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Capítulo dieciséis


Jonghyun me dio una última mirada, sintiendo compasión y lastima por mí, le sonreí tratando de hacerle entender que era lo mejor y que estaría bien, que al menos así, salvaría a dos de nuestros amigos o al menos lo son para mí.

El jefe no tardó nada en arrinconarme contra la pared fría y gastada del cemento al cerrarse las puertas. Atacó con ferocidad mis labios, introduciendo su lengua en mi boca, adueñándose de ella como si fuera la propia suya, sin compasión ni reparos en chupar mi lengua y lamerla. Abandonó mi boca, volteándome y bajándome los pantalones con rapidez. Me sentí humillado, avergonzado, perdido, muerto en vida y ya no me importaba, acababa de proteger a dos personas y eso me sirvió como fuerza para soportar lo que vendría. El frío me congeló las nalgas ya desnudas, temerosas por volver a sentir aquello duro y grande, aquello que de golpe se volvió a introducir dentro de mi sin piedad alguna. Solté un grito tan fuerte, que de seguro se escuchó hasta en el patio, fue tan fuerte, rápido y bestial que seguro me haría sangrar otra vez. Fue tan fuerte que sentía que con cada estocada algo se iba rompiendo en mi interior. Pronto se escucharon fuertes golpes afuera de la puerta, eran patadas y la voz furiosa, pero débil de Taemin se escuchaban al otro lado.

—¡Suéltalo, maldito asqueroso! —pateaba con la misma fuerza de las embestidas de Jimin en mi interior, metiendo su asquerosa polla tan fondo que era como si estuviera desgarrando mi interior rápida y despiadadamente—. ¡Suéltalo, no le toques! —golpeaba con fuerza, y mis lágrimas hicieron presencia sintiéndome aún más humillado por saber que afuera podían escuchar mis gritos de dolor y los gemidos y gruñidos de Jimin.

—Me encanta metértela —me soltó acompañado de una fuerte embestida, haciéndome temblar y casi caer de rodillas—. Vamos Jeon, aguanta que me falta para llegar.

—Por favor... ya sal de mi cuerpo —le rogué entre sollozos—. Por favor déjame... me lastimas.

—Déjame disfrutar de tu culo —lo azotó y volví a gritar, sintiendo ardor en la zona golpeada—. ¡Grita más fuerte! —me ordenó y embistió profundo, fuerte, desgarrándome el ano de seguro.

"Perdóname Kookie, por mi culpa estas pasando algo tan abominable..., perdóname por favor..., preferiría estar en tu lugar para evitarte todo eso"

La imagen de mi hermana llorando, destrozándose por dentro, más de lo que ya estaba por aquello, no podía imaginarme qué pasaría si ella supiera lo que me han hecho aquí dentro, seguro se suicidaría por culpa, remordimiento y pena. Pero por ella y mi madre, lo soportaría o eso quería intentar, no podía morir, no aún con ellas tan desprotegidas. Y si tenía que sufrir más "violaciones" por parte del jefe o de quien sea para proteger a quienes quiero y me importan, pues estaría dispuesto a hacerlo, aunque eso significara dañarme más de lo que ya me encontraba.

Los golpes cesaron al igual que las embestidas, un líquido caliente y pegajoso comenzó a escurrirse desde mi interior, deslizándose por mis muslos y más abajo, otra vez esas nauseas se avecinaron con un rápido vómito. El jefe abandonó mi orificio, sacudiendo su asquerosa polla. Me acomodé el pantalón y al intentar caminar me desplomé contra el cemento, lastimándome las manos, evitando me golpeara en el rostro.

—Esta vez no sangraste mucho —me soltó mientras se limpiaba el semen de su polla—. Gracias por esos grititos, no sabes cómo me excitó y más con tus sollozos.

—Te odio —le dije, mirándolo fijamente, sin perderme ni un gesto de sus ojos, que se apagaban de a poco—. Eres la persona que más asco me causa, la persona a la que odiaré siempre y al cual le deseo con enormes ganas, la muerte.

Nome respondió, sólo me miró sorprendido, perdido en sus pensamientos. Me levantécomo pude, abrí la puerta y los ojos llorosos de Jonghyun se encontraron conlos míos, me desplomé en sus brazos, ayudándome a mantenerme en pie. Me ayudó acaminar para llevarme hasta mi celda y aunque quería ducharme para quitarme una vez más, el tacto de la mano y la polla del jefe de mi cuerpo no tenía la fuerza necesaria y algo aún peor, ese maldito nudo en la garganta me la estaba quemando. Por suerte ese día ni mi madre ni mi hermana me visitarían, por lo que preferí quedarme lo que quedaba de día en mi celda, en mi cama, bajo mis mantas, llorando como un marica, destrozado.

Según Jonghyun, Taemin y Yoongi ya se encontraban en enfermería, siendo este último el que tenía heridas más preocupantes, al parecer había logrado evitar una fuerte paliza para Taemin, pero no para mi compañero de celda. Al menos eso me dejó con la idea de que tan brutal "castigo" no habría sido en vano. ¿Tendría que seguir soportando las violaciones del jefe por cuatro años más? ¿Llegaría el momento donde lo enfrentaría y quizás... lo mataría? Pero lo que me preocupaba aún mas ¿Saldría vivo de este infierno? Yo solo quería... no volver a perder a alguien más.

Jimin POV.

Ya no tenía más opciones, tenía sólo dos y no sabía cuál de estas decidir. Salvar a Jeon de las manos de TaeHyung o matar a Yoongi para tener un nuevo mulo, ninguna me beneficiaba completamente y una en particular me molestaba demasiado. Siempre, desde niño, me ha gustado tener todo ordenado, controlado, bajo mis reglas y que ninguna se incumpliera, debían seguirla paso a paso, y si no era así, pues luego tendrían su castigo. Y este asunto no seguía ninguna de mis normas y se me estaba escapando de las manos. Otro asunto que me tiene cabreado es el misterioso Taemin, ese chico comenzaba a causarme problemas y no me agradaba nada, sobre todo ciertas miradas que he notado en él realmente llegan a ponerme los pelos de punta. Y tenía asuntos pendientes con ese chico, me debía una patada en la espalda y me la cobraría hoy, ahora. Mandé a buscar a Yoongi y con él, debía traer a la cara de niña, porque sí, Taemin tiene un rostro muy afeminado hasta angelical, pero de esos son de los que más debe cuidarse uno, sólo que ciertos idiotas no lo hacen y podrían lamentarlo y cuando se diera cuenta, podría ser demasiado tarde. Yoongi tardó más de lo habitual y cuando llegó, estaba solo.

—Ordené claramente que trajeras contigo a Taemin —me paré frente a él, quien no me miraba a la cara.

—¿Para qué querías que lo trajera? —preguntó con un tono que me molestó mucho.

—¿Para qué crees tú? —le respondí con el mismo tono y aún más molesto—. No me hagas perder más tiempo, ese imbécil me debe una patada que aún no olvido.

—Ya lo castigué por ti, no es necesario volver a hacerlo, Jimin —esta vez me miró, desafiándome con la mirada.

—¿No lo traerás?

—No.

—Comienza a enfadarme el que me desobedezcas, no es la primera vez —no daría su brazo a torcer, no lo traería y eso me enfadó de sobremanera—. Pero bueno, si no quieres, no me molestará comenzar contigo —rápidamente me acerqué y le solté un fuerte puñetazo en el rostro, provocando que cayera al piso—. Anda ¿sigues con la idea de no querer ir a buscarlo?

—No iré —se levantó y poco le importó que su labio sangrara, pero si le molestaba el ardor—. Él ya fue castigado ¿para qué otra vez?

—¡Eso no te importa! —le grité, dándole otro golpe, pero esta vez en la mejilla izquierda.

—¿No te cansas de esta mierda? No te entiendo, Jimin —se mantuvo firme, pero pronto lo haría flaquear—. Me castigaste incontables veces porque me negaba a lastimar a JungKook, me desangré en muchas ocasiones y resulta... resulta ¡Que ahora te lo follas! ¡Le cagaste la vida con eso! ¡Sabes que ese chico es bueno! ¡Eres un pedazo de mierda! ¡Un monstruo que no merece vivir!

Mi furia incrementó de sobremanera tanto que me asustó, jamás me había sentido tan enojado y furioso como ahora, quería matarlo con mis propias manos, destruirle ese rostro tan pálido y dejarle lleno de sangre a puñetazos, darle patadas hasta que le hiciera vomitar sus propias tripas, lo mataría y lo disfrutaría. Sabía que le había cagado la vida a Jeon y que me lo recordara me desquició. Le di un fuerte golpe en el rostro, dejándole inmediatamente rojo e hinchado la mejilla derecha, causándole una herida, pero no se quebró. Una de mis patadas fue a parar en su abdomen, escupió saliva y por un momento le dificulté su respiración al darle una segunda patada en la boca del estómago. Cayó al piso, me acerqué y pateé tres veces en su espalda, aún no salía sangre de su boca, ya que no la escupía y pateé más fuerte en el estómago, al menos le daría unas siete y seguido unas nueve en la espalda, si le destrozaba la columna vertebral mejor todavía, ya había decidido y TaeHyung no tendría al mulo que quiere, en cambio, yo me ganaría uno al que podría follarlo siempre que quisiera. Volví a su estómago y pateé hasta que al fin vi sangre, pero no me fue suficiente, seguí golpeando, llegando a cansarme, por lo que me detuve un momento, viéndolo quebrarse de a poco, y yo disfrutando de ello.

—Sólo estas cosas... te hacen feliz ¿cierto? —me soltó después de escupir sangre, manchando el cemento del corral—. Espera... tú no sabes qué es eso.

—No tuviste mucho ¿verdad? —pateé su rostro, reventándole la nariz, comenzando una hemorragia nasal, la cual me encargaría de aumentarla cada vez más—. ¿Quieres seguir hablando?

—Estás tan solo... que me das hasta lastima —me mostró una clara sonrisa llena de burla, costándole, pero ahí estaba—. Seguirás solo... morirás solo y nadie llorará por ti.

—¿Acaso tú tienes alguien que te venga a llorar cuando termine contigo? —me incliné lo bastante, agarrándolo del cuello de su uniforme, levantándole un poco la cabeza, acercándolo a mí—. No, no tienes ¿Lo recuerdas? Los que murieron por tu culpa, a tu madre, tu padre, tu hermana, tu hermano de apenas diez años, a esa chica... la que te había engañado y quedado embarazada de tu primo a quien quieres matar apenas salgas de esta prisión.

—¡Cállate! —me escupió, su asquerosa sangre manchó mi rostro, mis labios, nariz y mejillas.

—¡Maldito hijo de puta! —descansado, seguí con mi sesión de golpes, propinándole en el rostro, en su abdomen, su espalda, aplastándole las muñecas con fuerza, casi destrozándole los huesos, haciendo lo mismo con sus pies y rodillas, subiéndome sobre estas y disfrutando de sus gritos desgarradores, pero yo quería que ahora me rogara y quizás, sólo quizás pensaría si lo mataba o no.

Mandé a buscar a Taemin con otro reo, éste lo trajo inmediatamente, quien, al tenerlo frente a mí, rápidamente le propiné un puñetazo en el centro de su estómago, éste no lo soportó y cayó de rodillas, maldiciendo a todos a su alrededor. Deje a Yoongi descansar un rato y me encargue del menor frente a mí, agarré su cabello e hice que me mirara. Éste tenía una mirada desquiciada, si pudiera matarme lo haría, ya lo había intentado antes. ¿Cómo saber sus intenciones? Fácil, entre asesinos nos conocemos y sabemos cuándo queremos matar a otro, más cuando se es un asesino de tomo y lomo. Se levantó y me mostró esa sonrisa, esa que ya sabía que existía en él. Atacaría y yo estaba preparado para defenderme, eso era lo que esperaba, que mostrara su naturaleza, su verdadera forma de ser, que dejara de actuar como la víctima, cuando en realidad, las víctimas han sido sus supuestos atacantes.

—¿Crees que te tengo miedo? —me preguntó con esa sonrisa de enfermo.

—Sé que no —le devolví la sonrisa. Dos enfermos juntos, enfrentándose con sonrisas desquiciadas como nuestras mentes y vida—. Anda Taemin, muéstrame tu verdadero yo y deja de fingir debilidad.

—Lo haré —y cuando quiso abalanzarse sobre mí, rápidamente le golpeé tan fuerte que terminó contra el piso, con el ojo derecho herido y con dificultad para abrirlo—. Vamos ¿eso es todo? Eres un débil marica.

—Sabes que no lo soy —se levantó y logró darme un puñetazo, pero poco me dolió, sonreí y ya dejé los juegos. Los golpes que le propiné en el estómago fueron bastante fuertes, pero como sospechaba, la cara de niña no era tan débil como le hacía pensar a todos, sobre todo a Jeon. Yoongi como pudo se levantó y defendió a Taemin, cubriéndolo con su propio cuerpo, el cual ya estaba bastante herido.

—¡No te metas pedazo de mierda! —lo agarré de su uniforme y lo tiré junto al cuerpo de Taemin.

—¡Déjalo! —me gritó, abalanzándose a mi espalda, aún le quedaban fuerzas para defender a quien no lo merece. Me apretó con fuerza el cuello y rápidamente respondí tirando de sus manos, logrando zafarme, me giré, quedando frente a él. Arañé su rostro, le golpeé en el ojo, destruí su ropa a tirones. Me lo iba a follar ahí, frente a Taemin, le haría sentir vergüenza y aún más basura de lo que es. Desgarré su polera, dejando ver un poco de piel, con una cuchilla, que suelo llevar guardada en el calcetín izquierdo por cualquier cosa, desde que Taemin me atacó, no me despego de ella. Corté y desgarré su pantalón y cuando quise tirármelo, habló:

—Se siente bien ¿verdad? —habló desde su lugar, tirado en el piso, tratando de mostrarse fuerte—. Meter la polla en el culo de cualquiera, sea hombre o mujer, lo sé bastante bien, mejor dicho, sé que se siente muy genial que te metan una polla, gozar de las embestidas, más cuando amenazas a tu victima con un arma o un cuchillo para que te folle... Hmm... delicioso, ver esa mirada llena de miedo, de horror y ver pasar tu vida en esos minutos, lo sé muy bien —y ahí estaba, delatando sus delitos sin ser presionado, contándome como destruyó aquellas vidas de quienes dijo que lo habían violado, lástima que Jeon no estaba presente para saberlo—. Y pronto tendré la pollita de alguien nuevo, tú lo conoces, dime ¿Cómo se siente follarlo, violártelo y que te odie? A mí no me odia y me aferraré a él, te lo arrebataré Park, alias el jefe. Sé que lo quieres para ti, pero no lo permitiré —su sonrisa burlona y su comentario me enfermó, solté a Yoongi y golpeé con fuerza su entrepierna, siendo entonces el momento donde entro la próxima víctima de Taemin.

Y lo siguiente fue lo peor, volver a estar dentro de su culo, volver a dañarlo y destrozarle su agujero, sé que se lo destrocé, siendo bestia, poseyéndolo de una manera salvaje, siendo tan posesivo con su cuerpo, tan bestial, pero lo peor, no me importó, sólo quería darle duro y complacerme, sin importarme si él estaba sufriendo o no. Una parte de mi quería detenerse, no dañarlo más, una diminuta parte, que ahí estaba, pero no lo hice y sólo seguí penetrándolo tan fondo que lo hice sangrar una vez más, no tanta sangre como la primera vez, pero ahí estaba ese líquido rojo. ¿Cómo podía sacrificarse por personas que le engañan? ¿Cómo podía defender a un ser tan asqueroso y retorcido como Taemin? ¿Cómo podía no importarle su propia vida y sufrir? ¿Cómo podía ser tan puro, tan generoso y amable en éste puto lugar? ¿Cómo podía siempre preocuparse por asquerosos y abominables reos que sólo querían lastimarlo? ¿Cómo podía preocuparse por todos menos yo? ¿Por qué seguía pensado en Jeon cuando debería de odiarlo como a los demás? Lo mejor que pude hacer después de tanta acción, fue dirigirme a mi celda y tirarme en mi cama, en ella los pensamientos sobre la paliza que le propiné a Yoongi comenzaban a desagradarme, bien sabía que no merecía tanta mierda, tantos golpes, pero sus comentarios me molestaron demasiado y no podía quedarme con esa rabia. No me arrepentía de los golpes que le di a Taemin, esos los disfruté con ganas y podría estar golpeándolo todo un día entero si era necesario. Pero lo que peor me tenía, era el hecho de haberme tirado una vez más a Jeon, de haberlo violado otra vez, y aun con todo eso, sabía que volvería a pasar, porque una pequeña obsesión nació en mí por ese cuerpo tan delicioso y esa boca tan deseable y exquisita. Quería dormir, tratar de olvidar todo lo malo que había hecho en el día, pero siempre tiene que existir aquella persona que me lo impide.

—Se acabó tu tiempo, Jimin —esa voz que me enferma y que de sólo escucharla me ponía de los nervios y una vez más, furioso.

—Vete a la mierda TaeHyung —me giré, mirando hacia la pared de cemento junto a mi cama.

—JungKook—un fuerte viento helado recorrió mi columna vertebral—. Parece que ya elegiste, pero no mataste a Yoongi.

—Haz lo que quieras —sí, eso sería lo mejor, ya nada tiene que ver conmigo, Jeon, si no quería lastimarlo más, el que sea mulo de TaeHyung sería una excusa perfecta para que yo no lo tocara de nuevo, aunque esa idea me desagradaba completamente, pero realmente no puedo deshacerme de Yoongi, me sirve demasiado y es el más fiel de los reos dentro de este infierno.

—Eso significa que puedo hacerlo mi mulo ¿cierto? —sí, seguro estaba sonriendo con victoria, por ganar esta batalla, pero TaeHyung, esto sería una guerra que continuaría, aquella que dejamos pendiente hace bastantes años atrás—. Bien, desde mañana tendré un delicioso mulo.

Pero yo no quiero alejarme de Jeon, yo no quiero dejar de tocar su cuerpo, no quiero pensar en las cosas horribles que podría llegar a hacerle TaeHyung a su cuerpo inocente, aunque claramente yo me encargué de que dejara de serlo, pero era algo que ya no dependía de mí, después de todo, dependo mucho de Kim, de su padre, de su hermana. Si sigo vivo, fue porque así me lo permitió el mayor Kim. 


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