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S2: Capítulo cinco


Jin POV.

Tenía siete años cuando conocí por primera vez a Ho Seok, siete años, era sólo un niño que deseaba jugar todo el día, reír, divertirme, jugar a la pelota, a las escondidas o simplemente pasar tiempo con niños de mi edad. Ho Seok fue ese niño, quien hizo todo eso y más conmigo, quien me enseñó a jugar al policía y al ladrón, él solía ser el policía y yo el ladrón, cuando me atrapaba lloraba y me dejaba libre, a pesar de ser yo el mayor, él siempre me estaba cuidando las espaldas. Jamás creí que ya de grandes aquel juego se volvería realidad, sólo que hay una cosa que él no sabe de mí. Los amigos siempre se dicen la verdad, no tienen secretos, o al menos es así como debería de ser una amistad, siempre con la verdad por delante, siendo honestos en todo momento. Yo lo era, hasta que cumplí dieciocho años, la época más difícil de mi vida y la que me llevó a tomar aquella decisión.

Ho Seok, hasta el día de hoy, no ha notado nada extraño en mí, ningún cambio, ni los pasos sospechosos que di al principio, al no saber bien el manejo de todo aquel negocio. En ocasiones, la vida te pone en situación muy complicadas, difíciles de resolver y a pesar de tener opciones, las cuales suelen llevar mucho esfuerzo, preferimos irnos por el camino más fácil. A mis dieciocho años me metí en varios problemas, todos relacionados con el dinero y no me atrevía a molestar a mi mejor amigo/hermano, ya que él tenía sus propios problemas, así que decidí aceptar lo que tuve frente a mí en ese momento.

Años atrás el narcotráfico no se veía como uno de los principales casos en la policía, pues muy pocos narcos traficaban en Corea del Sur, sobre todo en Busan, solía verse más en Seúl. Los polis estaban más preocupados de violaciones, robos, asaltos a mercados o casas comerciantes, hasta asesinatos, pero el narcotráfico era lo último, casi sin importancia. Pero todo cambió hace diez años atrás, cuando me inicié en ese mundo tan peligroso, pero que deja mucha pasta. Los polis comenzaron a notar ciertas cosas raras en sus calles, la gente, sobre todo hombres, entre adolescentes y adultos jóvenes, teniendo un comportamiento fuera de lo normal, las peleas aumentaron considerablemente, riñas en las calles o saliendo de algún club nocturno, llegando a la comisaría y teniendo un mismo informe final, "bajo la influencia de droga" por ello se inició un grupo especial, encargado de luchar contra esto, pero no ha tenido un buen resultado, ya que desde entonces, hasta ahora en la actualidad el consumo va en aumento y sin culpables, o al menos culpables con pruebas, algo sólido que permita el arresto de esas personas. Todo esto lo sé por fuente segura, o sea por el padre de Ho Seok y su abuelo, ellos han sido policías toda su vida y su hijo/nieto siguió la tradición, arrastrándome a mí en ello. No tenía un futuro brillante y esa fue mi última opción, aunque bastante contradictoria, ya que cuando no estoy en la comisaría, estoy trabajando en mi otra vida, un lado que todos desconocen, pero que llevo metido en ello, ya diez años.

—Así que al final el jefe decidió dejar en tus manos el negocio con los gringos ¿Qué trampa le hiciste para que aceptara? —ahora me encontraba sentado frente al más buscado por mi comisaría, por quien mi mejor amigo fue capaz de introducirse como encubierto en la prisión, buscando pruebas y ayuda, por quién podría hasta morir, tenía frente a mí al Mayor Kim—. Porque estoy seguro de que no jugaste limpio.

—Me conoces ya diez años Jin, sabes cómo trabajo —subió sus pies a su escritorio, ofreciéndome un cigarrillo, el cual rechacé—. Pero eso da igual, el punto es que el negocio de los gringos es nuestro y estoy planeando arrebatarle cada uno de los socios que le quedan.

—¿No temes lo que podría pasarte si haces eso? Bien sabes que esa oreja que te falta no te lo ganaste por ser buena persona —apoyé mi espalda al respaldo de la silla, relajándome—. Jimin no se quedará tranquilo si le juegas sucio, podría hasta costarte los huevos y sabes que podría cortártelos si así lo decide.

—Tranquilo que eso no pasara, Jimin sabe que, si me ataca directamente, su debilidad pagará las consecuencias —volvió a su posición inicial, dejando sus manos sobre el escritorio y su espalda pegada al respaldo de su silla—. Después de ocho años, al fin tengo algo con que amenazarlo o arrebatar de su vida.

— ¿De qué hablas?

—Algo sucedió en esa prisión y me beneficia como ni te imaginas —sonrió con malicia—. Si Jimin decide atacarme, su querido Jeon JungKook, junto a su madre y hermana, morirán.

—¿Y crees que le importara? Aunque lo vi un par de veces hace tiempo atrás, aún tengo pesadillas con el momento en que te arranco la oreja e hizo la otra cicatriz en tu cuello.

—Ese Jimin que conociste está aflojando, se está distrayendo y me conviene que siga así —miró un momento sus manos y volvió a mirarme—. Conozco a Jimin ocho años, se cómo piensa y qué es capaz de hacer, y en estos momentos lo tengo en la palma de mi mano.

—Si tú lo dices, confiaré en ello, entonces.

Platicamos un poco más en su oficina, mientras esperábamos que llegara el cargamento de coca, el cual viene de tierras americanas y de muy buena calidad. El Mayor Kim tiene a muchos trabajando bajo su mando, la mitad le teme y obedece sin pregunta y la otra mitad le odia, pero la pasta puede llegar a ganarle a ese odio, a veces. ¿Yo? Eso es algo que sólo yo sé.

Una hora después de nuestra conversación, llegó la merca. Como llevo todo el manejo de las rutas que siguen en la comisaría, sé por dónde se mueven, tanto por cielo y tierra, pero hasta ahora no han probado por el mar gracias a mi influencia en las decisiones, por lo que el barco con coca, enmascarado con productos del mar, llegó al puerto, sin soltar sospechas de nada. El Mayor Kim sabe de la vida de todos, menos de la mía, él me enseñó todo lo que se y entre eso, engañar a las personas. Sé falsificar documentos e introducirme en la red de Internet y cambiar mis datos por si es que deciden buscar información de mí en ese medio, cosa que estoy seguro ya hicieron. No tengo familia, vivo solo, no tengo novia y dudo tenerla, no saben de mi conexión con HoSeok, en conclusión, soy un completo desconocido para ellos, aunque creen conocerme mejor que nadie.

—Descarguen y llévenlo a la bodega —dijo el Mayor Kim, estando de pie junto a mí—. Ardilla encárgate de que no me quieran engañar con algo y si lo intentan, ya sabes qué hacer.

—Claro —respondí. Ardilla es un apodo que él me puso cuando inicie en esto, ya no recuerdo porqué, aunque aquí cada uno tiene un apodo y pocos sabemos el nombre real del otro, siempre nos llamamos por nuestros apodos—.

— ¡Ah! —dijo y me detuve—. TaeHyung... ¿Sabes algo de él?

—Lo mismo que tú, que está encarcelado pagando por su crimen ¿Por qué? No me digas que te invadió la paternidad y lo extrañas, porque no te creería una mierda.

—Oye, que yo quiero a mis hijos, diferente a otros padres, pero los quiero —me sonrió—. Aunque te prefiero mil veces a ti como mi hijo.

—Vale —giré sobre mis pies y seguí a los que estaban descargando toda la merca hacia la bodega—.

Tardamos cuatro horas en descargar todo y en no dejar ningún rastro de nada. Siempre teníamos que ser cuidadosos con lo que sea que hiciéramos, al Mayor Kim jamás le ha gustado dejar huellas de alguna prueba que pudiera provocar que sea encarcelado, por ello en la comisaría donde trabajo no han encontrado absolutamente nada. En ocasiones me pregunto por qué sigo en toda esta mierda y mi única respuesta a esto es: "una vez que entras en el mundo del narcotráfico, jamás saldrás de ella. Te perseguirá por el resto de tu vida" y es cierto, entre otras razones. Wang, el hombre fiel de Jimin, quien sigue con el negocio mientras el jefe está en prisión, fue del primero que inició este asunto junto al Mayor Kim, pero él se aburrió y al ver el potencial de Jimin, decidió seguirlo y enseñarle todo lo que sabía, siendo ahora el mayor enemigo del Mayor Kim. ¿Cuál de los dos es más peligroso? Esa respuesta no la tengo clara, ambos son unos desquiciados y no me gustaría tenerlos como enemigos. Wang ahora está debatiéndose entre la vida y la muerte, el Mayor Kim logró vengarse por su traición, después de nueve años.

Ho Seok ya llevaba casi una semana encerrado y varias cosas han pasado, entre ellos lo de Wang. Sé muy bien quienes lo hirieron, y también sé que sus cabezas rodarán pronto. En la prisión hay reos bajo la orden del Mayor Kim, pero a estos nadie los visita ya que no tienen familias. Según lo que sé, varios de los guardias nuevos que entraron a la prisión, no me conocen, por lo que puedo visitar a mi amigo siempre que quiera, y si no quiero que sospeche de mi actitud estoy obligado a visitarlo, ya que debo hacer un informe de todo lo que me cuente durante la visita. Ya libre de todo asunto con mi socio, decidí visitar la prisión para que me informe de lo que ha conseguido hasta ahora mi compañero y mejor amigo.

—Que horrible te queda ese uniforme de reo, Hobi —le critique apenas atravesó la puerta e ingresó a la sala de visitas—. ¿No tenían uno más lindo?

—Déjate de tonterías Jin —bufó molesto—. Guardia Monster —llamó de pronto y un guardia alto, moreno, de pelo negro y una cara un tanto graciosa, queriendo mostrar miedo, apareció—.

—Aquí tienes la llave, ya sabes, no más de una hora —le dijo, mirándome de cierta manera extraña, como de burla, sí, de burla. Sonrío al girarse, para marcharse—.

— ¿Es idea mía o el guardia moreno se burló de mí? —le pregunté a mi amigo, quien se dirigía a otra puerta dentro del lugar—. ¿A dónde vas?

—Ven conmigo —me llamó y lo seguí sin entender nada. Abrió otra puerta, entramos y cerró detrás suyo—.

— ¿Y esto? ¿Por qué una cama...? ¿Qué mierda?

—Sí, es una habitación con ese tipo de servicios. Desde ahora todos creerán que eres mi pareja y que vienes para eso —se sentó en la cama—. Y no te pongas histérico por esto, lo que tenemos que hablar es confidencial y nadie puede escuchar.

—Entiendo, pero al menos debiste decirme antes y así te hubiera besado para hacerlo más real —me burlé a lo que él me fulminó con su mirada. Ho Seok no es ese tipo de chicos que le gustan otros chicos, él siempre ha preferido a las mujeres y hasta estuvo a punto de casarse con una hermosa mujer. No podría imaginarme a mi mejor amigo con un novio, sería gracioso ya que siempre me molesta con eso, por mi preferencia por los hombres—. Lo siento.

—Da igual, siéntate —me ordenó y así lo hice—. El asunto aquí dentro es turbio, muchas cosas que desconocemos pasan. Hay un "jefe" y todos lo obedecen, hasta los guardias siguen sus órdenes, matan sin compasión, hay castigos horribles, inhumanos y mulos.

— ¿Mulos? ¿Qué es eso?

—Sí, es un reo nuevo, este se transforma en el mulo de otro si así lo quiere, el mulo no puede negarse a ninguna orden de su dueño, por así ponerle un nombre y al ser marcado en el cuerpo, le debe obediencia absoluta al reo antiguo.

— ¿Eres mulo de alguien? ¿Te marcaron?

—No, pero quizás lo hagan —dijo algo molesto y preocupado—. Aquí torturan y ese tal jefe es despiadado.

— ¿Cómo lo sabes?

—Digamos que he mantenido algunas conversaciones con dos reos en especial, quienes me han mantenido al corriente de todo —miró al frente—. Encontré al hijo del mayor Kim, he almorzado en su misma mesa y en la de ese tal jefe, y no sé si son tan enemigos como creí...aunque...

— ¿Aunque?

—Hay un chico y su relación con el jefe es bastante extraña.

— ¿A qué te refieres con extraña? — ¿estará hablando de esa "debilidad" de Jimin? —.

—He presenciado y escuchado ciertas cosas entre ellos ¿Sabías que aquí dentro se da la relación entre hombres?

—Vamos Ho Seok, en todo el mundo se da eso, sea el lugar que sea.

—Sí, pero aquí la mayoría lo hace por necesidad, ya sabes, sólo un polvo y ya.

—¿Y qué con eso? Son hombres ¿no? Necesitan un buen polvo.

—Sí, pero lo que yo escuché es que entre ellos no parece ser un simple polvo —me miró—. Creo que ese chico es importante para lo que necesito.

—Quedamos en no meter a gente inocente en esto Ho Seok —dije serio—.

—Lo sé, pero si no lo hago, creo que moriré en este lugar, más cuando descubran mi identidad. Me matarán sin preguntar las razones que tuve para hacer lo que hago —dijo decidido y cuando Ho decide algo, nadie le cambia de idea—.


Jimin POV.


Hacer el amor ¿Qué es en realidad aquello? Porque vea cómo se vea, al final tienes sexo, pero algunos lo adornan con apodos tiernos y cursis como "hacer el amor", pero en realidad ¿hay alguien que tenga un verdadero significado de ello? Dos personas se entregan carnalmente, sus cuerpos desnudos se unen, se tocan, se acarician, entre otras cosas. Algunos son cuidadosos, otros unas bestias, cada pareja tiene su propio estilo, forma o manera de tener sexo, pero ¿Qué es hacer el amor? Recuerdo que en ocasiones Haneul nombró aquello, pidiéndome hacer el amor, pero ¿Qué diablos es eso? No lo supe en ese entonces, mucho menos ahora. Sé que el tener relaciones sexuales con JungKook fue muy diferente a las veces en que lo hice con ella, claramente por el hecho de que ambos somos hombres y todo ese asunto, pero con ella jamás sentí algo especial, comodidad o las ganas de querer acariciar su cuerpo y guardarlo en la memoria, con ella sólo fue sexo, polvos rápidos y auto placer. Con JungKook la cosa fue diferente, la noche de ayer fue completamente diferente a cualquier noche de placer que haya tenido antes. Mis manos querían grabar la suavidad de su piel, querían acariciar tanto como pudiera y no lastimarlo. Mis labios disfrutaron, gozaron y siguen anhelando sus besos, el tacto directo de su piel en mis labios, mis ojos extrañan los suyos y la vista de su hermoso cuerpo. Cuando...lo violé fue plenamente para satisfacer mis necesidades y el deseo bestial que sentí por él, tanto como la segunda, la diferencia entre estas es que en la segunda vez me arrepentí. Pero anoche, cuando él se entregó a mí y tuve su permiso de besar, tocar, acariciar y, sobre todo, penetrarlo, fue lo más maravilloso en un acto sexual que he tenido en mi vida, y creo que puedo comenzar a pensar e imaginarme un futuro con él, uno fuera de este infierno.

— ¿Siempre despiertas con ese peinado por las mañanas? —le pregunté una vez que despertó completamente, burlándome de su pelo desordenado—.

—No siempre, es tu culpa —avergonzado, comenzó a ordenar su cabello, dejándolo pasable, aunque seguía viéndose hermoso ante mis ojos—. Creo que me debería ir.

— ¿Tan pronto?

—Es lo mejor. Los demás reos comenzarán a salir de sus celdas y no quiero andar en boca de todos —se sentó en la cama, agarró su bóxer, se levantó y se lo puso, luego hizo lo mismo con su remera—.

—Si hablan de ti, sea malo o bueno, se las verán conmigo —agarré su diestra y lo acerqué a mí, envolviendolo en un fuerte abrazo—. Podemos dormir un poco más. 

—Jimin, esto no es un hotel, ni tu casa o la mía, es una cárcel —se alejó un poco para mirarme—. Así que, por favor deja que me vaya y regrese a mi celda.

—Está bien, pero —lo volví a jalar, atrayéndolo hacia mi rostro y boca, besándolo—. Ahora si puedes irte.

—Idiota —ruborizado se alejó completamente, agarrando su pantalón y colocándoselo rápidamente—.

— ¿Vas a ir a desayunar? —me senté en mi cama, observando cómo se colocaba el calzado—.

—Claro, tengo mucha hambre.

—Nos vemos en el comedor entonces —se giró rápidamente, mirándome—. ¿Qué? ¿Acaso no quieres que nos vean juntos?

—Claro que no, ¿Qué pasa si alguien quiere dañarme? Bastante tengo con tu asunto con el Mayor Kim —se levantó algo frustrado y preocupado—. No quiero otro enemigo.

— ¿Acaso olvidaste que te dije que te iba a proteger? —lo miré fijamente—. Hablaba muy en serio JungKook, no dejaré que nadie te dañe, ni aquí ni en ningún otro lugar.

—Bueno...pero ¿no es vergonzoso? Al menos para ti, siendo el alfa, el líder todo este tiempo y que de pronto salga con que es gay ¿No te importa eso?

—Gay o no, sigo siendo el alfa, el jefe y bien macho —le guiñé un ojo—. Además, no es como si te fuera a presentar como mi novio.

— ¿No? —frunció el ceño—. ¿Entonces? ¿Soy tu putito personal acaso?

—No —me levanté un poco, agarrando su mano y atrayéndolo hacia mí—. Eres mi persona importante, especial y a quien protegería de quien sea —besé su nariz y sus mejillas aumentaron en rubor—. Es mejor ser lo que somos ahora.

— ¿Y qué somos? Porque no tengo claro ese tema.

—Eres un reo especial para mí, quien desde anoche se volvió mi chico, sólo mío y a quien nadie más puede tocar.

—Tonto —ruborizado, se alejó y caminó hacia la puerta de mi celda—. Nos vemos luego, adiós.

Abandonó mi celda y yo me quedé como idiota viéndolo marchar, pero al menos sabía que estando aquí dentro, no escaparía tan lejos, eso jamás lo permitiría. Volví a acostarme en mi cama, hasta que esa estúpida y retorcida risa se escuchó en mi celda.

—Eres un reo especial para mí, quien desde anoche se volvió mi chico, sólo mío y a quien nadie más puede tocar... —fulminé con la mirada—. Que cursi, marica y mamón de tu parte, Jimin.

—Vete a la mierda TaeHyung, abandona mi celda.

—Veo que pasaste una agradable noche con tu víctima —cerró la puerta tras él—. ¿Y? ¿Cómo es JungKook en la cama?

—Una más y te pateare las bolas hasta dejarte sin ellas —lo amenacé—. Y al menos, es mejor que tú en la cama —aquello no le gustó, pude notarlo en su rostro—.

—Lo que sea —cambió a seriedad absoluta—. Tienes un problema.

— ¿Qué problema? Date la vuelta, me voy a cambiar

—Ni que fuera a ver algo nuevo en tu cuerpo —malhumorado se giró para que yo pueda cambiarme—.

—Habla mientras tanto.

—Anoche, mientras tú tenías tu noche de pasión con JungKook, un guardia nuevo encontró diosa blanca en una celda —mierda—. Ahora deben seguir con la tortura para que el de la celda suelte todo, y si lo hace...

—Estaré jodido —rápidamente me puse el bóxer de la noche anterior, ya luego me ducharía y cambiaría, la misma ropa y pantalón, los cuales estaban regados por el piso—. ¿Monster está con el reo?

—Creo, pero sí sé que el guardia nuevo está con él y no es de los que podrás manejar.

—Mierda —ya con el calzado puesto—. Listo.

— ¿Qué harás Jimin? Si se enteran de que estas vendiendo aquí dentro aumentarán tus años y si eso pasa, jamás voy a poder salir de este puto lugar —me soltó enojado—.

—Si no quieres que eso pase, me tendrás que ayudar en esto.

— ¿Me estas pidiendo ayuda? ¿Tú? ¿Jimin, alias el jefe?

—No te burles, si yo me jodo, te jodes conmigo y ambos nos iremos a la mierda.

—Está bien, pero no mataré a nadie.

—Tarde para eso, vamos.

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