Capítulo doce
Jimin POV.
Sigue siendo tal y como la recuerdo, o más bien, sigue siendo tan ardiente a como solía serlo cuando follábamos a escondidas en algún baño o habitación desierta en aquel reformatorio. Y eso era algo que me excitaba y encantaba de ella, nada de hacerse la mosquita muerta, conmigo siempre era ardiente, fogosa, caliente, deliciosa. Tener sexo con ella siempre fue placentero, ahora entiendo por qué llegó a ser mi novia, aunque fuera sólo por el delicioso y magnífico sexo que teníamos, pues era su condición para entregarse a mí, que fuera mi novia y podría hacerle lo que quisiera a ese cuerpo tan magnífico que se gasta la muy puta. Si su hermano supiera cómo es su hermana en la intimidad, cómo grita, cómo gime y esos jadeos tan sexys, no lo podría creer a pesar de que TaeHyung ya sabe que me follé en ocasiones a su hermana y que el bastardo que la preñó e hizo que perdiera a su bebé fui yo, por esa razón me odia con cada célula de su maldito ser. Pero en esta ocasión lo que me excitó no fue el tenerla ahí, besándome y agarrando mi polla, sino el hecho de que estuviera Jeon observándonos, me dejaría llevar hasta donde hubiéramos podido llegar si Monster no hubiera entrado a arruinar todo. Su mirada fija, esa mirada de asco y repulsión con la que nos miró en ese momento me excitó de una forma que hizo que tuviera una rápida erección, la cual me fascinó saber que él notó y que más aun, vio. Es que a ese chico me lo tengo que tirar, aunque sea una vez, tengo que estar dentro de él y darle hasta lo más profundo de su ser. Y si se resiste, mejor todavía.
Durante la tarde vi a un grupo de reos jugar a la pelota, entre ellos se encontraban Jonghyun y Jeon, ambos sudados hasta, lo más probable, los huevos. Desde la distancia en la que me encontraba de ellos pude notar como el sudor se les marcaba en la espalda. ¿Cómo puede sonreír estando en un lugar como éste? ¿Cómo puede jugar sabiendo que alguien lo quiere matar? ¿Cómo puede defender a otro, poniéndose en peligro? ¿Cómo demonios se pueden preocupar de su hermana y su madre estando él, en el mismísimo infierno? Es que no lo entiendo, y dudo que en algún momento de mi vida aquí dentro, logre entenderlo del todo o nada.
No sé por qué, pero me sobresalte cuando vi a TaeHyung acercarse a Jeon, entregándole una ¿toalla? Conozco a TaeHyung hace años, de antes de entrar en este maldito lugar, fuimos compañeros en el último reformatorio que estuve, junto a su hermana, obviamente. Y desde que lo conozco, él jamás se ha mostrado interesado en una persona, ni mucho menos siendo amable con alguien, que no sea su hermana menor. A todo esto, ¿Por qué de repente quiere que Jeon sea su mulo? Siempre, desde que entró a esta prisión se aisló de los demás, no tuve nada que ver en ese asunto, sólo en el hecho de que no lo tocaran o hablaran, porque es mi seguro de vida aquí. Pero ¿Por qué ahora quiere a un mulo? ¿Y por qué tiene que ser Jeon? Hay muchos otros reos y él sabe bien las reglas, un mulo no puede serlo de otro, esto es muy raro, aunque todo lo que rodea a ese malparido es raro. Tanto como la complicada y extraña relación que tiene con su padre. Jeon algo nervioso le devolvió la toalla a Kim y se alejó, seguro iría a ducharse, dudo que vaya a dormir todo sudado, a Yoongi no le gusta el olor a sudor, por eso siempre se mantiene alejado de cualquier actividad física, a menos que sea una pelea donde su vida este en juego.
—Bien, creo que es buen momento para llevar a cabo mi castigo —me levanté del sitio donde estaba sentado y siendo sigiloso me dirigí a las regaderas—. Oye Monster —éste estaba en el pasillo del lugar—. Castigaré a Jeon, así que no dejes que nadie se acerque a las regaderas.
—Sólo no vayas a ser muy cruel —sonrío de lado y se alejó un poco. Monster es igual de maldito que yo, por algo el apodo Monster, el guardia más cruel cuando le toca castigar, aunque hay ciertas cosas que él no apoya, una de ellas es la que estaré llevando a cabo en el baño en pocos minutos.
Al entrar al baño general, me dirigí hacia el pequeño pasillo donde hay una banca, lugar donde muchos de los reos dejan su ropa para meterse desnudos a las regaderas, cosa que Jeon también hizo para su mala suerte. Ya no podía retroceder, llevo varios días sufriendo por culpa de ese chiquillo ¿Sufriendo? ¿Yo sufriendo y por un hombre? Oh dios, Jimin, te has convertido en un maldito homosexual por culpa de un chico y al que odias. Y con sufrir me refiero a las malditas erecciones que me dan por la noche por imaginarme al maldito de Jeon follándolo, no me dejan tranquilo, no sólo me conformé con las dos pajas que me hice en un solo día por su culpa, sino que, los dos siguientes días también, mínimo me hice unas tres pajas ¡En sólo un día! Es que éste deseo me está ganando y no es normal.
Su cuerpo pálido, no como el fantasma de la película esa de Casper, con el agua de la regadera mojándose se veía aún más bello que la primera vez que lo vi con atención. Porque si, antes ya lo había visto bañarse, pero no lo deseé como ahora, creo que estaba demasiado concentrado en el odio que siento hacia él que no lo vi antes, pero nunca es demasiado tarde y ésta tampoco será la ocasión. Cerré la puerta de las regaderas al igual que la del baño en general. Hay otro, por lo que los reos pueden dirigirse a ese, claro, ese está en un estado lamentable, pero sirve para echar un meado rápido y hasta para cagar si tienen ganas.
Estaba lavando su cuerpo con una esponja, que de seguro le regaló su hermana. Parece niña cuidándose el cuerpo, pero debía agradecerlo, pues tiene uno muy apetecible para mis ojos y polla. La esponja la deslizaba desde su cuello, rodeándolo varias veces, seguido su torso desnudo y bien formado, ambos brazos y por debajo de sus axilas, a las cuales ni vello pude notar. Pasar por ese lugar mi lengua no sería algo que quedara descartado. Seguí observando como pasaba el objeto por su tan bien formado trasero, no era grande, pero si tenía uno deseable y luego por su delantera, cosa que pronto vería y me divertiría en ese lugar. Siguió bajando, inclinándose para pasar la esponja por sus largas y fuertes piernas, pasándolos por sus muslos, su rodilla y lo que le sigue. Levantó su pie derecho para lavarse con determinación entremedio de sus dedos e hizo lo mismo con sus dedos de su pie izquierdo. Es que mientras más lo observaba, más crecía allá abajo el ánimo de mi acompañante fiel, el cual ha pasado por muchas guerras y todas las ha ganado, haciéndome sentir orgulloso y confiable ante lo que sea y quien sea. Me acerqué un poco, sigilosamente para que él no notara mi presencia y yo pudiera seguir deleitándome con su cuerpo maravilloso. Sus manos en su nuca, lavándose el cabello, dejando que el agua se deslizara por todo su cuerpo, hasta envidia del agua llegue a sentir y eso ya me preocupó, pero luego tendría tiempo para eso, ahora a lo que vine.
—Ya se te hizo costumbre ducharte solo —se sobresaltó, casi cayendo al escucharme hablar, cerró la llave que dejaba salir el agua de la ducha y se giró, cubriendo su mojada y húmeda polla de mi vista—. ¿Por qué tan asustado?
—Este... yo... sólo vine a lavarme el sudor —al notar que quería abandonar la regadera, caminé un poco hacia él, evitándolo—. Si es por el castigo... yo mismo iré a su celda.
—No, no, para eso he venido yo —me quité las zapatillas que llevaba puestas y las alejé de las duchas—. Date la vuelta y si gritas, juro que te mataré.
—¿Eh? —me miró confundido, al ver que comenzaba a sacarme el pantalón—. Espera... no pensarás...
—Sólo cállate y daté la vuelta —quedando sólo con mi bóxer puesto, pude ver un sonrojo en sus mejillas cuando notó mi erección—. ¿Sorprendido por eso? Pues es tu culpa, así que tienes que pagar por todo lo que haces.
—No... espera por favor, no vayas hacer algo de lo que luego te arrepientas —su mirada de susto, horror, temor y odio me excitó de sobremanera, por lo que rápidamente me acerque a él, pegando mi cuerpo contra el suyo, atrapando su boca con la mía—. No... para... detente... te —decía con dificultad por mi forzado beso, sus dientes los mantenía cerrados, para no dejar que mi lengua penetrara en su boca, por lo que apreté su abdomen desnudo y soltó un pequeño grito de dolor, por lo que aproveché para penetrar su deliciosa boca, a lo que acto seguido me mordió la lengua.
—¡Maldito bastardo! —le propiné un golpe en el abdomen y se quejó, tomándose la zona adolorida, agarré su cabello y tiré de él para volver a unir nuestras bocas. Jamás antes tuve que llegar a la necesidad de violar a alguien, menos a un chico, pero sé mejor que nadie, que Jeon jamás se habría dejado poseer por mí, no después de todo lo que le he hecho y lo que le paso a su hermana por mi culpa—. Vamos, te gustará —le solté entre besos con penetración de lengua, tiré de la suya y la mordí con brusquedad, a la cual pronto le salió sangre. Un beso apasionado, de mi parte, con mezcla de sangre ¡Que excitante! Mi polla pedía a gritos penetrarlo, pero es que el sabor de sus besos, el sabor de su boca, el sabor de su lengua, me estaban llevando al éxtasis antes de tiempo, definitivamente éste sería el sexo que recordaría por siempre, más bien, una violación que jamás olvidaría.
Sus manos forcejeaban en mi polera, trataba de alejarme de su cuerpo y en ocasiones tiraba de mi cabello, pero él no sabía que, con eso, solo aumentaba mi deseo por follarlo, por estar dentro de él y hacerle gritar como a una puta. Terminé pegando su espalda contra las baldosas húmedas de las regaderas, llevé mi pierna derecha a su entrepierna, rozándola con fuerza y así ganándome algunos quejidos que fueron convirtiéndose en gemidos de placer. Mi rodilla frotando su polla, la cual estaba dura, no tanto como la mía, pero lo estaba, cosa que me demostraba que no estaba tan en contra por lo que sucedería. Bajé una de mis manos a su erección, agarrándola completamente, jugando con ella, masajeándola para complacerme escuchando sus gemidos de satisfacción.
—¿Hace cuánto... que no follas? —le pregunté entre besos y mordidas a su deliciosa lengua.
—Sólo... déjame ir —me pidió mordiéndome la lengua, provocando que ésta sangrara también.
—Me fascina que... te resistas, Jeon—lo miré fijamente, encontrándome con su mirada, la cual seguía siendo como en un principio, pero sin rastros de placer, cosa que pronto haría cambiar sea como sea—. Vamos... muérdeme otra vez, no sabes cómo me excita que lo hagas.
—Eres igual de asqueroso... que Se Jong —me detuve un momento, analizando lo que me dijo, para luego apretar con más fuerza su polla, ganándome un glorioso grito de dolor por parte de mi víctima.
—Lo sé, y vamos a terminar esto rápido —con un movimiento certero y veloz, lo volteé, pegando mi torso a su espalda desnuda, sacando mi polla de mi bóxer y frotándole las nalgas—. ¿Lo sientes? Está así de duro por tu culo... el cual pronto tendré para mi solito —lo froté cerca de su ano, cosa que sintiera lo que pronto lo poseería.
Pegó sus manos contra la baldosa, de vez en cuando, cerrándola, dejándome ver sus nudillos blancos y con clara furia. Con mi pie derecho, me abrí paso, separándole los pies, abriéndolo para mí, trató de huir, pero de un momento a otro dejó de forcejear y aproveché eso para penetrarlo con tanta fuerza, ambos soltamos un grito de dolor. Estaba estrecho, demasiado. Notando que nadie, jamás había entrado en tan delicioso lugar cerrado, oscuro y virgen. Espere unos minutos para que mi polla se acostumbre al lugar, ya que, en los otros que ha estado, siempre es bien recibido y han sido lo bastante cómodos, no como el de ahora. Ya listo para seguir con mi crimen, porque sí, una violación es el peor crimen que puede cometer un ser humano, incluso peor que asesinar. Puedes destrozarle más la vida a una persona con una violación. Un recuerdo que tendrá hasta que se muera, peor que matarlo de una vez sin dejarle alguna marca. Pero eso no me importaba, no en este momento.
Comencé a moverme rápidamente, mi deseo aumentó tanto que me descontrolé por completo, una verdadera bestia embistiéndolo, escuchando sus quejidos, porque no le estaba dando placer, sólo dolor. Podía escuchar sus maldiciones, sus sollozos, sus quejidos y el cómo me pedía, me exigía que saliera de su cuerpo para que dejara de sufrir. Estaba por llegar al mejor orgasmo de mi vida, dándole palmadas fuertes a sus nalgas, dejándolas rojas de ardor y dolor. Lamiéndole el culo después de darle las nalgadas, para luego repetir lo mismo incontables de veces. Me encontraba poseído por su cuerpo, poseído por su voz desgarrada, poseído por mis pensamientos impuros, con deseos y ganas de seguir follándolo. Su cuerpo golpeaba la baldosa producto de mis fuertes embestidas, su rostro pegado contra la pared, y sus manos apretadas de una forma que, si quisiera golpearme, me destrozaría la quijada. Y sí, mi orgasmo fue magnífico, perfecto en todo el sentido de la palabra, el mejor que he tenido en toda mi puta y miserable vida. Terminé eyaculando dentro de Jeon, llenándolo de todo mi líquido, el cual se comenzaba a escurrir por sus piernas largas. De pronto ya no lo escuché quejarse ni maldecirme, de pronto dejó de moverse.
—Jeon—lo llamé mientras limpiaba mi polla la cual estaba más que satisfecha—. Oye Jeon ¿Por qué no me respondes?
—Te odio —lo escuché hablar, con un pequeño y débil tono de querer llorar—. Te odio ¡Te odio maldito Park Jimin! —se giró y me propino un sorpresivo puñetazo en el rostro, haciendo que cayera de culo al piso—. Te odio maldito bastardo, asqueroso de mierda —se abalanzó encima de mí y me dio otro puñetazo reventándome el labio, pero poco le duró esa fuerza, porque al moverse con tanta brusquedad, le dolió, obviamente el culo y se tranquilizó, quejándose—. Te odio...
—Lo sé, Jeon—limpié mi labio ensangrentado—. Es normal que me odies después de lo que te hice y no me importa.
—¿Por qué? ¿Por qué me...por qué? —me preguntó dejándome ver sus sollozos.
—Te deseaba, simplemente porque te deseaba —me levanté del piso y caminé hacia él—. Es más, vuelvo a desearte y no te dejaré ir hasta que quede completamente saciado de ti.
Lo tomé de sus brazos y aun quejándose lo llevé hasta la banca donde él había dejado su ropa, la cual pronto desapreció de mi vista y lo senté en él, lo obligué a tenderse en toda la banca, le abrí las piernas y lo volví a penetrar tan fuerte como antes. Llenando mi polla de su ser una vez más, penetrándolo con tanta fuerza que sentía que me destrozaría el pene por la intensidad que ambos ejercíamos, él tratando de sacarme de su cuerpo y yo, penetrándolo hasta el fondo. Volví a eyacular dentro de su cuerpo, llenándolo de mi líquido, volviendo a tener un segundo orgasmo mejor que el anterior y sin quedar aún satisfecho, lo volteé, obligándolo a ponerse en cuatro, lamí su hermoso culo y volví a penetrarlo con fuerza, más que las otras dos veces anteriores, tanto que pude ver como un líquido rojo comenzaba a deslizarse por sus muslos. Sus gritos desgarradores podían darme a entender el daño que le estaba causando y por primera vez, sentí que en un futuro podría llegar a arrepentirme de lo que acaba de hacerle a Jeon.
Satisfecho, por el momento de mi deseo por Jeon, me di una ducha rápida, ya limpio de lo que me quedó de semen en el cuerpo y un poco de sangre en la polla, abandoné las regaderas, dejando al menor tirado en el piso, con una mirada perdida, un par de lágrimas, pálido a mas no poder y con sangre.
JungKook POV.
Alguien ¿Por qué nadie vino a mi ayuda? ¿Por qué me paso esto a mí? Es más, ¿Dónde estoy en este momento? ¿Por qué estoy conectado a una maquina? ¿Por qué me conectaron a un suero? ¿Es que acaso intenté matarme o algo así? ¿Por qué tengo vendas en mis brazos? ¿Por qué siento mi cuerpo tan pesado? ¿Exactamente qué diablos me pasó?
Y los recuerdos comenzaron a llegar a mi mente, recuerdos que hubiera preferido jamás recordar y que quedaran en el olvido, porque si, lo mejor era que aquello no lo volviera a recordar nunca, en toda mi triste vida.
Me estaba bañando, las imágenes y el tacto directo del agua en mi cuerpo lo sentía con mucha nitidez, como si en este momento me encontrara una vez más bajo la regadera. Me encontraba sólo o al menos eso pensé, hasta que lo escuché hablar y su voz... su maldita voz... aún puedo escucharla tan claramente, me susurra al oído cosas asquerosas, mientras me vuelve a tocar... ¿Por qué me toca? ¿Por qué quiere lastimarme de nuevo?... Que se aleje, que desaparezca, no quiero sentir sus manos de nuevo en mi cuerpo... no quiero tenerlo cerca otra vez... no quiero ver esa mirada de nuevo... quiero... quiero que se muera.
"Te deseo... te deseo... te deseo..."
Esas palabras no dejan de dar vuelta en mi cabeza, podía sentir el susurro de ese asqueroso tras mi oreja, soplándome en ella, haciendo que me estremeciera del puro miedo y asco, asco que sentiré siempre que lo vea o recuerde lo que me hizo.
—¿Cómo está JungKook? —escuché a... ¿Jonghyun? ¿Acaso él estaba viéndome en este momento? ¿Estaba viéndome en el estado en que me dejó... él?
—Ya debería de haber despertado, aunque entiendo su estado, fue brutal lo que le hicieron —¿con quién está hablando? No reconozco esa voz ¿Quién es? —. Y el estado en que lo encontraron.
—Pero lleva ya cuatro días inconsciente ¿Cree que necesite ayuda psicológica? Se lo pregunto porque... intentó matarse —¿Cómo? ¿Yo quise matarme? ¿Yo, pero, por qué? ¿Por lo que me hizo el... jefe? ¿Tan mal estoy?
—Lo más seguro es que sí, pero estando en este lugar dudo que alguien quiera venir y tratarlo — ¿Qué está pasando conmigo? Por favor díganme—. Ha pasado una semana desde el ataque en el baño y él... bueno él sólo trató de escapar de ese acontecimiento, de ese recuerdo.
—¿Cree que intente hacerlo otra vez? —Jonghyun estaba preocupado, pude notarlo por su tono de voz, pero ¿Qué es lo que le preocupa tanto? ¿Por qué pregunta si intentaré matarme de nuevo?
—JungKook —el rostro de Jonghyun era para preocuparse, tenía enormes ojeras y se le veía cansado—. ¿Estás bien? Al fin despiertas —¿Por qué te esfuerzas en sonreír? ¿Por qué quieres llorar?
—Yo...
Comencé a recordar...
—No quiero vivir... ¿Por qué me violó? ¿Qué fue lo que le hice? —nadie viene ayudarme, ¿Alguien podría ayudarme a levantar? —. ¿Esto es... sangre? El muy maldito me hizo... ¿sangrar?
—¡Diablos! —pude ver a Monster entrar al baño y sentir sus manos, ayudándome a levantar—. ¿Qué mierda te hizo el malparido de Jimin?
—Ji...min —sus manos tocándome, su polla entrando en mí, sus labios tocando los míos, su lengua penetrando mi boca, su pellizco, su golpe en mi estómago, sus palabras asquerosas, el que me deseara, su pierna apartando las mías, sus órdenes de que no gritara, su grito mezclándose con el mío, él... él dentro de mí una y otra vez—. Ayúdame... ayúdame a bañarme... por favor, Monster.
Ni porque me bañé dos veces pude arrancarme de mi cuerpo el tacto de sus manos ni el olor de su cuerpo del mío. Asco, me veo y me siento asqueroso. Monster no me mires, no lo hagas con esa mirada de lastima y asqueada, porque sé que doy ambas, ahora puedo sentir en carne propia el cómo se siente mi hermana y Taemin día a día de su vida, y la única solución a esto es... morir.
El resto del día me quedé en mi celda, no quería ver a nadie ni que nadie me viera, me escondía bajo mis sabanas hasta de Yoongi, quien reiteradas veces me preguntó qué me pasaba. Me dolía el cuerpo, me dolía el ano, me dolía el alma, me dolía todo mi ser. No podía dormir por las noches, ni mucho menos en el día, temía que él volviera y me atacara una vez más. Durante el resto de la semana no abandoné mi celda, ni siquiera me alimenté y ni al baño iba, cualquier lugar, menos al baño.
Asco, asco, asco, es lo único que sentía hacia mí mismo en cada momento del día, y fue cuando recordé a ver visto en una ocasión guardar a Yoongi una navaja debajo de su colchón, con un temblor en las piernas bajé de mi cama, aprovechando que él no estaba. Y al encontrarla lo primero que hice fue atentar contra mi vida.
Yo... yo no quería matarme en ese entonces, yo sólo quería ir en busca de ese desgraciado y matarlo, pero terminé cortándome las venas, quería acabar con mi dolor y más aún, esto llegaría a oídos de mi madre y mi hermana, les haría pasar una vez más por lo mismo, le haría recordar una vez más a mi hermana su propia violación... sólo les causaría sufrimiento... sufrimiento que me hizo decidir acabar con mi vida de una sola vez.
—Vas a comer quieras o no ¿me escuchaste... ¡JungKook! —sí, Jonghyun fue en mi búsqueda como los días anteriores, decidido a hacerme probar bocado alguno, pero lo que se encontró fue nada más y nada menos que a mí, desangrándome por las muñecas, perdiendo el conocimiento de a poco, para estar inconsciente cuatro miserables días, sin haber logrado mi propósito.
Después de recordar mi intento de suicidio, sentí vergüenza de mirar a mi amigo, pero admití que quise morir en ese momento.
—Yo... quería morir, Jonghyun —y sentí mis mejillas húmedas, viendo con dificultad, producto de unas posibles lágrimas de los recuerdos que volvieron a mí—. ¿Por qué me ayudaste?
—Porque eres mi amigo y lo único que me queda aquí dentro —y se abalanzó abrazarme, consolándome, abrazándome, siendo lo que más necesitaba en este momento—. Dime JungKook ¿Qué fue lo que te pasó para que quisieras matarte?
—¿No lo sabes? —pregunté por error en voz alta y él se separó de mi—. Nada...
—Fue violado —miré hacia el dueño de la voz, maldito Monster—. Cuando lo encontré en el baño fue por esa razón, Jeon fue violado en ese lugar.
—¡¿Qué?! —me miró molesto, furioso y dolido—. ¿Quién fue? Dime y me lo cargo, le haré pagar todo lo que te hizo, te lo juro.
—No... no quiero recordarlo —me aferré al abrazo de Jonghyun soltando todo el dolor que se mantuvo quieto por los cuatro días que me mantuve inconsciente.
Al día siguiente me dieron de alta, cosa que maldije pues no quería regresar a mi celda, no quería regresar a ese maldito infierno, no quería regresar y tener que verle la cara a esa maldita persona. De camino a mi celda me encontré con varias sorpresas. Se Jong había sido cambiado de celda al módulo que está a cargo de Jung Soo, al módulo N, por lo que eso significaba que Taemin ya no sería abusado ni... violado por él. En mi celda, Yoongi se encontraba ordenando o más bien, cambiando de sabanas ambas camas, no sólo las de él, sino que, también las mías. Al verme, pude notar una diferente mirada hacia mí, una mirada que jamás me dio desde los meses que llevo aquí dentro. Lástima y culpabilidad.
—Tu hermana envió estas cartas —tendió su mano frente a mi rostro, enseñándome varias—. Ha venido a verte sin faltar a ninguna visita, al igual que tu madre y dejaron ciertas cosas para ti.
—¿A quién le entregaron estas cosas? —pregunté sentándome en su cama, con su ayuda.
—No tienes por qué saberlo, sólo lo dejaron para ti —y si, quizás tenía razón y lo mejor sería no preguntar más sobre el tema—. Y, ahora deberíamos ir a desayunar, necesitas alimentarte.
—Pero... no quiero salir —le miré con miedo.
—Estoy contigo —escuché hablar desde la reja a Jonghyun—. Y, Yoongi también nos acompañará.
—Anda, vamos —mi compañero de celda me ayudó a levantarme, los tres nos dirigimos hacia el comedor, llevándome más sorpresas, una de ellas, la calurosa bienvenida de Taemin al verme, lazándose abrazarme.
—Al fin puedo verte —me dijo mientras me abrazaba—. Te he extrañado mucho JungKook.
—Yo también... a ti —y verle su rostro, me recordó aquel día por el simple hecho de que él también fue... violado.
—¿Estás bien? De pronto te pusiste pálido —comentó Taemin, preocupado.
—Estoy bien, vamos a desayunar —nos sentamos en la mesa de siempre, teniendo una compañía nueva—. Tú...
—Hola JungKook, ha pasado un tiempo desde la última vez que hablamos —¿Qué hacía TaeHyung sentado con nosotros? Es más ¿Qué hace él dejándose ver por todos como si nada?
Y mi corazón se aceleró, soltando fuertes latidos al verlo a él aparecer por la puerta principal del comedor. Escondí mi rostro mirando mi desayuno, bajando la cabeza tanto como para que él no me notara, pero mi sorpresa fue otra. Su rostro estaba demacrado, tenía ambos ojos morados, el derecho más que el izquierdo, una mano vendada y la otra, la izquierda, envuelta con una escayola.
—A Jimin lo han golpeado los guardias —me dijo TaeHyung al darse cuenta de que observé al jefe—. Nadie sabe el motivo, pero le dieron una paliza de horror, sobre todo Monster, estaba muy furioso. Él fue quien les rompió el brazo a puras patadas. Por supuesto, esto le causará muchos problemas al jefe de los guardias. Jimin es rencoroso.
—Yo... —y las náuseas se hicieron presentes. Náuseas que causó el jefe al cruzar su mirada con la mía, por lo que me levanté y salí casi corriendo con dirección al patio, porque al baño no volvería a ir solo.
En el patio vomité todo lo que no he comido en días, solamente el suero con el que me mantuvieron vivo. Las lágrimas volvieron a nublar mi vista, pero esta vez de la pura rabia que sentía en ese momento, mezclado con odio y rencor. Unas palmaditas en mi espalda me sobresaltaron, por lo que me giré a la defensiva enseguida.
—Tranquilo, soy yo —me tranquilicé al ver que se trataba de Monster—. Oye Jeon, quiero disculparme contigo.
—¿Disculparte conmigo, por qué? —limpié el resto de vomito que quedó en mis labios con un pedazo de papel higiénico que puso frente a mi Monster.
—Ese día... sabía que Jimin te iba a castigar, pero te juro que jamás imaginé que te haría algo así, creí que te golpearía o no sé, pero jamás pensé que te violaría —bajó la mirada hacia sus pies—. Si no me hubiera alejado, quizás hubiera escuchado tus gritos, porque sí, sé exactamente que te hizo, le obligué a decírmelo cuando lo castigué por aquello en el corral.
—Gracias —le dije y él me miró confundido—. Sí, gracias por castigarlo, aunque te confieso que lo prefiero muerto... pero ya vi cómo lo dejaste, eso me deja un poco... satisfecho, gracias, Monster.
—Yo una vez presencié una violación, escuché los gritos de la pobre chica y no hice nada para ayudarla —podía ver arrepentimiento en su mirada—. Y ahora, por segunda vez no hice nada, de nuevo.
—Lo hecho, hecho está y nada ni nadie podrá borrar eso.
—Lo siento, de verdad lo siento mucho.
—Ahora puedo entender a mi hermana y a Taemin, ambos pasaron por lo mismo que yo... los entiendo y...
—Hablando de Taemin —miró a su alrededor y prosiguió—. No confíes a ciegas en ese chico, no es lo que aparenta.
—Él es un chico bueno.
—No confíes en él, Jeon—repitió seriamente—. Se Jong se vio obligado a pedir un cambio de celda y módulo. Ese chico tiene problemas serios, durante la noche se escapó e intento asesinar a Jimin, no sé cómo Taemin supo que él fue quien... bueno ya sabes. Se metió en su celda por la noche y la marca que tiene en la yugular fue por culpa de ese chico, ten cuidado.
—Pero... ¿Cómo es...
—¿Cómo es que sigue con vida? Jimin no ha podido encontrarlo desprevenido, al parecer supo algunas cosas de ese chico y sus ganas de matarlo son más que una simple venganza.
Y Monster se alejó sin decirme nada más, pues Taemin, de quien hablábamos se acercó a nosotros. ¿Cómo un chico con la cara de inocente como él puede ser peligroso? Seguro son boberías de Monster y el asqueroso, Taemin no es lo que ellos dicen, no lo es.
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