoyo de Loki amparándose en el odio que los originales le tenían, si conseguía que Loki y los zombies le apoyasen estábamos perdidos. Si Loki nos traicionaba y se aliaba con Surt sería nuestro fin...
- Me preguntaba cuánto tiempo tardarías en darte cuenta de lo que él busca. – dijo sin mirarme.
- Te lo suplico... no...
- Has tardado un poco, jinete rojo – Loki me miró en ese momento.
- Por favor...
- ¿Qué te dolería más, jinete?. ¿La pérdida de mi ejército o mi traición?
- Loki...
- Me siguen llegando sus palabras de odio, de compasión, sus miradas de asco... Tras miles de años, tras eones encerrado, durmiendo entre el fuego y el magma... todo el dolor sigue estando ahí. Sigo escuchando el eco de las voces de mis hermanos. Estéril... sus pensamientos son como agujas afiladas que se clavan en mi cerebro, que desgarran mi corazón. Nada ha cambiado.
- Tú has cambiado. – le dije con un hilo de voz.
- ¿Acaso eso importa?
- Me importa a mí, me importas a mí, Loki... Me has hecho una pregunta, has visto la respuesta dentro de mí. Tú eres la respuesta. No quiero perderte. No quiero que vuelvas a cometer los mismos errores que en el pasado. Me tienes a mí, ahora tienes aliados, gente que te apoyará frente a ellos. – Había odiado tanto en el pasado, le había odiado a él, a los originales a Surt y a sus huestes, pero ahora... solo podía sentir compasión y empatía por aquel ser que sufría delante de mí, ¿qué era lo que me dolería más?, verle sufrir, eso era lo que más me dolería.
- Sí... leo dentro de ti. – me señaló con la mano a un rincón y miré hacia allí, abrí los ojos como platos, unos cuerpos azules se amontonaban descuidadamente en aquel sitio, los cadáveres yacían descuartizados después de un combate. – Esa fue mi respuesta a la propuesta de Surt. No te traicionaré, jinete rojo. Hice un pacto con el diablo... - sonrió como si recordase – aunque creo que mi diablo se ha convertido en mi ángel de la guarda. – Inspiré aliviada y asentí.
- Gracias.
- Ve ahora, jinete rojo. Surt atacará en breve. Yo detendré todo lo que pueda lo que queda de su ejército. – Draco había permanecido en silencio oyéndonos y por primera vez habló.
- Yo también te doy las gracias, original. – asintió rígidamente.
- Dragón... no debe ser fácil para ti decir esas palabras.
- No lo es, antes de tu muerte no hubiese dudado en condenarte yo mismo, pero como dijo mi rey, los dragones no podemos juzgar dos veces en una vida. Tus pecados quedaron redimidos tras tu muerte. Y lo que acabas de hacer es un gesto de honor, los dragones respetamos el honor en cualquier ser. Incluido tú.
- Me hablas como si me vieses... hacía tiempo que nadie se dirigía hacia mí en ese tono de consideración. – le miró sorprendido Loki.
- Te veo, veo un hombre de honor en estos momentos y eso, eso lo respeto. – le contestó Draco.
- Gracias. – Loki inclinó la cabeza en señal de respeto hacia Draco y este devolvió el gesto. – Será nuestra última batalla entonces. Que vuestros ancestros acojan vuestras almas si morís en ella.
- Orgullo y honor, original. – respondió Draco.
- Orgullo y honor, dragón. – dijo Loki.
- Ten cuidado Loki y cuida de los tuyos. Deseo volver a verte.
- Tus palabras traslucen tus sentimientos de preocupación, jinete rojo. Nunca las agradecí tanto. – por un momento pareció como si quisiese avanzar hacia mí pero Draco también hizo un pequeño gesto de ponerse delante de mí y el original desistió echando a volar.
Me quedé a solas con Draco viendo como Loki se alejaba en el horizonte.
- Hubiese sido una tragedia si hubiese accedido a aliarse con Surt. – me contestó Draco y yo me froté la frente dolorida.
- Él hubiese tenido todas las excusas para aliarse con nuestro enemigo. ¡Malditos originales! ¡malditos todos ellos!. ¿Acaso no ven el daño que le han hecho a su hermano?, ¿el daño que le siguen haciendo?.
- Afortunadamente te tiene a ti. – miré sorprendida a Draco.
- ¿A mí?
- Cuando lo has perdido todo, como le ha ocurrido a él, un pequeño gesto de cariño y compasión como el tuyo se convierte en un mundo. Se ha dado cuenta que por miserable que sea su existencia no está solo, alguien vela por él y solo por eso continuará luchando sin importarle lo que los otros digan. – Me dio un ligero golpecito en la frente con el dedo índice – Tu compasión, pequeña... tu compasión y el amor que siempre has sentido hacia los demás sigue obrando milagros. Ese corazón tuyo ha ganado más batallas que todos los ejércitos juntos. – Me encogí de hombros.
- Si tú lo dices...
- Sigues sin verte, niña. Siempre me ha gustado eso de ti. Volvamos pequeña, la guerra nos espera.
- Draco... - pensé en contarle que había visto a Idrasil pero... - nada, déjalo.
Forcé al máximo mi conexión, la cabeza me dolía a rabiar pero no dejé que ese dolor me detuviese, llegué a tantas mentes como pude mientras seguía dando órdenes. Cerca de mi Surt y Odín mantenían un épico combate. El último combate había sido nefasto para nuestras fuerzas. Surt, desesperado como estaba por encontrar a su hembra, después de no haber conseguido que Loki nos traicionase, había lanzado un ataque frontal y había hecho mella en nuestras líneas defensivas, había penetrado tanto que yo no había tenido más remedio que lanzar a todos los originales contra él, incluido a Odín. La mente de Odín había empezado a desintegrarse bajo mi yugo de esclavitud y ahora nos era más que un animal furioso atacando.
Salté hacia Arco que volaba a escasos metros de Slar y juntos hicimos un barrido para quemar a cuanto soldado Surt se interpuso entre nosotros. Incluso el rey había tenido que entrar en combate, ya no nos quedaban más refuerzos, ya solo estábamos nosotros...
La fuente de la vida manaba dorada y hermosa, sus tranquilas aguas no se veían perturbadas con el caos que había a su alrededor. En una piedra en su centro estaba la hembra surt tumbada, también ajena a todo lo que la rodeaba. El humano Harry había hecho un buen trabajo con su mente y nunca había despertado, yo había ayudado a que aquello no ocurriese.
- ¿Por qué no se rinde de una vez???? – le grité a Arco refiriéndome a Surt.
- 'Cree que tiene posibilidades de ganar. Le queda una última baza' – me contestó en mi mente.
- ¿Cuál?. Hemos... - finté y maté a un soldado – destruido su ejército, le hemos aislado en este terrible planeta, frustré su intento de que Loki nos traicionase, hemos capturado a su hembra y puesto en jaque a su progenie... - mi hoz de oro brilló cuando las hice bailar en mi mano... - ¿qué más necesita para darse cuenta que ha perdido?. - ¡¡¡AAArrrrgggghhhh!!!! – grité con furia. - ¿Por qué no pacta la paz????
La voz de Idrasil se coló en mi mente... allí donde todo empezó deberá terminar. Miré a la fuente, no era la primera vez que Odín y Surt luchaban en aquel sitio, allí había empezado todo, reviví en mi mente los recuerdos de la mente del original, tras la épica batalla donde los originales mataron a todos los titanes excepto a Surt. Al verse solo, sin familia ni futuro, le vi entrar en la fuente de de la vida para salir con su hembra recién creada en brazos... a la muerte le otorga vida... Surt era un titán sin progenie, sin familia, todos habían muerto, ninguno de su raza se había salvado, él estaba condenado a la muerte, utilizó la fuente de la vida para crearse una pareja con la que procrear. Allí empezó todo...
- ¡¡¡ARCO!!! – grité al rey, él se transformó en semihumano y voló conmigo hacia arriba para dejarme hablar – Quiere llegar hasta su hembra, pero si no consigue salvarla volverá a entrar a la fuente para ¡crear una nueva hembra!
- ¿De qué estás hablando?
- Ese es su plan, su última baza... Si la hembra muere, él volverá a estar muerto, muerto en vida ¡como al principio!, sin familia, sin linaje. La fuente volverá a ayudarle a crear una nueva hembra. A la muerte le otorga vida, esa es la profecía.
- Maldita sea... sea cual sea el resultado de la guerra perderemos. – asimiló el rey.
- Nunca hemos tenido una oportunidad de ganar. – Vi a Surt abrirse paso entre los originales con ayuda de sus huestes... - Ni el mismo Odín conseguirá detenerle...
Un frío se instaló en mi alma... había sacrificado tanto por aquello y todo había sido en vano. No había esperanza para nosotros, nunca la habíamos tenido. Surt nunca se detendría... volvería a tener una progenie y volvería a atacarnos, arrasaría nuestro planeta, nos esclavizaría y a la larga nos destruiría. Y aunque él muriese su progenie nos seguiría atacando sin descanso. Había miles de mundos infestados con toda su raza. No había esperanza. Por un momento Surt pareció como si leyese mis pensamientos, como si supiese que estaba pensando en él porque levantó la mirada y la posó en mi por un segundo... me seguía anhelando, seguía queriendo que me uniese a él, pero... ¿por qué?. Yo era la profecía encarnada pero ya había cumplido mi misión. Les había llevado hasta allí, había conseguido volver a traer a todos al Ragnarök, a Odín, a los originales y a Surt. Y como en una perfecta coreografía, los dos colosos volvieron a luchar... Vi a Odín abalanzarse sobre Surt y atacarle mientras este se defendía. Había llegado el momento, todo acabaría pronto. Y si no salíamos pronto de allí la fuente se desbordaría, sus aguas aniquilarían a todo lo que tocasen, 'a la vida le otorga muerte'. No teníamos esperanza, nada de lo que habíamos hecho había valido la pena.
- Senda, amor mío, debemos bajar y seguir luchando.
- ¿Para qué?, ¿qué importa lo que hagamos?, hemos perdido. – dije derrotada.
- No te dejes vencer, luchemos, luchemos sin descanso hasta el final. – miré al rey y asentí por un segundo.
- De acuerdo...
Volvió a convertirse en dragón y volvimos al combate, mientras se dejaba caer y el viento rugía a mi alrededor, mientras mis manos se enredaban en las crines del dragón pensé que si había algo en esta vida que siempre me había gustado era volar y ser un jinete de dragón. Mi vida había comenzado y terminaría como jinete de dragón, eso era lo que yo era, eso era lo que me definía. A mi alrededor otros jinetes luchaban a lomos de sus dragones como yo. Mis dragones nos protegían de los terribles soldados surts. Y en el apogeo de la batalla una idea surgió en mi mente. Yo era la profecía encarnada... pero, ¿qué significaba eso?. Surt utilizaría la fuente de la vida para ganar. Era imposible... a no ser... que la fuente fuese destruida. Si no existía la posibilidad de acceder a la fuente, Surt ya no tendría más remedio que claudicar. Pero ¿cómo?, ¿cómo se destruye una fuente que ha existido siempre desde el origen de todo?. Eso hizo que mi mente enlazase las ideas, Idrasil... Idrasil era el origen de todo, era tan viejo como la fuente misma y yo era su hija, la única descendiente viva de Idrasil. Él me había creado por lo que... yo era la única que podía destruir la fuente de la vida... acabar con el Ragnarök. ¡Esa era la profecía!. ¡¡Ahora lo entendía todo!!. Solo yo podía destruir la fuente de la vida y si la destruía ya no habría esperanza para Surt ni para Odín. Idrasil había dicho que cuando él murió la fuente le resucitó y luego me creó... 'y a la muerte le otorga vida'. Yo era esa vida, era esa vida... esa vida... 'y a la vida le otorga muerte...'.
Salté del lomo del dragón y caí al suelo de pie, vi cómo Arco hacía un giro y se revolvía ante los soldados surts. Ante mi, el espectáculo era un río de sangre y muerte con miles de combates sucediéndose a la vez. Corrí hacia mi destino mientras los surts intentaban detenerme, en un momento dado me cogieron de la capa y con un rápido movimiento me la quité, seguía avanzando desesperada mientras las voces de mis dragones me instaban a que volviera a subir en ellos para continuar el combate, pero yo sabía lo que tenía que hacer, por fin lo había entendido... Miré a mi derecha en mi alocada carrera y vi a aquel anciano vestido de blanco en una loma subido, mirándome a su vez con infinita pena... 'ven a mi...' me susurró, nadie osaba atacarle ni siquiera se acercaban a él. Idrasil era una estatua a la que nadie prestaba atención... 'ven conmigo'.
¡No! La solución había estado delante de mí todo el tiempo... Choqué mi espada contra las armas surts una y mil veces, no podía parar, no podía dejar de correr, debía conseguirlo... Surt me vio a lo lejos y comenzó a gritar órdenes para que los soldados me detuviesen. Por fin vi la fuente de la vida delante mientras miles de soldados se abalanzaban contra mí dispuestos a pararme. Tiré mis armas y mi esencia negra surgió de mí como terribles tentáculos negros, franjas plateadas comenzaron a teñir el negro según fue apareciendo mi esencia plateada, la roja no tardó en sustituir a la plateada y todo se tiño del color de la sangre.
Todo era una confusión de gritos y violencia, me fijé en mis amigos que cerca luchaban, en Arco intentando llegar hasta mí. Vi a los dragones, a las razas aliadas, vi a lo lejos a Loki que parecía gritarme, Draco convertido en semihumano luchaba cerca de los hombres serpientes... todos morirían pues era el destino del Ragnarök. Y como si lo hubiese presentido el agua de la fuente empezó a burbujear con fuerza, manando con una intensidad arrolladora y llegando a tocar a los primeros soldados surts que estaban cerca, éstos cayeron entre alaridos de dolor como si el agua fuese ácido que les quemase. Me puse a gritar para que todos se alejasen de la fuente pero llegó rápido a los primeros humanos, estos también gritaron mientras se deshacían ante mis ojos. Lo peor vino después, vi como todos los surts y todos los humanos que nos rodeaban comenzaban a morir también. Era como si aquella agua se hubiese convertido en un virus infectando a todos y matándolos. Me giré para ver a Pirim alzar el vuelo con Príus entre brazos evitando tocar aquella maléfica sustancia. Un enano no fue tan rápido y el agua le tocó, enseguida vi como el resto de los enanos empezaban a morir ante mis ojos. La fuente del Ragnarök parecía no tener fondo, el agua se extendía por todas partes mientras un gran surtidor de agua surgía del centro. Un rugido se oyó a mi derecha cuando uno de los originales fue alcanzado, miré horrorizada a Odín y le vi rugir también al ver como aquello que había infectado a su hermano también lo hacía con él.
- ¡¡Loki!!! – grité buscando al ser borgoña. Los monjes zombies empezaron a agonizar ante mis ojos... Me imaginé que el original debía estar afectado también. Grité en mi mente llamando al rey.
Todos parecían huir de la fuente intentando ponerse a salvo, Arco luchaba por acercarse a mí pero no era fácil luchar contra la marabunta de personas que iban en dirección contraria.
- ¡¡Senda!! – vi a Draco que luchaba contra los soldados surts mientras también intentaba acercarse. Le vi mirarme horrorizado al verme tan cerca del peligro.
Un jinete que estaba a mi lado me miró sorprendido por un momento y yo le miré a él, le vi empezar a ponerse grisáceo como el papel cuando se quema y me di cuenta que el Ragnarök también había llegado a los jinetes y a los dragones.
- ¡¡Ancestros!! – grité muda de dolor mientras le sostenía viéndole morir. ¡Mis hijos, mis hijos! - ¡¡Idrasil!! – llamé al origen de todo - ¡No lo permitas!! ¡¡Ayúdame!! ¡¡No dejes morir a mis hijos!!! ¡¡no dejes que nadie muera!! ¡¡ayúdame!!! ¡¡no permitas que nadie muera!!
Me levanté como pude dejando el cuerpo de mi hermano jinete en el suelo y una voz se coló en mi mente 'a la muerte le otorga vida y a la vida le otorga muerte'...
Y supe en ese instante que tenía que hacerlo. El Ragnarök mataría a todos, así era como funcionaba, cuando el agua te tocaba todos los que eran como tú morían, los surt morirían, los humanos... todos. Y el último que quedase, aquel que ya no tuviese progenie podría entrar de nuevo en la fuente para que esta volviese a crear la vida y que todo comenzase de nuevo. Excepto... yo... yo era la profecía encarnada, había nacido para detener el Ragnarök. Yo era la vida misma nacida de la misma muerte y si a la muerte le otorga vida... Me impulsé con mi esencia y me dejé caer en el mismo centro de la fuente... ' a la vida le otorga muerte', mi vida y la misma vida de la fuente... a la vida le otorga muerte...
Todo pareció paralizarse de repente cuando el agua tocó mi cuerpo.
- A la muerte le otorga vida y a la vida le otorga muerte... - repetí mientras cerraba los ojos y me zambullía.
Luego todo explotó a mi alrededor.
El olor a carne quemada invadió mis fosas nasales, no podía moverme, mi cuerpo destruido ya no podía moverse, mi sangre manaba de mis heridas filtrándose a través de las grietas del Ragnarök. La fuente se había secado, todo había quedado destruido. Y yo yacía en el medio de la fuente habiendo cumplido mi destino. La profecía decía que yo detendría el Ragnarök, justamente eso era lo que había hecho, nada volvería a nacer de la fuente. 'Y a la vida le otorga muerte'. El Ragnarök había sido destruido y con él yo misma.
La hembra surt se acercó a mí, milagrosamente había sobrevivido y me acunó en su regazo con cuidado. Surt y Odín se acercaron a mí con cautela.
- Descansa, jinete – me dijo con voz argéntea. – Todo pasará pronto.
- Perdó...name... – la miré a los ojos por primera vez, ella asintió dulcemente, pude ver en su interior la inocencia de su alma y sonreí. Luego volví mi mirada hacia Odín. Vi que de la herida de su corazón caía mi propia esencia roja, Odín era libre al estar cerca mi muerte, mi propia esencia no podía mantener su opresión y le liberó volviendo a unirse a mí.
- ¡Senda! – oí una voz lejos de mí, ¿Slar? - Lo... sien...to... - miré a los gigantes.
Me pesaban los ojos, oía voces que se iban acercando, me llamaban por mi nombre pero... Arco llegó hasta mí, con la cara desencajada mirándome transfigurado por el dolor.
- Amor mío...
- Tenías... razón... los dragones... no buscamos venganza... sino justicia...
- Te pondrás bien, querida mía, los sanadores te curarán.
- Arco, no hay... curación... siento como el Ragnarök toma mi sangre... Es así... como debe de ser... paré el Ragnarök con mi vida... con mi sangre. Por favor... cuida de... nuestros hijos... te amo.
- ¡NO! No, te curarás, volverás a mí.
- Promé...temelo, cu... cuida los ni... ños...
- Te lo prometo, amor mío, te lo prometo. No hables, espera a que lleguen los sanadores.
- Solo quería protegeros, solo... quería..., Arco... te quiero.
- No hables, te pondrás bien, por favor, amor mío, aguanta.
- Me... equivoqué, yo... Solo... quería protegeros. Que... quería... estoy cansada.
- Amor mío, no me dejes, no puedo... Senda no me dejes. Lo... eres... todo... para mí. – vi las lágrimas en el rostro de Arco.
- Te... quiero... - mi pecho se hizo muy pesado, casi insoportable – Eres... mi presente... mi pasado... mi... - la sangre borboteó por mi boca - Yo solo quería ser un buen ji...
- Sí, querida mía, eres el mejor de los jinetes, eres un jinete de dragón.
- Soy un Jinete de dragón... - repetí lentamente. Mis ojos ya no se mantuvieron abiertos y se cerraron para siempre.
-.-
Odín rugió de pena y dolor cuando Senda murió, había muerto protegiéndolos a todos sin importar si eran amigos o enemigos. Le había liberado sin cumplir su venganza. ¿Qué había pasado?. Vio al rey dragón llorando junto a su esposa mientras que la apretaba junto a su pecho. Todos los que hacía unos momentos luchaban ahora se miraban con confusión y pena.
Loki se acercó con cara consternada seguido por un hombre vestido de blanco, Odín y Surt le reconocieron enseguida. Idrasil.
- El origen de todo... - murmuró Surt e inclinó la cabeza con respeto, Odín hizo lo mismo así como todos los seres que se iban acercando.
- La profecía se cumplió. – dijo con voz grave Idrasil. Se acercó donde estaba el rey dragón y se agachó quitándose la capa blanca que llevaba anudada al cuello. Separó con delicadeza a Arco que se le quedó mirando, sorprendido por su aparición y envolvió en ella el cuerpo de la chica. – La bondad de su corazón traspasó el odio y la venganza, detuvo el Ragnarök, pero de una manera que ni siquiera ella pudo jamás imaginar. Senda vuelve a mí, donde pertenece. – se levantó con el cuerpo en brazos y caminó lentamente
- No puedes llevártela, ella, ella... - Arco no pudo continuar mientras se aferraba a la capa que envolvía el cuerpo de su esposa.
- Ella podrá descansar al fin, hijo mío. Ya no sufrirá más, ya no deberá pasar por más dolor. Te prometo que cuidaré de su alma para siempre.
- No puedo dejarla ir... no ...- calló sobre el suelo sollozando con el corazón partido al ver la muerte de su jinete. El anciano continuó caminando y al pasar junto a Loki le dijo.
- Ven hijo mío, tu tiempo aquí también ha expirado. – el original le siguió sumiso y un extenso silencio se extendió por todas partes mientras un portal surgió de la nada y al atravesarlo se cerró a su paso.
Senda, Jinete de Dragón, había muerto.
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