S2: Capítulo dieciséis
JungKook POV.
No, Jimin no me haría algo así, no se lo permitiré. Con un dolor bastante incómodo en mi muslo, terminé de colocarme el calzado, listo para abandonar la sala de enfermería, ya abriendo la puerta fui interrumpido por Yoon Gi, quién con fuerza me agarró de los brazos y me obligó a regresar a la cama. Lo miré confundido y molesto, pues bien, sabía hacia donde quería dirigirme, pero por su seria mirada, supe que no me dejaría salir.
—Maldición, Yoon Gi —lo miré enfadado—. Si no voy y lo detengo, alguien morirá...
—Y ese no será Jimin, así que te quedas tranquilo y no me obligues a tener que golpearte hasta dejarte inconsciente, porque si esa es la única manera de evitar que salgas —su mirada era oscura, preocupante, temerosa—. ¡Lo haré!
—Pero Jimin...
—Te dije, te advertí que te mantuvieras alejado de él ¿Y qué hiciste? Te encariñaste y te convertiste en un estorbo —agarró la silla del doctor, apoyándola a la puerta y sentándose en ella—. Antes, él no temía a nada, ni siquiera a ese asunto que tiene con el padre de TaeHyung, pero tú...Ustedes jamás debieron confundir sus sentimientos o al menos tú no debiste dejarle meterse más en tu vida.
—Yoon Gi —me levanté, al borde de las lágrimas—. Por favor, déjame ir y detener a Jimin, está muy enojado y podría hacer lo que sea, yo...no quiero que le suceda nada, por favor.
—Jimin sabe lo que hace, es hora de que ponga fin a su pasado en ese reformatorio o al menos, parte de ello —desvió mi mirada—. Porque mientras vivan los hermanos Kim y su padre, ese pasado jamás se irá por completo.
Yoon Gi no me dejaría salir de enfermería, no me permitiría detener a Jimin. No podría evitar una tragedia. Mi presentimiento de que algo malo ocurriría era cada vez más intenso, el pecho me dolía y a pesar de que le ruegue, Yoon Gi no cambiaría de opinión.
Jimin POV.
Sabía que, en algún momento, dentro de este puto lugar, mi relación con JungKook se vería afectada. ¿Es que acaso jamás voy a poder ser feliz? ¿No podré disfrutar de una relación y dar amor? ¿Esta puta vida que elegí terminará dejándome completamente solo? Maldición, sólo quiero poder estar con JungKook, darle un poco de sonrisas dentro de este lugar, lugar al que él no pertenece.
—¡Monster! —llamé al superior de los guardias, quién se veía bastante cabreado, a decir verdad. Se acercó hasta quedar de pie frente a mí—.
—¿Qué harás, Jimin? Conozco esa mirada y de seguro nada bueno se viene ¿verdad?
—El asunto que tengo con Se Jong se acabará hoy —caminé hacia mi celda, con él siguiéndome—. No será un espectáculo para todos, sólo será entre él y yo.
—Sabes que no puedes matarlo porque sí.
—Lo retaré a un duelo —saqué una navaja que mantenía escondida en un lugar donde JungKook no pudiera verla—. Él está tan preparado como yo. Me provocó y yo le responderé —le mostré la navaja y tragó saliva con dificultad. Ambos sabíamos que este tipo de objetos deben ser arrebatados enseguida por un guardia al verlo, pero si no terminaba con toda esta mierda, muchos pagarían por un error mío y ya estaba cansado de tantas muertes a mi alrededor. No quiero que JungKook tenga que cargar con mis errores del pasado—. Tú sólo debes encargarte que nadie interfiera, yo me encargaré de lo demás.
—Jimin ¿Qué ha pasado con JungKook? ¿Dónde está? ¿Por qué no está aquí, deteniéndote?
—Terminó lo nuestro, ahora está en enfermería con Yoon Gi y tiene como orden mía no dejarlo salir —abandoné mi celda, para dirigirme al patio, lugar donde la mayoría de los duelos, riñas y complot ocurren, sitio donde mucha sangre ha sido lavada por la lluvia, pero que siguen en las memorias de todos—.
En un minuto, el centro del patio fue desocupado. Los reos formaron un círculo grande, para evitar cualquier tipo de trampa. Se Jong es de esos tipos que juegan sucio y que jamás se defiende solo. Sé que no es el único enviado por el padre de Jang Yong y que esta sería la mejor oportunidad para que cumplan con su orden, la cual es matarme.
El rumor de que había retado a un duelo a un reo se esparció rápidamente, llegando a oídos de JongHyun y TaeHyung, quienes rápidamente se acercaron a mí.
—¿Estás loco? —a pesar de su voz, claramente histérica, jamás creí que llegaría a preocuparse por mí—. Sabes que no deberías hacer este tipo de cosas ¿Qué pasa si mueres?
—Tranquilo Kim, no moriré, no antes de acabar con tu padre —le sonreí confiado, porque si, no moriré hasta acabar con el responsable de todo esto—.
—¿Acaso quieres hacerle compañía a Key? —me dio un leve empujón JongHyun—. ¿Quieres que JungKook termine como yo o peor? ¡Responde!
—Él estará bien porque yo no moriré hoy —le devolví el empujón—. Ustedes sólo preocúpense que el bastardo de Se Jong no tenga oculto algún juego sucio, seguro habrá más de uno que me querrá lastimar.
—¡Park Jimin! —giramos un poco nuestros rostros hacia quién me llamó, pero no era necesario ver, ya que sabía quién me llamaba—. ¡Anda Park, ven aquí monstruo!
Decidido a lo que tendría que hacer, listo para aceptar lo que fuera que llegue a suceder. No aceptaría una derrota, no hasta ver y hacerle pagar al desgraciado que hirió a JungKook para llegar a mí. Ese hijo de perra moriría hoy.
—Por lo visto te ha llegado mi mensaje —con esa mirada desquiciada, que años atrás casi perdió por mí, ahora estaban preparando mi muerte o al menos eso es lo que él cree que va a suceder—.
—No debiste meterte con JungKook —ambos en el centro del círculo hecho por los reos, con algunos guardias observando. Por orden de Monster no se meterían hasta que alguno de nosotros termine muerto—.
—No debiste meterte con Jang Yong —miró a su alrededor—. ¿No se te hace familiar esta situación?
—Para nada.
—Sabes que sí —comenzó a caminar, dentro del círculo. No le di la espalda en ningún momento—. ¿Escuchas los gritos? —a decir verdad, por alguna extraña razón los reos estaban en silencio, cosa que me parecía raro ya que siempre arman un griterío cuando se trata de riñas—. ¿Los escuchas?
—No escucho nada, enfermo de mierda.
—Sí, quizás estoy enfermo, pero no más que tú —se detuvo—. Ese día, había mucha gente alrededor, en el centro se encontraba aquella chica, si, esa que jamás se separaba de ti, la puta Kim y también estaba Jang Yong ¿Ya recuerdas?
Lo recuerdo...
(Flash Back)
—Jimin ¿has visto a Haneul? —entró TaeHyung en nuestra habitación, seguro pensando que la loca de su hermana estaría conmigo—.
—¿Por qué tendría que haberla visto? —lo miré molesto—.
—Pasa la mayor parte del día contigo —respondió molesto—. ¿La has visto sí o no?
—No.
Volvió abandonar la habitación, llevando cierta prisa, lo cual me pareció extraño. De vuelta a mi manga, el cual robé de un compañero. Siempre, desde que lo obtuve, disfrutaba de las estupideces escritas y dibujadas sobre el papel.
—Aunque... ¿Por qué no ha venido en todo el día? —dejé el manga sobre mi cama, me levanté y me coloqué los tenis que me regaló el padre de TaeHyung días antes—.
(Fin Flash back)
Quizás ese día no debí abandonar mi habitación. Quizás no habría pasado esa catástrofe si tan sólo me hubiera quedado acostado en mi cama, disfrutando del manga. De esa manera, tal vez... yo no habría hecho todo aquello.
—Lo estás recordando ¿verdad?
—Te dije que no recuerdo nada —mentira, todos los días lo recuerdo y hasta he tenido pesadillas por ese maldito día—. Vamos a ponerle fin a toda esta mierda.
—Por supuesto, pero antes quiero que aquí, ante todos los presentes, escuchen sobre la monstruosidad que vive con ellos y al cual llaman "jefe".
—Sólo harás que me teman más —tragó saliva—.
—Únicamente quiero que pagues por la forma brutal en la que mataste a mi mejor amigo, a la única familia que tuve en ese asqueroso lugar —me odiaba, podía sentir y verlo, por sus palabras, su tono de voz, su mirada, en cómo apretaba sus manos formando un puño y dejando ver la blancura en sus nudillos—.
Y sí, sé muy bien que merezco su odio, el del padre de su mejor amigo y de Jang Yong, quien seguro me odia en donde sea que esté, pero él no fue un santo, no, fue un desgraciado. Y ese día todos presenciaron el cruel, asqueroso y despiadado crimen hacia esa chica y a la hermana de TaeHyung.
(Flash back)
—¿Dónde diablos se ha metido Haneul? —TaeHyung estaba junto a su novio, con quien en ese entonces no tenía problemas, aun—.
—TaeHyung —un chico del reformatorio se le acercó rápidamente—. Sabes que no tengo problemas con nadie y que no me entrometo en lo que no me corresponde, pero si no vas ahora, tu hermana terminará muy mal.
—¿Dónde está? —preguntó preocupado, a pesar de todo, él quería a su pequeña hermana—.
—La tienen en la sala de castigo, Jang Yong y su grupo la tienen junto a otra chica...
TaeHyung y su novio salieron corriendo hacia el lugar. Por alguna razón que desconocía en ese entonces, mis pies quedaron pegados al piso por unos minutos, debí quedarme, debí quedarme ahí, pero fui y presencié lo más brutal que pude haber visto, hasta ese momento.
—Vamos zorras, frótense, tóquense para nosotros —Jang Yong tenía en su diestra un palo con el que suelen castigarnos cuando quebrantábamos alguna regla o nos negábamos a trabajar, mientras que en su zurda tenía una tijera—. Kim eres la más zorra aquí, anda, tócate, quiero masturbarme mientras te observo.
Sus tres amigos que solían andar siempre con él estaban esta vez disfrutando, sólo observando. Sus miradas asquerosas, sonriendo ante como el desgraciado de su amigo torturaba a las dos chicas amarradas sobre la mesa de castigo, pero... ¿Qué es eso? ¿Él sería capaz de hacer algo así?
—No... por favor no... —la chica junto a Haneul lloraba, le rogaba que no hiciera lo que todos pensábamos que haría, acercando la tijera al pezón desnudo, porque la chica estaba completamente desnuda, rozó el objeto sobre su pezón derecho, lamiéndose el labio superior—. No por favor...
TaeHyung se paralizó. Su novio no era de los tipos que buscaban o se metían en líos, pero esa vez pude verlo furioso. Y una vez que Kim regresó a la normalidad, queriendo ayudar a su hermana, otros tipos los agarraron evitando que interfirieran. Seguí observando, sintiendo enojo, mucha rabia, un sentimiento que no podría controlar si eso seguía, y siguió. Jang Yong terminó cortando el pezón a la chica, el grito desgarrador de ella y el de miedo de Haneul, seguro pensando que le harían lo mismo. No satisfecho, cortó el otro pezón, la pobre chica no pudo defenderse y sólo gritaba, lloraba. Se retorcía a causa del dolor. La sangre se deslizaba por la herida hasta el abdomen y más abajo. Sin sentirse satisfecho, aun, de su crimen, se bajó el pantalón y bóxer, violando a la chica frente a sus amigos, TaeHyung, su novio, Haneul y yo, otros llegaron por los gritos descontrolados de la chica, pero nadie ayudó.
—No, por favor, déjame —Haneul comenzó a rogar por su vida viendo como el enfermo se posicionaba entre sus piernas, abriéndolas y amenazando con herirla con la tijera en su zurda—.
No sé qué me paso en ese momento, fue como si dentro de mi cabeza, se escuchara un ¡clic! Como si algo se hubiera roto. Perdí mis sentidos. Enloquecí. El palo que antes tenía en su diestra, se lo arrebaté y comencé a golpearlo en la espalda, lo tiré al piso y le golpeé en el rostro, rompiéndole la nariz, destrozando su mandíbula. Sus amigos se abalanzaron sobre mí, pero, sin saber aún cómo, los alejé y herí con la tijera que Jang tiró al piso. Les dejé marcas a todos, a dos con heridas profundas, y el tercero con un corte en la mejilla. Regresé a su amigo, a quien tenía con el rostro ensangrentado, le destrocé las piernas a palos, le pisé el miembro tantas veces que ya no recuerdo el número exacto. Se Jong fue el que sufrió la herida en la mejilla, cicatriz que con los años casi ni se nota. Aun poseído por mi rabia, furia, descontrol o lo que haya sido ese día, seguí golpeándolo. El tipo no pudo ni hablar, casi inconsciente, todos quedaron paralizados al verme en ese estado. TaeHyung, desde entonces me temió, hasta que asesiné a su novio, luego sólo fue odio.
Al día siguiente encontraron el cuerpo de Jang Yong tirado en el piso, lo llevaron de inmediato al hospital, sólo supe que había llegado muy mal, terminando en estado de coma para luego morir nueve meses después.
Desde entonces, eso que se rompió dentro de mi cabeza, jamás volvió a arreglarse, siendo cada vez peor. Hasta la forma en la que terminé con la vida del novio de TaeHyung fue inhumana, cruel, monstruosa.
(Fin Flash back)
Hasta hace poco, por fin sentía que aquello se comenzaba a regenerar, ayudándome a no volver a cometer tales crímenes, pero al parecer ese Jimin, al cual no le interesaba la vida de nadie, donde sólo se preocupaba de vivir, tendría que regresar para poder mantener con vida y seguro lo único bueno en su vida. En mi vida.
El cielo de repente se llenó de nubes grises, algunas gotas comenzaron a mojar el suelo, rejas, cemento, las ventanas de algunas celdas, a nosotros los reos y a los guardias, sí, pronto se vendría una tormentosa lluvia. ¿Debería de seguir con esto? Si vuelvo a matar ¿JungKook podría perdonarme una vez más? Creo que juego demasiado con mi suerte.
—¡Cuidado Jimin! —escuché el grito desesperado de JongHyun, volviendo a mis sentidos, a la realidad, pero sin poder esquivar la navaja de mi enemigo, la cual terminó dañando mi brazo, provocando un corte no tan grave en él.
—Mierda —retrocedí rápidamente, llevando mi diestra a mi brazo contrario, cubriendo la herida y sangre proveniente de este.
—Tuviste suerte —dijo orgulloso, creyendo que con eso podría vencerme.
—Eres un idiota, esa fue tu única oportunidad de atacarme —rasgué una parte de mi playera, ayudándome de eso para improvisar una venda, envolviendo la zona herida.
—Te mataré hijo de puta —se acercó, pero le esquivé una vez más. Apreté con bastante fuerza mi navaja y ahora fui yo quien se acercó. Su mirada de terror me causo risa.
—¿Por qué huyes de mí? ¿No que ibas a matarme? —me burlé mientras le perseguía, este no me daba la espalda, sabía que podría significar su muerte antes de tiempo—. Venga, mátame, inténtalo.
La lluvia era cada vez más potente, siendo gotas grandes. Caían con fuerza desde el cielo. El poco césped del patio no tardó en quedar empapado. Los guardias comenzaron a gritar, ordenando a los demás reos que se metieran a sus celdas. Monster siguió observando, al igual que JongHyun y TaeHyung. Sólo nos encontrábamos nosotros cinco en el patio, los demás guardias se adentraron en la prisión.
Monster sabía que uno de los dos tendría que morir, de lo contrario, esto se repetiría una y otra vez, derramando sangre inocente.
Se Jong se acercó nuevamente, cortándome en el otro brazo, siendo sólo un corte insignificante, que casi ni sangró, sólo un roce. Pero el corte que yo le hice en su brazo derecho fue más que un roce, este le sangró de inmediato, pero al parecer poco le importó, pues siguió con el intento de cortarme otra vez. Esquivé, por suerte cada uno de ellos, pero la patada que me dio en el estómago no lo vi llegar, caí de rodillas en el prado mojado y aprovechó para darme otra patada, pero en el brazo izquierdo, lastimándome en el primer corte que me hizo.
—¡Ni lo intentes, JongHyun! —gritó Monster, pude ver como el nombrado por el guardia quiso acercarse y terminar con mi enemigo, pero eso sería romper las reglas.
—Pero... —lo miré y negué, no debía meterse, ni él ni nadie. Me levanté, recordando cada monstruosidad que hice después de golpear al mejor amigo de mi enemigo.
—¿Recuerdas aquel chico que fue encontrado en el jardín trasero del reformatorio, semanas después de haber golpeado a tu mejor amigo? —lo había notado, mi mirada cambió y él supo que seguía—. Le faltaban los testículos ¿verdad? Adivina quién fue el que se los cortó.
—Eres un enfermo —pude ver como sus piernas le temblaron.
—Fue muy fácil y los perros que dormían fuera del asqueroso lugar, lo disfrutaron mucho —retrocedió—. O ese chico que enloqueció, lo recuerdas, ¿verdad? Sí, también fui el causante de que enloqueciera, ¿sabías que es muy fácil manejar y jugar con los pensamientos y recuerdos de las personas? Sobre todo, si estos son débiles emocionalmente ¿Qué puedo hacer contigo? —tiré la navaja al pasto—. ¿Corto tus testículos o te destrozo la mente, disfrutando de tu suicidio?
—Enfermo... eres un enfermo —retrocedió de nuevo, pisando mal y cayendo de culo al piso.
—Iremos al corral —miré a Monster y enseguida entendió que debía de irse, pero no lo hizo. Agarré del pelo a Se Jong, quien volvió a cortarme, pero esta vez en el estómago, siendo otro roce—. ¿Es que acaso no sabes utilizar una navaja, imbécil? —le rodeé el cuello con ambas manos, aumentando la fuerza y este comenzando a ponerse muy rojo, por lo que terminó soltando su navaja al piso—. Bien, así me gusta, tranquilo —lo solté, tosía mientras lo arrastraba hacia mi lugar favorito en este infierno.
—Perdón..., perdóname Jimin, jamás volveré a lastimar a JungKook..., pero déjame por favor —sabía que terminaría rogando, pero esto sería algo que acabaría si o si este día—.
—Muy tarde. Terminaré con esto —lo tiré adentro del corral, entré y cerré la puerta tras de mí. Se Jong trató de huir, pero le di una patada tan fuerte en el abdomen, que escupió sangre—. He dejado la navaja en el patio, por lo que tendré que matarte a golpes, pero ¿sabes? Aquí tengo otros juguetes para acabar con tu vida.
—Detente Jimin..., por favor detente —sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas, sus pupilas se dilataban cada vez más. Me temía, estaba recordando aquellos acontecimientos que le mencioné antes, hasta podría mearse en el pantalón si recordaba algo más—. Ya no haré nada..., pero no me mates.
—Eso ya no está a discusión —caminé hacia una mesa, bastante antigua, por cierto, en donde suelo dejar un palo grueso, un látigo y una cuerda, siendo estos los objetos con los que llevo a cabo los castigos desde hace unos meses atrás—. ¿Qué prefieres? ¿te castro o te mato a golpes?
—Monstruo —otro clic se escuchó, hasta pudo haberlo escuchado él también, después de todo somos los únicos dentro del corral, pues al ver que TaeHyung, JongHyun y Monster nos seguían, les cerré la puerta en sus caras—. Eres un enfermo, un monstruo..., no mereces ser amado, mereces morir.
—Dime algo que no sepa —agarré el palo grueso y se lo mostré—. He decidido que esto es lo indicado para ti, un golpe de esto directo en tu cabeza acabaría como si hubiera golpeado una sandía.
Levanté en palo, Se Jong parpadeo rápidamente, más de lo normal. Sus pupilas terminaron por quedar completamente dilatadas. Y lo siguiente que se escuchó fue un desgarrador grito proveniente de mi enemigo y el crujido de su rodilla rompiéndose.
Golpeé tanto como quise sus piernas, seguro no volvería a caminar, pero eso ya no importaba, porque, estando muerto, obvio no caminará. Su alma se iría al infierno y su cuerpo sería alimento para los gusanos al ser enterrado, y si es que lo era. Sólo bastaron dos golpes fuertes con el palo en su cabeza para matarlo.
—Ya pueden recoger el cuerpo —les comenté al abrir la puerta. La mirada perdida de TaeHyung, el desconcierto en JongHyun y decepción por parte de Monster me valieron mierda, bastante tenía con cómo me sentía.
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