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Capítulo veintidós


Abandonamos mi celda, ya era de noche y se suponía que debíamos estar durmiendo, Monster entendió la situación, por lo que hizo la vista gorda y disminuyó la cantidad de guardias en los módulos de los desgraciados. Me debía un favor, más bien su vida, por lo que esta vez, estaríamos a mano con esto. Todo sería rápido o al menos eso era lo que planeamos. En el módulo E estaba de sublíder Yoongi, por lo que sería fácil para él matar a dos, justo están en la misma celda, sería pan comido para él. Los otros estaban en el módulo L, M, N a cargo de Jung Soo, por lo que él, como siempre, no se metería en mis asuntos, poco le conviene, así que también hizo la vista gorda. TaeHyung sólo tendría que matar al tipo que le destrocé la nariz, ya estaba herido, su esfuerzo sería el mínimo y Kim podría arreglárselas solo. Llevaba en mi mano una navaja tan afilada que podría cortar de un movimiento la hoja de un árbol cayendo, sería un movimiento certero, rápido, no sentirían dolor alguno, no les daría tiempo de moverse ni mucho menos, defenderse. Me adentre silenciosamente en una de las celdas, la poca luz de la luna que se podía apreciar por la desastrosa y vieja ventana iluminó el rostro de mi víctima, para mi suerte y su desgracia, duerme en la cama de abajo, por lo que me posicione atrás de él, lleve mi mano con la navaja a su cuello y la deslice con fuerza por su yugular, éste abrió los ojos, dejando que viera mi rostro monstruoso, para que me recordara en el otro mundo. Uno menos. Su compañero de celda ni notó mi presencia. La experiencia de matar reos mientras duerme, me han servido de mucho, cómo, por ejemplo; este momento. Rápidamente me dirigí al siguiente módulo, al M. El tipo dormía en la cama de arriba, por lo que sería un poco más incómodo, pero de igual forma moriría. No quería divertirme ni disfrutar de sus muertes, simplemente quería acabar ya con sus vidas. El reo de la cama de abajo se sobresaltó al encontrarme en su celda y más con una navaja en la mano, le hice un gesto de que no hablara y éste obedeció, se levantó con cuidado y salió de su celda, esperaría afuera, no quería presenciar la muerte de nadie. Subí por el fierro de la cabecera de la cama de abajo, quedando a una altura cómoda para matarlo, asomé la navaja. El tipo dormía profundamente, al parecer era un principiante como el anterior, si supieran lo que les conviene, estarían más alerta que nunca. Lo siguiente fue igual, mi navaja se impregnó de su sangre. Otra yugular cortada, sin gritos ni golpes, muy simple para mí. Lo demás fue un tanto más complicado, el tipo del módulo N estaba despierto y al verme entrar en su celda, rápidamente se levantó, agarrando una cuchilla que tenía guardada bajo su almohada, al menos éste tenía experiencia, pero poco le duró, ya que, de un movimiento rápido, le corté la mano, por lo que soltó su cuchilla y lo siguiente fue fácil, otra yugular cortada. Lo que me preocupo fue el idiota de TaeHyung, por lo que me dirigí a la celda del desgraciado del patio.

— ¡Anda, mátame! —escuché mientras me acercaba a la celda del tipo al que le destrocé la nariz antes en el patio—. ¡Vamos, mátame desgraciado! —los gritos se volvían más fuertes, por lo que apresuré los pasos, para encontrar a TaeHyung dudando de si matar o no al reo frente a él, quien no tenía nada en sus manos para defenderse, a diferencia del idiota, que éste sí tenía una cuchilla en su mano izquierda—. ¡Mátame maldito! ¡Mátame y te arrepentirás!

—Maldición, TaeHyung —dije adentrándome en la celda, rápidamente me dirigí hacia el reo, quien me miró sorprendido, pero luego me mostró una sonrisa. Su última sonrisa antes de morir—. ¿Qué demonios pasa contigo? —le grité a Kim, quien estaba algo ido—. TaeHyung ¡Oye!

—Jimin... no debiste matarlo, no todavía —fijo su mirada en la sangre de la yugular en el reo, quien ahora estaba tirado en el piso—. No debiste matarlo.

— ¿Por qué?

—El doctor... JungKook —una corriente fría me recorrió por todo el cuerpo, sintiendo un fuerte azote en el pecho—. La enfermería, tenemos que ir allá —salió enseguida de la celda y yo hice lo mismo.

— ¿¡Qué pasa en la enfermería?! —bajamos muy deprisa por las escaleras, casi caímos, pero nos sujetamos en el otro y logramos mantener el equilibrio, para seguir corriendo.

—El objetivo de mi padre ahora es JungKook ¡Te dije que lo dejaras tranquilo! —me gritó muy fuerte, llamando la atención de algunos reos, que sólo observaban desde sus celdas—. Te han estado vigilando desde que mostraste interés en él, ahora saben que es tu punto débil.

— ¡¿Cómo?! —por un momento me detuve, pero regresé a mis sentidos, tenía que salvar a Jeon, no podía morir por mi culpa.

—Jamás mostraste interés por nadie, ni siquiera por Key, quien era tu mejor amigo aquí dentro, te obsesionaste con JungKook y después de violarlo, todo cambio y eso lo aprovechó mi padre.

—Maldición.

—El doctor quiere terminar lo que los reos no pudieron. Si él muere, irán tras su madre y hermana.


JungKook POV.


¿Confiar o no confiar? ¿perdonar o no perdonar? ¿creer o no creer? Sólo tenía esas opciones en mis pensamientos y en mis sueños. Creí que las cosas con el jefe habían tomado un rumbo diferente, he estado pensando en eso, demasiado diría yo, dándole muchas vueltas a mi asunto con él, porque claramente tengo un asunto con el jefe. Un asunto que comienza a escaparse de mis manos y seguro que de las suyas también. El que me besara es un claro ejemplo. Cuando llegué aquí, claramente nos odiamos, al menos yo a él. El tiempo fue pasando y mi odio hacia su persona creció inmensamente, siendo al primero que odiaba con tantas fuerzas, ni siquiera al imbécil que violó a mi hermana, se ganó tanto odio por mi parte, pero las cosas han cambiado tanto en mi interior, tanto que ya no logro saber qué es lo que me pasa realmente. De odiarlo, sentirme incómodo, detestarlo, de vomitar con sólo verlo, algo totalmente diferente con lo de ahora; nerviosismo, vergüenza, extrañarlo de cierta manera, porque sí, lo he extrañado y no entiendo el por qué, no es que haya olvidado el hecho de que me violó, pero cuando lo recuerdo, ya no lo odio tanto. El odio está, pero en ocasiones me da la sensación de que ya no como antes y eso me asusta demasiado. Me preocupa. Y no es que sea lo típico de pasar del odio al amor, porque no lo amo, de eso estoy seguro, pero..., ahora me siento cómodo a su lado, me siento seguro, protegido y hasta creo poder confiar en él. ¿Seré que me estoy volviendo loco? Y lo de hoy, volvió a golpearme, después de semanas de no hacerlo. Me golpeó con tanta brutalidad, que por un momento creí que todo lo que pasó el día de ayer había sido un sueño por mi parte, que todo me lo había imaginado, hasta que vi su mirada. Él me estaba pidiendo perdón cuando me golpeaba, no entendía por qué, hasta que pude ver esa mirada de TaeHyung y de Yoongi, ambos querían ayudarme, pero algo pasaba y no lo hicieron, entonces fue cuando me di cuenta de que el jefe, que Jimin, no lo hacía porque sí y para que se sintiera tranquilo le dije que yo lo entendía, y su mirada se volvió oscura, pero llena de culpabilidad y arrepentimiento. Sí podía confiar en él, sí puedo hacerlo, puedo creer en Jimin y eso me tranquilizó, hasta que perdí el conocimiento.

Ahora me encontraba en la camilla de la enfermería. Al poder ya abrir mis ojos, no vi a ningún guardia vigilando, pero si había alguien, y por la bata blanca que llevaba puesta, debía de ser el doctor.

—Despertaste —me habló. Al menos lograba entender lo que me decía, pero ¿Por qué no puedo moverme? Me pesan muchos los ojos—. No debiste despertar ¿sabes? —de pronto asomó una jeringa, acercándose con ella hacia mí—. Ahora estas anestesiado, por eso no puedes moverte, pero pronto no podrás ni mirar y ni escucharme, ni nada, es más, pronto entrarás en un profundo sueño y no despertarás — ¿me va a matar? Sí, lo va a hacer y yo no puedo defenderme, no puedo moverme ni gritar. Ayuda, alguien por favor ayúdeme, Yoongi, Jonghyun, TaeHyung... Monster ¡Jimin! Alguien por favor—. El que llores no te ayudará, tengo que matarte sí o sí. No me has hecho nada, eres de los pocos reos que me respeta y valora mi trabajo, pero la pasta es la pasta y me han ofrecido mucho por matarte, no me odies ¿sí? —no lo odiaré, pero no acabe conmigo por favor, alguien ayúdeme—. Prometo ayudar a tu madre y hermana, te mataré y ellas quedarán solas, de verdad lo siento por eso, pero tengo mis propios planes — ¡No toques a mi madre y a mi hermana! ¡Maldito hijo de puta! —. Esa mirada, muchos me han mirado así antes de matarlos, ¿Sabes? Te contaré un secreto —acercó su boca a mi oído derecho—. No eres el primer reo con el que acabo aquí dentro, el mayor Kim es alguien de temer, alguien odiado por muchos y créeme, él también odia a muchos. Es un hijo de puta que no merece vivir, pero si eres su enemigo, ¡Boom! Mueres —se alejó, para luego volver a enseñarme la jeringa, y comenzar a acercarla a mi brazo e inyectar justo en la vena.

Mamá, gracias por todo lo que me has dado todos estos años, por ser la mejor y siempre amarnos. No te odio ni te odiaré por tener tantos hombres en tu vida y que uno de ellos haya violado a mi hermana, sólo fuiste una mujer que no podía vivir sola y necesitaba de un hombre a su lado. Sentirse amada, querida, protegida, segura, importante y especial, sólo no supiste elegir bien. Aun así, te amo y siempre te amaré donde sea que esté, aunque ya no sea en este mundo.

Pájara, mi pequeña y alocada Pájara, odio recordar cómo solías ser y ver lo diferente que eres en el presente. Sonríes menos y cuando lo haces, es forzado. Te robaron tu inocencia y con ello tus sueños y risas, tus ganas de vivir y te llenaste de pensamientos negativos. Lo que yo hice, lo hice porque quise, y para evitarte mayor sufrimiento del que ya tienes y cargas cada día de tu vida. Perdóname por dejarte sola a ti y a mamá, pero siempre recuérdame como el hermano mayor que te amó con todo su corazón y que fue capaz de ir a la cárcel por ti, para evitarte toda la mierda que yo tuve que pasar hasta el día de hoy. Recuerda que siempre hice todo lo que pude para verte bien, para que, un día, puedas recuperar tu felicidad.

Tener que morir cuando aún me quedan muchas cosas por hacer. Morir aquí, solo, a punto de ser inyectado con alguna sustancia que me matará lentamente o tal vez tan rápido que no me daría tiempo de pestañear. Sólo me queda recordar a mis seres queridos hasta el último aliento de vida que me quede, aunque lamentaré una cosa, la cual es..., el que no podré descubrir que es este sentimiento nuevo que comencé a sentir hacia aquella persona que tanto daño me ha hecho dentro de este infierno.

Jefe. Jimin, espero que encuentres un motivo para cambiar, un motivo para que dejes de asesinar y sentir tanto odio. Un motivo que te devuelva la sonrisa, porque ¿sabes? Cuando te vi sonreír, me di cuenta de que tu sonrisa es como un pequeño rayo de luz, que, si se asoma todos los días, podría convertirse en el sol de alguien, en un sol que aquella persona cuidará para que brille todos los días. Me hubiera gustado saber más de ti, escuchar tu pasado y comprender por qué decidiste llevar la vida que llevas, hasta quizás podríamos haber sido amigos fuera de la prisión, porque estoy seguro, que con el pasar del tiempo, con los cuatro años que aún me quedaban dentro de este lugar, yo te habría perdonado completamente, ya había comenzado a hacerlo, pero no podré decírtelo y tendrás que vivir pensando que morí odiándote. No todo fue tan malo, gracias a ti aprendí a ver la vida de forma diferente, aprendí a valorar mi vida y pude tener amigos. Gracias jefe.

Yo...yo no he sido tan malo. Me gustaría tener un pequeño rayo de sol, una pequeña luz de esperanza, yo...aún no quiero morir.

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