Capítulo diecisiete
JungKook POV.
Monster me permitió visitar a Taemin y a Yoongi, ambos estaban en salas diferentes, por el simple hecho de que éste último estaba en condiciones preocupantes por la cantidad de golpes que recibió el día anterior. Taemin estaba descansando, durmiendo, al parecer le administraron cierto medicamento que le causó mucho sueño y falta que le hacía. Me quedé mirándolo un momento, no se veía tan machucado por los golpes, algunas heridas en su rostro y tranquilo, se veía muy tranquilo y eso me alivió por verlo de esa manera. Sabía que el jefe podía ser cruel, un bestia, un frívolo, una basura y una mierda, pero jamás creí que maltrataría de esa manera a su mulo, varias veces vi herido a mi compañero de celda, pero ahora verlo conectado a una mascarilla para poder respirar ya que por sí solo no podía, conectado a suero y otros cables, no era fácil. Abandoné la sala y me encaminé a la siguiente, Yoongi estaba despierto, con la mirada perdida, la cual volvió a la vida cuando notó mi presencia, gruñó entre dientes y no le quedo más que aguantarme ahí, frente a él.
—Eres un imbécil, JungKook —sacó la mascarilla de su rostro, específicamente destapando su boca y nariz, mirándome enojado—. Volvió hacerlo ¿cierto?
—Sí —bajé la mirada, a pesar de que aún me dolía el culo, más aun, el orgullo y el recuerdo de haber sido "violado" una vez más, aunque a eso no se le podía llamar del todo una violación, porque ni siquiera lo fue, no puse resistencia, pero aun así yo no quería, pero me dejé. Me mantuve firme, tratando de ser fuerte y vivir con el recuerdo, que sólo había pasado ayer—. ¿Y tú cómo estás? Monster me informó que tu condición es para preocuparse.
—Para nada, mírame, estoy como lechuga —trató de sonreír, pero noté que le costó—. El doctor sólo está exagerando, no hagas caso.
—Si hubiera llegado antes..., quizás hubiera podido evitar tantos golpes.
—No te culpes JungKook. Jimin no se hubiera detenido y tal vez hasta te habría golpeado también —desvío su mirada de la mía, llevándola al guardia que vigilaba la puerta—. Debes mantenerte tranquilo Jeon, deja de ser un héroe y preocúpate por ti. Jimin ya puso sus ojos en ti y no te dejará tranquilo.
—No puedo ver como castigan a mis amigos.
—No soy tu amigo —volvió su mirada a la mía, siendo sincero, pero realmente yo le consideraba un amigo, aunque él a mí no—. Así que no vuelvas a ayudarme, jamás.
—Volveré hacerlo si es necesario, Yoongi —dije firme—. Contigo y con cualquiera.
—Estás buscando tu propia muerte...
—Todos la buscamos, llegando a este lugar ya estamos muertos en vida.
—Pero tú tienes una madre y hermana que esperan por ti —esta vez habló con dolor en sus palabras y mirada—. A muchos de nosotros, nadie nos espera afuera y preferimos mil veces estar aquí, al menos hay reos en peores condiciones que nosotros y eso nos reconforta.
—Lo dices por ti y el jefe ¿cierto? —me acerqué un poco más, pero el guardia golpeó la ventana indicándome que no avanzara más—. ¿Por qué estás aquí, en este infierno? ¿Qué hiciste para terminar en esta prisión?
—No me gusta hablar de mi pasado —se removió con dificultad en su cama, evitándome completamente—. Vete y no vuelvas a visitarme, lo mejor para mi es quedarme varios días aquí, así voy a poder descansar de tanta mierda rodeándome.
—Te estaré esperando en nuestra celda —sin respuesta alguna, abandoné su celda y me dirigí a las demás, volviendo al oscuro y mierdoso lugar donde debía seguir sobreviviendo por cuatro años más.
El resto del día como de las semanas fueron extrañamente tranquilas, ningún reo empezó alguna riña, ninguna discusión ni amenazas de muerte. Extrañamente el jefe no abandonó su celda y sus comidas eran llevadas hasta esta por un reo diferente. No se le veía ni en el patio ni en las regaderas y eso me tranquilizó bastante. Siendo dos semanas libres de él y de sus atentados hacia mí y demás reos. El único que entraba a la celda del jefe era TaeHyung, es más, pasaba bastante tiempo metido allí dentro y no es que me molestara, pero si me sentía intrigado y algo preocupado, esos dos se odian a muerte y que ahora estén tan cercanos sólo podía significar una cosa, algo no andaba bien. Taemin fue dado de alta y de vuelta a su celda, su comportamiento era extraño y hasta yo lo noté si no fuera porque en una ocasión de hace dos días atrás había intentado besarme, pero que luego dijo que sólo había sido una broma, pero no le creí del todo, casi nada. Desde entonces ha mantenido una mirada rara, llegando a ser amenazante. Jonghyun me pidió que me mantuviera alejado de mi nuevo amigo, pero algo de fuerza mayor me lo impedía, yo realmente sentía aprecio y considero mi amigo a Taemin.
Al pasar dos semanas, Taemin fue dado de alta, pero mi compañero de celda aún debía quedarse al menos una o dos semanas más en enfermería, según Monster había sido un pedido especial por parte de Yoongi, y el doctor estuvo de acuerdo, sumándole a que el hueso de su muñeca derecha aún estaba delicado y lo mejor sería que se quedara para evitar alguna posible riña con otros reos. Jonghyun me mantenía alejado de Taemin, él seguro pensaba que yo no lo notaba, pero era muy obvio, sobre todo cuando existía la oportunidad de quedarme a solas con mi nuevo amigo. No había vuelto a intentar besarme desde aquel día, pero claramente su comportamiento hacia mí sufrió un cambio que aún no lograba entender. Mi estado de ánimo mejoró cuando recibí la visita de mi hermana en su día de cumpleaños. En el taller de dibujo le hice un hermoso regalo, en la hoja de block expresé cuánto la quiero y extraño, dibujando en ella una imagen que jamás olvidaré.
Ese día estuvo realmente hermoso, éramos niños. Junto a mamá y papá celebramos su cumpleaños número siete en la playa, sentados los cuatro disfrutando de los maravillosos rayos del sol y luego disfrutando de la deliciosa agua, mojándonos entre los cuatro, riendo como jamás lo hicimos nunca. Mi pequeña Pájara me abrazó muy fuerte, dándome las gracias con muchos besos en la mejilla, abrazándome con claras intenciones de querer quedarse conmigo, disfrutando del recuerdo juntos. Lloramos juntos, reímos juntos, gozamos de aquel tan hermoso e inolvidable recuerdo de cuando fuimos una familia feliz y unida. A pesar de que días antes me sentía mal por una segunda..., penetración, había logrado de cierta manera superarla o al menos, vivir con ello, después de todo yo fui quien aceptó aquello, intercambiando mi cuerpo por mis amigos, para que no los golpearan más y puedo decir que no me arrepiento a pesar de que en ocasiones me siento asqueroso. Un asco de persona.
—A ti te buscaba —levanté el rostro de mi cama, mirando hacia la entrada de mi celda—. Baja, tenemos que hablar.
—No debes estar aquí —me senté en mi cama, observándolo.
—Si no hablas conmigo, no me iré —se cruzó de brazos, sin querer dar marcha atrás—. Anda, baja y hablemos cara a cara.
—Puedo verte desde aquí. Suelta lo que quieras decirme —sabía o más bien, iba aprendiendo cada día dentro de este infierno que no debía mostrarme asustado ante nadie, claro, excepto ante él.
—Vaya, has cambiado tu actitud en estas semanas ¿te pasó algo acaso?
—Me han pasado muchas cosas. Habla rápido.
—Está bien, seré breve —dio dos pasos, llevando una de sus manos sobre el colchón de mi cama—. Mañana iremos a la fiesta en tu honor.
— ¿Fiesta? ¿En mi honor? ¿Qué mierda dices TaeHyung? —me mostró una sonrisa burlesca—. Se más claro.
—Mañana tendrás mi marca en alguna parte de tu cuerpo —su mirada cambió a una perversa, observándome más de la cuenta.
— ¿Tu mulo? ¡Estás loco! —me exalté, bajando rápidamente de mi cama, quedando frente a él—. No seré tu mulo, ni el de nadie —arremangué hasta mi hombro la manga de mi polerón y le mostré la "K" en él—. Ya tengo una y la atesoro mucho como para cambiarla por otra.
—Quieras o no, lo serás, ya está decidido —retrocedió, se giró para marcharse.
— ¿Decidido por quién? —pregunté antes de que se alejara del todo de mi celda.
—Esa respuesta la sabes mejor que nadie. Si tienes alguna duda, ve y habla con él —me sonrío y se marchó.
—¿Hablar con él? —dudé un minuto, pero si no lo hacía, mañana mi vida podía cambiar y algo me dice que sufriría mucho más que ahora, por lo que, a pesar de no querer hacerlo, me dirigí aquella celda, aquella celda donde está encerrado un monstruo asqueroso y podrido.
Caminé lentamente, teniendo pensamientos de arrepentimiento, quizás lo mejor era no ir a verlo y dejar, así las cosas, pero si no hacía nada, mañana tendría una "T" en el cuerpo y un futuro incierto siendo mulo de TaeHyung. No entiendo el motivo por el que quiere hacerme su sirviente, según escuché de Jonghyun, él jamás mostró interés en esas cosas, siempre se mantenía aislado de todos y de todo referente a la prisión, pero hace ya un mes o más, ha cambiado en eso y es algo preocupante. El jefe..., ¿Por qué tenía que ir hablar con él sobre esto?, cierto, él es quien maneja estas cosas y seguro está de acuerdo con esta estupidez, ¿Por qué no hizo algo para evitarlo? En primer lugar ¿Por qué tendría que hacerlo algo JungKook? Preguntarme a mí mismo no me ayudaría en nada.
— ¡Mierda! —escuché al otro lado de la puerta—. Tengo que hacer algo, esto se me está escapando de las manos, ¡Maldición! ¡Maldito hijo de puta! —sus gritos me asustaron, ¿Con quién estaba discutiendo? Exactamente ¿Estaba con alguien dentro de su celda? —. Me las pagarás, ya verás que...
—jefe... —abrí la puerta de su celda, éste se calló y se giró para verme.
—Vete de aquí, a quien menos quiero ver es a ti —caminó rápido hacia la puerta para cerrarla en mi cara y no permitirme entrar, pero me puse firme y se lo evité—. ¡Que te vayas, joder!
—No antes de hablar contigo —le dije con firmeza, soltó un fuerte suspiro y al final me dejo entrar—. Es sobre mañana.
—No puedo hacer nada contra eso Jeon, no me molestes con tus problemas. Arréglalo solo —se sentó en su cama y rascó con rabia su cabello.
—Puedes hacer algo, lo sabes —mi voz sonó a un ruego que no quería aceptar, pero temía ser mulo de TaeHyung—. No dejes que eso suceda. Tú mismo dijiste que un mulo no puede serlo dos veces, Key...
— ¡Me vale mierda! —gritó muy fuerte—. ¿Acaso quieres que acabe con Yoongi y hacerte mi mulo? ¿Eso quieres? ¡Dime! —rápidamente se acercó a mí, sin darme tiempo de retroceder, teniéndolo a centímetros de mi rostro—. No puedo matarlo y tampoco puedo hacerte mi mulo. Abusaría de ti y tu cuerpo siempre que quiera, si quieres librarte de mí, acepta serlo sin condiciones ni negarte, es lo mejor para ti.
—Pero no quiero, temo que me dañe —a pesar de tenerlo tan cerca, por primera vez sentí sinceridad en sus palabras y nada de miedo a que me pudiera lastimar, es más, hasta podría decir que se estaba preocupando por mi bienestar.
—Créeme, yo podría dañarte mucho más de lo que ya he hecho, estas más a salvo con él que conmigo cerca Jeon—por un momento cerró fuertemente sus ojos, para al abrirlos penetrar mi mirada. Una fuerte tensión pude sentir en ella, pero no me preocupo—. Tenemos una bronca él y yo, eso lo sabes, y mientras seas su mulo, yo no te tocaré, aunque así lo quiera y deseé. Aunque lo necesite, no lo haré a menos que...
— ¿A menos qué? —espera, ¿eso salió de mi boca? ¿Por qué quería saber lo que seguía? Para mí era mejor si lo tenía lejos y así no me tocaría otra vez, pero me siento confundido, molesto sin entender por qué.
—A menos que..., —fue acercando más su rostro, disminuyendo la poca distancia que quedaba entre nuestros rostros, entre nuestras bocas. Noté la clara intención que tuvo de besarme, no retrocedí, pero él se detuvo—. Nada, vete Jeon, déjame solo.
Y al día siguiente, a eso de las cinco de tarde, TaeHyung marcó mi muslo derecho con una "T", sintiendo lo mismo que la primera vez en que me convertí en mulo de otro reo. Sintiendo el mismo calor, el mismo dolor, el cómo desgarraban mi piel, el cómo me quemaba. Sería una cicatriz que duraría por muchos años en mi piel, muchos.
Jimin POV.
Recibir aquella noticia por parte de Wang no me dejo nada contento, es más, necesitaba un cigarrillo con urgencia. Quería golpear a alguien, a quien sea, pero debía descargar mi ira con alguien, pero no podía hacerlo con el culpable directo, si lo hacía, moriría en el intento y aún me quedan muchas cosas por hacer como para morir. Golpear a TaeHyung, tanto hasta destrozarle esa cara de la que tanto alardeaba en el pasado, sería completamente placentero para mí, pero si lo hacía, ellos me atacarían y en cinco minutos, no, en dos minutos me matarían sin dejar huella alguna de mi existencia. El mayor Kim sigue con su estúpida idea de querer arrebatarme a mis compradores y socios gringos, quiere destruir el negocio del cual él mismo me dejo a cargo, confiando más en mí que en su estúpido hijo, logrando recibir grandes beneficios de esto, mucha, mucha pasta y sin pruebas para que lo culpen a él o a mí y ahora me quiere quitar todo, sin dejarme ni una miserable recompensa, nada. Para seguido matarme, porque él mejor que nadie sabe que saliendo de este puto lugar, iré contra él y le cortaré la yugular con una hermosa sonrisa en el rostro, seguido por su hija y su hijo, maldito hijo de puta.
Yoongi aún no salía de enfermería, me había pasado con él, lo sabía, pero me hizo enojar aquel día, me sacó de mis casillas y me volví loco por un momento, pero ahora lo necesitaba a mi lado, debía tener su apoyo en esto, era el único de todos los reos en el que podía confiar ciegamente, por ese motivo ahora me encontraba de camino a la sala donde está recuperándose.
Tenía vendada ambas muñecas, se veía un poco pálido, casi siendo del color natural de su piel, sus ojeras desaparecieron y se veía mucho más relajado y descansado. Un mes aquí dentro seguro le ayudó a lograr eso y de cierta manera me tranquilizaba saber que se mejoraba. Comenzó a moverse de a poco y al abrir sus ojos, su odio me fue transmitido por ellos.
—Vete, no tienes nada que hacer aquí —su voz, su postura, su mirada y gestos fueron completamente un acto de defensiva contra mi persona y le entendía, tenía motivos para estarlo—. No quiero verte.
—Tengo que hablar contigo —miré de reojo, viendo al guardia que mantiene vigilado a Yoongi las veinticuatro horas del día, o al menos la mitad, tiene que dormir también, poco me importa—. No me iré hasta que aceptes lo que tengo que decirte.
—No quiero ni una mierda de ti, nada que tenga que ver contigo me interesa, así que vete y no regreses.
—No me iré y sabes que no lo haré —me crucé de brazos, observándolo fijamente.
—Pues puedes quedarte de pie todo lo que quieras, no aceptaré...
—Necesito tu ayuda —le solté rápidamente, callándolo y seguro sorprendiéndolo con mi último comentario—. Es en serio Yoongi, necesito tu ayuda más que nunca, sólo en ti puedo confiar aquí dentro.
—Te escucho —sólo cambió de idea por el simple hecho de que le dije que necesitaba su ayuda y era cierto, la necesito y espero acepte hacerlo.
—No puedo decírtelo aquí, nos observan —miré de reojo, el guardia estaba muy al pendiente de la conversación—. Cuando salgas te contaré todo ¿Recuerdas que me preguntaste en varias ocasiones de cómo y cuando conocí a TaeHyung? Bueno, te lo contaré si aceptas ayudarme.
—Mañana pediré al doctor mi permiso de alta, iré a buscarte a tu celda —respondió con firmeza y si, aquello me aseguro de que tendría su ayuda.
—Ahora me voy, que tengo otro asunto que resolver —me giré para irme, pero Yoongi me detuvo.
—JungKook —me detuve y sentí esa corriente helada recorrer mi cuerpo una vez más.
—Ya no tengo nada que ver con él, ahora le pertenece a TaeHyung —sabía su respuesta, pero para evitar escucharlo me marche antes.
Primero tenía que hablar con ella, por lo que rápidamente me dirigí a ver a mi visita. Debía darme un informe, uno que me convenciera o simplemente me desquitaría con ella si era necesario, si las cosas seguían de esta manera, mi vida fuera de este lugar se iría a la mierda, así de simple. Ella ya estaba esperando por mí, pero no estaba sola, había olvidado que la pajarita suele visitar a su hermano el mismo día y horario que ella a mí, ¡Maldición! Aunque..., no, no lo diré ni lo pensaré, pero en estos momentos no quería verlo, tenía que hacer algo para evitar estar cerca de él, tenía que evitar que escuchara nuestra futura conversación con Kim.
—Monster —lo llamé estando detrás de mí, ambos ya en la sala de visitas, llamando la atención de los presentes—. Necesito la habitación.
—Sabes que ese servicio se acabó hace tres años, no puedo hacer excepciones —dijo firme—. Además, tú mismo diste la idea y él mandamás te apoyó.
—Bueno, en ese caso lo retiro, necesito ese servicio —me giré, mirándolo seriamente—. Necesito la habitación. Ahora.
—Al parecer estás urgido —me soltó con una risita picara, la ignoré y me encaminé hacia mi visita.
—Sígueme —en una de las paredes, se encontraba una puerta, la cual sólo lleva a un lugar, a la habitación de la intimidad, servicio que fue quitado por mí y él mandamás de la prisión por una riña que provocó la muerte de muchos reos. Servicio que era explícitamente para el hombre que se quería tirar a su esposa, novia o amante.
Un pasillo de unos cuatro metros nos guiaba hasta la habitación, distancia suficiente como para que los gritos, gemidos y jadeos no llegaran a oídos de los demás reos, envidiando lo que muchos (por no tener una mujer en su vida) no tenían ni podrían gozar de ello. Abrí la puerta, la cama estaba impecable como siempre, las almohadas limpias y olorosas, el piso sin pizca de suciedad, las cortinas rojas, sólo para darle un toque romántico, ya que no había ventanas, el único lugar de toda la prisión donde los guardias no nos vigilaban, dándonos completa privacidad.
—Hace mucho no veníamos aquí —me dijo sentándose en la cama, sonrojándose de a poco y sonriendo—. Extrañaba estar así contigo...
—No interpretes mal las cosas, sólo estamos aquí por negocios —me senté en una silla que había en la habitación, objeto para alguna postura o juego diferente—. Dime qué es lo que sabes.
—Vamos Jimin, podemos divertirnos antes —se levantó y se acercó a mí, sentándose sobre mi regazo, de frente, dejando sus piernas a cada lado de mi cintura, juntando su zona intima con el mío—. Recuerdo que te ponías como bestia con sólo abrir la puerta —fue acercando su rostro al mío, despojándome de la parte superior de mi uniforme—. Me agarrabas de las muñecas, pegabas tu cuerpo al mío, me besabas con pasión, siendo un completo salvaje, destrozándome los labios a mordiscos deliciosos, introduciendo tus manos por debajo de mi ropa, tocándome sin permiso, adueñándote de mis tetas que tanto te gustaban y estoy segura que todavía te gustan y las deseas tanto como antes —acercó sus labios a los míos, bajando su diestra hasta mi polla, la cual me estaba traicionando, es que nosotros los hombres solemos pensar más con la cabeza de abajo que con la de arriba, la inteligente.
—Para, Haneul —intenté alejarla, pero esta me besó rápidamente, mordiéndome con sensualidad la lengua, apretando su mano en mi polla, haciéndome jadear por el tacto. Al ver mi clara respuesta positiva para ella, metió su mano bajo la ropa y la volvió agarrar, sintiendo la piel suave de su mano en mi duro miembro—. No quiero...
—Tu polla no dice lo mismo —lo masajeaba de arriba abajo, con rapidez y experiencia. Besándome con fogosidad, con lujuria y con deseo, que me transmitía con su penetrante mirada—. Anda Jimin, deséame como antes, posee mi cuerpo como en el pasado, hazme tuya.
—Las cosas no son como antes —la alejé de un movimiento brusco de mi cuerpo, tirándola sobre la cama, dándole la espalda—. Habla de una vez y acabemos con esto.
—Jimin... ¿No me digas que ahora prefieres las manos de un hombre sobre tu cuerpo? —se acercó rápidamente, volteándome con brusquedad—. ¡¿Es que ahora eres como mi hermano?! ¡¿Prefieres meter tu polla dentro de un culo de hombre que en mi interior?! ¡¿Ahora eres un maricón de mierda?! —me gritó y ante aquello no pude evitar darle una bofetada, una que la calló enseguida.
—Si no vas a decirme nada, vete y no regreses, me tienes harto con toda tu mierda de sentimentalismo.
—Mi padre quiere deshacerse de ti y de mi hermano —comentó entre dientes, sobando su mejilla rojiza producto de mi bofetada—. Si no accedes a terminar tu trato con los gringos esta semana ambos mueren y también comentó algo de un mulo o amigo de TaeHyung dentro de este lugar ¿Sabes a quien se refería?
— ¿Un mulo? —¿Jeon? ¿Cómo diablos lo supo? Joder Jimin, serás idiota, el mayor Kim nos tiene vigilados día y noche, sabiendo cada paso que damos. Ahora había metido en graves problemas a Jeon, un ser inocente en toda la palabra—. Contacta a Wang y dile que envíe a quien ya sabes.
— ¿Vas a ceder a la orden de mi padre? —me preguntó preocupada, sorprendida, confundida y temerosa—. Jamás lo has hecho...
— ¡¿Acaso quieres ver a tu hermano muerto?! ¡¿Quieres verme muerto a mí también?! ¡¿Quieres ver muerto a un inocente por mi culpa? —le grité histérico.
—En el pasado no te importaba si eran inocentes o no, simplemente acababas con ellos —me contestó recriminándome por aquellos asesinatos, recordándome lo monstruoso, frívolo y enfermo que llegue a ser en mi pasado.
—No hay nada más que hablar, salgamos de aquí —abrí la puerta y nos encaminamos de vuelta a la sala de visitas. Monster estaba vigilando en la puerta de acceso a la sala, Jeon seguía con su hermana, pero lo noté preocupado o nervioso, no le di mucha atención. Haneul besó mi mejilla y se fue.
—Vaya, fuiste más rápido que antes —me soltó con burla Monster—. Y, al parecer estuviste bien por ese beso en la mejilla —Jeon me miró extrañamente, pero desvíe su mirada y me dirigí a la puerta. Quería irme, regresar a mi celda y no salir de ella por lo que quedaba de día.
—Vete a la mierda, Monster —abrí la puerta y abandoné la sala de visitas.
TaeHyung esperaba por mí en mi celda, sentado en mi cama como si fuera la suya. Al verme, mostró indiferencia, pero preocupado por algo, y ese algo, era lo mismo que me preocupaba a mí. Cerré la puerta y me senté a su lado, exhausto por tanta mierda a mi alrededor.
— ¿Qué clase de padre tienes TaeHyung? —le pregunté dejando caer mi espalda sobre mi cama—. Es una mierda ¿lo sabías?
— ¿En serio me lo preguntas? Lo supe cuando nos abandonó a mí y a mi hermana en ese puto lugar —pude ver como apretó su mano, viendo como sus nudillos se blanqueaban—. No sé cómo mi madre se casó con ese cerdo asqueroso, claro, tú no sabes de eso porque no tienes padres.
—Al menos los míos no me abandonaron en un reformatorio a mis diecisiete años —respondí enojado—. Y prefiero no tener un padre si es como el tuyo.
—No hablemos de eso, no nos pongamos sentimentales, recordando mierdas dolorosas para ambos.
—Estoy de acuerdo en eso contigo —me levanté, obligando a TaeHyung a hacer lo mismo—. Tu padre me tiene en sus manos, si no accedo a su puta orden, moriremos esta semana.
— ¿Y qué harás? Jamás seguiste sus órdenes, siempre estabas en contra de lo que hacía o decía.
—Lo sé, pero ahora no sólo somos nosotros, se enteró de que Jeon es tu mulo y lo matará a él también —dije afligido—. No...
— ¿Estas preocupado por JungKook? —esta vez no hubo burla en sus palabras, realmente estaba sorprendido—. Si te preocupas por él, ¿Por qué permitiste que sea mi mulo?
—No hablemos de eso —cambié de tema—. Hablaré con alguien y accederé, pero si salimos vivos de aquí, trabajarás conmigo quieras o no TaeHyung, sabes que ese trato con los gringos es el que más pasta deja y un sinfín de posibilidades de vender en otros países de toda América.
—Ya lo veremos —sonriendo abandonó mi celda, pero esa era una sonrisa de cuandotrama algo. TaeHyung no se quedaría tranquilo, él actuaria por cuenta propia ysiempre que lo hace algo termina afectándome.
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