S2: Capítulo diez
JungKook POV.
Creí por un momento tener problemas de visión y audición, jamás en estos casi dos años dentro de esta prisión, había visto una mirada así en Jimin, jamás creí que podría llegar a estar sorprendido de ver a alguien y de mostrar, por un momento, susto. Ese hombre, cuando llegó y dijo ser su padre, lo creí, pero cuando se vieron, supe enseguida que no lo eran. Es que, ¿Qué clase de padre miraría con tanto odio a su hijo? ¿Qué padre le hablaría con tanto rencor y desprecio? Un padre no se comportaría de esa manera con su hijo, jamás. Sus miradas de odio y amenaza eran evidentes, hasta mi madre las notó y se asustó mucho. Cuando Jimin gritó con tanto dolor en sus palabras... no se si es extraño, pero parte de ese dolor, lo sentí y quise levantarme, correr y abrazarlo, pero sabía que no me dejaría. Lo último que el tipo le grito me dejo atónito, ¿es que acaso Jimin fue abusado...y golpeado en su pasado? ¿Cómo es eso de que sólo un enfermo llevaría a su hijo a ese lugar? ¿A qué lugar se refería Jimin? ¿Qué clase de pasado tuvo? ¿Quién es realmente Park Jimin? Tenía tantas dudas y preguntas, por lo que cuando abandonó la sala de visitas hecho un tornado, a punto de destruir y arrasar todo a su alrededor, me despedí de mi madre y salí tras él.
Caminaba con pasos fuertes, seguros y llenos de odio, como si a través de ellos quisiera apaciguar un poco el cómo se sentía. Al llegar a su celda, cerró la puerta rápidamente, colocando el cerrojo, impidiendo que alguien entrara, decidí esperar un poco, no escuchaba nada dentro de la celda, hasta que gritó "¡Ya déjenme!", "¡malditos todos!". ¿Qué le hicieron para que reaccionara de esa manera? Un Jimin descontrolado, furioso, dejándose llevar por sus emociones más profundas, dolorosas y terroríficas lo estaba poseyendo, estaban controlando su mente y cuerpo con recuerdos que, quizás, le causan un profundo dolor, dolor que ha estado guardado siempre, todo este tiempo dentro de él. Y cuando al fin me abrió la puerta, después de gritar, golpearla con mis manos y darle de patadas, su respuesta me destrozo. Después de todo, Yoon Gi tenía razón y sólo había sido utilizado por Jimin, nuestras pocas noches juntos, las veces que me entregué a él en cuerpo y alma, cuando decidí abrirle mi corazón y confiar plenamente en él, todo eso para él no tuvo importancia, cuando para mí, lo fue todo.
—Fíjate por donde caminas, pedazo de mierda —no noté por dónde caminaba, ni que otro reo se acercaba, por lo que empujarlo sin querer, no fue algo que pude evitar—.
—Ten cuidado tú, idiota —le respondí, sintiendo mí sangre hervir por tanta mierda junta, por recordar las palabras de Jimin, por esa mirada frívola, distante e indiferente como al principio. Ya no me veía como a su persona importante, ya no era su chico ni su reo especial, sólo era uno más, simplemente Jeon—.
—¿Cómo me llamaste? —me preguntó enojado, acercándose para golpearme y antes que lo hiciera, el primero en lanzar el primer golpe, fui yo, pero mi golpe fue débil y a cambio, me gané dos puñetazos en el rostro—.
—Hijo de puta —limpié la sangre de mi labio y me lancé sobre él, tirándolo al piso quedando sobre su cuerpo, aprisionando sus piernas con las mías y dándole puñetazos en el rostro. Unos brazos me alejaron del maldito que me sacó de quicio, tirándome contra la pared de cemento, los golpes en el estómago y rostro fueron inevitables y cayeron por montón sobre mi cuerpo—.
—¡Oye, déjenlo! —la voz reconocible de JongHyun fueron mi salvación, pero yo quería pelear hasta donde más pudiera, hasta que mi rabia, tristeza y decepción lograran desaparecer o al menos, disminuir. Los tipos se fueron y caí al piso, sin fuerzas para levantarme, y no es que no tuviera fuerza física, sólo que emocionalmente ya no tenía y prefería quedarme ahí, tirado sobre el piso frío y sucio—. ¿Estás bien? ¿Por qué te han golpeado?
—Sólo quería diversión —le solté sonriendo, forzándome a sonreír, cuando en realidad quería llorar—. JongHyun... ¿Key alguna vez te ordenó que te alejaras de él? —me miró sorprendido y algo triste por recordarle a su amor—.
—Un par de veces, cuando discutíamos o él asesinaba algún reo por órdenes de Jimin ¿acaso Jimin te ordenó te alejaras de él?
—Lo hizo y me duele aquí —llevé mi zurda al centro de mi pecho—. Arde mucho, y son como fuertes punzadas de cuchillos afilados, hechos para desgarrar y destrozar lo que sea.
—¿Qué pasó exactamente entre tú y él? ¿Han discutido? —me ayudó a levantarme, arrastrándome en dirección a mi celda—.
—Sólo quería ayudarlo... saber qué era lo que lo atormenta, apoyarlo y estar a su lado ¿hice mal? —miré a mi amigo y éste no supo que responderme—. Soy un imbécil por quererlo y peor aún, permitirle entrar en mi corazón y alma.
—¿Quieres que te lleve a la enfermería? —ignoró mi comentario y lo agradecí—.
—No, sólo quiero dormir —ya en mi celda, me ayudó a subir hasta mi cama. Yoon Gi omitió preguntar qué pasó, sólo comentando "Jimin" y luego abandonó la celda rápidamente. Mi amigo me dejo solo y las lágrimas no tardaron en aparecer—.
Jimin POV.
Ni siquiera el dormir podría ayudarme ahora, la visita de ese desgraciado terminó por despertar aquellos recuerdos que tanto trate de olvidar o almacenar en lo más oscuro y abandonado de mi cerebro. Encerrando cada asqueroso, perturbador, doloroso y abominable recuerdo en una caja invisible, con cientos de cerrojos iguales para que no escaparan. Pero ahora han reaparecido sin control alguno, regresaron para recordarme que las personas pueden ser aún más monstruosas que los animales más peligrosos del mundo, recordándome que fui uno de ellos, que sufrí tanto como ellos y que me hicieron mil cosas como a todos los de ese horrible lugar.
JungKook... él fue el primero en recordarme mi pasado, fue el primero en presionar en mis cicatrices, abriéndolas de nuevo, mirándome como todos ellos, despreciándome y odiándome como los demás. Lo lastimé como ellos hicieron conmigo, jugué y me divertí, gocé su sufrimiento tanto como ellos gozaron con el mío... pero, las cosas no terminaron como acabó conmigo. Él es más fuerte que yo, él es valiente, luchador, cariñoso con su familia, amado por su madre y hermana, no está solo, las tiene a ellas, decidió sobrevivir a este lugar por la simple esperanza de que llegará el día en el que saldrá de aquí. No se dejó vencer por mí, llevándome la contra y desafiándome siempre que puede, demostrándome que la piedad, el perdón, el arrepentimiento existen, pero ¿Qué más puedo obtener de él? Mis padres me amaron y quisieron mis primeros casi cinco años de vida, y, aun así, me dejaron, me abandonaron en este mundo lleno de injusticias. Jeon... JungKook terminará por abandonarme como todos lo han hecho en mi desgraciada vida.
En la noche, cuando ya todos dormían en la prisión, abandoné mi celda. Me conseguí un cigarrillo con uno de los guardias y me dirigí al patio. No estaba tan helado, pero tampoco estaba cálida la noche, pero era perfecta para enfriar mi mente y tratar de pensar con la mente fría y calmada. Monster se acercó al verme en el patio, tan solitario, ya que, a pesar de ser el jefe, no podía andar a esas horas fuera de mi celda.
—Sabes que no puedes estar aquí a estas horas Jimin —y a pesar de sus palabras, sacó un cigarrillo y se sentó a mi lado, en el poco pasto del patio—. En la tarde, esa visita... ¿aquel señor, es el padre de ese chico?
—Sí y con su visita, he recordado mi pasado y era algo que no quería.
—Escuché cosas de ese lugar donde estuviste antes de entrar aquí, tan horrible fue, ¿Cómo para que trataras de esa manera a JungKook? Sabes que él no tenía la culpa y que sólo quería ayudarte.
—Lo sé, y por eso ahora me siento tan frustrado —lo miré y luego regresé mi atención al cigarrillo—. Le pedí que no se fuera de mi lado, le prometí que lo cuidaría y que no lo apartaría de mi vida, y hace unas horas ¡yo lo empujé fuera de ella!
—JungKook... ese chico realmente te quiere, Jimin —lo miré sorprendido, ya que jamás he tenido este tipo de conversaciones con Monster—. Ambos sabemos que él no es un asesino y a pesar de eso, decidió seguir adelante con lo que ustedes tienen, a pesar de saber y presenciar como decidías el futuro de otra persona y ya sabemos a qué me refiero con eso. Si yo fuera él, te mantendría a cinco metros de mi vida.
—Eso también lo sé y sé que soy el idiota más idiota de todos, un desgraciado que no merece su cariño, pero hace un momento, aquellos recuerdos vinieron de golpe, por montones y lo único que quería, era estar solo, no quería que él me viera de esa manera.
—Deberías hablar con él, explicarle lo que sucedió y contarle eso que tanto te atormenta —me dijo seriamente—. Recuerdo que tu primer año en la prisión fue bastante difícil. Tus pesadillas por las noches, los gritos, las peleas interminables, el cómo intentaste huir tres veces y terminaste con lesiones y fracturas, todo eso producto de tu pasado, habla con él y deja que te ayude, eso ya no es algo que puedas cargar por ti mismo, necesitas su ayuda.
—No quiero meterlo en esa basura, si se entera de todo eso... seguro decidirá alejarse definitivamente de mi —terminé mi cigarrillo, tiré la colilla al suelo y llevé mis manos a mi cabeza—. Y no sé si aguantaría estar solo otra vez.
—Deja que sea él quien lo decida —se levantó, tirando la colilla de su cigarrillo también—. Anda, vuelve a tu celda y trata de dormir.
Monster fue testigo de mis noches de pesadillas, fue quien calmó a golpes mis gritos, arrebatos y las imparables peleas en mi primer año aquí dentro, fue quien me ayudó cuando seis reos me quisieron matar, fue a quien pude comentarle acerca de las pesadillas, y ha sido al que he podido pedir palabras sabias cuando me he encontrado perdido en este lugar de mierda. Aun así, no deja de ser un guardia y yo un reo, pero en momentos necesarios, como hace minutos atrás, agradecía que nos olvidáramos de eso y pudiéramos hablar cómodamente. Camino a mi celda miré el pasillo que lleva a la de JungKook, y aunque tuve unas inmensas ganas de ir y hablarle, desistí, regresando a mi celda. Ya mañana buscaría la oportunidad para hablar con él, y claro, dependiendo si me la ponía fácil o no acercarme a él, porque admito que JungKook tiene un puto genio cuando se cabrea.
Las pocas horas que tuve de sueño, fueron suficiente para pensar en muchas cosas y tratar de decidir si contarle ciertas cosas de mi pasado a JungKook, sé que eso lo ha tenido un tanto preocupado y molesto, pero no estoy seguro si sería lo mejor, no ahora, cuando lo he echado de mi vida, cuando prometí no dejarlo ir jamás. Cuando una persona tiene tanta mierda en la cabeza, tantas preocupaciones y temores, suele decir cualquier estupidez y la mía fue decirle que se alejara de mí, mientras que la realidad es completamente diferente.
—¿Y JungKook? —le pregunté a su compañero de celda al no verlo en ella—.
—Fue a enfermería, quería saber el estado de Ho Seok y de paso tratarse unas heridas —me respondió de lo más indiferente y molesto, cosa que no me sorprendía hoy en día—. Te has pasado Jimin, si querías darle algún escarmiento, no debiste golpearlo tan brutalmente.
—¿De qué mierda hablas, Yoon Gi? —me adentré un poco más en su celda—. ¿De qué heridas y golpes hablas? ¿Alguien lastimó a JungKook?
—Al perecer no fuiste tú —se levantó de su cama—. Está en enfermería, ve y pregúntale tú, pedazo de bestia.
¿Es que se metió en otro problema? ¿Ya estuvo haciendo de héroe defendiendo a otro reo y a cambio, ganándose golpes? Le gusta preocuparme y alterarme, ¡todo a la misma vez! —de camino a la enfermería me crucé con TaeHyung, quien al parecer venía de ese lugar—.
—Oye Jimin ¿Qué pasó con JungKook? —lo miré confundido, al parecer me había perdido muchas cosas en sólo unas horas—.
—Explícate.
—Llegó a enfermería con heridas en su rostro, moretones en el estómago y en sus piernas —me miró fijamente—. ¿Volviste con tus castigos hacia el pobre chico?
Me alejé sin despedirme, caminé rápidamente lo que quedaba de pasillo para llegar a la enfermería. Pude ver la espalda de JungKook cuando abrí la puerta, donde se encontraba Ho Seok acostado en la camilla, acompañado de Jeon, a quien buscaba.
Ho Seok me vio y al notarlo JungKook, se giró y al verme, su pequeña sonrisa desapareció, dio un par de pasos en dirección a la puerta para abandonar la habitación y alejarse de mí. Tal como yo se lo ordené la tarde anterior. No fue necesario tenerlo cerca para ver las heridas en sus mejillas, la doble herida en su labio inferior y una en su frente. Al verlo caminar, noté cómo llevo su zurda a su abdomen, seguro le dolía bastante. Su caminar era un tanto extraño, seguro sus piernas también estaban heridas.
—¿Quién te ha dejado así? —me interpuse en su camino, frente a él, quién me miró fijamente con desprecio en esos ojos que tanto me gustan—. Responde JungKook ¿Quién te ha dejado así y por qué?
—No es asunto tuyo, ya sabes, unos cuantos polvos sin importancia no significan nada, por lo que, pase lo que pase conmigo ¡es mi puto problema! —me respondió de la misma forma en que le hablé el día anterior, diciéndome lo mismo que le dije y seguro, sintiendo tal cual él sintió, miles de dagas que pinchaban con fuerza mi pecho—. Vendré más tarde Ho —le informó y pasando por mi lado, abandonó la enfermería—.
—Bien, ahora es turno de tus heridas Jeon... —el doctor salió de una puerta trasera, con implemento nuevo, al parecer se le habían acabado—. ¿Y el reo Jeon? Necesito desinfectar sus heridas.
—Yo me encargo de traerlo —respondí, antes de salir del todo, pude ver como Ho Seok me observaba con cierta mirada misteriosa que no supe descifrar, aunque poco me importaba, de momento—.
Jeon claramente caminaba con cierta dificultad, por lo que supuse no fue sólo uno quien lo golpeó. Caminé rápidamente hasta alcanzar y detenerlo, pero al agarrar su brazo, rápidamente se soltó con brusquedad, sabía que era yo.
—JungKook...
—Jeon, ayer me dejaste claro que volví a ser Jeon para ti —me respondió dándome la espalda—. Y te agradecería que no me sigas, bastante tengo con todo lo que me dijiste antes.
—Es sobre eso de lo que tenemos que hablar, pero antes —con algo de brusquedad, le di la vuelta para así poder mirarlo a la cara—. ¿Quién te ha golpeado? Mejor dicho ¿Quiénes te golpearon y por qué?
—No tenemos nada de qué hablar, ya me quedo todo muy claro y como te dije en enfermería ¡es mi puto problema! —y antes de que intentara huir, lo agarré de ambos brazos, impidiendo su plan de escape—. Suéltame.
—No hasta que me respondas ¿Quiénes fueron los hijos de puta que te dejaron de esta manera? ¿Acaso hiciste de héroe de nuevo? ¿A qué reo defendiste ahora?
—No defendí a ningún reo —desvío mi mirada, murmurando—. Y sólo quería ser tu héroe, idiota.
—Sé que soy idiota y por eso vine a buscarte, necesito hablar contigo por lo que sucedió ayer, por toda la mierda que te dije —fui disminuyendo la fuerza con que la que antes le agarré ambos brazos—. Hablemos, por favor, JungKook.
—¿Para qué? ¿Para qué me mientas y luego me salgas con que todo ha sido una farsa, un juego, una mentira? Prefiero dejar las cosas así... —no pude aguantar más, por lo que lo silencié con un beso, el cual él no desprecio y aceptó abriendo su boca, dándole el paso libre a mi lengua—.
—¿Me darás unos minutos para que hablemos? —le pregunté al dejar de besarlo—.
—Sólo si me cuentas qué pasó exactamente ayer —sabía que diría eso, y yo ya no tenía razón alguna para no contarle cosas sobre mi pasado—.
—Vamos a mi celda —agarré su mano, entrelazando mis dedos a los suyos—. Pero antes, solucionaremos el tema de tus heridas y los golpes ¿Quiénes te golpearon?
—Ya no tiene importancia, en parte tuve la culpa, yo busqué pleitos primero.
—Aun así, no debieron golpearte entre dos o más personas, dame nombres o descríbeme sus rostros.
—Está bien, vamos —soltó mi mano y siguió el camino, dirigiéndonos al patio donde seguro estarían los reos que lo golpearon—.
Los demás prisioneros estaban en sus propios asuntos, los de la esquina derecha platicaban cómodamente, pero al verme en el patio acompañado de JungKook, palidecieron, sobre todo dos de ellos, por lo que nuestra búsqueda no tenía que seguir. Agarré la muñeca izquierda de mi acompañante y nos dirigimos hacia esa esquina, estos nos observaban fijamente, mientras que los otros dos sólo querían huir.
—Bien ¿Quiénes de ustedes golpearon ayer a JungKook? —los dos tipos pálidos desviaron mi intensa mirada—. Ustedes, los del fondo —los señalé y sus amigos abrieron paso hacia ellos—. ¿Por qué tan asustados? ¿Acaso fueron ustedes quienes golpearon a JungKook?
—Para nada jefe —respondió el más bajo—.
—¿Fueron ellos JungKook? —lo miré y él sólo asintió con un leve movimiento de cabeza—. Bien, ve a enfermería para que te ayuden con tus heridas, yo hablaré unas cosillas con estas basuras.
—Jimin...
—Y luego vas a mi celda —le ordené, no me discutió ni nada, dio media vuelta y me obedeció—.
Miré a los dos tipos en especial, sólo una mirada más y se mearían en sus pantalones, sería una imagen muy graciosa y vergonzosa frente de tantos reos presentes. Un espectáculo que disfrutaré tanto como los demás, no les quedarían ganas de golpearlo de nuevo, ni siquiera de mirarlo en sus putas vidas.
Me acerqué dando cuatro pasos, pero estos ni siquiera podían moverse para retroceder y alejarse de mí. El más bajo me miraba con miedo, ese miedo que sientes en todo el cuerpo cuando sabes que podrías morir en ese mismo instante. Su mandíbula le temblaba tanto o más que sus manos, las cuales no podían estar quietas.
—jefe de verdad lo siento... no quisimos golpearlo.
—¿Cómo qué no? —habló al fin el más alto—. Si fuiste tú quién lo siguió y golpeó primero, mientras lo golpeabas en el estómago, sonreías como el enfermo que eres.
—¿Ah sí? —le pregunté acumulando toda mi ira en mis puños—.
—En realidad él está celoso de ese tal JungKook, como ahora es tu nuevo protegido y puto personal... —mi puño terminó en su rostro, rompiendo su nariz, la cual comenzó a sangrar rápidamente—.
—JungKook no es mi puto personal, mi protegido sí, pero no mi puto —le soltaba mientras lo ahorcaba, manchándome con su sangre—. Él es mi hombre, por lo tanto, ni tú, ni mucho menos tú —señalé al más bajo—. ¡Ni nadie puede tocarlo! ¡¿Está claro?! —grité, teniendo desde hace minutos atrás la atención de todos—. Si alguien, quien sea, se le ocurre ponerle un dedo encima a Jeon JungKook, pagará con su vida —volví mi atención a mi victima—. Deberías agradecerle a JungKook por tu vida, él odia que yo asesine, hijo de puta — antes de soltarlo, le di un puñetazo en el estómago, el maldito terminó de rodillas en el piso, cubriendo con su diestra su nariz y con la zurda sobando su estómago—.
Me dirigí a mi celda en busca de una remera limpia, JungKook aún no llegaba, por lo que seguro seguía en la enfermería, aproveché eso y me dirigí a las regaderas para darme una ducha rápida y así, enfriar mis pensamientos, tratando de ser fuerte para lo que tendría que hablar minutos después con él y teniendo la esperanza de que no volviera a odiarme con todo lo que le contaría, que no me viera como un monstruo de nuevo a ni me temiera.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro