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Capítulo cuatro


Cada vez que mi madre miraba mi rostro en sus visitas, lloraba y se culpaba por ello, maldecía el día en que conoció a su última pareja y el día en que paso aquel incidente, el cual me trajo a este lugar. No podía pedirle que dejara de llorar, pues no lo haría, sólo me quedaba abrazarla y decirle que todo estaría bien. La primera vez que mi hermana vio mi cicatriz se desmayó, palideció y gritó al reaccionar, se pegó tres veces en el pecho y no dejaba de culparse, le pedí que no viniera a verme hasta que mi cicatriz desapareciera o al menos se notara menos, nos comunicábamos a través de mi madre, de cartas que me enviaba, en las cuales siempre finalizaba con un:" Estás ocupando el lugar que no te corresponde", y como respuesta, le decía a mi madre que le dijera: "Yo decidí estar aquí, tranquila pájara".

De eso pasó un mes y la cicatriz ya no se notaba, por lo que mi hermana volvió a visitarme, se le veía más delgada y eso me preocupó, cuando le preguntaba por sus estudios, me cambiaba drásticamente el tema y me contaba cosas sin importancia, pues para mí lo único importante era que ella siguiera con sus estudios. Mamá tampoco tomaba el tema y lo esquivaba al igual que la pájara. Medio año ya ha pasado desde que fui condenado, he ganado enemigos, pero también amigos: Key, Jonghyun, quien es su pareja —si se puede decir— son bastante cercanos a mí, cuido de ellos y ellos de mí, me tratan como un hermano menor. También está Jong, quien me platica de sus hijas, de las fotos, cartas y cosas que le envían de recuerdo a través de las visitas de su esposa. Es un hombre reservado sobre el tema del porqué llegó a este lugar, cuida de mí y se preocupa bastante, como un hermano mayor o un padre. Min Ho, del módulo U dice que me admira por mi comportamiento hacia el jefe el día que me castigó con las varillas, aunque no sólo llegó a sus oídos, toda la cárcel lo sabe, por lo que muchos me tacharon de idiota y de que solo busqué mi propia muerte. Hace dos meses comencé a hablar con un guardia conocido aquí dentro como Monster, cuando salimos al patio hablo bastante con él.

Como el verano llegó, nuestras salidas al patio aumentaron, por lo que en la hora del taller de dibujo nos sentamos afuera y disfrutamos de un día soleado. Sigo manteniendo los ojos bien abiertos, pues en dos ocasiones trataron de atacarme mientras dormía, pero extrañamente Yoongi me ayudó y no lograron apuñalarme con un objeto que no logré ver bien, ya que era de noche, pero definitivamente su objetivo era matarme. Durante el día trato de no estar solo, al menos siempre a la vista de mis cercanos. El jefe... varias veces lo he tenido frente a mí, de hecho, siempre me lo estoy topando, a donde sea que vaya, él llega. He llegado a creer que me vigila y sigue mis pasos de cerca, desde aquel día no me quita el ojo de encima, tratando de intimidarme, pero no lo conseguirá.

—¿Es tu madre? —no me di cuenta cuando Monster llegó a mi lado, observando mi dibujo.

—Sí, quiero regalárselo para cuando venga a visitarme —seguí dibujando sin mirarle.

—Seguro le gustará —ante su comentario sonreí, porque espero sea así—. He comenzado a creer en lo que dice Jimin de ti.

—¿Eh? —lo miré, levantando la cabeza, gracias a su porte el sol no me llegó directo a la cara—. ¿Qué dice de mí?

—Tú no perteneces a este lugar —me miró fijamente—. Varias veces me lo ha dicho y ahora logro entender por qué.

—¿Y por qué cree que no pertenezco a este lugar? ¿Y por qué hablan de mí? ¿Por qué Park te habla de mí?

—Tú sabes mejor que nadie esa respuesta. Este lugar está lleno de asesinos, violadores, estafadores, drogadictos, narcotraficantes. Sólo basura. ¿Por qué habla de ti? No lo sé, pregúntale si quieres saber la respuesta.

—También soy basura, maté a un hombre. Y prefiero no hablar con él.

—¿Estás seguro de eso? —concentró tanto su mirada en la mía, que al sentirme nervioso la desvié y seguí en mi dibujo—. Tu hermana...

—Deberías alejarte, no es bueno que un guardia sea tan cercano a un reo, podrían pensar que planeo fugarme o algo por el estilo.

—Tienes razón, aunque no somos cercanos —se alejó un poco—. Sólo me gusta conversar con los que no son "basura" —la forma en cómo dijo basura me preocupó, pero no le daría importancia, no por el momento.

Hoy era el día en que mi hermana vendría a visitarme, por lo que le llevaría el dibujo que había hecho de nosotros dos. Cuando éramos niños, papá nos llevó a una playa muy hermosa, nos tomó una foto mientras jugábamos con la arena, no fue el castillo de arena más lindo, pero para nosotros era el mejor. La imagen de aquel día estaba tan nítida en mis recuerdos que lo dibujé para ella, seguro le encantaría.

—Papá no nos dejó mojarnos ese día —comentó al ver el dibujo con una sonrisa nostálgica—. Yo no lo recuerdo bien, pero mamá me lo cuenta siempre que vamos a visitar a papá. Gracias, está muy lindo.

—Guárdalo muy bien, hice uno para mamá —secó una pequeña lagrima y me sonrió—.

—Estos últimos meses ha estado buscando trabajo, hace una semana consiguió uno y se ve muy motivada —escuchar aquello me alegraba mucho, saber que siguen con sus vidas era lo que más deseaba.

—Me alegra escuchar eso —tomé una de sus manos—. ¿Y tú? ¿Cómo vas con tus estudios?

—Sobre eso... mamá dijo que debía contarte, pero no quería porque sé que vas a enojarte —apartó su mano de la mía y llevó su mirada al dibujo—. A la semana de tu condena dejé de estudiar, mis compañeros se enteraron y no dejaban de molestarme, por eso conseguí un trabajo y desde entonces sigo en ello.

—Maldición, pájara —maldije bajo sólo para ella y para mí—. Siempre te pedí que pasara lo que pasara, tenías que seguir estudiando.

—Lo sé, pero ya no aguantaba que te llamaran asesino, cuando en realidad... —tapé su boca con mi mano y le obligué a callar.

—Olvida eso —quité mi mano y se le escaparon algunas lágrimas—. Prométeme que el próximo año seguirás con tus estudios.

—Te lo prometo hermano —sequé sus lágrimas y le sonreí—.

Mi mirada se desvió a una chica que me pareció ver antes, y al recordarla supe enseguida a quien venía a visitar. Aquella persona no tardó en entrar en la sala de visitas, se sentó en la misma mesa de la vez anterior y fulminando con la mirada, miró a la chica. Ella al tenerlo enfrente suyo, lo abrazó y apretó con fuerza, nuestras miradas se cruzaron y se hizo soltar enseguida, alejando bruscamente a la chica. Dirigió su mirada a mi hermana y un escalofrió recorrió mi espalda, de arriba abajo, me removí incomodo en mi silla.

—Deberías irte —le ordené más que pedirle—. Podría ser tarde para que regreses a casa.

—Pero no me quiero ir —miré de reojo hacia el jefe y seguía observando a mi hermana, luego me miró a mí y me sonrió de forma arrogante al topar miradas, volví mi atención a mi hermana.

—En serio, tienes que irte —me levanté y me acerqué a ella, la abracé y ella me respondió con un fuerte abrazo—. Cuídate y cuida de mamá, las quiero mucho.

—También te queremos. Cuídate, Kookie —me llamó por mi apodo, el cual me dejó apodado mi padre. Desde niño me llamaba de esa manera—. Adiós —besó mi mejilla y salió por la puerta de ingreso y salida de las visitas. Al voltearme para abandonar la sala de visitas, tenía frente a mí al jefe.

—¿Kookie? Creo que ese apodo va con tu cara —se burló—. ¿Es tu hermana?

—No es de tu incumbencia. Permiso, debo regresar a mi celda —pasé por su lado, pero me detuvo sujetando mi muñeca izquierda.

—Me gustaría que me la presentaras un día, seguro nos llevaríamos bien —dijo, con un tono que me dio asco, me solté sin responderle y abandoné el lugar.

En mi celda se encontraba Yoongi y al verme se cubrió una herida nueva, en sus piernas blancas como la leche no tenía muchas, y esa era grande, pero ya estaba cicatrizada ¿Se la habría hecho el jefe? ¿Por qué? Al ver que noté su cicatriz se levantó y salió de la celda, minutos después apareció Key y me dijo que fuéramos al patio, necesitaban uno más en su equipo de fútbol. En ocasiones jugamos un partido como si todos fuéramos amigos, en otras, era un campo de batalla y sobrevivía el más "fuerte".

Gracias a mi cercanía con Key y Jonghyun he logrado tener más empatía con otros reos, pero sigo teniendo miedo y estando alerta a que puedan lastimarme, ya que, muchos de ellos siguen las órdenes del "jefe" y él ya me dejó claro qué me pasaría si me descuido. Jugamos como una hora, y no es que sea fanático del fútbol, pero era una de las pocas cosas en que podía distraerme y así el tiempo pasa mucho más rápido, si es que se puede considerar rápido a eso, recién llevo medio año en este lugar y siento que en realidad han sido al menos cuatro años. Descasamos veinte minutos y seguimos por el segundo tiempo, ya que íbamos ganándole al equipo de la pareja de Key, cinco a cero, querían la revancha, aunque no lograron ganarnos. Con Key decidimos quedarnos aun en el patio, pues no había mucho que hacer en nuestras celdas, en realidad, en este lugar nunca hay algo para hacer que no sea verle la cara a los demás reos y guardias.

—Key —le llamé mientras mirábamos a dos tipos discutiendo—. ¿Sabes por qué Yoongi siempre es castigado por el jefe?

—¿Recuerdas la regla de no entrometerte en la vida de los demás? —me preguntó algo molesto, pues si seguía metiendo mis narices en ese asunto, ambos saldríamos perjudicados—. Él es el mulo de Jimin, si lo castiga por algo debe de ser.

—Lo sé, pero siempre que tengo la oportunidad de ver su cuerpo, tiene una cicatriz nueva —miré mis manos—. Cuando le pregunto qué le pasó, siempre me responde igual. Me mira con desprecio, como culpándome de lo que le paso y eso me hace sentir incómodo y de cierta manera extraña, culpable.

—Yoongi siempre ha sido un reo conservador, sólo le tiene confianza a Jimin. La relación de ellos es complicada y te puedo asegurar que a la única persona que el jefe no mataría, sería a él.

—¿Por qué? —lo miré y me gané un leve golpe en la cabeza.

—Porque Jimin le debe su vida a Yoongi y aquí una deuda así es sagrada y jamás se olvida —se levantó de la banca donde ambos estábamos sentados—. Es hora de entrar, no hay que molestar a los guardias estos días.

No le presté atención a sus últimas palabras, relacionado a los guardias, sólo me preguntaba qué tipo de relación tienen exactamente esos dos. El que Yoongi me miré con tanto desprecio me incomoda, pues al principio no solía mirarme de esa manera, y aunque sé que me meteré en problemas, le preguntaré porqué tantos castigos.

Esa misma noche hablé con Yoongi, como respuesta me gritó y me golpeó, dejándome el ojo izquierdo hinchado, morado y con una herida que no sanaría en un par de días, pero al menos, después que se descargó me soltó con una patada de regalo, que me detesta por ser quien soy. Definitivamente jamás lograré acostumbrarme a este lugar, lo bueno de todos los golpes de Yoongi hacia mí, es que ya sé que me odia, aunque no logro entender bien su motivo a pesar de que me lo haya dicho.

En la mañana Key se sorprendió por ver mi rostro. Me costó un montón dormir por el lado izquierdo, pasaba a golpearme el ojo y no podía evitar quejarme por el dolor. A mitad de la noche era tanto el dolor que lloré, pero lo más sorprendente de la noche fue el gesto de mi compañero de celda hacia mí, sacó hielo de no sé dónde y me lo dejó junto a mi cabecera, después de todo parece que no me detesta del todo. Y parece que en este lugar se pueden conseguir ciertas cosas dependiendo de quién se trate.

—Te dije que no te metieras en ese asunto, JungKook —me regañó Key al entrar en mi celda y ver mi ojo izquierdo—. Te gusta que te golpeen ¿verdad?

—Digamos que era necesario —le sonreí mientras bajaba de mi cama—. Me detesta por ser quien soy ¿Entiendes eso? Porque yo no —evité el comentarle del gesto del hielo de Yoongi hacia mí.

—Deja ese asunto como está, no provoques a Jimin, la vez anterior fue considerado contigo, créeme que la próxima no lo será —terminó de hablar y ambos abandonamos la celda.

—No le tengo miedo a sus castigos —le respondí firme, seguro de mis palabras, por lo que él se sorprendió y no continuo la conversación.

Nos sentamos en una mesa desocupada con Key, el mismo desayuno de siempre. Un vaso de café y un pan, pero esta vez, relleno de huevo revuelto.

—Parece que alguien se divirtió contigo anoche —giramos nuestros rostros hacia el dueño de la voz, Key enseguida volvió su mirada a su desayuno.

—Eso parece —le respondí, pues su comentario fue para mí.

—Aunque tu ojo debería verse peor —se inclinó y miró de cerca—. ¿Acaso después de que te pegaron te ayudaron?

—¿Algún problema su fuera así?

—Para ti no, pero para la persona que te golpeó, sí —se enderezó y comenzó a mirar por el comedor, fijo su mirada a cierta persona—. ¡Yoongi! —lo llamó y todos miraron hacia nuestra mesa, el nombrado se acercó y el jefe enseguida lo golpeó con su rodilla en el abdomen, dejándolo casi sin aire—. Si lo golpeas, luego no lo ayudes.

—¡Déjalo! —me puse de pie, pero fui detenido por la mano de Key, me solté enseguida y ayudé a mi compañero de celda,

—No aprendes ¿verdad? —se inclinó hacia mí, agarró mi pelo y miró a Key—. Tu mulo me da problemas, demasiados Key.

—Jimin, él sólo...

——¿Para esto querías un mulo? —tiró más de mi pelo, pero no solté a Yoongi—. ¿Qué? ¿Acaso te lo estas follando al igual que a Jonghyun?

—A mí nadie me folla —respondí a su comentario desagradable, volteó su rostro y me miró furioso—. Si vas a castigarme, hazlo de una vez, pero deja a Yoongi tranquilo.

—Vaya, vaya —tirando de mi pelo me obligó a levantarme—. Al parecer tenemos a un héroe en este lugar, y al pobrecito nadie se lo ha follado —los demás reos comenzaron a silbar, a decir muchas cosas obscenas sobre mi culo y cuerpo—. ¿Hay alguien que quiera follárselo y hacerle feliz?

—No... —dije mirándolo, al mirarme me sonrió de forma perversa y sentí miedo, mucho miedo de lo que podrían hacerme en éste horrible lugar.

—¡Yo! —muchos se ofrecieron y seguían con sus palabrotas, Key apretó su mano y pude ver la blancura de sus nudillos, Yoongi seguía arrodillado en el piso, quejándose por el dolor en su abdomen.

—Bien, tienes muchos pretendientes, mulo —tiró de mi pelo con tanta fuerza, que me arrancó un poco—. Sigue con esa actitud y pronto tendrás visita en tu celda —se alejó un poco—. Traigan a Yoongi —dos reos, los que estuvieron presentes en mi castigo agarraron de los brazos a mi compañero de celda y se lo llevaron.

—Estás fichado —Key agarró mi muñeca y nos obligó a salir del comedor—. Ahora irán tras de ti, Jimin ya te ofreció y aquí muchos han hablado de lo mucho que desean metértela.

—Estas de broma ¿cierto? —palidecí al escuchar eso, llegamos hasta su celda.

—No, no es broma —se sentó en su cama—. En tu celda no puedo protegerte, ni nadie. Yoongi no te ayudará, él solo hará la vista gorda y tú no sabes defenderte contra las bestias de este lugar.

—¡Dios! Estoy jodido.... —me senté a su lado y llevé mis manos a mi rostro, cubriéndolo completamente.

—Lo que podrías hacer es pedirle a Monster un cambio de celda, venirte a la mía... pero significaría pedir un cambio de modulo y no será fácil.

—Estoy jodido.

Esa tarde salimos al patio, según Key, lo mejor era estar todos juntos por si es que querían atacarme, pues en este lugar también atacan de esa manera, de día. Jong observaba hacia todas partes y notó que muchos nos observaban, esperando el momento en el que me encuentre solo, parecían leones esperando a que su presa estuviera débil para atacar y comérselo.

—¿Tienes miedo? —me preguntó Jong.

—Pues sí —lo miré—. Quieren violarme ¡Hombres! No es que tenga algo contra de ese tipo de hombres, con gustos diferentes a los de los demás, es sólo que...

—Entiendo chico, para mí tampoco fue agradable, de hecho, es algo que trato de no recordar, pero siempre aparece en pesadillas —miró sus pies fijamente.

—¿Acaso... pasaste por eso?

—Sí, al mes de llegar a este lugar me metí en una riña con Jackson, le dejé una marca en su pierna derecha y desde entonces juró que se vengaría, él me ofreció a otros reos y terminaron haciéndome eso a lo que le temes —apretó su mano con furia—. Tengo una esposa, hijas y algo como eso... es algo que jamás olvidas a pesar de ser hombre, sobre todo cuando no tienes esos gustos, pero...

—¿Pero?

—No sólo ataca uno, JungKook —me miró con preocupación y rabia—. Defiéndete, sé que no eres ese tipo de persona, pero debes defenderte o pagarás con tu vida.

No respondí, todo me tenía en shock, si no me cuido terminarán abusando de mí, terminarán haciéndome algo contra mi voluntad, me harán daño, me lastimarán y si les da la gana, me matarán.

Cuando estaba por ir a mi celda y salir de la de Jong, me entregó una pequeña navaja hecha por él, la cual estaba compuesta por una hoja de corta cartón de las medianas, y en la parte de abajo tenía mucha cinta adhesiva alrededor, para poder usarlo de mango. Lo suficientemente afilada para atravesar el estómago de cualquiera. Aunque no quise aceptarla, me obligó a llevarla. La guardé debajo de mi cabecera. Sus palabras rondaban mi cabeza y no me dejaban pensar en nada.

"Defiéndete, sé que no eres ese tipo de persona, pero debes defenderte o pagarás con tu vida"

Yoongi, al llegar a la celda se acostó en seguida y no me habló, no me miró ni nada. Quise hablarle, pero me arrepentí y dejé las cosas como estaban, por el momento. Suponiendo una hora, diría que serían las tres de la madrugada, y seguía sin poder dormir, temía que me atacaran por sorpresa mientras me encontraba en brazos de Morfeo. Huir, eso era algo que, en este lugar, jamás podría hacer.

—Vamos por ti, Jeon... —escuché en un susurro, o al menos eso me imaginé, pero volví a escuchar lo mismo y eso no fue parte de mi imaginación—. Vamos por ti y tu culito.

—Te meteré mi polla hasta el fondo —escuché a otra persona e instintivamente metí mi mano debajo de mi cabecera, agarrando la navaja echa a mano—. Vamos Jeon, entrégate solito.

—Yoongi —susurré asustado, pero éste no respondió, asomé mi cabeza hacia su cama y éste se apegó lo más que pudo a la pared.

Escuché como abrían la cerradura de la celda con una llave, lo cual solo significaba una cosa, uno de los guardias les daba ese acceso a los reos y ahora por ese hecho yo me encontraba en peligro. La sacaron de la cerradura y abrieron del todo la celda, una cabeza, dos cabezas y una tercera pude divisar desde mi cama, era la ventaja de dormir en la de arriba.

—Sal de aquí, Min —le ordenaron a mi compañero, quien enseguida se levantó y abandonó la celda—. Bien Jeon, ya sabes que queremos de ti, no hagas las cosas más difíciles.

—Está arriba —dijo otro, subió en la cama de Yoongi y me miró—. Pero si estás despierto, mucho mejor.

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