Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

S2: Capítulo ocho


Cuando estaba por llegar a la puerta, vi como un grupo de cinco reos molestaban a uno que suele estar solo en el patio, es de ese tipo de reos, de los pocos, que no se mete en ningún lío y trata de pasar desapercibido, casi invisible. Uno del grupo, le pateo el culo con tanta fuerza, que este cayó de rodillas, y por suerte evitó un golpe en el rostro al afirmar sus manos sobre las piedras que había en ese sector del patio. Quedando en cuatro, otro del grupo aprovechó para patearlo en el estómago y el pobre terminó por caer completamente en el suelo, llevó sus manos a su estómago y tratando de no darles en el gusto, no se quejó, a pesar de que su rostro mostraba dolor. El reo que le pateo el culo tiró de su pelo con fuerza utilizando su zurda, haciendo que lo mirara, alzó su brazo derecho y el puñetazo en el rostro de la víctima fue tan fuerte, que pude sentir su dolor. La sangre no tardo en aparecer.

—Ustedes, hijos de puta —caminé hacia ellos con rapidez, estos me miraron y luego se rieron, sin intensiones de querer soltar al pobre chico—. ¡Déjenlo en paz!

—Vete de aquí marica, no interfieras en nuestro asunto —me respondió uno que disfrutaba observando—.

—Maricas ustedes, malditos bastardos —empujé al que seguía sosteniendo del pelo al pobre, logrando que lo soltara—. ¿Puedes levantarte? —la sangre no dejaba de salir de su nariz—.

—¡Que no interfieras! —una patada en mi muslo izquierdo hizo que cayera de momento al piso, pero me levanté a pesar del dolor—. ¿Qué? ¿Quieres formar una riña marica? Anda, pues te la daremos.

—Malditos cobardes —les dije mirándolos—. ¿Acaso no pueden pelear uno a uno que tienen que atacar en grupo? Cobardes.

—¿Es que acaso tú puedes con uno de nosotros? ¡Ja! Lo veremos mariquita —uno que observaba en silencio, sacó una navaja en dirección hacia mi—. Oh, así que ya no eres tan valiente.

—Y tú sigues demostrando lo cobarde que eres. Te defiendes con una navaja, cualquiera así se cree valiente ¿no crees? —una mano tiro de mi brazo, miré y el chico a quien golpearon me señaló con un movimiento de cabeza que no lo hiciera—. Ya es tarde amigo —le respondí y me soltó—.

—Cómo vuelvas a llamarme cobarde, te atravieso el estómago marica asquerosa —los otros cuatro retrocedieron tres pasos, comenzando a formar un círculo a nuestro alrededor, maldición, una vez más me encontraba en esta situación. Esto me recordaba a mi riña con el pirata y en cómo terminó todo—. Anda, ¿te comieron la lengua los ratones? O más bien ¿te la comió el jefe?

—¿Qué? —aquello me agarró por sorpresa, pero logré ver como éste se abalanzó con intensión de atravesarme el estómago, tal cual amenazó antes, por lo que de un movimiento logré esquivarlo, pero eso me acercó a uno de sus colegas y éste me pateo, causándome desequilibrio y terminando en el piso—.

—Levántate lame pollas —soltó otro de sus colegas—. Anda reo Jeon, levanta el culo ¿o prefieres que venga el jefe y te coja?

—Cállate maldito —dije levantándome con dolor en la espalda y en el muslo. El chico al que defendí antes estaba aterrado, a punto de llorar—.

—Terminaré esto de una vez —dijo el de la navaja, acercándose rápidamente y cuando tenía encima el objeto afilado, no fue mi sangre la que manchó parte de mi ropa y rostro. Frente a mí una espalda ancha y un cabello negro había detenido el ataque, siendo lastimado en mi lugar—. ¿Y tú quién diablos eres?

—Soy un nuevo amigo... de JungKook —respondió, comenzando a caer de rodillas en el piso. Fue tan rápido todo, que no noté el momento exacto en que Ho Seok se acercó hasta donde me encontraba para evitar que me apuñalaran, terminando él herido en mi lugar—.

—Ho Seok ¿Por qué...? —su uniforme comenzó a mancharse de sangre con rapidez, la sangre se esparcía por el género blanco, quedando de un color rojo, preocupándome—.

—JungKook —escuché que me llamaron, giré y JongHyun estaba de pie, mirándome—. No lo vi, lo siento.

—Está herido...

—¿Se divierten sin mí? —aquella voz, esa voz aterradora, escalofriante, amenazante y avisando de una muerte segura, se encontraba a poca distancia alejado de mí, avanzando con paso firme y furioso. Los reos que antes me atacaron, ahora en sus rostros había temor, horror y sabían qué pasaría con ellos—. ¿Has visto alguna vez a Jeon lamerme la polla? ¿Me has visto alguna vez comiendo su lengua? ¿Me has visto cogerle el culo?

—Yo... jefe... lo siento —soltó su navaja, sus piernas comenzaron a temblar y cuando quiso mirar hacia atrás, sus supuestos amigos ya se habían escapado, pero no por mucho, eso seguro—. Él se metió en nuestro asunto.

—¿Nuestro asunto? Yo te veo sólo a ti ¿Dónde fueron tus colegas? —caminó hasta quedar frente a mí y el cuerpo herido de Ho Seok, Jimin giró un poco su cabeza, cruzando su mirada distante con la mía, terminando en la herida de mi compañero—. Aunque eso ahora no importa, al final terminarán como tú —se agachó y agarró la navaja que anteriormente soltó el tipo, levantándolo y señalando su cuello—. Sabes cuál es tu castigo, ¿verdad?

—No por favor —pidió casi al borde de las lágrimas—.

—Aquí no se perdona nada y no pensaste en eso antes de atacar a Jeon, quien sólo quiso ayudar a un colega, aunque ese no era su asunto —me miró de reojo, dejándome ver lo enojado que estaba por ello—. Aun así, te equivocaste y ahora tenemos a un reo herido ¿Qué prefieres? ¿Qué acabe contigo aquí o en el calabozo? Te daré la elección de donde prefieres morir.

—jefe... perdóneme la vida por favor —le rogó ya llorando, podía ver en su mirada lo arrepentido que estaba—.

—Jimin...

—No hables Jeon —me advirtió con ese tono que conozco, nada ni nadie le haría cambiar de opinión, ni siquiera yo, quien se supone es su persona importante y su "chico"—. Luego hablaremos tú y yo.

—JungKook llevemos a Ho Seok a enfermería, está palideciendo demasiado —JongHyun se acercó y me ayudó a levantar al herido. Sabía que lo hacía para que no viera a Jimin terminando con otra vida, una vida que quizás aún no debía de acabar, quien tal vez no estaba en su destino morir este día, en este momento y menos en manos de él. Jimin—.

—Vamos —le dije y comenzamos a adentrarnos de vuelta a los pasillos de la prisión, y viendo por última vez cómo Jimin se acercaba al reo para matarlo—.

Al llegar a enfermería, el nuevo doctor nos pidió inmediatamente que dejáramos a Ho Seok sobre la camilla, se puso unos guantes estériles y comenzó a examinar la herida, la cual se veía bastante grande. Reunió todo el insumo necesario y le pidió al guardia que nos sacara de la sala, para que pudiera hacer su trabajo. El nuevo doctor llevaba casi dos semanas en la prisión y por lo que se veía, era bastante serio en su trabajo, sólo esperaba que no resultara como el anterior y que, por dinero, no me intentara asesinar.

El guardia nos permitió esperar hasta saber que Ho Seok ya estaba bien o que al menos le trataran la herida, lo más probable que es que suturaran la zona herida, sólo esperaba que no fuera nada grave y que no terminara... muerto como Key. JongHyun notó mi preocupación y temor, por lo que agarró mis manos y me hizo entender que nada malo pasaría, cosa que logró tranquilizarme un poco. Media hora después el doctor le avisó al guardia que ya podíamos entrar.

—Ho Seok —rápidamente me acerqué a él, quien a penas y se mantenía despierto—. ¿Estás bien?

—Le he suturado la herida, no fue grave, por lo que no necesita ir a un hospital —nos informó mientras guardaba todo lo que utilizo antes, claro, desechando lo que no podía volverse a usar, como el equipo de sutura—.

—Pero lo vi sangrar mucho —dije—.

—La sangre suele ser alharaca a veces. Tranquilo, tu amigo sanará, pero ahora necesita descansar y pronto dormirá, pues le he suministrado un sedante un poco fuerte, se quejó bastante cuando le estaba suturando la herida de su estómago.

—Pero ¿se estará bien? —le pregunté preocupado y sintiéndome tremendamente culpable—.

—Sí, estará bien, tal vez mañana o pasado mañana le daré el alta, necesitaré vigilar sus puntos.

—Ya veo —miré a Ho Seok, quien ya se había quedado dormido—. Gracias doctor.

—Es mi trabajo, joven —me respondió sin mirarme, pues estaba anotando algo en una hoja, sobre su escritorio—.

—Deben volver a sus celdas —nos dijo el guardia, quien entró para sacarnos—. Venga, muevan el culo, rápido.

—Ya vamos —le respondió malhumorado JongHyun. Ambos abandonamos la enfermería y comenzamos a dirigirnos hacia las celdas, hasta que nos topamos con Jimin, quien salía de las regaderas, secando sus manos, las cuales seguro fueron manchadas por la sangre del otro reo—. ¿Quieres que me quede?

—No, prefiero estar a solas con él —me dio una rápida mirada y se alejó. Jimin me hizo una señal con su mano, debía de ir a su celda—.

Miré a mi alrededor y el único prisionero cerca era TaeHyung, quien tenía un rostro un tanto preocupante, pero con cierta burla en ella. Sólo él podía mostrarse de esa manera, poniéndome molesto. A paso lento me dirigí a la celda de Jimin y al entrar, la puerta fue cerrada bastante fuerte.

—¡¿Qué mierda tienes en la cabeza JungKook?! —me gritó tan fuerte, que temblé de miedo, sintiendo como el viejo Jimin regresaba y pensando en la posibilidad de que me golpearía como antes—. ¿Es que eres idiota? ¿No piensas acaso?

—Yo solo... no podía quedarme viendo como golpeaban a ese pobre reo, eran cinco contra uno —me defendí, pero eso sólo lo cabreo más—.

—No hay caso contigo —relajó sus hombros y soltó un suspiro—. Pudieron matarte, si no fuera porque la "victima" de TaeHyung interfirió, tú serías el que estaría en enfermería en este momento —el rostro de Jimin ya no mostraba enojo, ni rabia ni ganas de golpearme, ahora sólo veía preocupación—.

—Pero estoy aquí, bien —le sonreí, pero eso solo hizo que me mirara un poco molesto—. Lo siento, pero sabes que odio las injusticias, por cierto ¿Cómo está el reo y qué pasó con los que escaparon?

—El reo al que defendiste está en su celda ahora, y sobre los que escaparon, Yoon Gi se está encargando de ellos —comenzó a caminar hacia mí, disminuyendo la distancia poco a poco—. ¿Y tú cómo estás?

—Me duele un poco la espalda y el muslo, pero bien —acercó sus manos a mi rostro, acariciándolo con delicadeza—.

—Estás cambiando JungKook y no me gusta nada —lo miré confundido—.

—¿Cambiando? ¿Es que acaso me está creciendo la barba o mis ojos mágicamente cambiaron de color?

—No te burles que hablo muy en serio —me regañó—. ¿Dónde está ese Jeon de hace un año, el miedoso y el que hasta se orinó una vez en sus pantalones? ¿Dónde dejaste al Jeon que lloraba en su celda por miedo a que lo asesinen en cualquier momento? ¿Dónde está el Jeon que me temía y respetaba?

—Está frente a ti, sólo que más fuerte y seguro de que nada me pasara porque tú no permitirás que nadie me dañe, me lo has prometido ¿lo recuerdas?

—Lo recuerdo, y también recuerdo que te ordené te mantuvieras alejado de los líos ajenos a ti —soltó mi rostro—. Sabes que no puedo hacer diferencia entre los reos, si haces algo que merezca sanción, debo castigarte como a los demás.

—¿Me vas a castigar entonces?

—No tengo opción, interferiste en una riña que no era asunto tuyo, te metiste a defender a otro reo quien debía arreglárselo solo, tanto tú como Ho Seok merecen un castigo.

—¿Castigaras a Ho Seok también? Está en enfermería, tuvieron que hacerle puntos ¡maldición Jimin, no puedes castigarlo! —le grité enojado—. Si vas a castigar a alguien, que sea a mí, si es necesario también por Ho Seok, pero no permitiré que lo toques, no cuando gracias a él estoy bien, sin ninguna herida.

—¿Te quieres calmar?

—¡No! Es que no cambias Jimin, sigues siendo el mismo monstruo de siempre... —deje de hablar cuando el rostro de sorpresa y enojo de Jimin me asustó, me había pasado. Sé que ha cambiado varias cosas y por mí, definitivamente ya no era el monstruo de antes y esa palabra, seguro le dolió—. Lo siento... no quise...

—Sí que quisiste y lo dijiste —caminó hacia la puerta de su celda, abriéndola—. Vete Jeon, nuestra conversación terminó.

—Jimin —lo miré, pero él estaba completamente dolido y enojado—. De verdad no fue lo quise decir, en realidad...

—En realidad nada —me miró. Esa mirada frívola y distante con la que solía mirarme al principio había vuelto—. Vete y por Ho Seok, no te preocupes, te salvó, se lo debo.

—Jimin.

—Vete —no cambiaría de opinión, por lo que antes de enfadarlo más, decidí abandonar su celda, sintiéndome extrañamente culpable y dolido por lo que dije, me arrepentía de aquello, pero Jimin no daría su brazo a torcer, cuando se enoja, nada lo hace cambiar de opinión, ni yo—.

La puerta, al cerrarla, sonó fuerte, tanto que sentí el viento que salió de ésta, dándome pequeñas puñaladas por la espalda, cuello y cabeza. Cuando me volteé para ver si realmente Jimin no estaba, pude ver que su enojo era de verdad y que, en ese momento, no me quería a su lado, la había cagado y lo peor de todo, es que no se cuánto durara el enojo de Jimin, pero más aún, el daño que le causé con mis palabras. Extrañamente se podía ver a un Jimin/jefe dolido, dañado, lo que me causaba más rabia, era saber que yo ocasioné aquellos sentimientos en él. Pateando la nada misma, regresé a mi celda, esperaba estuviera solitaria, pero Yoon Gi se encontraba en ella, y no muy de buenas que digamos.

—Oye JungKook ¿acaso tienes mierda en la cabeza?

—¿Eh? —lo miré confundido por su bienvenida—.

—¡Es que te gusta que Jimin ande salvándote el culo! —me gritó, llamando la atención de los reos frente a nuestra celda—. El que ahora seas tú su putito, no significa que tiene que salvarte de todo.

—Cállate Yoon Gi —lo miré fijamente, enojado y ofendido por sus palabras—. Yo no le he pedido que me salve, bien puedo defenderme solo y no soy su putito ¿acaso tú lo fuiste y te da envidia que ya no lo seas?

—Te pasaste Jeon —me golpeó tan fuerte en el rostro, que el sangrado en mi nariz fue inevitable—. Jimin no me cambió por ti, para que te enteres, sigue llamándome a su celda para follarme y no es que me agrade, más bien me causa asco, pero es mi única carta para mantenerme vivo en esta mierda.

—¿Qué dices? ¿Jimin sigue llamándote... para follar?

—¿Qué? ¿Acaso no notaste que cuando no estoy aquí, en realidad estoy metido en su celda, bajo su cuerpo con su polla en mi culo? ¿No notaste que cuando está en su celda con las puertas cerradas, es por algo? —sonrío con malicia—. Te agradecería si satisfaces como corresponde a Jimin y así me deje de llamar, quiero una vida normal ¿sabes? Sin un jodido puto que me meta su asquerosa polla por el culo —caminó hacia la entrada de la celda—. Ahora me voy, que tengo que seguir con el castigo de esos malnacidos.

—Yoon Gi —lo llamé y cuando se giró, le devolví el puñetazo justo en la nariz—. Digas lo que digas, sé que Jimin no te ha llamado para follar.

—¿Cómo estás seguro de eso? —me miró algo sorprendido, con las manos en su nariz—.

—Porque si fuera cierto, Jimin no tendría la necesidad de mí —y quien en realidad abandonó la celda antes, fui yo. Caminé rápidamente hacia la celda de la cual fui echado antes. La puerta seguía cerrada y yo estaba furioso. La pateé dos veces y muy fuerte—.

—¡¿Quién mierda...?! ¿Qué haces aquí? ¿y por qué mierda pateas mi puerta? —se cruzó de brazos y pude notar que seguía enojado—.

—¿Sigues acostándote con Yoon Gi? Y dime la verdad Jimin —su sorpresa y el que no lo negara enseguida, me dejo claro que mi compañero de celda no estaba mintiendo—. Jódete Jimin, vete a la mismísima mierda.

—¿Crees que puedes venir, patear mi puerta, insultarme e irte como si nada? —me agarró con fuerza el brazo izquierdo, adentrándome con brutalidad a su celda, cerró la puerta tras él y me empujo contra su cama, subiendo enseguida sobre mí, inmovilizándome con sus manos y cuerpo—. Parece que realmente extrañas mis castigos, Jeon.

—Déjame ir —giré mi rostro al ver su intención de besarme—. Si quieres follar a alguien, busca a Yoon Gi, aunque le dé asco tu polla dentro de su culo.

—Se que le da asco y que me odia por eso, pero Jeon —agarró mi rostro y me obligó a mirarlo—. Desde que me permitiste follarte, no he follado con nadie más, si Yoon Gi te dice todo eso, sólo es para que te alejes de mí y no precisamente porque yo le guste, a él no le van los chicos, siempre lo he obligado y sólo accede para seguir vivo.

—Eres un maldito, Jimin.

—Al menos es mejor que monstruo —esa mirada llena de dolor volvió al decir aquello—. Él realmente te aprecia, ¿sabes? Yoon Gi cree que, si sigues a mi lado, terminaré destruyendo tu vida, al igual que JongHyun y TaeHyung lo creen, los tres piensan que, si te quedas a mi lado, en tu camino seguro habrá muerte.

—¿Tú lo crees también? —lo mire fijamente—.

—Si uno de nosotros tiene que morir por mi culpa, ese seré yo, no te arrastraré a eso, no dejaré que nadie te lastime, pero ¡joder! Tú no me ayudas JungKook —dijo algo molesto—. Te metes en riñas que no te corresponden, sigue así y no necesitarás mi ayuda para morir.

—Sabes que no puedo evitar ayudar a quien lo necesita, dudo cambiar eso.

—Maldición, entonces me obligas a estar siempre a tu lado, cuidándote y evitando que hagas estupideces.

—¿Sigues enojado por lo que dije antes?

—Casi nada —acercó una vez más su rostro al mío, con clara intención de querer besarme—. ¿Qué? ¿Me negarás un beso?

—Y si te lo niego ¿Qué? —lo desafíe—.

—Así que me estas desafiando Jeon JungKook —se separó completamente de mí, levantándose, se acercó a la puerta y le puso el cerrojo—. Creo que no me queda más remedio que castigarte.

—Prometiste no hacerlo —lo miré un tanto preocupado, pero al ver que se sacó la parte de arriba de su ropa, dejando su torso bien formado desnudo, mi preocupación cambió a excitación, sobre todo por su intensa mirada y el cómo me desnudaba con ella—. ¿Ahora castigas de esa manera? ¿Con "ese" método?

—Únicamente contigo —se quitó las zapatillas, subiendo de nuevo a mi cuerpo, atrapando mis labios con los suyos, adentrándose con intensidad en mi boca—. Debes evitar gritar Kookie, recuerda que aún es de día —me guiñó un ojo con toda perversidad, provocando que me ruborizara—.

Con agilidad me despojó de la ropa de la parte superior de mi cuerpo, con sus manos un tanto torpes me quitó las zapatillas, pero siendo ágil sacándome el pantalón, dejándome sólo con el bóxer puesto sobre su cama, listo para recibir mi "castigo". Me miró de arriba abajo, deteniéndose en mi cuello, lamiéndose el labio inferior, pero mordiéndose cuando se detuvo en mi entrepierna, en el cual comenzaba a notarse un bulto provocado por él. Se inclinó y pasó su lengua por todo mi pecho, siguiendo con mis tetillas y a cambio, un gemido salió de mi boca, seguido por varios al sentir el tacto de su dulce y áspera lengua, jugando con mis tetillas. Subió a mis clavículas y las mordió con suavidad, subiendo hasta mi cuello, lamiendo y mordiéndolo hasta sacarme gemidos un poco más fuertes. Gemí en su oído derecho y el bulto en su entrepierna se hizo bastante duro sobre mi pelvis. Se separó y me agarró las piernas, subiéndolas completamente sobre su cama de forma vertical, dejando mi cabeza sobre su almohada. Terminó de quitarse el pantalón y con él, su bóxer, dejándome ver su erecto miembro, ansiando entrar en mí y yo deseando que lo hiciera.

—Cuando te ruborizas, me pones tan duro que me duele —me confesó entre besos—. No lo hagas cuando estemos frente a otros reos o dudo poder controlarme.

—¿Controlar hacer qué? —lo miré y éste me mordió el labio inferior—. Eso dolió Jimin.

—Controlar el querer desnudar, besar y follarte frente a todos —aquello me hizo excitar aún más, y el calor de mis mejillas aumentó—. Te ves jodidamente adorable cuando te ruborizas, JungKook.

—Ya cállate, Jimin —desvíe su mirada, avergonzado, no terminaba de acostumbrarme cuando se mostraba cariñoso y hasta romántico para hablar—.

—Cuando te avergüenzas por lo que digo, me pone a cien —y me lo demostró arrancándome el bóxer con fuerza, por suerte no lo destrozó, dobló mis piernas y las abrió lo más que pudo para estar cómodo, tiró su mano hacia un pequeño mueble de noche, bastante horrible y viejo, y del que sacó el lubricante que antes utilizó, para enseguida lubricar bastante su polla y mi agujero, dejándolo en su lugar después de usarlo—.

—Oh... mierda, Jimin —enterré mis uñas en la piel de sus brazos al sentir la penetración fuerte, rápida y profunda de su polla en mi culo, a pesar de haber sido lubricado, el pequeño dolor placentero me fue inevitable de sentir—. Como me hagas sangrar... ¡ah! —su embestida fue brusca, haciéndome sobresaltar por ello—.

—Hoy me has hecho enfadar en varias ocasiones, JungKook —me miró fijamente—. También me hiciste preocupar —volvió a embestirme con brusquedad—. Así que te castigaré para que no vuelvas hacer otra vez —sus embestidas eran salvajes, profundas, sentía que, si la metía más, me destrozaría el culo—.

—¡Ah!... Jimin —invadió mi boca con su lengua, la cual fue recibida por la mía, uniéndose ambas, mi saliva y la suya se mezclaban y hasta salían de nuestras bocas, siendo sucio y lleno de morbo, pero realmente exquisito para nosotros—.

Rodeé su cintura con mis piernas y a pesar de creer que me destrozaría el culo, le ayudé en sus embestidas, profundizando tanto como quería y podía. Este tipo de acciones y pensamientos son los que me sorprenden, ¿Cómo llegué a esto después de todo lo ocurrido y, sobre todo, sus violaciones? ¿Cómo llegué a quererlo tanto, cómo para permitir y acceder a esto? Es que definitivamente me había vuelto loco... no, más bien, había entrado por voluntad propia al alocado y desquiciado mundo de Jimin.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro