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Capítulo quince

¿Qué es esto? ¿Por qué me siento de esta manera? ¿Por qué no puedo evitar seguir sintiendo sus labios unidos a los míos? ¿Por qué me dolió el que me dijera "por qué no me puedes ayudar" "por qué a todos menos a mí"? ¿Qué diablos me pasa? Corrí sin mirar hacia el frente, sin ver que me dirigía al patio, tropezando con no sé qué, cayendo de boca al piso, pero no me levanté, me quedé ahí, tirado, tratando de olvidar lo que pasó hace unos minutos atrás. Sintiendo aún su erección en medio de mi entrepierna, el tacto de su mano en mi polla y maldiciéndome en cómo me puse duro por todo lo que me hizo y dijo, es que soy un maldito desgraciado, estúpido.

—Jeon—levanté mi rostro, viendo el de Yoongi, el cual ya no tenía rastros de sangre, pero sí de heridas, heridas desagradables y dolorosas—. Levántate —estiró su mano hacia mí y me ayudó a levantar del pasto—. ¿Podrías explicarme que fue toda la mierda del corral?

—¿Nos escuchaste? —le pregunté avergonzado por ello, maldición.

—En primera fila. Fui detrás de ustedes después de limpiarme el rostro —se cruzó de brazos, molesto—. ¿Qué está pasando entre Jimin y tú? Explícame.

—No pasa nada —y realmente no pasaba nada, bueno, sólo intenta violarme...pasa mucho en realidad.

—¿No pasa nada? —me miró fijamente, sin llegar a intimidarme como hace unos instantes lo hizo el jefe—. Lo que escuché hace un rato no fue nada, fue mucho y quiero saberlo.

¿Por qué? —¿Por qué pregunte eso? —. Digo...

—Él te violó JungKook, deberías evitarlo, odiarlo, aborrecerlo, disfrutar de su sufrimiento ¿Por qué no lo haces?

—No soy ese tipo de persona, a pesar de todo lo que me ha lastimado —y era cierto, no podía odiarlo... ¿Por qué no lo puedo odiar? —. Yo... tengo que irme —sin dejarle hablar, porque seguro quería hacerlo, caminé rápidamente hacia la puerta con acceso a las celdas, necesitaba alejarme de todo, sobre todo del corral, de él, definitivamente debía mantenerme alejado de Jimin.

En mi celda no podía mantenerme tranquilo, ni siquiera porque traté de dormir, porque ni eso pude. Los labios del jefe sobre los míos, lamiéndome el cuello y mordiéndome el lóbulo de mi oreja me erizaba la piel y los pelos con sólo recordarlo y peor aún, no porque quisiera, mi cuerpo y mente se encargaban de recordármelo a cada segundo. Maldición, olvida todo JungKook, recuerda que te lastimó, que te golpeó, que te violó, debes detestarlo, guardarle, aunque sea un poco de rencor.

—¡Jeon, visita! —había olvidado que mi hermana vendría a verme. Bajé de mi cama y seguí a Monster, quien era el que siempre venía a por mí cuando me visitaban.

—Pájara —le sonreí al verla tan bonita como siempre y esta vez... ¿Desanimada? ¿Acaso le pasó algo? —. ¿Estás bien? —me acerqué a ella y enseguida me abrazó—. ¿Qué pasa, pájara?

—Se acerca mi cumpleaños y no estarás conmigo —y antes de responderle la escuché llorar—. Siempre estás conmigo y este año no, ni en los cuatro que siguen... lo siento mucho, Kookie.

—No llores, por favor —la alejé un poco para poder verle el rostro y secarle las lágrimas—. Te daré como regalo un bonito dibujo ¿Sí? O si quieres, puedes traer un pastel y lo comemos aquí, juntos ¿Te parece?

—Pero...

—Vamos, es buena idea, no llores por favor —le sonreí para que ella lo hiciera también y aunque dudó un poco, logré sacarle una sonrisa.

Nos sentamos y conversamos de cómo le iba en su trabajo, de algunas cosas que pasan aquí dentro, claro, omitiendo ciertas cosas que ella no debía saber, cómo, por ejemplo: lo que pasó hace media hora atrás con el jefe en el corral. Platicábamos cómodamente cuando la chica que suele visitar al jefe entró por la puerta de visitas, eso significaba que él... pronto entraría por la puerta que está detrás de mí.

Jimin POV.

No sabía bien qué haría al llegar al corral, mi intención no era violarlo, no de nuevo. Sólo lograría que me odiara aún más y que mis pesadillas aumentaran, realmente no quería ninguna de las dos, en especial una ¿Por qué? Ni puta idea. Pero me estaba obligando a pensar en aquella posibilidad con su insistencia en negarse a mi deseo y esa mirada que todavía puedo ver tan nítidamente en mis recuerdos. Quería estar dentro de su hermoso culo, poder tocarlo y acariciarlo, si, acariciarlo, de pronto mis manos ya no querían asesinar ni golpear, sino que, por primera vez en años, quería acariciar el cuerpo, la piel de otra persona, pero él se negó rotundamente, negándome aquella oportunidad de saber o sentir una vez más el cómo se siente al acariciar a otro ser, aunque no estoy seguro si alguna vez acaricie el cuerpo de otra persona de manera tierna o con un poco de cariño. Cuando me alejó fuertemente de su cuerpo, tuve la mínima intensión de saltar sobre él y forcejearlo, pero hice algo diferente y lo golpeé, el que me diga Jimin, que me llame por mi nombre me cabrea, no quiero esa cercanía por parte de él, no quiero que me llame Jimin si no somos cercanos, porque eso, él jamás lo permitirá. Pero lo que vino luego, ver esas cicatrices en sus muñecas, entender que casi acaba con su vida y por mi culpa, eso me puso de los nervios, yo había causado su intento de suicidio. A pesar de que he quitado muchas vidas, no se sentía bien la idea de pensar en que él casi muere por mi culpa. Entonces... por esa razón estuvo esos días desaparecido, porque yo casi causé su muerte... casi maté una vez más algo que no lo merece, casi asesiné a alguien inocente y frágil. Ya lo rompí antes y casi terminé por desaparecerlo. Y aun siendo consciente de todo esto, quiero volver a poseerlo.

No me sentía con ánimos de salir del corral, después de todo era el lugar que mejor quedaba conmigo, creo que pedir un cambio de celda y trasladarme aquí no estaría nada mal, así estaría aislado de todos y de Jeon, sería lo mejor para él ¿Para mí? Quizás una tortura. Una vez más tuve que recurrir a una masturbación, lo duro que se pone mi polla cada vez que pienso en Jeon me estaba matando, necesitaba soltar todo aquello para poder liberarme, ¿Cuándo comencé a desearlo tanto? Lo odio, de eso estoy seguro, pero ¿Por qué? ¿Lo odio por desearlo tanto? ¿Lo odio por siempre llevarme la contra? ¿Lo odio por defender a los demás? ¿Lo odio por ser tan generoso? ¿Lo odio porque me llamó por mi nombre? ¿Por qué lo odio? O debería preguntarme ¿Realmente lo odio?...

—Park —me llamó uno de los guardias—. Tienes visita y ¿Qué haces aquí? ¿A quién castigaste?

—A nadie —miré el lugar antes de salir, fijando mi mirada a la pared donde media hora antes estuvo Jeon, pegado a él, regalándome dulces gemidos, forcejeando contra mí, pero dejándome besarlo después, dejando disfrutar de su deliciosa lengua, dejándome probar una vez más sus labios exquisitos, y disfrutar de su polla, la cual había comenzado a tener una erección y mejor aún, provocada por mí.

—Tienes visita, ven conmigo —maldito guardia, sacándome de mis cachondos recuerdos, deleitándome con el recuerdo de mi mano en su polla y de sus dulces labios, maldito guardia.

A regañadientes le seguí, cerrando la puerta del corral detrás de mí. En el camino me topé con Yoongi, quien me incomodó con su intensa mirada, avisándome que lo que comenzó antes en el comedor no se quedaría ahí y que vendría a por mí, por preguntas que no estaba dispuesto a responder. Llegando a la sala de visitas, recordé que la "Pajarita" suele venir estos días, por lo que deseé que estuviera ahí dentro. Y mi deseo se hizo realidad rápidamente, su espalda frente a mis ojos, frente a mi cuerpo, tuve que controlarme para no lanzarme sobre ella, inclinarlo sobre la mesa, bajarle los pantalones junto con su bóxer, seguido bajar mi cremallera, sacar mi polla y penetrarlo con fuerza, sin lubricarlo, solo metérsela y gritar junto con él, alzarle el polerón, dejando al descubierto su blanca y suave piel de su fuerte espalda, acariciarlo mientras lo embestía, pasarle la lengua por ella, dejarle marcas provocadas con mi boca, besarle el cuello y sus labios, gemir en ellos y él en los míos, escucharlo llamarme, jadear con penetraciones en su boca y bailar con su lengua, compartir una vez más saliva. Quería, deseaba, anhelaba estar ya en su culo y piel.

—Jimin —esa voz, esa chillona y molesta voz llamándome de nuevo—. Jimin —volvió a llamarme, pero él no se giró para mirarme, en cambio, su hermana si lo hizo.

—Pajarita —le sonreí y su espalda se tensó—. Hola pajarita.

—Hola... Jimin—me devolvió tímidamente el saludo.

—Jimin te estoy llamando —se paró frente a mí, evitando que siguiera hablando con la hermana menor de Jeon.

—Ya que viniste —la tomé de la nuca y la besé con fuerza y posesividad, pero no porque lo sintiera hacia ella, sino que, quería descargar tanto deseo antes de sentir el dolor de mi polla dura como antes, cosa que quizás volvería aparecer.

—Me gusta...cuando me besas así —me soltó de pronto la zorra frente a mí, a quien estaba besando—. Sigue...no te detengas —dijo al sentir como llevaba una de mis manos a su seno derecho, frotándolo sobre su suéter.

—Hmm... Kookie —pude ver la incomodidad en la mirada de la Pajarita por lo que estaba presenciando, y como la espalda de Jeon se iba jorobando con los gemidos que salían de la boca de mi visita, los cuales no eran tan agradables ni deseosos como los que escuché antes.

—¿Podrían parar? —le escuché soltar con cierta ¿molestia? —. Esto no es un motel —se levantó de golpe y ya me tenía frente suyo, mi visita bufó por alejarla de mí.

—¿Qué decías? —pregunté a centímetros de su rostro, notando como se comenzaba a ruborizar.

—Dije que...esto no es un motel —retrocedió un paso y se golpeó con la mesa—. Aléjate —susurró para que su hermana no lo escuchara—. Por favor...aléjate.

—¿Y si no quiero? —acerqué un poco más mi rostro, sintiendo su agitada y nerviosa respiración, al ver que no me alejaría, él lo hizo, yéndose hacia donde su hermana, sin voltear a verme.

—SeulBi vete y ven otro día —la abrazó rápidamente, ella desconcertada le devolvió el abrazo, la alejó y comenzó a empujarla hacia la puerta de entrada y salida de las visitas—. Cuando vengas tendré tu regalo. Te quiero, adiós —no esperó una respuesta de despedida y cerro rápidamente la puerta.

—¿Por qué te vas tan pronto? —lo detuve, interponiéndome en su camino—. Quédate un rato más, podríamos terminar lo que comenzamos hace rato —lamí mi labio superior y vi como él trago saliva con dificultad.

—Ustedes tienen algo que...continuar —paso por mi lado, abandonando la sala de visitas, dejándome con ganas de besarlo y otras cosas más.

—¿Así que ahora eres un maldito maricón como mi hermano? —escuché preguntar a la zorrita tras de mí con bastante enojo y asco.

—Vete a la mierda, Kim —me giré, ganándome una fuerte cachetada—. Maldita zorra —y cuando estuve a punto de golpear su rostro, el recuerdo de Jeon llorando impidió que la golpeara—. Vete y no regreses.

—Te odio —me soltó mirándome fijamente a los ojos, dejándome ver como los suyos se humedecían.

—No eres la primera que me lo dice el día de hoy —sí, antes ya me lo habían dicho y el sentimiento fue muy distinto al de ahora.

—Wang dijo que los gringos no quieren seguir con el negocio, no cuando mi padre les ofrece una merca mejor —soltó cuando se dirigía a la puerta para irse, rápidamente agarré su brazo, evitando su marcha.

—Suelta todo.

—Quiero ver a mi hermano —no me lo pidió, no me chantajeo, fue una orden y quise golpearla, pero bien sabía que no podía hacerlo.

—Está bien, siéntate y habla —vi como su mirada brilló mientras se sentaba frente a mí.

—Mi padre me contacto hace unos días, me comentó que pronto atacaría para salvarme, bien sabes que lo odio por lo que le hizo a mi madre, a mí y por utilizar a mi hermano, y también sabes que te apoyo porque te amo —lo sé y me he aprovechado de eso, aunque sé que cuando lo decida me traicionará, pero a pesar de todo, su padre la quiere y a su hijo igual, aunque su forma de querer es asquerosamente temible, anormal—. Dijo que está negociando con tus socios gringos, les está ofreciendo merca con mezcla de químicos, quizás no son puros o naturales como los tuyos, pero los probaron y el resultado los convenció de que serán aún más vendidos que los tuyos y les dejó el sesenta por cierto de las ganancias para ellos.

—Me quiere hundir —golpeé con fuerza la mesa—. Tu padre no está llevando correctamente nuestro trato ¿Sabes qué significa eso?

—Que mi hermano y yo moriremos.

—Exacto —me levanté de mi asiento, pero antes la miré—. Dile a Wang que venga, necesito hablar con él urgentemente.

—Pero, podrían descubrirlo —dijo preocupada y asustada.

—Mierda... —susurré. Ella tiene razón, quedará el registro de su visita y se supone que él es mi doctor—. Entonces, que envíe a Lee y vienes con él, no podemos arriesgarnos. Quieres vivir, yo también, ahora vete.

—Está bien —se levantó de su asiento y se marchó, me dirigí a la puerta y enseguida caminé hacia mi celda, tenía que hacer algo, tendría que hablar con TaeHyung sobre esto, ya que, si yo muero, él se irá conmigo junto con su pequeña hermana.

No tardó mucho en hacer presencia en mi celda, bastante rápido, por lo que sospeche que ya sabía lo que estaba pasando fuera de la prisión entre su padre y yo. Sé que TaeHyung tiene un informante y sospecho quien puede ser, pero me vale mierda, mientras no me perjudique.

—Acepto ayudarte si me entregas a JungKook —me soltó apenas cerró la puerta de mi celda—. Y sabes que no tienes opción.

—La tengo y lo sabes ¿Quieres la cabeza de tu hermana, acaso? —amenacé sin dar indicios de aceptar su condición—. No me costaría dar la orden para que la asesinen ahora mismo.

—Siempre jugando sucio, Jimin —respondió entre dientes.

—Y lo seguiré haciendo con tal de no perder —sonreí con victoria—. Tienes que hablar con tu padre y hacer que siga las normas del juego, después de todo tuve una historia contigo y tu hermana.

—¿Qué? ¿Ahora te pusiste nostálgico y por recuerdo a aquellos tiempos no nos matarás? —preguntó con claro sarcasmo y burla.

—Si tengo que matarlos, lo haré, no lo dudes —aclaré con molestia—. Y sobre Jeon, olvida esa idea, no será tu mulo, aunque insistas.

—¿Por qué? —me miró fijamente—. ¿Por qué no? ¿Acaso te importa lo que pueda llegar a hacerle? Sabes que el desquiciado y enfermo eres tú, no yo.

—Y sabes que en el pasado ambos estuvimos bien jodidos ¿Ya lo olvidaste?

—Lo intento —bajo la mirada—. Está bien —de pronto su mirada se volvió oscura, peligrosa—. Hazlo tu mulo y lo dejaré tranquilo, pero si no lo haces, jugaré con él de la misma forma que tú lo hiciste y sigues haciendo en las regaderas.

—¿Qué mierda acabas de decir? —me enfurecí sin saber por qué.

—Tiene un culo deseable, lo he visto una que otra vez bañándose y yo no he follado en años, desde que mataste a mi novio ¿Lo recuerdas?

—Era él o yo —me defendí—. Y no toques a Jeon, si lo haces, yo mismo te mataré sin piedad.

—Vaya, así que Park Jimin al fin teme perder a alguien —se burló y abandonó mi celda.

Ahora no tenía opción, o hacia mi mulo a Jeon o permitía que TaeHyung hiciera con él lo que quisiera y esa idea me cabreaba. Pero, hay un problema, un reo no puede tener dos mulos, ni yo, a pesar de ser el jefe.

Si decidía tener de mulo a Jeon, significaba que debía dejar libre a Yoongi y eso sólo se permite con...muerte. Además, eso haría sospechar a los demás reos. No puedo perder a otro sublíder, Yoongi me ayuda con la venta de merca aquí dentro, controlando a los vendedores de no engañarme ni robarme pasta, pero Jeon...selo prometí a Key ¿Qué mierda haré ahora? Le debo mucho a Yoongi y perder a Jeon...¡Maldición! ¡¿Perder?! ¿Desde cuándo temo en perder a alguien? Debí matarlo con el primer castigo que le di a ese chico. Sin embargo, ese hombre jamás ha sido mío, lo tomé sin su permiso, sin que me importe el daño que le causaría después.

JungKook POV.

Caminar solo por los pasillos fríos y solitarios de la prisión se volvió algo cómodo para mí, pero no dejaba de ser peligroso, seguía temiendo que cualquier reo se me lanzara encima y me enterrara una navaja o cualquier cosa con filo y me perforara el corazón u otro órgano. El temor, el miedo y el horror, eran sentimientos que tenía cada día al despertar y al dormir desde hace más de un año aquí dentro. No sólo esos sentimientos me incomodaban, sino que, desde ayer, cuando el jefe me atacó en el corral no he dejado de sentir náuseas, su tacto tan cercano, tan profundo, porque sí, con sólo sentir su mano en mi cuello ya era demasiado insoportable, y cuando recordaba sus besos, me asqueaba completamente, sintiendo ganas de querer lavarme la boca con jabón, como si hubiera dicho una mala palabra y mereciera ese castigo por parte de mi madre. Aunque me volviera a duchar después de la visita de mi hermana, seguía sintiendo su tacto, sus caricias, sí, me acarició y mil veces preferiría que me golpeara hasta dejarme más cicatrices de las que tengo en el cuerpo, sólo quería borrar todo de él, todo rastro de su tacto hacia mi cuerpo, de sus besos de mis labios, de sus palabras de mis oídos, no sé si podre aguantar los cuatro años que me quedan en este infierno, sobre todo con la presencia del jefe.

—¡JungKook! —me llamó Monster, quien venía detrás de mis pasos o al menos eso pensé.

—¿Qué pasa? —me detuve y giré para mirarlo, estaba sudando, cansado y recuperando la normalidad de su respiración.

—Jimin castigará a Taemin. Yoongi no siguió su orden y también lo castigará —me miró fijamente una vez que se calmó—. No sé por qué he venido a contártelo, pero para Yoongi es injusto y tú odias las injusticias —sabía exactamente qué era lo que él quería que hiciera y no faltaba que lo nombrara, ya mismo me dirigiría al corral, aunque sería mejor no hacerlo, pero no me quedaba de otra o tal vez sí, pero no podía ignorar esta situación.

Rápidamente me dirigí al corral, esquivando a los demás reos y chocando con Jonghyun, a quien sólo logré decirle hacia donde me dirigía y pude notar que él venía tras de mí, quizás sabiendo a lo que iba y en como terminaría todo. Apresuré el paso cuando escuché un fuerte grito por parte de... ¡Taemin! No sé de dónde saqué tanta velocidad, pero en menos de cinco segundos ya me encontraba de pie frente a ellos, frente a esa mirada tan... tenebrosa. Los estaba asesinando con su mirada, planeando cautelosamente cada paso a seguir, después de las patadas, después de los azotes contra el piso, haciéndole retumbar la cabeza contra tan duro cemento, sonriendo al ver como escupía sangre y le maldecía, disfrutando del momento que, a mí me causó una vez más, otro asqueroso vómito, llamando la atención de las cuatro personas ahí presentes y preocupando a mi amigo quien estaba detrás de mí.

—¡Oh! Pero si ha llegado Jeon, el justiciero —lo escuché soltar en un grito que me preocupo, lo tranquilo y casi cariñoso que fue ayer en un momento determinado había desaparecido, volviendo el monstruo, su yo verdadero—. Anda, seguro vienes a salvarlos, ¿verdad?

—¡Vete de aquí! ¡Maldición, JungKook! —gritó en un quejido Yoongi, a quien no había visto bien hasta ahora, con la nariz rota, el ojo hinchado, haciéndolo más pequeño de lo que era, con su uniforme desgarrado, ¿Cómo diablos llegó a ese estado su ropa? —. Jonghyun llévatelo y enciérralo en la celda —le ordenó, ganándose una fuerte patada por parte del jefe en el estómago, retorciéndose de dolor enseguida.

—JungKook... vamos —agarró mi brazo izquierdo, tratando de alejarme de la puerta.

—No Jonghyun —me solté enseguida y miré fijamente al causante de tanta barbaridad—. Intercambio —le solté—. Castígame a mí, pero deja tranquilos a Taemin y a Yoongi.

—Pero es que no quiero castigarte ahora —me respondió con una sonrisita burlesca—. Ayer quise y te negaste, ahora no tengo ganas, es más, lo haré con Yoongi —lo agarró tan fuerte del cabello que este gritó y el jefe sonrío, disfrutándolo—. Castigar a tu compañero de celda es bastante... divertido —dijo con doble sentido a eso.

—Que te vayas... JungKook —repitió Yoongi, levantando un poco su rostro, mostrándome como su sangre se deslizaba por su cuello, manchándole el uniforme, o lo que quedaba de él—. Vete...

—¡Está bien, lo haré! —grité fuerte para que él lo escuchara, sintiendo como mis piernas comenzaban a temblar.

Y esa sonrisa, llena de malicia, perversión, calentura, deseo, posesividad y lujuria, causándome otro revoltijo en el estómago, amenazando con soltar otra asquerosa porción de vómito. Taemin no podía moverse con facilidad, se quejaba por el dolor y de vez en cuando escupía sangre, cosa que me causó un enorme escalofrío, ¿Acaso moriría como Key? ¿Perdería a otro amigo? Entendí un"no lo hagas, JungKook" de sus débiles y enrojecidos labios por la sangre, quería ayudarle, y lo haría, al menos evitaría más golpes en ellos y francamente, ya poco me importaba recibirlos o tener que pasar por otra...violación, la cual en esta ocasión no lo sería del todo, ya que yo me entregaría a él. No pude proteger a mi hermana de ese horrible día, no pude proteger a mi madre de aquellos golpes, no pude proteger a mi padre, no pude proteger a Key, a Min Ho ni a Jong, al menos ahora, dejando de ser un jodido cobarde, protegería a Yoongi y a Taemin, ya había perdido a demasiadas personas como para perder a una más. 

—Lo haré, así que deja que se vayan —me adentré aún más en el corral, siendo acosado por la penetrante mirada del jefe—. Deja que se marchen.

—Me convenciste —miró de reojo al reo que lo acompañaba, dándole la señal de sacar a los dos casi muertos del corral, para, seguro dejarnos solos—. Jonghyun, llévate a cualquiera y cierra la puerta al salir.

—Key jamás te perdonará esto Jimin —sentenció furioso, ayudando a levantar a Yoongi.

—Key está muerto y no puede hacer nada —le respondió con cierta molestia, pero se le paso al mirarme—. Bien, ya sabes qué hacer —me sonrío con malicia. 

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