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Capítulo once


Taemin observaba su cuerpo mientras el agua de la regadera caía sobre este desnudo, observaba las cicatrices, que, por lo visto son de hace tiempo atrás y las frescas, que de seguro son las que le hizo el asqueroso de hace rato. Las tocaba con sus delicados y delgados dedos, mientras las observaba con una mirada que me dolió, pues seguramente esa mirada es la que suele poner mi hermana al mirar su cuerpo. Me acerque a él y al notar mi presencia se sonrojó.

—Lo siento... no quise verte desnudo —me cubrí los ojos—. Sólo quería cerciorarme de que estas mejor y ver en qué puedo ayudarte.

—JungKook... doy asco ¿Cierto? —al escucharle decir eso, me imaginé a mi hermana, destapé mis ojos y lo observé a él y a su cuerpo desnudo.

—No das asco, Taemin, para nada —le sonreí—. No pienses esas cosas de ti mismo, de verdad me hiere que creas eso de ti.

—Pero... mírame, estoy marcado en muchas partes, cada cicatriz es por culpa de mi... hermanastro y de mi compañero de celda... ultrajaron mi cuerpo... hicieron con él lo que quisieron... me usaron como a una puta... yo...

—Todos tenemos nuestras cicatrices —le comenté, sacándome mi polera y mostrándole la marca de "K" en mi brazo derecho, otra cicatriz en mi espalda y otras de algunos castigos del jefe—. El motivo es diferente, pero es una cicatriz como las tuyas —observó mis cicatrices y no dijo nada más—. Anda, date prisa antes de que llegue alguien más —abandoné las regaderas para darle privacidad y gracias a dios el jefe ya no estaba, como tampoco estaba el pedazo de tela con sangre en el piso—. Seguro lo tiró a la basura.

Jimin POV.

Tener que masturbarme por culpa de un chico ¿Yo? ¿Park Jimin? ¡Maldición! Que humillación. No negaré que un par de veces follé a Yoongi y una vez a Key, cuando recién nos comenzamos a conocer, pero, de ahí a hacerme una paja ¡Una maldita paja! Eso es algo que ni por la puta hermana de Kim llegue a hacer, y eso que la muy perra estaba más deliciosa que cualquier otra en ese maldito internado. Pero ¡¿Por un chico?! Bien decían que muchos reos terminan convirtiéndose en unos malditos chupapollas después de tanto que les dan por el culo. Y no es que a mí me hayan dado por el culo, ¡Ni de coña! Nadie jamás lo hará, sólo yo se las meto y ya, sólo he permito que me la mamen, pero tampoco en exceso, esos hijos de puta quizás que otras pollas se han llevado a la boca. Lo bueno es que el agua me ayudó a bajar la calentura que me había dado y ¡No! No aceptaré que haya sido por ese maldito mulo malparido, no y no. Aunque... maldición, hasta un buen orgasmo tuve al recordar su culo desnudo, dejándose mojar por el agua de la regadera, haciéndolo más deseable para mis ojos y para mi polla ¡Maldición! Si sigo pensando en su cuerpo desnudo, tendré que hacer algo y ese algo no me llevará a nada bueno, menos dentro de este infierno. Terminando de bañarme, escuché un fuerte golpe contra... ¿La pared? Se supone que sólo Jeon se encontraba fuera de las regaderas, dudo que se hubiera caído o golpeado así mismo, por lo que preferí salir y cerciorarme de que no pasaba nada malo. Y lo que vi fue totalmente diferente de lo que podría imaginarme, más viniendo de él.

Jeon estaba sobre el tipo que antes me había amenazado, golpeándole el rostro reiteradamente, el tipo ni siquiera podía defenderse. Su rostro sangraba sin detenerse, al igual que los golpes que estaba recibiendo. ¿Por qué le estaba golpeando si se supone no es de pelear? Y mi respuesta llegó a mi cuando vi junto a ellos al nuevo, al tal Taemin. Se veía asustado, aterrado y sorprendido por lo que estaba presenciando, el rostro de Jeon fue salpicado por gotas de sangre proveniente de la persona a la que estaba agrediendo, pude ver su rostro y era la de un auténtico monstruo, odio puro, furia pura, rabia y unas ganas de asesinarlo ahí mismo, todo eso fui capaz de notar en su rostro. Y aunque sabía que no debía meterme en riñas ajenas, por normas que yo mismo impuse en la prisión, mi cuerpo se movió por si solo e intervine antes de que Jeon se convirtiera en un asesino. Claro, no me salió gratis el asunto, pues recibí un fuerte puñetazo de su parte, y ni le importó el haberme golpeado, él solo quería acabar con su víctima, aunque la única víctima en el lugar era Taemin. Cuando al fin pude calmar las cosas, el agredido, que bien se lo merecía obedeció mis órdenes y se marchó, pero seguro no dejaría las cosas así. Noté que Jeon no podía mantenerme la mirada, menos cuando notó que estaba desnudo frente a él y no puedo negar que aquello me excitó de forma sorprendente. Quería tirármelo ahí mismo, darle tan duro, cosa que pagara por el daño que me había hecho en la mejilla, y toda esa excitación aumentó cuando lo tuve tan cerca, limpiándome la sangre en la herida que él mismo me hizo, verle el rostro tan de cerca, tenerlo a un par de centímetros me ponía duro y recé, sí, por primera vez en mi puta vida recé para que él no notara mi pequeña erección que de seguro se volvería más y más grande. Al alejarse de mí, para ir a ver a Taemin, me puse mi uniforme sin secarme, tenía que salir de ahí inmediatamente, porque seguro si me quedaba, iba y arrinconaba a Jeon contra alguna de las regaderas y me lo follaba, frente a Taemin, a quien, quizá también me lo tiraría, porque la cara de niña no se la quita nadie.

Al llegar a mi celda, cerré enseguida la puerta con pestillo y volví a masturbarme. Teniendo en mi mano libre el pedazo de polera que rajó Jeon para limpiarme la herida, tenía sangre mía, pero el hecho de que sea de su ropa me excitó y teniéndola en mi mano me pajeé con ganas, soltando mucho semen, con un segundo orgasmo, tan delicioso y placentero como el que tuve en las regaderas minutos antes.

—Tengo que tirármelo... aunque sea una sola vez —solté con voz cansada después de mi orgasmo.

Ella era alta, de piel blanca, de ojos color marrón, una delgada cintura y unos pechos medianos, acorde a su figura. Me atraía todo de ella, pero sobre todo su cuerpo y la inocencia que emanaba de todo su ser, en especial de su mirada. Al principio no me hablaba mucho, por lo que en cada conversación que tuvimos siempre fui yo el que comenzó algún tema, hasta que ella logró confiar en mí, siendo ese su peor error. Me aproveché de su edad, de su inocencia y de su asqueroso amor hacia mi persona. Me confesó su amor, pero yo solo me reí en su cara por ello, aprovechándome de eso para llevármela a la cama las veces que quise, claro, eso duró hasta que su maldito hermano mayor se interpuso y acabo con mi placentero sexo con aquella chica, quien para rematar todo lo que hubo entre nosotros, que no pasó a más de unos simples polvos bien salvajes, me confesó que estaba embarazada. Y sí, soy un monstruo, porque una persona jamás habría hecho lo que yo le hice a ella y al supuesto bebé que esperaba y decía ser mío.

—¿Otra vez con pesadillas? —giré mi rostro hacia la puerta de mi celda, viendo junto a ella a Yoongi de pie, observándome con la misma cara que ponía cuando me despertaba de mis pesadillas—. ¿Qué fue ahora? ¿La muerte de tus tíos? ¿La muerte de aquel niño? O ¿La muerte de tu bebé?

—¿Sabes que otra muerte podría sumarse a mis pesadillas? —le fulminé con la mirada y él se sobresaltó por lo que le dije—. Sí, la tuya, así que mejor ya cállate —bajé mis pies, sentándome en mi cama—. ¿Qué quieres?

—Lo que paso en el baño —se acercó y se sentó en una silla junto a mi cama, la cual usaba como mesa de noche para dejar lo que sea—. Si, ya se sabe en toda la prisión ¿Cómo es eso de que Jeon golpeó al nuevo hasta casi matarlo? El tipo está en enfermería y tiene un rostro horroroso, hasta tres dientes le sacó al pobre.

—¿Pobre? Por lo que presencié no tiene nada de pobre y sí, Jeon lo golpeó hasta dejarlo como tú dices —rasqué mi cabeza—. Jamás imaginé ver a Jeon así, como hace rato ¿Podrías creer que en su mirada no había más que odio, venganza y ganas de matar? Fue sorprendente.

—¿Estas sorprendido por eso? —me preguntó confundido—. Siempre miras a los demás de esa manera, sólo viste en él lo que nosotros vemos siempre en ti, Jimin.

—Lo mío es diferente, sabes a lo que me refiero con eso Yoongi —me levanté y caminé hasta mi puerta—. Tengo un trabajo para ti —al ver que no había nadie cerca, giré para ver a mi acompañante.

—No mataré al nuevo, ni a Taemin ni a nadie que no lo merezca —odié su respuesta, pues últimamente Yoongi se niega a una orden de ese tipo de mi parte.

—No es eso —dije molesto—. Hay algo raro en cierto reo, necesito información sobre esa persona, lo más rápido posible.

—¿De qué reo? —se levantó y caminó hasta quedar frente a mí—. ¿De nuevo quieres investigar a Jeon?

—No, de él ya sé lo que necesitaba saber —caminé de vuelta a mi cama, sentándome una vez más—. Quiero que averigües a Taemin, al nuevo amigo de Jeon. Hay algo en ese chiquillo que me impacienta, tiene una mirada distinta a lo que dice, no se... es algo extraño.

—Está bien, pero ¿Qué específicamente quieres que averigüe de ese chico? Y, sobre todo, ¿Por qué? ¿Te está dando problemas?

—Por ahora no, pero presiento que podría dármelos y sabes que odio ese tipo de cosas —me tendí, llevando mis brazos debajo de mi cabeza, sirviéndome de cabecera—. Prefiero estar alerta.

—Está bien —abandonó mi celda para irse quién sabe a dónde y quién sabe hacer qué. Cerré mis ojos y volví a recordar la época que pasé en el reformatorio de Gyeongsang, donde comencé con la vida que llevo fuera de este infierno. Pero de la cual no estoy arrepentido, pues gracias a esa "vida" podré darme muchos lujos una vez que termine mi condena en este maldito lugar.

Dos días después regresó el sujeto que golpeó Jeon por defender a su nuevo amigo, el cual no se separa por nada del que fue el mulo de Key. Su actitud sigue pareciéndome sospechosa, pero lo mejor sería no interferir hasta saber exactamente más sobre ese chiquillo.

Se Jong, así se llama el tipo al que golpeó Jeon dos días atrás, con el cual no debió meterse, por muy enojado, no debió golpearlo hasta el punto de deformar su rostro ni sacarle tres dientes, eso sería algo que Se Jong le cobraría muy caro. Ya que si es amigo de la persona que pienso, su venganza contra Jeon será mucho peor que los castigos que le he dado hasta hace un tiempo atrás. Aquella persona es tan o más despiadada que yo. Un monstruo de tomo y lomo, y sus amistades son de su misma calaña.

—Key... tu sirviente no ayuda mucho en la promesa que me hiciste jurar que cumpliría —miré hacia el cielo, estando sentado en el patio de la prisión—. Sigue metiéndose en problemas y no sé si voy a poder ayudarlo como me pediste.

—¿Ya hablas solo, Park? —llevé mi mirada hacia el dueño de la voz—. Ya te están afectando los siete años que llevas aquí dentro al parecer.

—Vete a la mierda, TaeHyung —me levanté para irme, pues lo que menos quería era hablar con él en este momento.

—No te vayas, aún no termino de hablar —agarró mi brazo con fuerza, impidiendo que me marchara.

—Yo terminé a penas llegaste —me hice soltar con brusquedad, logrando dar tres pasos, hasta que.

—Quiero que Jeon sea mi mulo —me giré para ver su rostro, viendo esa sonrisa asquerosa, llena de picardía—. ¿Por qué pones esa cara? Te dije que lo quería para mí, que mejor que siendo mi sirviente.

—Él ya fue el mulo de otro reo, no puede ser sirviente de otro —respondí con molestia ante su sonrisa.

—Pero Key ya está muerto, así que está libre —caminó hasta quedar a mi lado—. Por lo que en cualquier momento tomaré a ese chico para mí —siguió su camino, dejándome, por primera vez sin una respuesta, como las que suelo darle siempre que nos enfrentamos de palabra.

No volví a mi celda, preferí quedarme en el patio observando todo a mi alrededor, viendo algo que me pareció extraño. ¿Qué hace el nuevo amigo de Jeon hablando con los que venden para mi dentro de prisión? Al parecer no estoy muy equivocado con tener sospechas con ese chico, algo oculta y lo averiguaré tarde o temprano. Jeon estaba saliendo por la puerta que da al patio y al notarlo Taemin, se alejó rápidamente de mis vendedores y corrió hacia el mulo abandonado, al que, por cierto, deseo más y más siempre que lo veo. Se aferró al brazo de éste y sólo le sonrió, yendo acompañado también de Jonghyun, quien desde la muerte de Key no se ha metido en ningún tipo de problemas, pero que siempre está al pendiente del mulo de su amado muerto. Por suerte ha ido superando la muerte de Key poco a poco y no ha llegado a lo que alguna vez temimos que pudiera pasar junto a mí, quizás, amigo. Que su amado llegara al punto de suicidarse. 


JungKook POV.


Las cosas en la prisión no tardan en saberse, como sucedió con el hecho de que golpeé al violador de Taemin, toda la prisión, incluyendo a los guardias se enteraron, hasta escuché uno que otro comentario como, ¿Acaso fue el mulo de Key quien le deformó el rostro? ¿Jeon, el reo con cara de homosexual le desfiguró el rostro? O como otros: ¿El que se follaba Key casi lo mata? Ese rumor en particular me molestó mucho, por el simple hecho de que dijeran que Key me follaba ¡Nadie me folla! Menos él, quien fue y sigue siendo un hermano mayor para mí. Entre otros comentarios de ese tipo, a los cuales no le di mayor importancia. Por otro lado, Taemin está bastante mejor con eso, ya que, su compañero de celda lleva dos días fuera, más bien en enfermería. Aún no me creo que yo ¡Yo! Lo haya dejado de tal magnitud, pues durante la visita de antes de ayer de mi madre, de paso logré ver su rostro en enfermería y realmente no me creo que fui el causante de eso, menos de haberle roto tres dientes. Me tranquiliza saber que, al menos dos noches y casi tres días, Taemin ha estado fuera del alcance de las manos de ese asqueroso.

—¡Jeon, visita! —me gritó Monster, por lo que me levanté de la banca donde estaba sentado junto a Jonghyun y Taemin—. Date prisa, no tengo todo el tiempo para ti.

—¡Ya voy! —le respondí en un grito y caminé rápido hacia él—. ¿Te levantaste de malas, Monster?

—Algo así, cierto bastardo me ha causado problemas —miró hacia cierta dirección, la cual seguí con mi vista, entendiendo de quien se trataba, dando la casualidad de que esa persona nos observaba—. Jimin y tú no hacen más que causarme problemas.

—¿El jefe y yo? ¿Por qué?

—Se Jong, esa paliza que le diste en el baño me trajo problemas —me respondió, enojado.

—Entiendo eso, pero él se lo buscó —respondí algo confundido—. Pero, el jefe ¿Por qué te dio problemas? Él no hizo nada, es más, evito que siguiera golpeando al asqueroso ese.

—Por eso mismo, no hizo nada, las reglas son claras y algo así merecía un castigo —me miró fijamente—. Han pasado dos días y aún no te ha castigado, eso fue un gran alboroto, además lo golpeaste a él también, en fin, vamos que tu hermana espera por ti.

—Está bien, vamos.

Monster tenía razón en casi todo lo que dijo. El alboroto que armé merecía un castigo el cual el jefe aún no me ha dado. Jamás deja pasar tantos días, siempre castiga al rato después o al día siguiente. ¿Será que está tramando algo peor que un simple castigo? Bueno al menos no me arrepiento de nada, ni siquiera por el hecho de que casi maté a ese tipo. Cuando entramos a la sala de visitas, mi pájara se abalanzó encima como suele hacerlo últimamente, recibiéndome con una gran sonrisa.

—Tan loca como siempre —le dije apartándola de mí y haciendo que se sentara frente a mi silla—. ¿Cómo estás?

—Yo bien, mamá... —su sonrisa desapareció y me preocupó—. No pongas esa cara, está bien —dijo afligida.

—Entonces, no me asustes SeulBi —la regañé—. ¿Qué pasa con mamá?

—Está conociendo a otro tipo —soltó un pesado suspiro—. Lleva tres semanas saliendo a citas con él, pero eso no es lo peor.

—¿Te hizo algo? —pregunté enseguida y ella volvió a poner esa cara de culpabilidad—. Lo siento... yo...

—No, no me ha hecho nada, tranquilo —desvió su mirada de la mía—. Es menor que ella.

—¿Menor? ¿Por cuánto?

—Creo que ocho o nueve años, algo así.

—Es que mamá no aprende, en serio —apoyé completamente mi espalda en el respaldo de la silla, estirando mis piernas hacia adelante—. ¿Está bien si con su relación?

—Se le ve sonriente —me miró algo preocupada—. Pero tengo miedo, Kookie —tomó una de mis manos y pude sentir su miedo recorrerme el cuerpo—. Tengo miedo de que pase lo mismo y que yo... vuelva hacer eso...

—Tranquila ¿sí? —con mi mano libre acaricie su mejilla izquierda—. Hablaré con mamá, toda irá bien.

Seguimos hablando de cosas no tan importantes, me preguntó cómo me estaba yendo dentro de la prisión y le comenté que bien, omitiendo mi riña con el asqueroso. Le entregué unos dibujos que hice en los dos meses que no la vi, no fueron muchos, pero a ella le encantaron. Platicábamos cómodamente hasta que la chica que solía visitar al jefe dejo de hacerlo días antes de que yo dejara de asistir a mis visitas hace dos meses atrás, regresando una vez más, pero con una mirada diferente. No tardó el mencionado en hacer presencia en la sala.

—¿Otra vez? —Jimin soltó un fuerte suspiro al ver a su visita, sentándose en la silla frente a la chica—. ¿Qué mierda quieres ahora? ¡Oh! Hola pajarita —saludó a mi hermana al verla, le sonrío alzando la mano a la vez.

—Ho... hola —le respondió mi hermana con miedo, seguro recordó lo de la vez anterior, cuando el jefe estaba ahorcando a su visita.

—¡Mírame a mí, maldición! —le gritó la chica, por lo que el jefe la fulminó con la mirada.

—No me grites Kim, no soy sordo —dejó sus manos sobre la mesa—. Habla, ¿Qué mierda quieres?

—A ti —dicho eso, ella rápidamente se acercó al jefe, subiéndose sobre sus piernas, tomando su cabeza y besándolo apasionadamente.

El jefe le devolvió el beso, mientras ella tenía sus ojos cerrados, el jefe... ¿Es imaginación mía o me está mirando mientras la besa? Ella llevó una de sus manos a la entrepierna del jefe y él soltó un claro gemido mientras la besaba. Miré a mi hermana y ella estaba igual o más sorprendida que yo, observando el espectáculo frente a nosotros.

No negaré que nunca he visto alguna película o serie porno, porque estaría mintiendo. Vi algunas, no tantas, pero sí he visto. Películas con fuertes escenas de sexo y en una ocasión llegue a ver un trío, jamás imaginé que podría llegar a existir ese tipo de sexo entre tres personas ni mucho menos por donde le metían la polla a la protagonista y a la misma vez. Y mi hermana, pues ella ya tiene diecinueve años, por lo que estoy seguro de que en más de una ocasión le han hablado sobre las relaciones sexuales, claramente ella ya no es... virgen, pues la forma en la que la perdió no fue la más grata, para nadie lo sería si se te obliga y te agreden como lo hicieron con ella. Pero lo que teníamos frente a nosotros no era precisamente "hacer el amor", tampoco era del todo sexo, pero si seguían besándose y tocándose cómo lo están haciendo, la sala de visita se transformaría en un motel y de muy mala clase.

La chica que visita al jefe lo besaba de una forma salvaje, con necesidad y hasta siendo posesiva, le tocaba la entrepierna sin pudor, ni siquiera por el hecho de que estábamos presentes mi hermana y yo. Y el jefe... Él, él seguía observándome a cada movimiento que ella le estaba propinando, no había sido mi imaginación, gemía en la boca de ella, le metía la lengua y se la mordía, provocando en ella gemidos subidos de tonos, no los de una señorita, sino los de una prostituta, muchas de estas mujeres gemían de tal manera para sus clientes. El jefe llevó ambas manos al trasero de la chica, alzándola junto con él, poniéndose de pie y la sentó sobre la mesa que tenía frente a él, sin dejar de besarla y de mirarme, abrió las piernas de ellas y se metió en medio de estas, llevó una de sus manos a uno de los senos de la chica, acariciándoselo sobre la playera que ella llevaba, ella, siendo muy atrevida agarró el miembro del jefe, el cual dejaba ver una clara erección a los ojos ajenos.

—Oh, mierda Jimin —giré mi rostro hacia la puerta que separa la sala de visitas con el pasillo que da hacia las celdas, en la cual Monster había entrado—. Sabes que ya no hay de ese tipo servicio.

—Me dejé llevar —el jefe se separó de la chica, quien trataba de tranquilizar su respiración, aún sentada sobre la mesa.

—Pude darme cuenta de eso —cerró la puerta y se quedó cerca de esta—. Me quedaré por si es que te dejas llevar de nuevo —sonrío de lado, observándome—. ¿Disfrutaron del espectáculo?

—Para nada —dije molesto, pues claro que lo estaba, esas cosas son para la intimidad—. Pájara lo mejor será que regreses otro día —me acerqué a ella y tomé sus manos—. No le comentes a mamá que sé sobre su nueva relación, y tú debes quedarte tranquila —solté una de sus manos y acaricié su cabello—. Eso no volverá a pasar, así que no le des más vueltas.

—¿Seguro? —me preguntó temerosa, sintiendo su mano derecha temblar—. ¿Seguro que no volverá a suceder de nuevo? 

—Completamente seguro —me acerqué a ella y besé su frente.

—Está bien, confiaré en lo que dices —se forzó a sonreírme antes de marcharse, una vez que lo hizo, la chica que visita al jefe estaba abandonando el lugar también.

—Yo me retiro —dije dirigiéndome a Monster, pero fui detenido por la mano de otra persona, quien, extrañamente ya había memorizado su tacto en mi cuerpo—. No diré nada de lo que vi, jefe.

—Me importa una mierda si lo comentas —caminó, quedando frente a mí—. Tenemos que hablar, Monster habló conmigo y tiene razón, no te he castigado por lo que hiciste hace dos días atrás.

—Creí... creí que eso ya estaba solucionado —retrocedí dos pasos, pues hace algunos meses que no recibo un castigo por parte del jefe.

—¿Creíste qué? —se burló—. Tendrás tu castigo, de hecho, serán dos, uno por golpear a ese tipo y no dejar que tu nuevo amiguito solucione su problema solo y el segundo, por golpearme.

—¡Guardia necesitamos ayuda! ¡jefe Monster! —entró gritando otro guardia a la sala de visitas.

—¿Qué sucede guardia Lee? —le preguntó preocupado.

—Se Jong, el reo Se Jong está atacando a su compañero de celda —¿A su compañero de celda? ¿Quién es ese tal Se Jong?

—Tu nuevo amiguito está en problema y no estás ahí para defenderlo de nuevo —me soltó con voz burlona el jefe.

—¡Taemin! —rápidamente abandoné la sala de visitas, antes logrando escuchar a Monster gritarme que no me metiera en más problemas.

Corrí por el largo pasillo que separa la sala de visitas con las celdas, sólo rogaba para que Taemin no estuviera herido ni nada por el estilo. Así que se llama Se Jong el tipo al que golpeé, ni siquiera sabía su nombre y yo dándomelas de matón. En el primer piso se escuchaba como algunos reos gritaban hacia el piso donde quedaba mi celda, subí aún más rápido por las escaleras y al observar hacia la celda de Taemin vi un poco de sangre en el piso. Me acerqué rápidamente, empujando algunos de los reos que no me dejaban avanzar bien, acercándome cada vez más, escuchando algunos gritos de desesperación por parte de mi nuevo amigo.

—¡Maldición! ¡Ya déjame tranquilo, maldito asqueroso! —Taemin tenía en su mano izquierda una tijera que no sé de dónde sacó, la cual tenía sangre en toda la punta, deslizando por el resto del objeto cortante—. Deja de tocarme... cerdo asqueroso —avanzó hacia su atacante y éste retrocedió dos pasos, cubriendo con sus manos el lado izquierdo de su abdomen, del cual pude ver que de ahí pertenecía la sangre que contenía la tijera.

—Mocoso de mierda —Se Jong acababa de ser dado de alta de la enfermería y seguro tendría que volver por la cortada o más bien, puñalada que le propino Taemin—. Me las vas a pagar —miró hacia su costado, cruzando su mirada con la mía—. Los dos me las van a pagar, me los follaré, les meteré tan profundo mi polla, que les haré sangrar por el culo —cuando quiso acercarse a mí, para quizás, golpearme, apareció Jonghyun, parándose frente a mí, por lo que Se Jong siguió su camino, alejándose acompañado de un guardia que lo llevaría a enfermería, lo más probable.

—¿Estás bien? —rápidamente me metí a la celda, pero Taemin estaba tan asustado que pasó a rajarme la mejilla con la tijera pensando que era su atacante—. Soy yo, JungKook —no le di importancia a mi herida y acerqué mi mano a la de Taemin para que soltara la tijera—. Tranquilo, soy yo, tu amigo.

—¿Jungkook? —pronunció y al verme fijamente, terminó soltando la tijera al piso y se lanzó, abrazándome con fuerza—. Sólo quise defenderme... él se acercó y me tocó... lo juro.

—Tranquilo Taemin, lo sé —acaricié su cabello mientras éste me abrazaba, Jonghyun se quedó de pie junto a la reja de la celda, observando lo que sucedía.

—Yo sólo me defendí... él me tocó de nuevo... —giré mi rostro hacia Jonghyun y él tenía una mirada extraña, dudoso, pero no le pregunté nada y me preocupé totalmente del menor que me abrazaba con tanto miedo.

—Taemin, debes venir conmigo —entró a la celda Monster, agarrando del brazo al menor—. Tienes que cumplir tu castigo por atacar a otro reo.

—¿Por qué? Él sólo se defendió, no puedes llevártelo, no a ese lugar —le pedí, interponiéndome entre el guardia y Taemin.

—Vamos Jeon, no metas tu culo en esto —me ordenó, cabreado—. Taemin atacó a otro reo y por lo que escuché no es tan víctima, debe ir a aislamiento como los demás.

—Pero...

—¿Qué prefieres? —escuché detrás de Monster hablar al jefe—. ¿Qué vaya a aislamiento una semana o que lo castigue yo, personalmente?

—JungKook no me dejes solo, por favor —entrelazó su mano derecha a la mía—. No me abandones... tú no, por favor.

—Tranquilo, en aislamiento no se te acercará nadie más que algún guardia para darte tu alimento y cuando salgas estaré esperándote —le sonreí—. Créeme, es mejor ese castigo que recibir alguno del jefe.

—Si tú lo dices, confiaré —me sonrío y siguió a Monster hacia la zona de aislamientos.

—JungKook —volteé para mirar a Jonghyun—. ¿Qué tan cercano eres con ese chico?

—No tanto, sólo le tomé aprecio ¿Por qué?

—Por nada —apoyó su mano derecha en mi hombro derecho—. Vamos a jugar a la pelota, hace días que no ejercitamos las piernas.

—Claro, vamos —lo seguí algo confundido por su pregunta anterior ¿Por qué Jonghyun mostró esa mirada hace unos instantes? ¿Por qué Monster dijo que había escuchado cosas diferentes sobre el ataque de Se Jong hacia Taemin? En fin, lo mejor será no darle importancia y tratar de despejar mi mente de lo que había presenciado en la sala de visitas, ya que, a pesar de lo sucedido con Taemin, aquello no dejaba de rondar por mi cabeza, menos después de las miradas que me dio el jefe en ese momento de "intimidad con esa chica".

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