—Jimin ¿Qué sucede? Jimin despierta, es una pesadilla —alguien me sacudió el cuerpo, el cual lo sentía pesado, agotado—. Jimin.
—JungKook... —su rostro me perturbo ¿había sido un sueño? No, eso fue una pesadilla, pero lo sentí tan real—. ¿Fue una pesadilla?
—Sí, fue una pesadilla, nada de eso ocurrió, tranquilo —las caricias de sus dedos cálidos y suaves me fueron tranquilizando, a pesar de aún sentirme inquieto por tan nítida pesadilla—.
—Si ocurrió JungKook, ocurrió y lo viví en carne propia —me aferré a su cuerpo, me aferré a su calidez, a su comprensión y a su perdón—.
—Ya paso, nada de eso volverá a repetirse ¿y sabes por qué? —mi cabello estaba disfrutando del tacto de la mano de JungKook—.
—¿Por qué?
—Porque te voy a cuidar y me encargaré de que nada de eso suceda de nuevo —inclinó su rostro, acercándolo al mío, rosando con suavidad mis labios—. Te voy a proteger tal como tú haces conmigo, no permitiré que nadie más vuelva a dañarte.
—¿Hablas en serio JungKook? —me senté frente a él—. Después de todo lo que te conté ¿no vas a odiarme, ni temerme o dejarme? Porque eso no es todo... hay más cosas y esas son las que, quizás no desees escuchar.
—No me importa tu pasado Jimin, a quién quiero es al Jimin de ahora, el Jimin que puede sonreír, al que puede llorar y sufrir, al Jimin guerrero que ha soportado tanto dolor y quien ha vivido tantas injusticias, el que hayas asesinado a gente... eso es algo que superaremos juntos —agarró mis manos, para entrelazar nuestros dedos, siendo un acto tan maravilloso, sincero e inolvidable para mí—. Tienes tu pasado y quiero conocerlo todo, sin que ocultes nada, quiero sufrir ese dolor contigo, apoyar y ayudarte a sanarlo, a que no tengas esas horribles pesadillas y sobre todo a que no vuelvas a llorar como antes.
—JungKook...
—Te contaré de mi vida y sabrás todo de mi como yo de ti, vamos a sobrevivir dentro de este lugar y cuando ambos seamos libres, poder ser felices fuera de este infierno.
—¿Acabas de decir, estar juntos fuera de la prisión? —me sorprendió tanto aquello, que no supe que responder—.
—¿Crees que podría alejarme de ti? Te necesito más que la miserable comida que nos dan aquí, más que el hecho de tener que ver una hora a mi madre y hermana, más que darme una ducha, más que salir al patio y ver los pocos rayos del sol. Te necesito siempre y seguro fuera de aquí será peor, dijiste que me aferrara a ti y eso estoy haciendo.
—¿Por qué tienes que ser tan bueno y amable conmigo? No lo merezco, soy una escoria, no tengo el derecho a ser querido, mucho menos por ti.
—Todos merecemos cariño Jimin, todos —llevó su diestra a mi mejilla, acariciándola, mientras que su zurda seguía entrelazada a la mía—.
—Yo no. Acabé con tantas vidas, hice justicia con mis propias manos, he hecho cosas horribles y sigo haciéndolas...
—No todo lo que has hecho es tan malo, me quieres y eso es bueno, sano y puro, nadie te obligó a quererme y mucho de lo que hiciste antes fue por obligación —acercó su rostro al mío, juntando su frente contra la mía—. Permíteme ayudar, cuidar y protegerte de quien sea, digas lo que digas, sea lo que sea que hiciste en el pasado, a pesar de que sigues con tus negocios, a pesar de estar aquí dentro y todo lo que ha pasado, no me iré y lucharé contra lo que sea, aunque eso incluya hacerlo contra ti y tus arrebatos, tu mal genio y esa mirada asesina con la que en ocasiones me miras, si tengo que morir por este sentimiento, lo haré.
—JungKook —nuestras miradas conectaron con intensidad—. Te quiero.
Sellé una palabra que no recuerdo haber dicho nunca. Una palabra que escuché en ocasiones salir de la boca de Haneul. Una palabra de la cual me burlé infinitas veces. Una palabra que no tenía sentido ni significado para mí. Una palabra que ahora me hacía vibrar y sentirla sin saber aún, el verdadero significado, pero si sabía que se lo decía a la persona indicada. Los labios de JungKook me dieron la sensación de haberlos besado por primera vez, fue una sensación realmente extraña. La chispa que recorrió mi cuerpo fue escalofriante y sorprendente. ¿Esto sienten las personas que quieren a otra? ¿Esto es lo que sentía realmente TaeHyung cuando me decía que quería a su novio? Entonces ¿Qué es amar y cómo sabes que amas a la otra persona? ¿Llegaré amar a JungKook? ¿Él me querrá como yo he comenzado a quererlo? JungKook es un chico increíble.
TaeHyung POV.
Una noche helada, tan fría como ese tormentoso día, cuando su cuerpo cayó frente a mí, desmoronándose producto de un disparo en la frente. La sangre que manchó mis manos al acercarme a ese cuerpo, a él. Mi ropa fue impregnada con ese líquido, todo se volvió oscuro desde ese instante, cuando él me miró por última vez, o más bien, cuando creí que me miraba, pues él ya había muerto con el corte en su yugular. Otra noche sin su calor, sin su presencia y sin su sonrisa, sonrisa que calmaba mis miedos y el recuerdo del día en que mi padre dejo de ser "mi padre". Quise vengarme, quise hacerlo con mis propias manos, matar al asesino de mi amado, verlo sufrir y morir, disfrutar de ello y luego acabar con mi vida para seguirlo a él, pero todo salió mal y terminé en este infierno.
—¿Otra vez aquí? —su mal humor me causaba risa, me divertía verlo enfadado siempre que lo visito, es extraño porque con JungKook, suele sonreír, pero conmigo, esa sonrisa desaparece. ¿Será que lo pongo nervioso? O simplemente ¿le seré repulsivo? —. ¿Es que no tienes amigos para molestarlos a ellos y no a mí?
—JungKook es lo más cercano a la palabra "amigo" y sigue en la celda de Jimin, así que por el bien de mi vida lo mejor es no meterme —cerré la puerta tras de mí y caminé hasta sentarme al pie de la cama—. Así que me pregunté ¿y si mejor voy a hacerle compañía al pobre de Ho Seok? Seguro está solo y aburrido —le sonreí, pero él sólo siguió con su cara de mal humor—.
—Oh, gracias por preocuparte por mí, pero estoy bien. Vete —respondió enfadado—. Al que menos quiero ver es a ti, mucho menos por el hecho de que intentaste robarme un beso mientras dormía, pervertido.
—Ya te dije que la culpa fue tuya, yo sólo me deje llevar, tú me tentaste —sonreí y él maldijo bajo, no pude escuchar su insulto, pero seguro fue para mí—.
—Se supone que los reos no pueden salir de noche —dijo mientras se acomodaba en su camilla, sentándose—.
—En este lugar se suponen muchas cosas, pero cuando tienes de contacto al jefe, las cosas cambian.
—Entonces, estas aquí gracias al jefe —me miró—. ¿Tanta influencia tiene Park Jimin aquí dentro?
—Más de lo que crees —subí ambas piernas a la camilla—. Y dime Ho Seok ¿a qué se debió eso de dártelas del héroe de JungKook? ¿Con que propósito lo salvaste?
—¿Acaso para ayudar a otro debes tener un propósito o algo más? Simplemente lo ayudé y ya.
—Aquí dentro no se hacen cosas innecesarias que podrían costar la vida, los reos saben que cada uno se las arregla solo y si ayudas, habrá un castigo —lo miré fijamente—. ¿Qué quieres de Jeon JungKook? No me digas... ¿estás coladito de JungKook? Vaya ¿tan pronto quieres morir?
—¡Oye! Yo no le voy a los hombres —bufó molesto—. Soy bien hombre para mis cosas.
—¿Crees que nosotros los gay no somos hombres para nuestras cosas? Detesto a los que piensan como tú —su comentario me recordó el día en que mi ... ese señor descubrió que soy gay, como todo lo ocurrido ese día, cuando quiso... remediar mi "enfermedad"—. Para que sepas, los gay somos tan hombres como los tipos heterosexuales, el hecho de nacer con una polla ya nos convierte en uno ¿no? Así que ve cambiando eso que dijiste. Además, no porque a un hombre le guste otro significa que deja de serlo.
—No quise ofenderte, sólo lo solté y ya. Mejor vete TaeHyung, tengo sueño y tú me molestas.
—No quiero pasar esta noche solo —nuestras miradas se cruzaron unos segundos, pero él desvío la mirada—.
—Pues busca a otro con tus mismos gustos y pasa la noche con él.
—¿Y si conversamos? Bien podríamos charlar toda la noche, conocernos y tratar de llevarnos bien.
Quiso decirme que no, lo presentí, pero prefirió callar un momento, pensarlo, analizarlo y al final acomodó sus piernas para dejarme espacio en la parte de los pies de la camilla, estaba algo incómodo y él lo notó, por lo que supuse si quería hablar. Bien, así no tendría que pasar otro aniversario de su muerte, solo.
—¿Y bien? —me preguntó, esperando que dijera alguna palabra, después de todo fui yo quien propuso la idea de conversar y conocernos—.
—Hmm... bien, comenzaré —la camilla tenía respaldo tanto para la cabeza y los pies de la cama, por lo que apoyé mi espalda al respaldo de los pies—. ¿Qué hacías antes de entrar aquí? ¿Eras de esos tipos peligrosos, metido en líos que podrían haberte matado?
—Algo así, digamos que mi trabajo era un tanto peligroso y cada vez que salía a las calles para asegurarme de que todo estuviera bien, pues podría haber muerto.
—¿Y qué tipo de trabajo era? ¿te metías con viejas casadas y sus maridos los pillaron en pleno acto sexual y te quisieron matar?
—¡Claro que no! —respondió exaltado, por lo que reí, su cara fue graciosa—. Sólo trabajaba... en algo peligroso.
—Bien, entiendo que no confías en mí, pero te aseguro que luego me contaras sobre tu trabajo —le guiñé un ojo y él sólo hizo una mueca de asco—. ¿Eres casado? Volvieron a permitir el servicio especial, por lo que podrías tener tus aventuras sexuales con tu novia o esposa.
—Está muerta —mi risita tonta desapareció cuando lo escuché decir que está muerta, su mirada nostálgica me dio a entender que la extraña y realmente la amó—.
—Lo siento, sé que se siente perder a quien amas, no verlo más, ni abrazarlo, ni verlo sonreír o simplemente disfrutar de su presencia.
—¿Perdiste a alguien importante? —esta vez sí pareció importarle nuestra conversación—.
—Sí, hace años atrás perdí a mi primer amor.
—¿Cómo murió?
—Lo asesinaron frente a mí, su última mirada se cruzó con la mía y con ella me transmitió lo mucho que me amó —desvíe su mirada, llevando la mía a mis manos—. ¿Sabes? Hoy es su aniversario, no quería estar solo, seguramente en este preciso momento habría estado en mi celda, con pensamientos suicidas y con unas enormes ganas de ir a su lado.
—Viniste a mí para no matarte ¿eso es lo que tratas de decir?
—Sí —lo miré—.
—Mejor cambiemos de tema —agradecí su comentario, ya que sentí que, si no lo hacía, seguro me pondría a llorar como nena—. Tu familia, ¿tienes padres, hermana, hermano, tíos, abuelos, alguien?
—¿Familia? Creo que en alguna época de mi vida la tuve, ya no recuerdo, más bien no recuerdo que se siente tener una.
—Yo tengo a mi padre, mi madre murió hace un tiempo, tengo un mejor amigo que es como mi hermano mayor, después de ellos no tengo a nadie más.
—Supongo que ahora tendré que hablarte de mi familia ¿verdad?
—Sí, hazlo —me ordenó—.
—Tengo un padre a quién no lo veo como tal, ¿madre? Creo que sigue viva, pero hace tiempo no sé nada de ella, es como si estuviera muerta y mi hermana, ella es un caso perdido, de vez en cuando me viene a visitar o a Jimin.
—¿Visita a Jimin? ¿Por qué?
—Mi hermana, Jimin y yo nos conocemos desde hace unos años atrás, si estoy aquí es por su culpa y la de mi padre, mi hermana tuvo una especie de relación amorosa con él, la cual se basaba sólo en sexo, alcohol, droga y un bebé que no alcanzó a nacer.
—¿Cómo se conocieron Jimin y tú?
—Muchas preguntas ¿no crees? —me levanté y caminé hacia la camilla junto a la suya y me acosté sobre ella—. Ahora te toca a ti, anda, cuéntame lo que sea de tu vida.
—¿De mi vida? ¿Será así entonces? ¿Tú hablas y luego yo?
—Sí. Anda, comienza —miré hacia el techo—. Te escucho.
—Bien —suspiró con cierta molestia—. Estuve a punto de casarme, pero ella murió antes de poder cumplir nuestro sueño, solía ser feliz, pero desde que ella no está, eso cambió, desde entonces, nada importante ha ocurrido en mi vida.
—Una lástima por la parte de no poder casarte, pero quizás ella no era la persona destinada para tu vida —giré un poco mi rostro al mismo tiempo que él, nuestras miradas se volvieron a cruzar—. Anda, ¿no crees en el destino? Cada persona en esta vida nace con alguien ya predestinado, conocemos a muchas personas y amamos durante ese proceso, pero al final llegamos a la vida de la persona destinada a nosotros, quizás la tuya está por llegar o ya llegó.
—No creo en esas tonterías, y menos estando en este lugar, ya te dije, no me van los hombres.
—A Jimin tampoco le iban los hombres, cuando lo conocí era un mujeriego, revolcándose con mi hermana y otras internas, pero llegó aquí y sus necesidades fueron más fuertes, olvidó su orgullo y ahora está muy coladito por JungKook.
—No será mi caso —giró su rostro, regresando a su postura inicial, yo seguí mirándolo, riéndome, ya que pronto le haría cambiar de opinión. Con sus palabras sólo consiguió que mi deseo sexual por él aumentara—. Ya deberías irte ¿no crees?
—No, es más, me quedaré a dormir aquí —me miró sorprendido, luego cambió su rostro a molestia y sólo le sonreí, burlándome—. Buenas noches —cerré mis ojos, aunque me sería imposible dormir esta noche—.
* * *
¿Dónde me estaba llevando papá? ¿Por qué salíamos a escondidas de la casa? ¿Por qué mami no podía venir con nosotros? Haneul ¿por qué papá se estaba subiendo los pantalones cuando quise ir a dormir con mi hermanita? Me obligó a callarme, a no decirle nada a mi mami. Mi hermanita estaba callada, algo raro en ella, casi no jugaba conmigo y se alejaba de todos. Subimos al auto, no se veía nada feliz, es más, podía apostar a que estaba enojado y creo que conmigo. ¿Será por ese beso? No lo creo, según recuerdo no alcanzó a verlo, pero entonces ¿Por qué Lee ya no va a jugar conmigo a mi casa? En silencio siguió manejando, sin decirme hacia donde nos dirigíamos. Estaba lloviendo y no podía ver bien a través de las ventanas del auto, extrañamente llovía muy fuerte y llegaba asustarme un poco.
—No puedes decirle nada a tu madre, este será nuestro secreto TaeHyung ¿sí? —me dijo al detener el auto—. Nuestro primer secreto de padre e hijo.
—Sí, nuestro secreto —le sonreí—. Pero ¿por qué no puedo decirle a mi mamá?
—Porque se podría enojar conmigo ¿quieres que mamá y papá se enojen?
—No, no le diré nada.
Bajamos del auto, un señor grande y gordo nos cubrió con unos paraguas, mi padre agarró mi mano y entramos a un lugar extraño. La gente observaba con miedo a mi papá y a mí con lástima. Subimos por unas escaleras y al llegar al segundo piso, había un pasillo largo con varias habitaciones, caminamos hasta una de las tantas puertas, una mujer caminaba detrás de nosotros, con poca ropa y abrió la puerta. Me obligó a entrar agarrando mi mano.
—TaeHyung te harás hombre aquí, dejarás esos gustos enfermos si o si —me habló mi padre con un tono que me dio mucho miedo, hasta el punto de querer llorar—.
—Ven conmigo niño, jugaremos a algo muy divertido —otra señora menos vieja me agarró de ambas manos y comenzó a guiarme a la cama—. Es muy encantador ¿estás seguro de que sólo tiene trece años?
—Los tiene y ya es hora de que se haga hombre —dijo firme, me miró con desprecio, ¿mi papá me odia? ¿hice algo malo? —.
—¿Por qué te vas? —quise alejarme de la señora, pero me ejerció más fuerza en su agarre, mi papá abandonó la habitación, cerró la puerta y mi desprecio por él comenzó en ese momento—.
* * *
¿Otra vez? Han pasado casi catorce años y mi odio hacia él sigue intacto, creciendo cada día más, imaginando las mil y un maneras de acabar con su vida. Mi padre, ese monstruo asqueroso, despreciable y desgraciado pagaría cada uno de sus delitos.
—¿No puedes dormir? —me preguntó—. Han pasado casi dos horas y sigues murmurando cosas, ¿a quién quieres ver morir? ¿Qué te hicieron a los trece años?
—Regresaré a mi celda —me levanté de la camilla—. Mañana regresas a la tuya ¿cierto?
—Sí ¿Por qué?
—Podríamos intentar ser amigos, es mejor eso a ser enemigos —lo miré por última vez y lo dejé solo, regresando a mi solitaria celda, lugar que me recuerda cada día y noche que mi único enemigo es nadie más que mi propio padre—.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro