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Capítulo diez


A pesar de la advertencia de Yoongi sobre el tema del chico nuevo, no podía ser indiferente. Habían pasado tres meses desde que él ingresó al infierno, el cual he tenido que soportar ya diez meses, quedándome aun cuatro años y dos meses. En ocasiones llegaba a pensar que esos cuatro años jamás terminarían. Las violaciones hacia el pobre chico seguían y en ocasiones era horroroso y devastador tener que escuchar al pobrecito pidiendo ayuda desde su celda. No entendía como los demás no hacían algo para ayudarlo o Monster, éste sólo pasaba por fuera de la celda, observaba la sabana y seguía su camino. En el desayuno lo veía desayunar solo, almorzaba solo y no llegaba a la cena. Se veía desastroso, con un rostro de soledad y desesperanza que me era lamentable. No recibía visitas, pues después de decidir volver a ver a mi madre y hermana, jamás vi que alguien llegara a verlo o que saliera hacia la sala de visitas. Al final pude hablar con mi hermana y hacerla cambiar de idea, pero en ocasiones realmente la veía complicada, angustiada, preocupada y deprimida por mí, por la culpa que sentía y eso me preocupaba, de que fuera a cometer una estupidez.

Pude superar el miedo y culpabilidad que sentía al pensar en pisar el patio, ahora podía estar sobre él cómo antes, aunque aquellos recuerdos con Key, Jong y Min Ho me invadían de vez en cuando, pero lograba superarlo de a poco, con ayuda de las palabras de mi amigo Jonghyun. El chico siempre se sentaba solo en una de las esquinas del patio, por lo que decidí acercarme a él, dándome cuenta, una vez más, que la mirada de "El solitario" me seguía a donde fuera, como ya llevaba haciendo desde aquel día, el día más horrible de mi vida en el infierno.

—Hola, ¿Puedo sentarme? —le pregunté, señalando a su lado.

—¿Por qué quieres sentarte junto a mí? —me preguntó a la defensiva, pero con miedo en sus palabras—. Todos me evitan ¿Por qué querrías sentarte a mi lado?

—Porque te vi aquí solo y quise hablarte ¿No puedo? —no me respondió, pero a cambio, se alejó un poco, pero me dejo sentarme con él—. ¿Cómo te llamas?

—Taemin—acercó sus piernas a su pecho, apoyando en sus rodillas sus brazos, escondiendo su rostro en ellos.

—Yo me llamo JungKook —giré para mirarle—. ¿Cuántos años tienes?

—Diecinueve —seguía sin querer mirarme.

—Cumplí veinticuatro hace poco —miré hacia el cielo gris, amenazando con llover—. Jeon JungKook es mi nombre completo.

—El mío es Lee Taemin —seguía sin querer mirarme, pegando aún más sus piernas a su pecho—. ¿Por qué me estás hablando?

—Porque quiero —cerré los ojos—. Lo siento —le solté sin saber que él me miró, cosa que noté cuando abrí mis ojos y lo miré—. Lo siento, Taemin.

—¿Por qué te disculpas?

—Por todo lo que has pasado estos tres meses que llevas en prisión —sus ojos se cristalizaron y a mí se me destrozó el alma sin saber por qué o quizás sí sabía, lo que a él le pasaba, había sido la causa por la cual estoy en este infierno.

Me miraba con miedo, preocupado de que quisiera hacerle lo mismo que el asqueroso de su compañero de celda. Acerqué mi mano derecha a su rostro y comencé a secar las lágrimas que se deslizaban por sus blancas mejillas. En sus ojos pude ver la mirada de mi hermana en aquella ocasión y no pude evitar abrazarlo. El pobre de Taemin seguro estuvo estos meses soportando cada lagrima para el solo, guardándoselas, esperando que alguien, cualquiera se dignara a escucharlo y, sobre todo, abrazarlo. No dudó ni un segundo en aferrarse a mi abrazo y soltar todo su dolor, todas sus maldiciones hacia el asqueroso violador, todo el odio que le tiene, todo lo que quisiera hacerle para que pagara por el daño que le ha hecho hasta ahora, porque si, definitivamente no dejaría que volviera a ponerle un dedo encima a Taemin, no mientras yo viva en este infierno.

Luego de que se calmara, de soltar todo lo que quiso en lágrimas, me agradeció por el abrazo y el que acariciara su cabello mientras sollozaba. También me comentó que no había sido la primera vez que alguien abusaba y lo violaba, que la razón por la que está en prisión es por haber matado a su violador, quien resultó ser su hermanastro. Cada reo en este infierno tiene su propia historia, unas más crueles que otras, pero son historias que dejaron cicatrices en ellos, cicatrices que jamás serán curadas del todo.

—Mi madre me odia —me comentó una vez que se tranquilizó, soltando sus piernas, estirándolas—. Mi... hermano tenía problemas mentales... nunca supe a fondo de su problema, pero cada día lo veía peor —noté cómo su cuerpo se tensó—. Cuando tenía diez años fue la primera vez que me tocó... acarició mi miembro sobre mi pantalón...A mis quince años lo volvió hacer, pero esta vez bajo mi pijama... su mano tuvo contacto directo y cuando se lo conté a mi madre no me creyó —se secó una lagrima—. Hablé con mi padre y me permitió vivir con él, pero por mi comportamiento en el colegio me obligó a volver con mi madre hace cinco meses... Mi hermano estaba peor y no lo reconocí... sus ataques regresaron y mientras dormía me forzó... —llevó sus manos a su rostro, ocultando la vergüenza que sentía en ese momento—. Cuando me toca mi compañero de celda... recuerdo ese día y como maté a mi propio hermano... las pesadillas me están volviendo loco... el asco que siento hacia mí es horrible... y quiero morir, no quiero más.

—¿Sabes? Conozco a una persona que cada día de su vida se siente de la misma forma que tú —de pronto quitó sus manos de su rostro y me miró—. Tienen la misma edad, cada vez que se baña y se mira en el espejo se maldice, vomita en silencio para no lastimar a su mamá, en ocasiones se lastima, se daña así misma por sentirse asqueada para ella y los demás. No sabe cómo seguir viviendo con ese sentimiento, con ese recuerdo que la mata día a día... ella... —de repente ya no pude seguir hablando, el dolor en mi pecho y el nudo en mi garganta fue grande, me quemaba hablar de aquello—, pero ella... ella trata de vivir con eso, con el apoyo de su hermano mayor... quien la protege de un dolor aún más grande... de un dolor que terminaría por matarla —no sé en qué momento mis lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas, pero Taemin lo notó y las secó por mí.

—Lo siento, JungKook.


Jimin POV.

La situación dentro del infierno logró calmarse al fin, después de aquella riña, la cual me arrebató a un candidato que pudo llegar a ser mi amigo. Las cosas han estado tranquilas. Los nuevos reos tuvieron su "fiesta" de bienvenida y los mulos nuevos han comenzado sus labores. Lo cual me recordó al mulo que dejó Key, el cual me ha causado uno que otro problema, pero que en estos últimos meses se ha mantenido tranquilo. Yoongi sigue con la idea de que no matará a Jeon, ya que, tiene una madre y una hermana que lo esperan fuera de este maldito lugar. A pesar de que han pasado varios años, Yoongi no ha logrado superar aquel día, aquel dolor y recuerdo de su pasado y motivo de estar aquí, en prisión. Por esa simple razón se niega a matar a Jeon y prefiere desobedecerme, afrontando mis castigos. Una madre y una hermana que esperen por él fuera de este lugar ¿Qué se sentirá aquello? Ese sentimiento jamás lograré entenderlo, nadie espera por mí, es más, mucha gente prefiere y desea que yo siga encerrado, porque saben que cuando salga libre, iré por sus cabezas y las cortaré como premios. Y una de esas, será la cabeza del Mayor Kim, él será el primero en premiarme con su horrenda cabeza, teniendo un espacio especial para ella en el lugar donde viviré después.

Kim TaeHyung no me ha dado problemas, pero me preocupa su cambio de actitud. Ha comenzado a salir de su celda, a desayunar con otros reos en la misma mesa y en especial, he notado como observa con atención a Jeon, cosa que no me importa mucho, en realidad me da igual que acabe con él, pero me incomoda de cierta manera... extraña, cosa que detesto.

—Así que tú eres el famoso y temible Park Jimin —miré al tipo que entró a mi celda sin ser invitado.

—Lo soy ¿Tú quién eres? ¿Y quién te invitó a entrar? —me levanté de mi cama.

—Soy un amigo de un conocido tuyo —se fue acercando, hasta quedar de pie, frente a mí—. ¿Recuerdas el reformatorio de Gyeongsang?

—Estuve en varios reformatorios —respondí con total indiferencia.

—Recuerda ese en especial —me mostró una sonrisa victoriosa, la cual me irritó demasiado. — Recuérdalo y cuando lo hagas, volveré por ti.

Abandonó mi celda como si nada, dejándome confundido, pues era cierto el hecho de que pasé por varios reformatorios, y no recuerdo bien que pasó en cada uno. Sólo algunas peleas y una que otra muerte, pero nada importante, al menos no para mí. Lo que, si sabía bien, era que debía estar alerta con ese tipo, claramente eso fue una advertencia o amenaza. Lo mantendré vigilado. Aburrido de estar en mi celda, sin nada que hacer, decidí salir al patio y al menos, reírme de las estupideces que decían los guardias o de cómo jugaban a la pelota, pero lo que vi fue mucho mejor de lo que me esperaba.

—Así que eres de esos, Jeon—el que fue el mulo de Key, estaba abrazando a otro reo, y si no me equivocaba era el nuevo, Taemin, al que se folla el imbécil que se acercó amenazarme minutos antes —. Vaya sorpresa Jeon, ahora que Key no está y que Yoongi no me deja tocarlo de esa manera, bien podría divertirme contigo o con el tal Taemin.

—Quiero a Jeon para mí —me soltaron desde atrás y enseguida me volteé—. Ahora que no es mulo de nadie, quiero que sea el mío.

—¿Por qué? —le pregunté apretando mi mano con furia, es que tan sólo tenerlo frente a mí, me cabreaba mucho.

—Porque sería divertido tenerlo debajo de mi cuerpo, verle la cara mientras lo toco, saborear su cuerpo desnudo y meterle mi polla lo más profundo en su lindo culito —se relamió el labio inferior, sin quitar la mirada de la mía.

—Sigues siendo un asqueroso de mierda TaeHyung.

—Igual que tú ¿Acaso no dijiste hace rato que podrías divertirte con él? —sonrió de lado—. Yo también necesito diversión en esta mierda, lo haré mi mulo, pediré que lo cambien a mi celda y me lo follaré hasta partirle el culo, pronto tendrá una "T" en su pecho —y sin dejar que le respondiera se alejó, adentrándose de vuelta a las celdas.

Al llegar la hora de ducharnos, como siempre esperé que todos se ducharan, para enseguida hacerlo yo también. Me pareció extraño escuchar una de las regaderas, cuando se suponía que ya todos se habían bañado. Al ingresar, una espalda desnuda, un culo desnudo, una piel desnuda de tes blanca, con algunas cicatrices en ella, llamó mi atención. Se lavaba el pelo de forma rápida, con brusquedad y torpeza, pasaba el jabón con pocas espumas por su cuello, axilas, brazos, abdomen, espalda, por su redondo culo y sus largas, firmes, duras y ejercitadas piernas, a decir verdad, tenía frente a mí a un chico con un cuerpo muy deseable, deseable para mí. En muchas ocasiones vi diferentes tipos de cuerpos deseables para mí en este infierno, tantos que terminé con mi polla dentro de sus culos, ya que las putas que nos visitaban estaban tan usadas, que me llegaba a causar asco. No me resultaba asqueroso metérsela a un reo, pues sólo necesitaba un agujero que se adaptará a mi potente polla y ya, me importaba una mierda si tenía o no vagina. Pero el cuerpo desnudo frente a mí, seduciéndome y seduciendo a mi necesitada polla, era diferente, no sólo deseaba estar dentro de ese culito una vez, sino que, podría meterlo en mi celda y darle siempre que quisiera. Durante mis días de libertad, no había deseado tanto a alguna chica, con la excepción de la hermana de TaeHyung, a ella la deseé tanto que terminé preñándola. Teníamos un sexo desenfrenado, con mucho alcohol en el cuerpo y en varias ocasiones acompañado de drogas. Tener sexo con ella me volvía loco, la follaba más de tres veces siempre que nos veíamos. Para mí sólo era sólo sexo, un delicioso y placentero sexo, pero para ella era "hacer el amor" y cuando me lo confesó me reí en su cara al punto de hacerla llorar por la humillación. Luego me salió con que la había embarazado y obviamente ese bebé jamás llegó a nacer, yo me encargué de eso personalmente. Mi deseo sexual por ella desapareció y la abandoné. Pero por ciertas cosas ahora es de mi utilidad para mis negocios. Desde entonces no había sentido tanto deseo sexual por alguien, como comenzaba a sentirlo ahora. Pegarlo contra la pared fría de las baldosas de las duchas, pegarme a su cuerpo, rodearle el cuello con mi brazo y besarle ese cuello tan sensual, lamerle las costillas y toda su espalda desnuda para mí, mordisquearle los redondos glúteos, manosearle ese trasero que a gritos pedía mi polla dentro, lamerle sus piernas mientras le meto dedo, dos dedos hasta tres, ¿Cómo sería escucharle gemir? ¡Dios! Ya estaba duro de sólo pensarlo.

—jefe... —abandoné toda fantasía y deseo sexual que mantenía mientras observaba su espalda y culo desnudo al verle el rostro. Aún con mi erección frente a él, aún con los pensamientos nítidos de follármelo hasta partirle el culo, con las ganas de abrirle las piernas y meter hasta el fondo toda mi polla, con todo eso, no lo hice y no lo haría. No con el reo que más detesto y me cabrea en este infierno.

—Vete —le ordené enseguida y éste se marchó, al parecer me quería evitar tanto como yo a él—. ¡Maldita seas, Jeon! —medio grité al estar solo, me dolía horrores la polla, tan dura y grande, tan deseosa de follar a alguien, tan activa, no me quedó de otra que pajearme y terminar lo que jamás empezaría con ese maldito malparido de Jeon.   


JungKook POV.


No había notado que el jefe había llegado justo cuando estaba terminando de ducharme. Odio tener que hacerlo con tantos reos junto a mí, por lo que prefiero esperar y ducharme solo. Después de mi charla con Taemin me sentía un poco aliviado de poder compartir aquello con alguien que podría entender mi situación. El recuerdo de aquel día, en la que mi Pájara salió enormemente dañada estaba muy clara. Cada detalle, cada movimiento, cada palabra, cada asquerosa palabra de ese maldito, cada lagrima y cada grito de mi hermana, todo eso estaba muy presente en mis pensamientos. Mientras terminaba de secarme, escuché palabrotas provenientes del pasillo de las regaderas, las cuales se unían a los baños individuales, caminé hacia esos ruidos extraños y aquel día me invadió al igual que el odio y furia de ese momento.

—¡Suéltalo asqueroso de mierda! —fueron las mismas palabras, la misma fuerza y el mismo odio que utilicé ese día para defender a mi pequeña, pero en esta ocasión la víctima era diferente.

Sólo faltaban un par de horas para iniciar un nuevo año junto a mi madre, mi Pájara y el marido de mi madre. Estaba fresca la noche, agradable y cómoda. Caminar por las calles de Busan con un viento fresco, pero no helado era relajante, sobre todo para mí, pues el año que estaba por terminar había sido bastante difícil, trabajar para ayudar en mi casa, para poder pagar los estudios a mi hermana no era fácil. A pesar de tener la ayuda de nuestro padrastro, había acordado con él que yo me ocuparía de mi hermana, en todo ámbito, que él sólo tenía que preocuparse de hacer feliz a nuestra madre. Cerca de nuestra casa había un parque, donde solíamos jugar con mi padre y mi hermana, quedándonos horas y horas disfrutando del sol o en ocasiones de la nieve, papá siempre nos consentía cuando queríamos jugar en el parque con él o a veces mi Pájara con sus amigos, yo sólo la observaba, pues prefería jugar solo.

Mi jefe me había autorizado a salir antes del trabajo, por lo que aproveché para ir al supermercado y comprar una que otra cosa para celebrar el año nuevo, también le llevaba de las galletas favoritas de mi hermana y unas cervezas para mí, pues ya tenía la edad suficiente como para comprar algunas y beberlas si así quería.

Ya frente al portón de mi casa me pareció algo extraño el que éste estuviera cerrado con llave, mamá sabía que aún estaba fuera, trabajando y que cerrara sin que llegara me pareció extraño. La luz del comedor estaba apagada al igual que la de la cocina, sólo la habitación de SeulBi estaba encendida y las sombras que logré ver me pareció raro. Buscando la llave del portón para abrirlo me pareció escuchar a alguien gritar, me detuve y me concentré en el grito, el cual se hizo más claro y fuerte ¡SeulBi! Me trepé al portón y di un salto, ya dentro del patio corrí a la puerta principal, la puerta estaba media abierta, por lo que me fue fácil entrar. Al llegar a la habitación de mi madre, la vi inconsciente en su cama y los gritos de mi hermana fueron más fuertes y desgarradores, caminé hacia su habitación y lo que vi fue lo más horroroso y perturbador que había vivido en toda mi vida. Todo fue rápido, cada movimiento que lleve a cabo fue algo que realicé por instinto y no con todos mis sentidos claros.

Mis manos, mis puños, mis pies, mi cuerpo, todo mi yo estaba siendo controlado por mi ira y odio, ni siquiera por la sangre del tipo que se encontraba debajo mío, saltándome en el rostro me detenía. Unas manos intentaban separarme del asqueroso violador, forcejeaban para que lo soltara, lograba escuchar una voz asustada, aterrada, afligida y preocupada que me pedía me detuviera, pero yo no podía hacerlo, la furia era mucho mayor que cualquier cosa, mezclado con el recuerdo de aquel día.

—¡Lo estas matando! —mis golpes contra el rostro del tipo se fueron calmando al escuchar aquello—. ¡Maldición, Jeon! ¡Que lo dejes! —sí, esa era la voz del jefe, las manos que estaban sobre mis hombros también le pertenecían a él, pero la otra voz, esa era de Taemin.

—JungKook... por favor detente —giré mi rostro hacia el pequeño presente, quien tenía el labio destrozado, el ojo hinchado y su miembro al aire, con marcas de unas manos que lo lastimaron. Trató de cubrir su pene, pero yo ya había visto suficiente como para que mi furia volviera.

—Mierda —se quejó el jefe al recibir un puñetazo por mi parte para que me soltara, cayendo de culo detrás de mí—. ¡Ya basta, Jeon! —volví a sentir sus manos sobre mis hombros, atrayéndome hacia él para alejarme del asqueroso de mierda, quien ni siquiera podía defenderse—. ¡Ya basta pedazo de idiota! —con fuerza logró separarme del tipo, a quien pude ver con claridad, le había destrozado su rostro.

—Tú... me las vas a pagar —me amenazó el tipo, y cuando vi que se iba a levantar, me solté del jefe y le di dos patadas fuertes en su cuerpo, las cuales, para ser más específico fueron a dar en su miembro.

—Tú no vuelvas acercarte a Taemin — ¿Yo había dejado a un tipo de esa manera? ¿Yo? ¿Yo, quien detesta la violencia y que en mi vida había golpeado tanto a una persona?

—Levántate y desaparece de mi vista —le ordenó el jefe al asqueroso, éste, como pudo se levantó y se alejó—. Y tú —giró su cabeza para verme, pero yo ya estaba junto a Taemin como para prestarle atención a lo que quisiera decirme.

—¿Estás bien? Quiero decir... lo siento —el pobrecito estaba aterrado, su cuerpo temblaba y se sentía avergonzado, humillado por cómo se encontraba—. Tranquilo ¿sí? Ya paso y discúlpame por no llegar antes... Si hubiera estado más atento no te habría pasado eso... Lo lamento mucho Taemin.

—Gracias —musitó y me abrazó con tanta fuerza que me recordó a mi pequeña, tan vulnerable y desprotegida como ella en la misma situación—. Muchas gracias, JungKook... Nadie antes me había salvado... Muchas gracias.

—No fue nada —correspondí a su abrazo, devolviéndole uno con más fuerza para que no se sintiera solo, para que supiera que ahora me tiene a mí. Sentí algo extraño en mi vientre y recordamos que él seguía sin su pantalón puesto, por lo que nos separamos y él se cubrió con su otra parte de su uniforme—. Ve a bañarte, sé que no se quitara... eso, pero te sentirás un poco mejor.

—Está bien —le ayudé a levantarse y con dificultad se dirigió a las regaderas. Sus piernas eran blancas y tenías grandes marcas rojas, al parecer intentó defenderse, pero sólo ganó golpes.

—Jeon—me sobresalté al escuchar al jefe detrás de mí, había olvidado que él se encontraba en el mismo lugar, cuando me giré me sorprendí por la herida en su rostro y como una leve línea de sangre se deslizaba por la zona lastimada—. Tienes huevos como para golpearme, por segunda vez.

—Yo... bueno... este —no sabía hacia dónde mirar, pues cuando quise mirar hacia abajo noté que no llevaba nada, o sea que estaba completamente desnudo frente a mí y más encima, herido.

—No debiste meterte en problemas con ese, Jeon—me dijo seriamente, limpiando la sangre que se deslizaba por su herida en su mejilla derecha—. Golpeas fuerte ¡Maldición! —se quejó al tocarse con fuerza, más de la necesaria—. Me quedará una marca y todo por tu culpa —me fulminó con la mirada—. Ya no están tus amigos para que te cuiden el culo y vas y te metes en problemas por un chico que ni conoces, en serio estás loco.

—Ayudar a alguien que lo necesita no significa que esté loco —dije sin poder mirarlo, por lo que traté de mirar su cara, pero me asustaba su mirada.

—Aprende que aquí nos cuidamos a nosotros mismos y que ese mocoso de Taemin debe cuidarse por sí mismo, no depender de ti o de otros —volvió a quejarse por su herida.

—Lo siento por eso —señalé su mejilla, llevé mi mano a mi polera, lo rasgué un poco y rompí un pedazo, me acerqué al lavamanos, lo mojé y volví, para quedar frente a él.

—¿Qué haces? —me preguntó algo ¿nervioso? Por mi cercanía, llevando el pedazo de genero húmedo a su mejilla—. Oye... aléjate.

—Estoy tratando de arreglar lo que hice —con cuidado comencé a limpiar la sangre de su mejilla—. Cuándo alguien trata de ayudarte lo normal es que aceptes la ayuda ¿Lo sabías?

—Pues la gente precisamente no quiere ayudarme, Jeon—y a pesar de sus palabras, sus actos eran todo lo contrario, dejándose limpiar la sangre por mí—. Al contrario, todos quieren dañarme y en ocasiones, matarme.

—Loentiendo, eres una persona difícil de tratar y das miedo —esode hablar sin pensar no era de ayuda, más cuando noté que mi comentario no fuede su agrado—.Bueno... ya no hay sangre, lo siento mucho... Iré ayudar a Taemin —mealeje rápidamente, soltando el pedazo de tela al piso. 

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