S2: Capítulo tres
Definitivamente no le hablaría hasta que se disculpe y deje de meterme cosas en la cabeza, yo decidí creer en Jimin, pero eso de aferrarme a él, creo que debo pensarlo un poco más, sólo un poco. Monster estaba en la puerta de acceso en la sala de visitas, me saludó, abrió la puerta y entre, sorprendiéndome al ver al "jefe" con la hermana de TaeHyung, quien no dejaba de sonreír como una tonta. Ésta al verme, me regaló una sonrisa y al notarlo el jefe, se giró, me miró y sólo me hizo un gesto con su rostro, el cual no entendí y no le di importancia ya que mi hermana se abalanzó hacia mí, recibiéndome con uno de sus amorosos abrazos.
—Kookie, como te extrañe —dijo mientras me abrazaba y yo acariciaba su cabello—. Mamá te manda saludos y dice que la próxima semana no podrá venir.
— ¿Por qué? —la alejé un poco para mirarla—. ¿Ocurrió algo malo con ella?
—No, no —agarró mi mano y me guio hasta nuestra mesa, me senté en la silla frente a ella—. Es que tiene turno ese día, por eso no podrá venir, pero en su lugar, vendré de nuevo.
—Ya veo —extrañaba verla, ya que últimamente no viene mucho y siempre es por ese asunto de los turnos, necesitaba uno de sus abrazos y consejos, si, necesitaba los consejos de mi madre para cierto asunto—. En ese caso, esperaré tus visitas —le sonreí para que quitara su rostro de preocupación, lastima y culpabilidad—. ¿Y tú cómo estás?
—Bien, por cierto, Kookie está creciendo y mucho —sonrío enormemente—. El otro día se robó un trozo de carne, era el del novio de mamá y no pude evitar felicitarlo —dijo con tono travieso, ésta no cambia—. Aunque luego mamá lo castigó y lo encerró en el baño.
—Se lo merece por ladrón —la regañé y luego ambos reímos—. Pero ya en serio, ¿no vas a cambiarle el nombre?
—¿Por qué? Si Kookie le queda de maravilla y se parece a ti —se burló—.
— ¿Y en que se parece a mí, si se puede saber?
—Es gruñón, flojo, un glotón de primera y además es feo —volvió a burlarse y como castigo le di un leve golpe en su cabeza, una pequeña risita se escuchó y al girar hacia el dueño, pude disfrutar de una risa llena de sinceridad en ella y de gracia por lo que vio, la primera que veía en Jimin y eso me lleno el alma. Ya tenía una sonrisa y ahora una risa, y admito que se ve hermoso cuando muestra sus dientes, notando uno medio chueco, pero adorable en él—. Kookie, JungKook —me llamó mi hermana y volví mi atención a ella—. ¿No dirás nada? Acabo de burlarme de ti.
—Oh...eso, creo que se parece a mí —sí, definitivamente me he vuelto loco aquí dentro, jamás antes respondí de esa manera ante alguna burla de mi hermana menor, siempre le respondía con otra burla o simplemente un golpe en su brazo, ahora...sólo me dejé llevar—.
— ¿Estás bien? —me preguntó preocupada—.
—Claro que sí, boba —le sonreí y ella me devolvió la sonrisa—.
Jimin POV.
La visita de Haneul del día anterior me dejó bastante mosqueado, preocupado y con una enorme sed de venganza. Wang no ha logrado salir del coma, su condición no muestra mejora alguna y los hijos de puta de los doctores que lo atienden quieren quitarle el respirador artificial, si lo hacen, perderé a otra persona de confianza y eso no puedo permitirlo. Haneul está haciendo todo lo posible para evitar que lo desconecten, espero y todo salga bien. Otro asunto que me preocupa es el hecho de que uno de mis socios en Yokohama quiere cerrar el negocio, ya que tiene a los polizontes muy de cerca, casi pisándole los talones y aunque eso también podría perjudicarme, ya que a éste podrían torturarle y sacarle toda la información, como, por ejemplo, de donde saca toda la merca, lo cual terminaría descubriéndome. No estaba en posición de seguir perdiendo socios, menos en Japón, ya que ha aumentado considerablemente la venta de falopa ya tenía con la perdida de los gringos, no podía perder otro socio. En estos casos es cuando más deseo terminar mi condena como corresponde y salir de aquí para llevar el negocio yo mismo, como solía hacerlo antes de caer en este maldito lugar. Otro asunto que me preocupó fue lo que me dijo antes de que saliéramos de la habitación del servicio especial, si, esa era la única forma en que podíamos hablar con libertad y privacidad, aunque ella quería algo más que sólo hablar.
—Hace unos días escuché una conversación de uno de tus hombres —me dijo mientras se acercaba coquetamente hacia mí—.
— ¿Qué escuchaste?
—Uno de ellos dijo algo relacionado con un golpe que darían, no entendí bien —se subió a mis piernas, desabrochando su blusa—.
— ¿Golpe de qué? —trate de quitarla de encima, pero se aferró con fuerza a mi cuello—. Haneul ya basta.
—Dijeron algo de una mujer, específicamente una chica y que ganarían mucha pasta por ese favor —llevo sus labios a mi cuello... ¿Una chica? ¿un favor? —. ¡Jimin! —fui tan brusco al levantarme, que cayó de culo al piso—.
—Necesito que averigües sobre ese asunto.
— ¿Qué gano a cambio? —se levantó, sin quitar su mirada seductora—.
— ¿Qué quieres a cambio? —aunque bien sabía su respuesta, pregunté, pidiendo no fuera lo que esperaba—.
—Hacer el amor. Después de todo para eso es esta habitación ¿no?
—¿Hacer el amor? Vamos Haneul, bien sabes que jamás hicimos el amor, sólo fueron polvos —caminé hacia la puerta, pero antes de salir le dije—. Pero si consigues lo que quiero, te daré un muy buen polvo.
—Genial —sonriendo, abandonó la habitación siguiéndome—.
Ahora me encontraba en la sala de visita, esperando por el condón que Monster le conseguiría a otro guardia. No es que fuera acostarme con ella, en realidad, ya no sentía deseo sexual hacia su cuerpo, pero tenía que convencerla de que pasaría y si veía el condón, bien que se lo creería. Lo que no me esperaba era que Monster tardara lo suficiente como para que JungKook entrara en la sala y me viera con Haneul.
JungKook conversaba con su hermana menor, la cual en ocasiones se mostraba sonriente y luego triste, en momentos lograba escuchar cómo se burlaba de su hermano con algo de un perro y que ella le llamó "Kookie", y la manera en la que comparaba al animal y a su propio hermano, eso me causó mucha gracia, sumándole el adorable golpe que le dio él en la cabeza de ella, si, él se vio muy adorable, más que cualquier otro día o momento. Por lo que me fue imposible no reír, más cuando él giró su rostro al escuchar mi risa y nuestras miradas se cruzaron, por ese minuto olvidé lo del condón. Su hermana lo llamó y éste volvió su atención a ella, pero pude notar lo distraído que quedó después de nuestras miradas y de que se fijara en mi risa.
Haneul estaba igual de insoportable que otros días, pero su emoción era diferente, lo único que quería era entrar ya en la habitación del servicio especial y echar un polvo conmigo ¿Cómo lo sabía? Sus ojos deseando y devorándome con ellos, era tan evidente que cualquiera podría notarlo.
—Deberías dejar de venir a verme y visitar a tu hermano —me senté derecho, dejando de mirar a Jeon y a su hermana—. No tienes que venir siempre, es incómodo y desagradable.
—Pues te aguantas, porque vendré las veces que quiera —me respondió algo molesta, pero sin dejar de desearme—. ¿Por qué tarda tanto ese guardia? ¿Qué mandaste a buscar?
—Nada que te importe —desvíe mi mirada hacia la puerta y nada, se estaban tardando mucho—.
—Me encanta cuando te pones de mal humor —se levantó y comenzó a caminar hacia mí, acercándose de a poco, hasta sentarse sobre mis piernas una vez más—. Recuerdo que en el pasado cuando estabas de mal humor, eras mucho más...salvaje —mordió el lóbulo de mi oreja derecha, ahogue un grito, pues me dolió—. Anda, grita para mí.
—Deja de joderme, Haneul —la quite, dándole un empujón, pero no fui rápido, ya que las miradas de JungKook y su hermana ya estaban en el espectáculo que estaba dando mi visita—. JungKook...
—¡Oye!, cálmense —dijo Monster al entrar, dirigiéndose hacia a Haneul y a mí—. Aquí tienes lo que me pediste, ahora vayan ahí dentro y sigan sus cosas en privado —el sobre estaba a la vista de todos. Los grandes ojos de JungKook observando el sobre en la mano de Monster, luego vio como lo agarré y guardé en el bolsillo de mi pantalón, subiendo su mirada hasta la mía, su mirada no me gustaba nada, estaba decepcionado—.
—Vamos Jimin —Haneul agarró mi brazo derecho y me obligó a seguirla, pasando junto a la mesa de Jeon, me detuve—. Jimin.
—Ve primero —le ordené y molesta obedeció—. JungKook —me acerqué lo que más pude a su rostro para que sólo él me escuchara—. Esto...
—Me hiciste caso —dijo sin mirarme, pero por su tono de voz pude notar que estaba enojado—. Usa bien el condón y así te evitas otro embarazo con ella, vete.
—Cuando termine hablaré contigo —fue todo lo que pude decir y lo más seguro es que mal interprete mis palabras, sólo espero que cuando le explique me entienda—.
Antes de cerrar la puerta tras de mí, miré a Jeon y este me miraba con decepción y enojo, y aunque quería explicarle todo, no lo hice y seguí mi camino. Lo bueno de esta situación es que me ha dejado claro que le importo y, además, que está celoso. Y si me cela es porque siente algo por mí, ¿Qué específicamente? No tengo idea, pero ya con eso me sentía bastante contento, lo cual me hace ver un completo idiota.
Al entrar en la habitación mi estado de alegría se esfumó al ver a Haneul, la hermana de TaeHyung sólo en ropa interior, la chica me enferma con su puta actitud y lo regalada que puede llegar a ser. ¿Es que acaso no tiene orgullo ni dignidad? No, verdad que hace años la perdió y por mi culpa. Yo le arrebate lo poca dignidad que le dejó su padre. Cerré la puerta y me acerqué, pero manteniendo una segura distancia entre la cama, donde ella estaba acostaba sobre las sabanas y frazada, y yo, quedándome de pie.
—Bien, suelta todo lo que averiguaste —dije sin mirar su cuerpo, y no era necesario, bien que lo conocía—.
—Primero vamos a hacer uso digno de lo que te entregó el guardia —se mordió el labio inferior y me pregunté ¿Qué le vi a esta zorra hace años atrás? Si, inocencia y pureza, algo que perdió y se convirtió en la puta que es ahora—. Ven a mi lado y juguemos un ratito Jimin.
—Primero me dirás que averiguaste o no habrá jueguitos. ¿Te quedo claro? —comenzaba a hartarme mucho la situación, sobre todo por la mirada de antes de JungKook—. Habla.
—Que aburrido eres ahora, Jimin —se sentó, cruzando las piernas, afirmando su espalda en la pared—. Había dos traidores trabajando para ti, estos estaban consiguiendo información de cada paso que daba Wang y se lo informaban a mi padre, por eso se enteró de los gringos y seguro ahora sabe lo de tu socio de Yokohama, también querían llevar a cabo un secuestro, una tal Seulbi, no se su apellido, sólo el nombre ¿Por qué? No tengo idea, pero ya no lo harán.
— ¿Por qué?
—Sé muy bien como piensas, Park —se levantó de la cama y comenzó a caminar hacia mí—. Y seguro me ibas a ordenar que mandara a matarlos y desaparecer sus cuerpos, pues me adelanté y esos bastardos no dirán ni una sola palabra. Nunca.
—Eres igual de retorcida que tu hermano, Haneul —la miré molesto, pues odio que hagan algo sin mi consentimiento—. Pero por esta vez te lo dejaré pasar, pero no quiero que vuelvas a hacer algo sin que yo lo ordene. ¿Entendido?
—Muy claro y ahora como ya te informé, exijo mi premio —acercó su cuerpo semidesnudo al mío, llevando sus manos a mi cuello—. Bien, ¿te desnudo o lo haces solo?
—Ninguna de las dos —la alejé—. ¿Sabes, Haneul?, ya no logras ponerme duro como antes, no tengo deseos de echar un polvo contigo, tu cuerpo ya no me calienta, no reacciono a tus caricias y tus besos me causan unas enormes ganas de vomitar.
— ¡Maldito! —me abofeteó tan fuerte, que el ardor era insoportable—.
— ¡Perra! —le di un golpe y esta cayó sobre la cama—. Como vuelvas a golpearme, olvidaré que eres mujer y te pegaré tan fuerte que cuando te levantes, será de la cama de un hospital.
— ¿Por qué eres así, Jimin? —ay no. ¿Lagrimas? ¿Va a comenzar con su llanto de nuevo? —. Siempre te he apoyado, a pesar de mantenerme vigilada y casi secuestrada, no te he traicionado ni una sola vez, a pesar de que tu provocaste mi aborto, te perdoné el que mataras a nuestro bebé...te perdoné que me separas de mi hermano...te perdoné ese arranque de ira que tuviste en el internado y que casi me mataras...
—Jamás te pedí que me perdonaras, Haneul —la miré fijamente—. Siempre quise que me odiaras, pero fuiste tú quien decidió perdonarme y seguir a mi lado, así que ahora no me reclames tus mierdas y sirve para algo.
— ¿Por qué tienes que ser tan cruel? —se sentó en la cama, limpiando sus lágrimas—.
—Porque así soy y ahora ponte la ropa —caminé hacia la puerta—. Cuando vuelvas, espero que traigas buenas noticias de la situación de Wang e información que me sirva.
— ¿Y si no lo hago?
—Haré lo mismo que hiciste con esos dos traidores —la miré nuevamente—. Te mataré y desapareceré tu cuerpo.
No tardó mucho en vestirse, limpiaba sus lágrimas mientras se colocaba sus tenis blancos usando una de sus manos, ya que con la otra secaba sus lágrimas, ya lista abandonamos la habitación. Al regresar a la sala de visitas lo primero que busqué fue a JungKook, pero él ya no estaba. Abandoné la sala y me dirigí de vuelta a las celdas, seguro en este momento está pensando que me acosté con Haneul, y eso era algo que no podía permitir que pensara, o si no, la poca confianza que he logrado obtener de él se iría tan rápido y con lo mucho que me ha costado ganármela.
Al primer lugar que me dirigí fue a su celda, suele estar la mayor parte de su tiempo ahí, pero en esta ocasión no estaba, seguí en el comedor, ya que es el segundo lugar, últimamente está alimentándose en grandes cantidades, pero nada, no estaba. Fui a las regaderas por si es que estaba dándose una ducha, y eso que me prohibí hacerlo, no quería que recordara lo que ocurrió en ese lugar entre nosotros, más bien, el daño que le causé en ese lugar. Pero ¡nada! No estaba en ninguno de los lugares donde creí podría estar, con TaeHyung tampoco estaba, éste estaba acompañado de JongHyun y de paso jugaba una partida de cartas junto ¿al nuevo?, que extraño, aunque poco me importaba, por ahora. Unos veinte minutos me tardaría en buscarlo en las celdas de su módulo, y seguía sin encontrarlo, sediento me dirigí a mi celda para beber algo de agua y mi sorpresa fue otra.
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